Bueno, en mi reto contra Tyren ya dije que era el fragmento del final de una de mis historias. Esas historias las creé en un cuaderno cuando tenía entre 6 y 11 años el cual ahora me he decidido a adaptarlas a un lenguaje más cultural, avanzado y mejorar su historia. En total son 12 historias de unos 20-25 capítulos. Intentaré pasar los capítulos adaptados a internet cuando tenga tiempo.
Me darías gran apoyo si votas la historia en Wattpad: Jumpe - Wattpad
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En el año 2016, varios adolescentes de todo el mundo han recibido un extraño poder, poderes divinos. A la vez en el universo se han abierto grietas dimensionales que llevan a otros mundos paralelos, donde criaturas desconocidas pasaran por ellos y algunas llegando a La Tierra para destruirla. Estos jóvenes han formado un gremio, los guerreros del Salto Eterno, el gremio Jumpe (Jump Eternal).
Eran las doce de la noche, yo estaba en mi casa con mis dos hermanos y mi única hermana. Mis dos hermanos son gemelos, alardean de ser "guapos". Son rubios con ojos azules, lo típico. Aprovechaban esto para intercambiarse sus parejas y divertirse un poco. Los dos tienen diecisiete años.
Mi hermana tiene catorce años. Es morena con ojos marrón café. Siempre se preocupa por nosotros
Hoy yo me cansé de que mis hermanos se intercambiaran las novias. Así que empecé a pelearme con Axel. Eran simples gritos, luego agarramientos, hasta que sin querer lo empujé contra la ventana del segundo piso.
- ¡¿Qué has hecho?! - Dijo Ayden al haber visto la escena.
Mi hermana empezó a llorar, eso me afectó y salí huyendo de la casa. Mi hermano Ayden estaba furioso, apretando los puños viendo como yo me iba alejando del hogar, observando de como yo huía por esa estúpida pelea que llevó a un clarísimo error.
Corrí hasta el río que quedaba al lado de la ciudad. Me djé caer de rodillas y empecé a llorar. Tanto que parecían cascadas en mis ojos. No eran simples lágrimas, eran lágrimas de sufrimiento, como si de sangre se tratase.
Mi hermana me encontró y me abrazó por detrás.
- No te preocupes, todo saldrá bien... - Me dijo mi hermana Mei.
- ¡Erick! - Gritó mi hermano Ayden a la vez que apartaba a Mei de mi y me da un patada en la espalda, haciéndome caer así al río.
- ¿Qué haces Ayden? - Contestó Mei llorando de nuevo.
Salí del río mirando a Ayden con atención, al igual el a mi. Me acerqué a él lentamente. Cuando nos pusimos cara a cara le cogí de la camisa y lo puse contra el árbol.
- ¡¿Crees qué yo me siento bien?!, ¡¿Crees que te miraré de la misma manera al igual que a papá y mamá?!, ¡¿CREES QUE ERES EL ÚNICO QUE SE SIENTE MAL?! - Le dije intentando aclarar todo el dolor que sentía.
No dijo nada. Puso una cara de enfurecido y me pegó en la cara. Lo dejé caer al suelo y me di la vuelta tocándome en la mejilla donde me pegó. Vino rápidamente hacia mi me cogió del cuello, me estaba ahogando, ¡Quería matarme!. Las lágrimas de mi hermana eran cada vez más fuertes. Yo ya no podía respirar, me sentía débil. Sé que en algún lugar de este universo habría algo que me esperaría al morir, así que no le temía a la muerte. Ya era la hora de irme...
- ¡Erick, si mueres ahora el futuro estará en peligro! -
Estaba escuchando una voz, se notaba que era de una chica. ¿El futuro en peligro sin mi? ¿Por qué?. De repente, mientras cerraba los ojos veía a una chica muy hermosa ante mis ojos. Parecía que solo yo podía verla. Me tocó el pecho y dijo:
- Erick, si mueres ahora... El universo dejará de existir... -
Empecé a sentirme más fuerte, más poderoso, más potente.
- ¡Aaaaah! - Grité mientras me separaba de los brazos de Ayden.
- ¿Tu poder ya a despertado?... No puedo creerlo, siento que eres más poderoso que yo... - Respondió Ayden al respecto.
- ¿Sientes mi poder?, ¿Qué sabes respecto a esto Ayden? - Le dije.
- Nada... Ya lo verás con el tiempo... Te diré que solo tú y yo somos "humanos" perfectos - Contestó mientras sonreía.
Al instante Ayden desapareció con mi hermana Mei.
- ¡¿Qué?! ¿Y Mei? - Dije confuso.
La cosa se ponía interesante. Pensé que seguramente no eramos los únicos a lo que el llamaba "humanos" perfectos. Pensé que tendría que haber más personas con este poder. Aún así no le eché tiempo al cuento, así que seguía con mi vida cotidiana.
Me llamo Erick, tengo dieciséis años. Nací en una ciudad al Noroeste de Cádiz, España. Mi madre trabaja en una tienda de ropa multinacional y mi padre es el mayor magnate de mi país. No me gusta presumir de estas cosas, así que intento vivir como una persona normal, y no como un "ricachón" de esos. Desde aquel acontecimiento vivo solo, mis padres de viajes, un hermano muerto, y los otros dos desaparecidos.
Yo estaba viendo la televisión hasta que escuché un meteorito caer en el patio trasero, la casa temblaba una barbaridad. Salí a ver y apareció una persona muy extraña, pelo morado, ojos naranjas y una vestimenta del siglo XI mezclada con armaduras.
- ¿Eres el perfecto al que me encargaron aniquilar? -
En ese momento pensé de que en efecto no eramos los únicos "humanos" perfectos.
Mi hermana tiene catorce años. Es morena con ojos marrón café. Siempre se preocupa por nosotros
Hoy yo me cansé de que mis hermanos se intercambiaran las novias. Así que empecé a pelearme con Axel. Eran simples gritos, luego agarramientos, hasta que sin querer lo empujé contra la ventana del segundo piso.
- ¡¿Qué has hecho?! - Dijo Ayden al haber visto la escena.
Mi hermana empezó a llorar, eso me afectó y salí huyendo de la casa. Mi hermano Ayden estaba furioso, apretando los puños viendo como yo me iba alejando del hogar, observando de como yo huía por esa estúpida pelea que llevó a un clarísimo error.
Corrí hasta el río que quedaba al lado de la ciudad. Me djé caer de rodillas y empecé a llorar. Tanto que parecían cascadas en mis ojos. No eran simples lágrimas, eran lágrimas de sufrimiento, como si de sangre se tratase.
Mi hermana me encontró y me abrazó por detrás.
- No te preocupes, todo saldrá bien... - Me dijo mi hermana Mei.
- ¡Erick! - Gritó mi hermano Ayden a la vez que apartaba a Mei de mi y me da un patada en la espalda, haciéndome caer así al río.
- ¿Qué haces Ayden? - Contestó Mei llorando de nuevo.
Salí del río mirando a Ayden con atención, al igual el a mi. Me acerqué a él lentamente. Cuando nos pusimos cara a cara le cogí de la camisa y lo puse contra el árbol.
- ¡¿Crees qué yo me siento bien?!, ¡¿Crees que te miraré de la misma manera al igual que a papá y mamá?!, ¡¿CREES QUE ERES EL ÚNICO QUE SE SIENTE MAL?! - Le dije intentando aclarar todo el dolor que sentía.
No dijo nada. Puso una cara de enfurecido y me pegó en la cara. Lo dejé caer al suelo y me di la vuelta tocándome en la mejilla donde me pegó. Vino rápidamente hacia mi me cogió del cuello, me estaba ahogando, ¡Quería matarme!. Las lágrimas de mi hermana eran cada vez más fuertes. Yo ya no podía respirar, me sentía débil. Sé que en algún lugar de este universo habría algo que me esperaría al morir, así que no le temía a la muerte. Ya era la hora de irme...
- ¡Erick, si mueres ahora el futuro estará en peligro! -
Estaba escuchando una voz, se notaba que era de una chica. ¿El futuro en peligro sin mi? ¿Por qué?. De repente, mientras cerraba los ojos veía a una chica muy hermosa ante mis ojos. Parecía que solo yo podía verla. Me tocó el pecho y dijo:
- Erick, si mueres ahora... El universo dejará de existir... -
Empecé a sentirme más fuerte, más poderoso, más potente.
- ¡Aaaaah! - Grité mientras me separaba de los brazos de Ayden.
- ¿Tu poder ya a despertado?... No puedo creerlo, siento que eres más poderoso que yo... - Respondió Ayden al respecto.
- ¿Sientes mi poder?, ¿Qué sabes respecto a esto Ayden? - Le dije.
- Nada... Ya lo verás con el tiempo... Te diré que solo tú y yo somos "humanos" perfectos - Contestó mientras sonreía.
Al instante Ayden desapareció con mi hermana Mei.
- ¡¿Qué?! ¿Y Mei? - Dije confuso.
La cosa se ponía interesante. Pensé que seguramente no eramos los únicos a lo que el llamaba "humanos" perfectos. Pensé que tendría que haber más personas con este poder. Aún así no le eché tiempo al cuento, así que seguía con mi vida cotidiana.
Me llamo Erick, tengo dieciséis años. Nací en una ciudad al Noroeste de Cádiz, España. Mi madre trabaja en una tienda de ropa multinacional y mi padre es el mayor magnate de mi país. No me gusta presumir de estas cosas, así que intento vivir como una persona normal, y no como un "ricachón" de esos. Desde aquel acontecimiento vivo solo, mis padres de viajes, un hermano muerto, y los otros dos desaparecidos.
Yo estaba viendo la televisión hasta que escuché un meteorito caer en el patio trasero, la casa temblaba una barbaridad. Salí a ver y apareció una persona muy extraña, pelo morado, ojos naranjas y una vestimenta del siglo XI mezclada con armaduras.
- ¿Eres el perfecto al que me encargaron aniquilar? -
En ese momento pensé de que en efecto no eramos los únicos "humanos" perfectos.
Había tentación en el ambiente. Esa persona tan rara quería eliminarme, yo ni siquiera sabía pelear, bueno... Al menos eso pensaba, hasta que me di cuenta de que mi cuerpo se movía casi por si solo.
- Me envía Ayden, lider del gremio Khaos - Dijo él.
- ¿Crees qué a mi me interesa eso? - Le contesté.
- Debería, así cuando llegue al infierno recordarás por cual gremio fuiste eliminado - Respondió.
- Que te lo crees tu, soñar es gratis amigo mío - Le dije.
El extraño al yo decirle eso sonrío y rápidamente vino a pegarme en la cara. Sin pensarlo moví la cabeza a un lado y lo esquivé, pero al instante recibí un rodillazo suyo en el estómago que me envió a chocar contra el muro del jardín.
Me desprendí de la pared y era mi turno para demostrarle que le iba a dar la mayor paliza de su vida, pero no, cuando fui hacia me hizo un placaje con su cuerpo que me envió hacia arriba. Cuando caí me pisó la cabeza.
- Te creía más fuerte, Erick - Dijo él
- Agh... -
Le cogí de la pierna con la que me pisaba y lo tiré al suelo, al instante le pegue en la cara.
- Y yo de que fueras menos subnormal - Contesté.
Volvió a sonreír. El seguía en el suelo, así que aprovecho a dar me una patada en la barriga que me noqueara unos segundos. Esos segundos los aprovecho para golpearme en la cara y estamparme contra la casa.
Me desprendí de la pared de la casa y me puse en mi posición.
- Venga, yo también debo de tener algo especial joder - Pensé.
Hacia cualquier movimiento haber si salía algo, me concentraba pero tampoco.
- Joder, no estoy hiendo a ningún lado. Parece como si estuviera en el Limbo. - Pensé nuevamente.
Claro, esa es la palabra, Limbo, esa palabra era la clave para desvelar mi poder. De la nade, pequeñas bolitas de luz estaban haciendo una forma en mi mano, formaban una espada, y esas bolitas de luz se convirtieron en materia.
- ¡Esto es otra cosa joder! - Dije emocionado.
Era un espada de acero, con un mango de color barro, pero tan duro como el diamante. En el centro del mango tenía como una especie de rubí.
- Es hora de partirte el culo amigo - Le dije.
- No soy amigo, soy Alex - Contestó.
- Bueno Alex, esto se pone bastante bien - Respondí mientras me ponía en posición.
- Ni que lo digas - Dijo Alex.
Los dos corrimos hacia el otro. Mientras el venía hacia mi sacó su espada de la misma manera que la mía pero sin decir nada, no como yo. Al instante nuestras espadas se encontraron, el acero del filo de nuestras espadas hacia saltar chispas.
- La cosa está que arde amigo mio - Dije al momento.
- Ni que lo digas - Me contestó él.
Al instante de eso, me pegó un izquierdazo el cual hizo que me fuera para el lado y estuviera indefenso contra él. Aprovechó el momento y me pegó un espadazo en la espalda, haciéndome un gran corte.
- ¡Aaaah! -
Rápidamente le di un codazo con el brazo derecho, el cual también sujetaba mi espada y aproveché para hacerle un pequeño corte en la cara.
Mientras surgía esa pelea alguien nos miraba, la chicaba que me salvó de aquella situación, miraba esa pelea. En cuanto la vi me sorprendí y me quedé viéndola. Ella me sonrió y me dijo desde allí sin voz, tan solo moviendo los labios:
- Debes quitarle el corazón -
Alegremente le sonreí para confirmar que lo entendí y me fui hacia él y lo empujé contra el muro. Le hice un corte en el pecho para ver su corazón.
- ¡Aaaah!, ¿Qué haces maldito capullo! - Contestó Alex.
- Quitarte lo que no te mereces. - Le respondí.
Al momento le quité el corazón sin pensármelo. Los ojos de Alex se volvierón negros, o eso, o es que su pupila agrandó. Trasmitía un aura más oscura. Me cogió del cuello y me lanzó a varios metros.
- ¿No ha funcionado? - Pensé.
Vino rápidamente hacia mi y me pisó en el estómago mientras yo estaba tumbado en el suelo. Vomité sangre por la boca, se sentía horrible, pero me sirvió para convertirme en lo que sería. Me arrancó un brazo como si nada.
- ¡Aaaaaaaah! ¡Joder! -
- ¡Vas a morir! - Gritó Alex.
Yo esquivaba sus movimientos en cuanto me levanté. Mientras los esquivaba todos pensé en alguna manera de acabar con él. Lo de arrancarle el corazón no funcionó, así que no tenía otra que evadir y pensar. Si le golpeaba me lo contraatacaría.
- ¿Si eso no funcionó que será? - Pensé. - ¿Y si ese no es su verdadero corazón?, ¿Y si su corazón lo tiene en otro lado? -
- Me envía Ayden, lider del gremio Khaos - Dijo él.
- ¿Crees qué a mi me interesa eso? - Le contesté.
- Debería, así cuando llegue al infierno recordarás por cual gremio fuiste eliminado - Respondió.
- Que te lo crees tu, soñar es gratis amigo mío - Le dije.
El extraño al yo decirle eso sonrío y rápidamente vino a pegarme en la cara. Sin pensarlo moví la cabeza a un lado y lo esquivé, pero al instante recibí un rodillazo suyo en el estómago que me envió a chocar contra el muro del jardín.
Me desprendí de la pared y era mi turno para demostrarle que le iba a dar la mayor paliza de su vida, pero no, cuando fui hacia me hizo un placaje con su cuerpo que me envió hacia arriba. Cuando caí me pisó la cabeza.
- Te creía más fuerte, Erick - Dijo él
- Agh... -
Le cogí de la pierna con la que me pisaba y lo tiré al suelo, al instante le pegue en la cara.
- Y yo de que fueras menos subnormal - Contesté.
Volvió a sonreír. El seguía en el suelo, así que aprovecho a dar me una patada en la barriga que me noqueara unos segundos. Esos segundos los aprovecho para golpearme en la cara y estamparme contra la casa.
Me desprendí de la pared de la casa y me puse en mi posición.
- Venga, yo también debo de tener algo especial joder - Pensé.
Hacia cualquier movimiento haber si salía algo, me concentraba pero tampoco.
- Joder, no estoy hiendo a ningún lado. Parece como si estuviera en el Limbo. - Pensé nuevamente.
Claro, esa es la palabra, Limbo, esa palabra era la clave para desvelar mi poder. De la nade, pequeñas bolitas de luz estaban haciendo una forma en mi mano, formaban una espada, y esas bolitas de luz se convirtieron en materia.
- ¡Esto es otra cosa joder! - Dije emocionado.
Era un espada de acero, con un mango de color barro, pero tan duro como el diamante. En el centro del mango tenía como una especie de rubí.
- Es hora de partirte el culo amigo - Le dije.
- No soy amigo, soy Alex - Contestó.
- Bueno Alex, esto se pone bastante bien - Respondí mientras me ponía en posición.
- Ni que lo digas - Dijo Alex.
Los dos corrimos hacia el otro. Mientras el venía hacia mi sacó su espada de la misma manera que la mía pero sin decir nada, no como yo. Al instante nuestras espadas se encontraron, el acero del filo de nuestras espadas hacia saltar chispas.
- La cosa está que arde amigo mio - Dije al momento.
- Ni que lo digas - Me contestó él.
Al instante de eso, me pegó un izquierdazo el cual hizo que me fuera para el lado y estuviera indefenso contra él. Aprovechó el momento y me pegó un espadazo en la espalda, haciéndome un gran corte.
- ¡Aaaah! -
Rápidamente le di un codazo con el brazo derecho, el cual también sujetaba mi espada y aproveché para hacerle un pequeño corte en la cara.
Mientras surgía esa pelea alguien nos miraba, la chicaba que me salvó de aquella situación, miraba esa pelea. En cuanto la vi me sorprendí y me quedé viéndola. Ella me sonrió y me dijo desde allí sin voz, tan solo moviendo los labios:
- Debes quitarle el corazón -
Alegremente le sonreí para confirmar que lo entendí y me fui hacia él y lo empujé contra el muro. Le hice un corte en el pecho para ver su corazón.
- ¡Aaaah!, ¿Qué haces maldito capullo! - Contestó Alex.
- Quitarte lo que no te mereces. - Le respondí.
Al momento le quité el corazón sin pensármelo. Los ojos de Alex se volvierón negros, o eso, o es que su pupila agrandó. Trasmitía un aura más oscura. Me cogió del cuello y me lanzó a varios metros.
- ¿No ha funcionado? - Pensé.
Vino rápidamente hacia mi y me pisó en el estómago mientras yo estaba tumbado en el suelo. Vomité sangre por la boca, se sentía horrible, pero me sirvió para convertirme en lo que sería. Me arrancó un brazo como si nada.
- ¡Aaaaaaaah! ¡Joder! -
- ¡Vas a morir! - Gritó Alex.
Yo esquivaba sus movimientos en cuanto me levanté. Mientras los esquivaba todos pensé en alguna manera de acabar con él. Lo de arrancarle el corazón no funcionó, así que no tenía otra que evadir y pensar. Si le golpeaba me lo contraatacaría.
- ¿Si eso no funcionó que será? - Pensé. - ¿Y si ese no es su verdadero corazón?, ¿Y si su corazón lo tiene en otro lado? -
Ya estaba muy cansado, el me dejó descansar un momento. Yo, angustiado mirándole con desprecio, le dije.
- ¿Por qué me dejas descansar? -
- No sería divertido si no viera tu verdadero poder - Me contestó.
- Cuando acabe contigo tendré una historia que contar - Le respondí.
- Jajaja, veo que no sabes del tema. ¿Una historia que contar?, ahora mismos portales de todas las dimensiones se están uniendo y fusionando, no eres el único perfecto que quiere hacer el bien, es decir, solo eres uno del montón. -
- ¿Uno del montón? ¿Acaso hay más "perfectos" bondadosos? - Le dije.
- Sí, y tú eres el más débil de los 3 futuros héroes - Me respondió.
- ¡¿Qué?!... -
Se vino corriendo hacia mi y empezó a pegarme múltiples puñetazos en el estómago, yo soltaba bastante cantidad de sangre por la boca. El golpe final que me dio me lanzó contra el árbol, el golpe era tan devastador que lo rompió.
Yo no podía más, estaba cansado. Cuando me quise dar cuenta mis heridas habían sanado, incluso había recuperado el brazo que me faltaba. Los dos nos quedamos de piedra...
- E-eres de tipo demonio. Será mejor que acabe contigo cuanto antes - Dijo Alex.
Aún así no recuperé mis fuerzas, yo seguía tumbado de aquel golpe mirando al cielo, pensando de todos los mundos que hay en nuestro al rededor, de todo lo que había dicho él.
Alex me cogió de la camisa, hizo aparecer su espada y me la clavó en el corazón. Luego de eso el individuo y el meteorito desaparecieron.
- ¡Erick! - Dijo la chica que escuché la primera vez.
Ella me cogió en brazos y me llevó a una especie de base, donde me puso en una camilla. Un hombre con una bata blanca vino y dijo.
- Déjamelo a mi -
Ella afirmó con la cabeza. Ese hombre era un mago, me salvó antes de morirme, reparó mi aura y forzó mi regeneración para curar el corazón. La chica estuvo esperando al lado mía todo el rato hasta que yo despertara.
Me desperté con un gran dolor de cabeza, mirando a mi al rededor, estaba acostado en una cama y a mi izquierda estaba sentada ella durmiendo. Me levante sin hacer ruido, estaba bastante avergonzado porque estaba desnudo, ¡Y a saber lo que había pasado!. Intenté buscar mi ropa pero no la encontraba. Ella se despertó y me saludo, yo me tape mis intimidades y dije.
- ¿Qué haces mirando? ¿Dónde está mi ropa? -
- Ah... La tiramos, y te hemos diseñado una nueva, con decir la palabra "Limbo" te vestirás. - Me contestó.
- ... Limbo -
Aparecieron en mi cuerpo una camisa roja con una J blanca en mi pecho de símbolo, una chaqueta de cuero blanca, unos pantalones vaqueros blancos, ropa interior blanca y roja y unas deportivas de lo mismo.
- Mola... - Respondí.
- ¿A que sí? - Me dijo ella sonriendo.
- ¿Cómo habéis hecho todo esto?, es decir, la ropa. -
- Supongo que escuchaste eso de humanos "perfectos", nosotros lo llamamos guerreros de la luz u oscuridad, y el poder bondadoso que solo los héroes reciben lo llamamos "El poder de el Salto Eterno". - Me contestó.
- *Alerta, grieta dimensional abierta a dos kilómetros, alerta, grieta dimensional abierta a dos kilómetros* -
Una alarma sonó avisando de que una especie de grieta dimensional se había abierto a dos kilómetro a la redonda. Ella me agarró de la mano y me dijo que teníamos que ir allí para cerrar eso. No sabía donde me encontraba, tampoco quien era ella ni eso de los "héroes", pero ella necesitaba mi ayuda, y yo se la di.
Salimos corriendo dirigiéndonos hacia allí. Íbamos a tirarnos desde una especie de nave.
- ¿Sabes volar? - Me preguntó.
- ¡¿Qué?!... - Le contesté.
Ella me empujó desde la nave. Yo estaba asustado, tenía miedo de estamparme con el suelo.
- ¡Di Limbo! ¡Aún no puedes controlar tu poder para hacer cosas increíbles sin decir la palabra! - Me gritó.
Lo dije, y empecé a volar, mal, pero volé. No dirigimos a mucha velocidad hasta el punto de aquel portal. Tal y como estaba ella no pintaba nada bueno.
- ¿Por qué me dejas descansar? -
- No sería divertido si no viera tu verdadero poder - Me contestó.
- Cuando acabe contigo tendré una historia que contar - Le respondí.
- Jajaja, veo que no sabes del tema. ¿Una historia que contar?, ahora mismos portales de todas las dimensiones se están uniendo y fusionando, no eres el único perfecto que quiere hacer el bien, es decir, solo eres uno del montón. -
- ¿Uno del montón? ¿Acaso hay más "perfectos" bondadosos? - Le dije.
- Sí, y tú eres el más débil de los 3 futuros héroes - Me respondió.
- ¡¿Qué?!... -
Se vino corriendo hacia mi y empezó a pegarme múltiples puñetazos en el estómago, yo soltaba bastante cantidad de sangre por la boca. El golpe final que me dio me lanzó contra el árbol, el golpe era tan devastador que lo rompió.
Yo no podía más, estaba cansado. Cuando me quise dar cuenta mis heridas habían sanado, incluso había recuperado el brazo que me faltaba. Los dos nos quedamos de piedra...
- E-eres de tipo demonio. Será mejor que acabe contigo cuanto antes - Dijo Alex.
Aún así no recuperé mis fuerzas, yo seguía tumbado de aquel golpe mirando al cielo, pensando de todos los mundos que hay en nuestro al rededor, de todo lo que había dicho él.
Alex me cogió de la camisa, hizo aparecer su espada y me la clavó en el corazón. Luego de eso el individuo y el meteorito desaparecieron.
- ¡Erick! - Dijo la chica que escuché la primera vez.
Ella me cogió en brazos y me llevó a una especie de base, donde me puso en una camilla. Un hombre con una bata blanca vino y dijo.
- Déjamelo a mi -
Ella afirmó con la cabeza. Ese hombre era un mago, me salvó antes de morirme, reparó mi aura y forzó mi regeneración para curar el corazón. La chica estuvo esperando al lado mía todo el rato hasta que yo despertara.
Me desperté con un gran dolor de cabeza, mirando a mi al rededor, estaba acostado en una cama y a mi izquierda estaba sentada ella durmiendo. Me levante sin hacer ruido, estaba bastante avergonzado porque estaba desnudo, ¡Y a saber lo que había pasado!. Intenté buscar mi ropa pero no la encontraba. Ella se despertó y me saludo, yo me tape mis intimidades y dije.
- ¿Qué haces mirando? ¿Dónde está mi ropa? -
- Ah... La tiramos, y te hemos diseñado una nueva, con decir la palabra "Limbo" te vestirás. - Me contestó.
- ... Limbo -
Aparecieron en mi cuerpo una camisa roja con una J blanca en mi pecho de símbolo, una chaqueta de cuero blanca, unos pantalones vaqueros blancos, ropa interior blanca y roja y unas deportivas de lo mismo.
- Mola... - Respondí.
- ¿A que sí? - Me dijo ella sonriendo.
- ¿Cómo habéis hecho todo esto?, es decir, la ropa. -
- Supongo que escuchaste eso de humanos "perfectos", nosotros lo llamamos guerreros de la luz u oscuridad, y el poder bondadoso que solo los héroes reciben lo llamamos "El poder de el Salto Eterno". - Me contestó.
- *Alerta, grieta dimensional abierta a dos kilómetros, alerta, grieta dimensional abierta a dos kilómetros* -
Una alarma sonó avisando de que una especie de grieta dimensional se había abierto a dos kilómetro a la redonda. Ella me agarró de la mano y me dijo que teníamos que ir allí para cerrar eso. No sabía donde me encontraba, tampoco quien era ella ni eso de los "héroes", pero ella necesitaba mi ayuda, y yo se la di.
Salimos corriendo dirigiéndonos hacia allí. Íbamos a tirarnos desde una especie de nave.
- ¿Sabes volar? - Me preguntó.
- ¡¿Qué?!... - Le contesté.
Ella me empujó desde la nave. Yo estaba asustado, tenía miedo de estamparme con el suelo.
- ¡Di Limbo! ¡Aún no puedes controlar tu poder para hacer cosas increíbles sin decir la palabra! - Me gritó.
Lo dije, y empecé a volar, mal, pero volé. No dirigimos a mucha velocidad hasta el punto de aquel portal. Tal y como estaba ella no pintaba nada bueno.
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