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[Historia] Vórtice [20/7/15] Cap 4: 2094

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Karlsetin

Leyenda de WaH
Esta es mi primera historia desde que volví a tener pc, la primera desde la perdida de todos mis antiguos escritos, la primera desde que decidimos crear un universo juntos Tyren y yo. Está inspirada en un antiguo elemento que tuvo su origen en un sueño del año 2006, que posteriormente tuvo un intento de obra narrativa que tuvo que ser cancelado por la perdida del pendrive, pero ahora es su turno de poder ser real. Seguramente el nombre de White International te pueda sonar conocido si eres lector del Festival de la Victoria, aquí podrás conocer el origen y razón de ese nombre... ¿O creías acaso que a Tyren sólo se le antojó ponerle nombre así a una compañía que se nombraría una vez y de la que nunca nadie volvería a saber?



VORTICE

LA BATALLA DE WHITE INTERNATIONAL



Calayax
1/20
Omnisciente y primera persona.​


Como ya se ha vuelto frecuente, a mi pareja y mejor amigo.
Gracias Tyren por ser parte importante de mi vida desde ese día en que comentaste en mi perfil que había otro escritor y yo te dije de que podríamos trabajar juntos...
Costó tiempo que te hicieras a la idea, y la muerte de una idea que venías gestando pero ha sido algo maravilloso para los dos, y ha sido una gran experiencia para mi tener un colega como tú.





PROLOGO​


Francis J. Smith, presidente general de White International, recorría los pasillos de la compañía pensativo, el joven Henry Whittemore acababa de cumplir dieciséis y aquello significaba que sólo le quedarían dos años más de gobierno en la compañía.

Se detuvo ante el ventanal interior del edificio, apoyó sus codos en la baranda y entrecruzó sus dedos bajo su mentón, meditativo. Una parte de él sentía que estaba bien, que aquel era su trabajo, que él debería ser el presidente hasta que el hijo de Charles E. Whittemore tuviera la edad suficiente para hacerse a cargo de la compañía. Pero por otra parte se sentía frustrado, saber que por más que se esforzara la compañía acabaría en manos de un muchacho no le provocaba una gran alegría. Deseó entonces poder hacer que la compañía fuera solamente suya, y fue en ese preciso momento en que la palabra “Guerra” llegó a su mente y llegó esta idea con tanta fuerza que comenzó inmediatamente a imaginar varios tipos de estas armas.

Acababa de comenzar una nueva era para White International, una era que volvería a la compañía pacifista de Charles E. Whittemore, en la compañía bélica de J. Smith. Aquella misma tarde llamaría a una rueda de prensa para hacer pública su decisión empresarial, sabiendo que con el solo hecho de difundir aquella nueva implementación daría a White International enormes ganancias, la mesa directiva se inclinaría completamente a su favor.

CAPITULO I: UN DESASTRE EN EL PUENTE​

El camión se desplazaba por el carril central de un puente de seis pistas y casi un kilómetro de largo que conectaban el continente con ciudad Ciro, a simple vista lucía como un camión de carga y descarga de petróleo, aunque carecía completamente de señalética alguna que pudiera indicar su origen o destino, y sólo las palabras “PELIGRO” en rojo a cada lado de su cilindro metálico eran capaces de dar alguna pista acerca de su real contenido. Su chofer era un hombre de contextura gruesa, pecho velludo, brazos quemados hasta la mitad del antebrazo, mirada cansada, rondaba los 45 años, llevaba una espesa y descuidada barba; en el haciendo del copiloto llevaba además una caja llena de alitas de pollo que había comprado en una de las paradas del camino, en el espejo retrovisor llevaba colgando un rosario y junto al volante una foto en la que podían distinguirse las dos mujeres de su vida, su hija y su querida esposa, sobre el panel se encontraba también una bailarina hawaiana que danzaba junto a los movimientos del camión, lo que le daba a la cabina un ambiente totalmente personalizado. Él lleva conduciendo desde hace algunas horas, desconociendo también lo que transportaba y sólo teniendo en mente el objetivo de la carga que consistía en la colosal estructura central de ciudad Ciro consistente en la base de operaciones, torres de control, edificios corporativos y demás de la multinacional conocida como White International; conducía relajado escuchando una canción de los Beattles bajo un cielo nocturno cuando se dio cuenta de que unas extrañas furgonetas, de color negro y vidrios polarizados, aparecían de improviso en su camino.

- ¡Rayos! Lo que faltaba – dijo y se dispuso a hacer sonar el claxon para que despejaran el camino y pudiera llegar a su destino.

Pero entonces se dio cuenta de algo que le heló la sangre, una furgoneta que se había colocado estratégicamente delante del camión había abierto sus puertas traseras dejando ver a un sujeto con una máscara roja que simulaba una inmensa sonrisa, del mismo modo que una máscara de teatro, y en sus manos tenía lo que parecía ser un inmenso lanzacohetes.

- Mier…- dijo instintivamente mientras se disponía a hacer girar el camión, olvidándose por completo de lo peligrosa de su carga, conocía demasiado bien la potencia de un lanzacohetes como para estar preocupado de lo que fuera que llevara en la cola de su camión.

Entonces el vehículo sufrió los saltos ocasionados por pasar por sobre aquellas barreras que había entre los carriles centrales y los laterales, para impedir que los autos de los carriles de los costados se cruzaran con los de la vía central y junto a ello el impactando contra una de las furgonetas que terminó sacando del camino, mientras el sujeto del lanzacohetes lo levantaba para apuntar mejor a su objetivo. Luego todo ocurrió demasiado rápido. El cohete voló a gran velocidad mientras el chofer desesperado saltaba sobre la calzada, la explosión retumbaba sobre el puente y el camión se disponía a caer sobre el chofer, entonces él cerró los ojos con fuerza suplicándole a Dios que su hija pudiera estar bien con su esposa, a la vez que esperaba sentir las toneladas de metal arrebatándole la vida, pero al instante abrió los ojos y lo vio, entre las llamas que habían resultado de la explosión y sosteniendo las toneladas del camión, vestía lo que parecía ser una armadura de metal con un enorme vórtice en su pecho.

- ¿Qué esperas? Sal de aquí, en otro momento podrás contarle a tu familia como escapaste de la muerte – sin pensarlo dos veces el hombre se apresuró en levantarse y echar a correr por el puente hacia el continente. – Vaya que corre rápido, para lo gordo que se veía – rió el hombre de metal, para de un momento a otro hacer volar la cabina del camión con unas poderosas ondas que salían de sus manos.

Al verle aparecer los hombres de máscaras rojas sacaron sus metralletas y comenzaron a disparar con gran exaltación, pero él se apresuró en barrer el puente con sus impulsores de ondas haciendo que tanto las furgonetas como sus peculiares miembros se alejaran bastantes metros del camión, incluso que algunas de ellas se precipitaran a las aguas del canal de Ciro.

- Vórtice – dijo entonces otro hombre de metal con una voz completamente ruda y grave, uno que lucía más grande y aterrador que el que acababa de salvar al chofer del camión, tenía pintada una calavera roja y un par de huesos cruzados del mismo color en su pecho, media cerca de dos metros y medio y se encontraba pintada por completo de un negro intenso.
- Aquí voy – dijo entonces y comenzó a correr contra aquél coloso metálico que también corría hacia él.

Bueno, seguramente te estarás preguntando quién soy y qué estoy haciendo aquí, mi nombre es Henry Whittemore, heredero de la gran compañía de White International, fundada por mi abuelo años atrás y que actualmente se encuentra en manos de un sujeto hasta que cumpla la mayoría de edad y bueno, respecto a mis días, mis días son siempre lo mismo desde que mis padres murieron en un accidente de avión.

Todo comenzó hace algunos meses, o quizás sea posible decir que empezó mucho antes el día en que nací o en el que mis padres decidieron casarse, o en el que nació mi padre, o… bueno, ustedes entiendes. Tengo apenas 16 años, pero no soy un chico normal, he recibido la mejor educación del mundo y aprendido de los mejores en las distintas ramas de la compañía que administraba mi padre, desde fuentes de energía, física cuántica, mecánica avanzada, biotecnología y modelos teóricos que sería bastante difícil para un experto en su materia entender. Todo ello mi padre lo hacía con un objetivo claro, que yo fuera el próximo presidente de White International y que como tal supiera entenderme y manejarme en las tres ramas de la compañía, aprendiendo también distintos idiomas y, bueno… haciéndome quien soy ahora. Pero todo cambió el día de la muerte de mis padres, se me ocurrió la estúpida idea de destrozar el mundo con armas que dieran a quien las tuviera el control sobre todos, armamento a niveles tan destructivos que la bomba nuclear sería una carta amistosa en comparación a ellos. Consumido por el odio y deseo de venganza no fui capaz de medir las consecuencias que aquello podría generar, entonces llegó el día en que todo se fue realmente al carajo, entraron a la mansión de mi familia y robaron mis diseños y planos digitalizados, sentí que el mundo caía a mi alrededor, todo cuanto había construido para destruir al mundo podía llegar a caer en manos de alguien que realmente quisiera hacerlo, o peor, y ya estar en manos de alguien así, habían muy pocas opciones ante mí. ¿Decirle a la policía que habían robado mis planos? ¿Recurrir al actual presidente de la compañía y pedirle ayuda siendo que hace unas semanas había declarado abrir una nueva área militarizada en la compañía? No, no podía dejar en manos de otros mis problemas, sabía que aquellos planos acabarían creando el Armagedón, y sabía que el mundo necesitaría un héroe, pero no uno de esos que hay en las historietas o películas, el mundo iba a necesitar uno de verdad, y en ese momento tuve que tomar la decisión más importante de mi vida, volverme desde entonces y para siempre, en Vórtice.


El enemigo acertó un golpe al aíre, pues Henry tenía mayor agilidad con su armadura, ya que aquella contra la que luchaba consistía en un prototipo anterior de la misma que le había sido robado hace un par de meses, y a diferencia de la que actualmente portaba la anterior era mucho más lenta, más pesada, pero con un mejor blindaje a su favor.

- Está bien – dijo apartándose – dime quién mierda eres y que haces con mi tecnología – entonces su enemigo rió.
- ¿Tuya? – volvió a burlarse – No seas ridículo, esta armadura es mía, y yo soy el Gigante Rojo – para Vórtice fue imposible contener la risa.
- Vamos, ¿No sé te ocurrió un mejor nombre? Hasta Red Giga tendría más sentido – bromeó.

Luego en un rápido movimiento Vórtice se lanzó contra aquel rival propulsándose con las ondas de dos disparadores de ondas ubicados a la altura de sus omóplatos para empujar al coloso fuera del puente, una vez en el aire una fuerte explosión de ondas emergió de sus manos abiertas que empujó con fuerza al Gigante Rojo contra las aguas del mar haciendo que un inmenso oleaje chocara contra la costa a la vez que su antigua armadura se precipitaba hasta el fondo.

- Eso ha sido fácil – añadió volviendo al puente, para comenzar a caminar hacia el camión.

Usando ondas de sus manos apagó las llamas que aún ardían, y llegó hasta la cola del camión donde aún lucían las palabras PELIGRO en grande aunque ahora una gran abolladura, dejada por el impacto y la posterior explosión, ocupaba gran parte de la zona de carga del camión, pero en el mismo hecho se podía notar que lo que fuera que hubiera dentro era realmente importante, de otro modo no tenía sentido explicar que aquél cilindro hubiera sido capaz de soportar el impacto de un cohete de aquella envergadura.
Entonces abrió la escotilla, que estaba ahora a ras de piso, e ingresó a la zona de carga, activando la luz del casco para poder tener una mayor percepción del lugar y allí encontró una caja de unos cincuenta por cincuenta centímetros sujetada con firmeza a uno de los costados por unas enormes sogas de carga que se habían encargado de que no sufriera daño alguno después del volcamiento del camión, y al intentar tomarla descubrió su inmenso peso, entonces oyó las sirenas de la policía que seguramente habían recibido la información de lo ocurrido en el puente y se apresuraban en llegar hasta allí, por lo que no tenía tiempo que perder, tomó la caja, ayudado por el sistema mecánico de la armadura que le permitía ampliar su fuerza física, y salió del compartimiento. Para activar el modo de vuelo y llevarse consigo aquella misteriosa carga, sabía por experiencia propia que si era deseado por los hombres de las máscaras rojas entonces debía haber algo de valor en su interior, y considerando que desde que White International anunció una carrera armamentística todo parecía llevar hacia un mismo punto, la guerra y las armas se habían ido apoderando de ciudad Ciro, y lo que fuera que hubiera al interior de la caja debía ir en aquella misma dirección.

Llegó entonces Vórtice hasta una enorme mansión que ocupaba por completo una de las manzanas de la ciudad, tenía cerca de tres pisos y se encontraba en el centro de un inmenso jardín conformado por la totalidad de una colina, y plagado de árboles, hermosos rosales y con una arquitectura rococó que reflejaba un inmenso trabajo, entró sin esperar ser descubierto ya que la misma se encontraba vacía desde la muerte de sus padres. La mansión Whittemore, o el Palacio Blanco, como se conocía por su gran elegancia y su exuberante arquitectura, había sido construida por orden de su bisabuelo Ciro Whittemore en los tiempos de la fundación de ciudad Ciro, y ubicada estratégicamente sobre una de sus tres colinas, desde la que podía apreciarse toda la belleza de la zona, sus aguas claras, los amaneceres desde el océano atlántico y la zona continental del otro lado del canal de Ciro, la diferencia más grande era que por aquél entonces varias hectáreas se extendían a diestra y siniestra hasta el poblado que comenzaba a formarse, y desde la mansión existía un camino directo que llevaba hasta su completo opuesto, consistente en el ente corporativo de White Corp. una inmensa masa de edificios con un diseño completamente avanzado para su época y dueños de algunas de las primeras grandes fábricas la que se destinaba completamente a otorgar empleo a sus actuales ciudadanos. Era difícil por ese entonces prever que toda la gran visual del Palacio Blanco acabaría siendo eclipsada por la existencia de grandes edificios cristalinos que ocuparían gran parte del centro de la isla, también lo habría sido imaginar que el siempre conocido antro de grandes fiestas para la gente de las más altas esferas de la ciudad, ahora se encontrara por completo vacía, puesto que desde la muerte de sus padres Henry había despedido a todo el personal, clausurado las grandes fiestas, y se había decidido a clausurar por completo la mansión para evitar ser molestado, quedado completamente solo en aquella enorme mansión familiar.

Cruzó el enorme vestíbulo cuyo cielo se extendía a más de seis metros sobre su cabeza, haciéndole ver por completo pequeño entre toda la enormidad del lugar, el suelo plagado de cerámicas retrataban un sinfín de diseños sin igual que se entrecruzaban en total armonía, pilares inmensos revestidos de múltiples diseños y formas, y en su final una estatua a tamaño real hecha de mármol blanco que retrataba la viva imagen del fundador de ciudad Ciro, dos enormes escaleras nacían a diestra y siniestra de la estatua, las que subían dibujando un arco hasta el segundo nivel. Henry siguió caminando más allá de las escaleras y de la estatua y llegó hasta el ascensor ubicado estratégicamente tras un falso de pared para no romper la armonía del resto del lugar, llegó entonces e ingresó en el ascensor de servicio para después buscar su collar y sacar de él una llave que acabaría colocando en una abertura casi imperceptible para el ojo poco observador, y al girarla el ascensor comenzó a descender de forma automática, más allá de que el mismo indicara como únicos pisos el 1, 2 y 3 comenzando entonces a bajar más allá de lo que parecía llevar el mismo.

Finalmente, y tras un par de minutos, llegó hasta lo que parecía ser un sótano especialmente ubicado en la base de la colina, y desde el cual podían distinguirse un número casi infinito de computadoras, de máquinas de gran tamaño unos enormes plasmas, y una sección con un montón de máquinas que parecían armadoras industriales; una vez allí Henry dejó la caja sobre un enorme mesón y se dispuso a quitarse la armadura ayudado para ello por una de las maquinas ensambladoras.

Todo esto que estás viendo era la guarida de mi padre, el lugar en que dejaba llevar su imaginación y olvidarse por completo de todas las preocupaciones del día a día, cuando él murió yo no conocía absolutamente nada respecto de aquello, pero sí me fue bastante útil cuando apareció ante mí después del robo de mis cientos de diseños. Aquí se encuentran las primeras máquinas de White Corp. mucho antes de que la misma se volviera una compañía internacional como lo es hoy en día, también existe tecnología bastante avanzada y para mi padre este lugar significó su más grande herencia para mí.

Dos semanas después de su muerte había llegado el abogado y convocado a los pertinentes, Francis J. Smith y a mí. Yo heredaría la compañía aunque estaría bajo la tutela de Francis quien asumiría la presidenta y control total de la misma hasta que yo cumpliera los 18 años, además de las tres propiedades de la familia Whittemore y las distintas infraestructuras, personal y tecnología que tuviera su origen en la compañía. Sin embargo no era parte del testamento éste lugar, en los días que siguieron al robo de mis prototipos, fue Francis quien vino a visitarme y me entregó la llave, dijo que la misma era una copia que le había sido entregada a él en caso de que algo malo le ocurriera a mi padre y que mucho menos sabría cómo usarla, dándome a entender que yo tendría que descubrir su lugar, y tras un largo día recorriendo cada rincón de la mansión fue que acabé encontrando su lugar en el ascensor antes de ir a dormir.

Una vez aquí descubrí todo lo que él tenía escondido, y cuando encendí la computadora central apareció una grabación de mi padre en la que me informaba que aquí tendría todo cuanto necesitara, que aquí él tenía su lugar secreto, y esperaba que yo fuera capaz de hacer grandes cosas, pues ese había sido siempre su objetivo. Al poco tiempo, aquí nacería la primera de dos armaduras, la que acabaría usando ese… ¿cómo era? Ah claro, ese Gigante rojo, y la que llevo yo conmigo. Es aquí donde paso largas horas del día creando, descubriendo y formando una defensiva a los planes bélicos de White International.


De golpe la alarma de su reloj le recordó que a la mañana siguiente tendría que presentarse en White International, para lo que prometía ser la primera de varias visitas para conocer la compañía, siendo dirigido por el sucesor de su padre y con la intención de que pudiera así conocer el completo funcionamiento de la multinacional, ya que como bien sabían él sería el siguiente en ser el director de la compañía y debía, por lo tanto, estar preparado para asumir tan importante cargo. Henry se detuvo un momento para observar aquella caja, su contorno era completamente liso y parecía no tener grieta alguna a pesar del inmenso daño sufrido por el camión, pero se retiró bruscamente ya casi eran las 3 de la mañana y tendría la reunión a eso de las 6, sería mejor tomar una siesta y volver después de la reunión con Smith. Caminó al ascensor giró la llave que se encontraba en su cerradura y éste subió hasta el tercer piso, Henry volvió a girarla y la sacó para guardarla. Caminando entonces por los largos, silenciosos y fríos pasillos alumbrados suavemente por la luz de la luna hasta su cuarto, y teniendo que pasar por fuera del que antes usaban sus padres, lo único que podía tener claro era que a la mañana comenzaría un largo día.

CAPITULO II: UNA VISITA A WHITER INTERNATIONAL.​



Henry Whittemore se encontraba vestido formal, con un traje fino de costura italiana de tonalidad blanca, como era característico en su familia, sus cabellos rubios caían salvajes y despeinados cubriendo parcialmente sus orejas y su piel blanca hacía parecerle una suerte siniestra de vampiro que rehuía constantemente del sol. Estando allí vio llegar un vehículo blanco de vidrios polarizados con el logo de White International, consistentes en una W con tres esferas con los colores primarios simbolizando cada una de las sedes, entonces descendió Smith y avanzó hasta el muchacho, él media un tanto más que el heredero de la compañía, lucía un traje completamente opuesto que el del muchacho siendo de un negro intenso y sin tener una larga cabellera puesto que su cabeza se encontraba completamente rapada y bien afeitada. Al ver al muchacho miró su reloj ubicado en su muñeca derecha y volvió a mirarle.

- Veo que tu padre te ha enseñado bien a ser puntual, me alegra saber que tienes el sentido de la responsabilidad y no eres como otros tantos muchachos de estos días dedicados completamente…

¡Vamos! ¿Es necesario mamarme este discurso tuyo? Estoy aquí, ¿Acaso es muy difícil hacer esto rápido? tengo una inmensa caja cuyos secretos me corroen por dentro. Si, está bien, fui bien educado, mi padre fue un gran hombre, dudas de que pueda ser un buen presidente para la compañía, bla bla bla bla. Oh genial, ya era hora de la información…

- Primero debo decirte que se han presentado algunas complicaciones, esta madrugada un camión que contenía algo importante para nuestra compañía fue atacado por lo que los testigos señalan que era un hombre de metal, su chofer no ha podido ser encontrado para aclarar la información, pero aclarar la situación no lo puedo hacer hasta después de guiarte por la compañía, aunque me temo que deba dejarte si ocurre algo importante – entonces el presidente de la compañía sonrió – Ahora vamos, a ver hasta donde logramos llegar -

Smith comenzó a caminar subiendo la enorme escalera que llegaba hasta la puerta de cristal del edificio corporativo, una enorme torre de 75 pisos, a cada uno de los lados de la escalera había una estatua de un león rugiendo y Henry pudo ver como entraban y salían un montón de personas con traje, corbata y maletines. Así que comenzó a avanzar detrás de su tutor para poder hacer todo lo más rápido posible y volver a su guarida a estudiar el contenido de la caja.

En el interior pudo darse cuenta que había una recepción central, un par de guardias en la entrada y que lo que formaba el primer umbral de la compañía consistía en una enorme fachada de cristal que se elevaba hasta el infinito, ya que todos los pisos poseían balcones desde los que podía verse el mismo, y en su pared más alejada se encontraba un total de cinco ascensores que subían y bajaban y poseían la misma cualidad, la de permitir que sus pasajeros fueran vistos y vieran el exterior.

- En primer lugar, bienvenido a White International central – claramente Henry ya lo conocía, pero Smith debía cumplir con explicar cada detalle por muy obvio que este pudiera ser – los guardias de nuestra compañía son contratados por la agencia de seguridad Seccorp, la cual está certificada como la mejor de ciudad Ciro y se encuentra entre las tres primeras agencias de seguridad de los Estados Unidos y del mundo -
- Bien, veo que la compañía es bastante segura – dijo Henry ante la mirada inquisitiva del empresario, entonces Smith prosiguió con la visita y se detuvo ante el mesón de seguridad donde las secretarias los saludaron a ambos con gran entusiasmo al ver que el pequeño Henry había crecido tanto.
- Ellas son Emma y Claire, son las personas que mantienen el orden dentro del caótico mar de gente que viene y va, conocen por completo nuestros edificios y además conocen los números de contacto para hacer que las personas que aquí vengan puedan contactarse con aquellos que buscan – explicaba al joven el adulto – Sin ellas esto se derrumbaría por completo – Entonces Henry hizo una reverencia para saludarlas a ambas respetuosamente. Siguieron el recorrido entonces hacia los ascensores de cristal.
- ¿Qué opinas de lo que fue robado? – preguntó entonces Henry, y notó como Smith se mostraba preocupado.
- Todo – señaló sin dar gran información acerca del asunto – Dudo que haya sido robado por el chico de metal, pero de haber sido así debería saber que es muy peligroso y que estaría más seguro en nuestra compañía – el aire severo en que lo dijo hizo sentir al pelirrubio por un momento atrapado, querer correr a casa y así evitar que cayera en manos de otro ladrón, pero cambiando bruscamente de tema Smith continuó – Bueno, aquí está la zona de ascensores – dijo parado frente a ellos.
- No te molestes en dar una gran explicación, sé muy bien cómo funciona un ascensor – Smith le dirigió una mirada severa que siguió con una sonrisa.
- Está bien, entonces procedamos – señaló, y se dispuso a tomar el ascensor central. Pero antes de hacer click en el botón se volteó para mirar a su joven alumno – Si tienes razón y sabes cómo es esto, entonces me dirás que hace particular a éste –

Veamos… veamos, ¿Es qué acaso no es obvio que uno debe llevar hasta la oficina central del presidente de White International? Pensó él, pero realmente habían sido pocas las veces que había ido hasta una de las estructuras de la compañía familiar, viajando de lado a lado en el mundo y estudiando de los mejores, Henry Whittemore era un completo extranjero en casa.

- ¿Y bien? – para Henry fue imposible no sonreír pues le había llegado la respuesta al notar que nadie se encontraba en él.
- Claro que lo que hace particular a este ascensor es que no lo puede usar cualquiera, que tiene un acceso restringido y limitado y que a diferencia de los otros dos aquél que lo use puede ir a cualquiera de los pisos que tiene el edificio – Smith sonrió.
- Ya, tienes razón en algo. Pero has olvidado lo más importante – un silencio rotundo – es el único que permite ir a los pisos inferiores, los pisos en que se encuentra la totalidad de laboratorios, zona de investigación, equipos, químicos, reactores y todo cuanto se utiliza para el pleno desarrollo de la compañía –
- O sea que ahí escondes las armas – dijo Henry con una sonrisa victoriosa enrostrándole al empresario el hecho de comenzar la carrera armamentística de la compañía.
- Si, ahí las escondo – dijo tranquilamente – Todos tenemos un secreto señor Whittemore, y sería bueno que no juzgara así como así, no todos desean la caída de la compañía, y mucho menos desean la destrucción de nuestra gran ciudad. Si en algo valoro a ese chico de metal es que logra protegerla, pero no podemos dejar la seguridad del mundo en manos de un muchacho, no podemos ni debemos, no seríamos hombres valientes si nos refugiamos detrás de una armadura ¿Entendido? – en ese momento vibró el teléfono del presidente quien calmadamente lo extrajo de su terno – Discúlpeme – dijo antes de contestar.

Entonces Henry se quedó helado mirando al hombre delante de él, en cierta medida Smith le había entregado la llave del laboratorio secreto de su padre, él había puesto en sus manos lo necesario para hacer de Vórtice una realidad ¿Podía ser acaso qué…?

- Lo siento señor Whittemore – dijo dirigiéndose a Henry – me han llamado porque han encontrado al chofer, quizás ahora podamos saber que ha pasado con la esfera –
- ¿Esfera? – preguntó entonces por inercia
- Si, una esfera. Todo un inmenso camión para transportar una caja con una esfera de energía y radiación que dejaría en ridículo una bomba nuclear. Dios quiera que nadie la abra, porque de hacerlo… - el empresario respiró hondo y volvió a la seriedad – Si alguien abre esa caja le sugiero, señor, que abandone de inmediato la isla. Me temo que tenía que haber puesto un contingente de seguridad en torno al camión, pero no pensé que lo atacarían viéndose como cualquier otro vehículo. Eso, señor, es lo que debe aprender. Aprender de mis errores, de los de sus ancestros y asegurarse de que no se vuelvan a cometer –
- ¡Papá! – sonó de improviso una voz detrás de ambos hombres y al voltearse pudo Henry verla, allí estaba la siempre alegre y hermosa Beatrice Smith, una chica de cabellos negros y lisos que caían a ambos lados de su redondeado rostro, y también vio detrás de ella a Rick Delaware, quien era un joven alto de cabellos castaños y complexión musculosa, el joven Whittemore sintió que su idea de volver a casa tomaría mucho más tiempo del que se temía, pero la idea de tener una bomba nuclear debajo de la colina le atemorizaba. Al reunirse a ellos la chica dio un fuerte abrazo a Henry – Pensé que no te volvería a ver – dijo totalmente alegre, al poco rato llegó Rick con un paso lento.
- Miren quien está aquí – sonrió el pelicastaño, llevaba una chaqueta de mezclilla, la cual tenía un parche en la espalda que retrataba una calavera con dos huesos cruzados debajo, aunque sus mangas se caracterizaban por ser parte de un poleron común y corriente de color negro intenso. Aquella chaqueta era parte de él, casi tanto como sus cabellos castaños– pensé que no te saldrías nunca de ese palacio tuyo amigo mío – añadió con un fuerte estrechón de manos.

¿Era tan necesario que ellos llegaran justo ahora? Beatrice y Rick, mis dos más grandes amigos en todo el mundo, los tres fuimos criados juntos por nuestros padres, y ya llevan un tiempo saliendo juntos, incluso han comprado un departamento en la sexta avenida.

Beatrice es la hija menor de Smith, y como tal es la persona por la que el mismo profesaba un inmenso cariño, es una cantante por excelencia, aunque siempre se ha negado a seguir una vida de cantante profesional y en su lugar se ha dedicado a sacar los títulos en lo relacionado al área de la bioingeniería, para poder buscar alguna cura a muchos de los males que azotan a la humanidad y sintiendo gran admiración por uno de los más grandes bioingenieros rusos, el doctor Ivanov, quien le hizo además clases durante dos años.

En tanto, Rick Delaware es un chico huérfano igual que yo, aunque él había perdido a sus padres mucho antes siendo muy pequeño y había sido criado desde entonces por su tío abuelo, un hombre bastante gruñón y de mal humor llamado Thomas Delaware, quien por alguna razón logró que Rick se volviera una persona bastante ruda y de ser un joven poco atractivo adquiriera un físico digno de cualquier atleta, su espalda ancha, sus brazos bien formados, hacían que quien le viera se sintiera intimidado, pero algo le hacía muy distinto estando ante nosotros dos, pues toda la rudeza se desvanecía y dejaba entrever su buen corazón, a diferencia de lo que muchos puedan pensar de él, no es para nada un deportista y pasa sus horas estudiando mecánica y arreglando vehículos en el taller Thom Delaware pues su tío se ha negado férreamente a permitir que Rick reciba ayuda económica para su educación y le ha obligado a aprender que todo debe ganarlo con el sudor de su frente.

Fue tras la muerte de mis padres que ambos se habían empeñado sin descanso a invitarme a salir, a juntarme con ellos, e incluso a mudarme a su departamento para que fuéramos nuevamente los tres contra el mundo corporativo que nuestros padres tanto defendían. Pero el robo de mis diseños y su eventual utilización en el mundo eran el punto fuerte que me impidió aceptar tenerles a mi lado. No podía ni debía aceptar que ellos corrieran peligro por mis acciones.


- Bueno, yo me retiro – dijo Smith con solemnidad tras abrazar cariñosamente a su hija, Beatrice protestó pero no dio resultado. – Que esté bien señor Whittemore – dijo – Espero informarle si algo nuevo se presenta y que podamos recorrer la estructura en una nueva oportunidad –
- ¿Entonces Whit, que dices? – preguntó Rick, a lo que Henry miró confundido – Tú, Triz y yo, unas buenas cervezas, una película en nuestro departamento, algunas cuantas viejas historias, una que otra película y un día entero para tus viejos amigos – explicó con una sonrisa.
- ¡Sí! – exclamó la chica con alegría – Ya es hora de que nos pongamos al día, nos has tenido demasiado botados últimamente – añadió picando con su dedo la punta de la nariz del heredero de White International de manera juguetona.
- Ya – rió Henry - ¿Pero no creen que debo cambiarme? – entonces la pesada mano de mecánico de Rick se posó con fuerza sobre el terno italiano blanco de Henry, dejando una mancha de aceite de camión sobre la fina tela del terno.
- Amigo, me temo que tendrás que comprar uno nuevo de estos ahora – en el rostro del pelicastaño se retrataba una enorme sonrisa – Así que no creo que vaya a ser un problema ensuciarlo un poco más -
- ¡Está dicho! – exclamó la joven Smith - ¡Los tres unidos una vez más peleando contra la televisión y kilos de comida chatarra! – añadió apuntando hacia la salida de la torre y con un tono que lo hacía sonar bastante épico, sin mencionar la pose heroica que ella retrataba. Por dentro Henry temía lo peor; la caja de plomo en el sótano, la esfera-bomba nuclear, el riesgo para la ciudad, todo era bastante peligroso, pero había algo en él que le hacía negarse a la idea de renunciar a estar con sus amigos.

En un lugar bastante apartado de aquél, un submarino especializado, oteaba incansablemente el fondo rocoso del canal de Ciro con dos focos colocados especialmente a sus costados y llevando un agarre especial delante que le permitiría hacerse con su objetivo una vez encontrado.

- Allí – dijo entonces la voz de una mujer al hombre junto a ella, ambos llevaban aquellas características máscaras rojas de los que habían atacado el camión en el puente la noche anterior.

Al instante los focos fueron dirigidos en la dirección que ella señalaba y pudieron encontrar la armadura del Gigante Rojo enterrada en la arena y mezclada entre las rocas.

- Se ve dañada – dijo entonces el hombre, ya que parecía que la misma había colisionado con fuerza contra uno de los grandes peñascos marinos.
- Eso no será importante – aclaró entonces la chica – Podremos remodelarla, cambiar algunos circuitos, llenarlas de armas, no sé, alguna idea se nos va a ocurrir –
- Pero no olvides que está el cadáver dentro – protestó él.
- Un caído más para una causa mayor – señaló entonces la chica con severidad, entonces el hombre se quedó callado y procedió con lo que tenía que hacer.

De inmediato el agarre del submarino se abrió para tomar el objetivo y luego ser transportado por ellos fuera de la masa acuática del canal de Ciro, sobre ellos el puente de la ciudad aún tenía tres pistas cerradas por la policía y al ver llegar el vehículo de White International abrieron paso a su presidente.

- Señor – dijo solemnemente uno de los oficiales siguiendo al presidente de la compañía – Sígame, por aquí está el chofer del camión –
Entonces llegaron hasta uno de los vehículos policiales en que el chofer prestaba declaración a un hombre de cabellos negro azabache y que lucía realmente importante dentro de la policía de la ciudad.
- Perfecto, capitán Mondragón – dijo Smith al reunirse con él – Ahora permítame hablar con él – añadió.
Allí el hombre que se encontraba prestando declaración se lanzó a los pies de Smith mientras no dejaba de repetir.
- Aquellos hombres con máscaras rojas tenían un lanzacohetes no quería morir tengo una hija tengo una familia esperándome en casa – dijo rápidamente sin dar tregua a pausa alguna.
- No te preocupes – dijo entonces el calvo – Ahora levántate y dime, ¿Cuál es tu nombre? ¿Cómo sobreviviste? – Tras levantarse bastante temeroso el hombre apretaba y doblaba con nerviosismo su gorra de camionero.
- Soy Reyes, señor, Eduardo Reyes y fue Vórtice… él me salvó señor – dijo, mientras los latidos de su corazón aún retumbaban con fuerza en su cabeza – Él impidió que el camión me aplastara –
- ¿Vórtice? – preguntó confundido, la verdad era que por primera vez oía que alguien usara ese nombre para referirse al chico de metal.
- Sí señor – dijo más calmado – Él impidió que aquellos hombres me asesinaran –
- ¿Y sobre la carga? – preguntó Smith - ¿Sabes dónde se encuentra? –
- Creo que él se la llevó – contestó – la verdad no lo recuerdo bien, pues sólo supe correr y lo último que vi era como luchaba contra otro tipo metálico –
- ¿Otro? – era la primera vez que oía sobre un segundo tipo con armadura, y ya era bastante raro oír tanto que gente con armaduras metálicas rondaran la ciudad.
- Si, una armadura con una calavera roja –
- Está bien Eduardo, has sido de gran ayuda y por lo mismo te ofrezco la mía - dijo estirando su mano, y firmando así un trato con el antiguo chofer del camión.

La tarde caía y Henry se encontraba recostado en el suelo junto a sus amigos viendo una película más, riendo y comiendo abundante comida chatarra, olvidándose de todas las preocupaciones que gustaban de atormentarlo.

- Hey Henry ¿Qué dices? – preguntó entonces el gigantón al acabar la película – Con Triz tenemos planeado ir a darnos una vuelta por París, ya sabes, alejarnos de la ciudad por un tiempo, ir a tomar aire lejos de todo esto y creo que sería bueno que fueras con nosotros –

El joven Whittemore se quedó un momento pensativo, luego la mirada de la joven Smith acabó convenciéndole de aceptar, la verdad era que por mucho que tuviera ahora un rol de héroe de la ciudad no podía negarse a aquellos pequeños placeres mundanos.

Hace mucho tiempo atrás él y sus dos amigos solían viajar a Europa, escaparse semanas enteras y sentirse liberados de las presiones paternales. Cuando volvió a la realidad notó que el fortachón le miraba con atención a los ojos.

- Estás perdido amigo – dijo con una sonrisa cuando notó como Henry reaccionaba después de largos segundos – Será mejor que vengas con nosotros, puede que ese nidito tuyo te esté afectando y te haga falta un tiempo de caridad con los viejos tiempos –

- Puede que tengas razón… - dijo entonces con cierta dificultad.
- Tranquilo, ciudad Ciro seguirá aquí cuando volvamos –

En parte eso era lo que más temía él, que sus proyectos, sus diseños, las armas, que todo aquello acabara destruyendo la ciudad si él no estaba para detenerlos. La tensión rápidamente fue gobernando en la habitación, ninguna palabra de ninguno de los presentes, como si lo último dicho por el joven Delaware hubiera sido algo en lo que ninguno de ellos hubiera pensado.

- Henry – dijo entonces mirándolo con seriedad, de un modo que pocas veces solía actuar en presencia de sus amigos - No hay que rendirse nunca, aun cuando has perdido – el joven pelirrubio le miró con un enorme signo de pregunta en su rostro – No porque nuestros padres hayan muerto será el fin para nosotros, somos amigos y no dudes que puedes contar por completo con Triz y conmigo, no por nada nos criamos juntos y estuvimos juntos tantos años. Claro… - hizo una pausa y miró a la joven Smith – Ahora nosotros no somos del todo amigos, pero no quiero que nuestra relación nos haga perder a un buen muchacho como tú. Sé que es difícil – bajó la mirada, cierta tristeza le afectaba al tocar el tema – Sé que es difícil que te quiten todo lo que tenías, pero en ese entonces ustedes dos fueron los que lograron hacerme salir adelante. Espero que puedas encontrar el mismo refuerzo en nosotros – luego cambió radicalmente su actitud - ¡Ya! – gritó con fuerza como para renovar su energía – Ahora que Henry ha aceptado ir con nosotros es turno de que sigamos con nuestras pelís – Todos rieron al unísono y Beatrice apretó el botón de play en el control remoto haciendo que la película comenzara.

Estando allí Henry pudo sentirse por completo seguro, realmente las palabras de Rick habían calado hondo y no había forma de que pudiera dejarse de preguntar si era tan necesario ser Vórtice y si en su lugar no podía dedicarle a ambos amigos aquél tiempo que exigían. Luego agitó con fuerza la cabeza, no era momento para estar preocupándose, era la noche para los tres.

Sin saberlo, en su guarida, una extraña luz azulada comenzaba a escapar por las ranuras de la caja mientras del interior de la misma parecía emerger una voz que gritaba desgarrada y que acababa retumbando entre las cavernas de la colina, una voz que repetía una sola palabra, un nombre, el nombre de la persona que más odiaba, una voz que sólo era capaz de gritar: SMITH.

CAPITULO III: LA PAZ ARMADA​



Han pasado algunas semanas desde mi visita a la compañía, aún trato de entender el funcionamiento de la esfera sin abrir la caja por miedo de la reacción que esta pueda tener al contacto con el O2 del ambiente. Lo que más me preocupa es la cada vez mayor pasividad de la ciudad, es como si de un momento a otro no haya peligro alguno en ella, es como si de un momento a otro, la mafia de las máscaras rojas, los proyectos de White International, los criminales menores, los mercenarios… es cómo si todos ellos hubieran desaparecido o se hubieran ido juntos de vacaciones, lo que no deja de hacerme sentir intranquilo, pues o ya no tengo nada más que hacer en mis noches y deberé volver a tener una vida monótona de futuro presidente de una compañía colosal, o tal vez, sólo esperan el momento indicado para dar un gran golpe. Un golpe directo y profundo contra el corazón de la ciudad.

Henry estaba digitalizando algunos diseños más, esta vez consistentes en modificaciones y actualizaciones al diseño del traje que llevaba, pudiendo verse todo lo trabajado a través de una proyección 3-D realizada dentro de lo que parecía una gran pecera, el proyector actuaba transponiendo las imágenes y modelos digitales de modo que lograra una visualización 3-D, pero para todo ello era necesario un requisito especial, que consistían en unas gafas especiales que permitían ver lo que se construía al interior de la pecera, ayudado por dos varillas podía ir moldeando los detalles a través de una respuesta digital producida por los minuciosos movimientos de la misma, lo que iba consumiendo sus largas horas y que acababa siendo una de sus únicas vías de escape desde muy pequeño cuando su padre desarrolló el primer prototipo de aquella tecnología.

El resto de la caverna sólo conocía el silencio, un enorme número de maquinarias detenidas y sin vida alguna, entre los brazos mecánicos podían encontrarse algunos trabajos a medio hacer, una suerte de esqueleto robótico decapitado, unos cuantos propulsores mal logrados de las primeras pruebas que realizó, huellas todas ellas de los primeros trabajos que había hecho con la intención de detener sus otras creaciones; en cuanto a la caja, ésta se encontraba cerrada en una mesa distinta detrás de Henry sin dar señal alguna de actividad.

De golpe, y rompiendo la tranquilidad del lugar, apareció una luz roja en la guarida apoyada por un fuerte sonido de alerta, y Henry se sacó las gafas para luego encender la pantalla donde se veían unas noticias del canal Tv Ciro, allí podía ver como un nuevo, y mejorado Red Giga, parecía estar dirigiendo un ataque contra White International, pudiendo distinguirse la gran edificación de la compañía en el fondo, tras un bloqueo de vehículos de policía entremezclados con los guardias de Seccorp que servían a la multinacional, todos funcionando como una barrera para aquella pesada y titánica arma.

Al ver la pantalla Henry sonrió, tenía claro que no había razón para colgar el traje de Vórtice aún, corrió hasta una plataforma circular sacándose la chaqueta y dejando entrever un traje sintético que se encontraba pegado al cuerpo, una vez en la plataforma se sacó los zapatos y los pantalones, luciendo por completo aquél extraño traje sintético, para apretar luego un botón junto a la plataforma que hizo reaccionar los brazos mecánicos y colocar encima de su traje las piezas de la armadura de Vórtice, lo que debió haberle tomado cerca de 10 a 15 minutos.

Una vez colocada apretó otro botón ubicado en la plataforma abriéndose un hangar especial por el cual salió propulsado a gran velocidad, cerrándose el mismo una vez Vórtice hubiera abandonado por completo el recinto, sin poder ser testigo de cómo un haz de luz escapaba de la caja y deslizándose como una serpiente en las arenas del desierto lo hizo por las cerámicas de la guarida hasta llegar al esqueleto robótico, el mismo automáticamente comenzó a temblar mientras una luz azulosa lo cruzaba por completo haciendo que empezara a moverse pesarosamente y con dificultad hacia la caja, estando ante ella abrió el cierre metálico para luego abrirla suave y torpemente, entonces la intensa luz que emanaba de la esfera iluminó intensamente todo cuanto había en la guarida, y las manos robóticas del esqueleto decapitado la tomaron para comenzar a llevárselas hasta el lugar donde debía de tener su cabeza, una vez allí la soltó y la energía de la esfera recubrió por completo el esqueleto, dándole forma y comenzando a salir intermitentes rayos de luz como grandes látigos hasta que de un momento a otro todo pareció estar acomodado y en su lugar y la esfera, ahora convertida en un rostro, abrió sus ojos triangulares y una enorme sonrisa, todo lo que recordaba fácilmente a una cara tallada en una calabaza de Halloween. Luego la criatura comenzó a expandir su energía entorno al esqueleto robótico, para terminar dando un paso que terminó separándolo de éste y haciendo caer aquella estructura de metal resonando el eco de su frío metal contra el suelo de la guarida.

Las calles entorno a la ruta principal hacia White International se encontraban cortadas y desviadas, por motivo del caos a las afueras del ente corporativo, la barricada policiaca y de guardias privados, sin mencionar a aquellos cuantos francotiradores profesionales de Seccorp, no podían hacer el peso al arsenal de armas que la entidad mafiosa había colocado en el guerrero, ni siquiera a la potencia de fuego de las mismas, ni mucho menos lograr penetrar en la coraza negra de su coloso metálico; por aquella misma razón tenían la fortuna de no haber entrado en fuego cruzado con el enemigo, sin embargo éste no dejaba de avanzar a paso constante y firme hacia la inmensa compañía.

- Retírense o abriremos fuego – informó el capitán de la policía, Erick Mondragón, de cabellos negro azabache y entrecano, piel morena y voz ronca. La única respuesta del enemigo fue una nueva y fuerte pisada – Repito, retírense y evitemos el fuego cruzado – volvió a hablar, mas lo único que cambió fue la postura del coloso, quien tras una intensa marcha se había al fin detenido.

- Capitán, ¿Qué haremos? – preguntó un oficial por la radio.

- No disparen hasta que dé la orden – señaló – Aún hay civiles en los edificios aledaños, y hasta que todos ellos hayan sido evacuados no será seguro entrar en batalla – La verdad era que la sola idea de entrar en batalla contra aquél enemigo sería claramente una invitación a la muerte, la policía de ciudad Ciro no estaba preparada para aquél tipo de situaciones y por mucho apoyo logístico y armamentístico, tanto de Seccorp como de White International, no podía evitar sentir que su departamento de policías sería el que se llevara la peor parte. Entonces oyó su teléfono y al sacarlo vio que era un número desconocido, extrañado contestó.

- ¿Qué está esperando capitán Mondragón? ¿Acaso quiere que aquellos maníacos se salgan con las suyas? – la voz al otro lado de la línea sonaba cargada de autoridad y enojo.

- Señor, no podemos hacerlo… hay civiles involucrados – intentó excusarse.

- Mondragón, será mejor que haga lo que sea necesario para detenerles – las palabras no eran una sugerencia, era claro para el capitán que debía obedecer a toda costa – Si ellos llegan hasta la compañía… créame que el destino de aquellos civiles será lo de menos, hay al menos 7 mil millones de ellos que se lo agradecerán desde sus tumbas – un sudor frío resbaló por la espalda del capitán de cincuenta años. Sabía, como todos, que la compañía era una pionera en tecnología y desarrollo, también que las decisiones de su actual presidente habían sido inclinar aquello en el área bélica, ¿era tan real el peligro que le profetizaban?

- Entendido, señor – fue lo único que dijo antes de cortar la llamada e informar por radio a todas las unidades la nueva orden – FUEGO –

Casi al unísono todas las armas disponibles de la policía, y Seccorp, reaccionaron y una gran cantidad de humo se alzó debido a la mezcla de disparos de casi cien armas, el eco de cada disparo retumbaba en los edificios, junto al eco que producía el impacto de cada uno de ellos contra la coraza de metal, pero cuando aquella neblina se fue difuminando, pudieron ver que la armadura negra estaba completamente intacta

- Mi turno – dijo con una sonrisa imperceptible, y al instante dos cañones de misiles con cargas cada uno de 6, aparecieron sobre sus hombres y comenzó a dispararlos con fuerza en contra de la barricada y hacia las habitaciones de los edificios aledaños en que habían sido reconocidos los francotiradores.

- ¡Pero qué demonios! – exclamó el capitán Mondragón mientras se tapaba el rostro para no recibir la polvareda y activaba su radio – Busquen un punto en aquella maldita armadura, no puede ser tan indestructible como parece ¡Todo tiene un punto débil, sólo hay que encontrarlo! – gritó por radio desesperado, también esperaba confirmación de los oficiales en los pisos, no quería tener ninguna baja en su registro.

Entonces vieron llegar a un segundo hombre de metal, pero este de armadura plateada, y para los oficiales fue imposible no reaccionar apuntándole, tan solamente los de Seccorp se mantuvieron a raya ya que tenían órdenes estrictas desde su alto mando, al instante sonó el teléfono del capitán.

- No disparen, por nada del mundo – gritó una voz al otro lado de la línea, era la misma que había sonado la llamada anterior.

- Señor, ¿conoce a éste segundo sujeto? – indagó mientras por el intercomunicador avisaba que no atacaran.

- No sé quien sea, pero te puedo asegurar que si está de algún lado, no lo es de aquél contra el cual combaten – las palabras al otro lado de la línea sonaban firmes y seguras.

- Está bien Smith, ¿Qué quiere que hagamos? – preguntó entonces.

- Saquen a los civiles capitán, luego reúnan sus fuerzas, es probable que aquel tipo de armadura negra no sea lo único que nos depare éste día.

El capitán Erick Mondragón deseó protestar, deseó pedir un descanso, quiso poder retirarse de las fuerzas policiales para siempre. Pero en su lugar simplemente acató lo ordenado, había hecho un juramento a la hora de volverse policía y, aunque no especificaba acerca de maníacos en armadura de metal blindado y con armas variadas de gran capacidad de fuego, no iba a romperlo, al menos no hoy.

- ¿Así que nueva armadura? – preguntó entonces Vórtice a su rival – Me sorprende que los de tu organización tengan la inventiva para hacerlo, pero bueno, supongo que no les fue para nada difícil siguiendo mis indicaciones – añadió con enfado – Aunque admitiré que me temía que hubieras muerto, ¿Qué habría hecho sin el Gigante Rojo dando vueltas por aquí para darle una paliza? –

- Te equivocas – dijo entonces – Gigante Rojo murió en el canal, yo soy uno muy diferente, uno renovado – añadió con cierto tono de enfado.

- Espera – dijo entonces Vórtice levitando a cierta distancia del suelo – ¿Así que ahora podré llamarte Red Giga? – preguntó, como un intento de mantener a raya la idea de que se había vuelto sin desearlo un asesino.

- Llámame como quieras – gruñó el hombre bajo la coraza de metal – Total, no vivirás mucho tiempo para pronunciarlo –

De un momento a otro Reg Giga activó una metralla colocada especialmente en su brazo derecho y empezó a disparar frenéticamente contra Vórtice, quien volando escapaba de los disparos volando en círculo entorno a su rival, sin embargo cada uno de los balazos no producía daño alguno a la armadura, puesto que esta se encontraba bien reforzada. Los oficiales habían confirmado todos encontrarse con vida y el capitán Mondragón miraba con recelo al recién llegado, ninguno de ellos le provocaba la menor confianza, y por el radio dio la orden de que se reunieran detrás de la barricada, de ser necesario harían caer a ambos seres de metal.

- ¿Eso es todo Red Giga? – preguntaba Vórtice burlón, pero antes de que pudiera recibir una respuesta su rival activó los mísiles que salieron disparados desde sus hombros en dirección a Henry, quien a pesar de intentar sacárselos de encima no podía desviarles de su ruta.

Los oficiales entonces vieron como doce misiles volaban a toda velocidad detrás del que volaba mientras el mismo daba vueltas con agilidad intentado desviarlos, luego algunos de ellos se sorprendieron al ver a Smith salir desde White International e instalar en el suelo un cañón que se encontraba listo para acabar disparando un misil antiaéreo, apuntó con cuidado mirando hacia el ser volador para acabar apretando el gatillo.

¡Eeeeespera! ¡Noooo! ¡Maldito Smith, intento ayudar y llegas y me disparas!

Entonces una fuerte explosión acabó empujando a Vórtice hacia delante, el misil disparado por Smith había estallado en medio de los misiles lanzados por Red Giga.

¡Genial! Sabía que ninguno de ustedes lograría destruirme tan fácilmente.
Realmente nadie podía asegurar que Smith intentaba o no asesinar a Vórtice, lo único claro es que había logrado detonar los misiles que se encontraban cazando al de la armadura voladora.


- Debemos ayudarle – dijo entonces a Mondragón – Él es el único que puede detener a aquel coloso que tenemos delante –

- Entendido señor – dijo entonces, y los oficiales dispararon por segunda vez contra Red Giga, mientras Vórtice en lo alto no lograba comprender la razón de que Smith acabara salvándole, aunque finalmente la idea de que el actual presidente de la compañía había usado el misil antiaéreo para matarle resultó más lógica para él.

Abajo, en la arteria principal de la ciudad, el coloso de dos metros se disponía a utilizar su metralleta en contra del conglomerado policial y los guardias de Seccorp mientras reía con intensidad.

- ¡No! – gritó entonces Henry, propulsándose con intensidad hacia el nivel de la calle para ser quien recibió finalmente el impacto del fuego cruzado de uno y otro bando. Al instante la lluvia de balas cesó y vieron como Vórtice se precipitaba contra el asfalto.

MIERDA, nunca pensé que sería víctima del fuego cruzado, no sé que se ha visto afectado pero ha dañado el flujo de energía de la armadura, debo encenderla rápido… pero… ¡Maldita sea! ¿Por qué no responde?

El silencio invadió el lugar, las balas dejaron de retumbar. ¿Había sido ese el final? ¿Eran las balas las que acabarían destruyendo su corta carrera de super héroe? Henry tirado boca abajo trataba en vano de levantarse, la armadura no respondía y pesaba mucho más de lo normal. Oía los pasos pesados del coloso que hacían retumbar la tierra en torno a él, luego sintió el peso de la fuerte pisada de su rival sobre su espalda provocándole gran dolor.

- Te dije que morirías – rió – Ya es hora de que te rindas, no hay forma de que puedas huir de tu muerte -

- No hay que rendirse nunca, aun cuando has perdido – dijo Henry parafraseando lo que Rick le había dicho hace algunos días.

La pisada de Red Giga por un instante dejó de aplastar con la misma intensidad, luego Henry esperó sentir su espalda crujir y romperse, pero en su lugar sintió que la armadura que tenía encima era alzada de golpe y volaba hasta estrellarse en contra de la barrera policiaca, lo que no podía ser posible, la armadura que su rival usaba no estaba adaptada para el vuelo y pesaba un… De un momento a otro los sistemas de la armadura de Vórtice comenzaron a reactivarse como si hubiera recibido un nuevo y completo flujo de energía, la armadura dejó de pesar con la misma intensidad lo que permitió que Henry pudiera volver a estar de pie.

Entonces él lo vio, aquella cosa nacida en su guarida desde la esfera de energía de la caja del camión, medía casi dos metros y daba la impresión de brillar con una intensidad tal, que de no ser porque Henry llevaba el casco no habría podido verlo directamente.

- Gra… gracias – dijo entonces el heredero de la compañía sin saber cómo reaccionar ante lo que tenía frente a él.

- Te lo debía, me has salvado de caer en las garras de Smith – dijo la criatura – Ahora te pediré que te apartes, debo terminar de hacer lo que tengo que hacer –
Por su parte Red Giga luchaba por levantarse rodeado por los oficiales que apuntaban directo hacia él.

- Será mejor que no te levantes amigo – dijo un joven de Seccorp, que lucía el traje de la agencia de seguridad y llevaba sus cabellos castaños regidos por un corte militar.

- ¿Qué es eso? – preguntaba el capitán Mondragón sin lograr entender lo que tenía ante sus ojos.

- Creo que… - se oyó decir a uno de los policías antes de ser interrumpido por la sorpresa de los poderosos rayos de energía que salieron de la criatura y que impactaron de golpe contra los vehículos policiales que formaban la primera barrera en la barricada policiaca estallando al instante.

- Maldita sea – gruñó el capitán, ya bastante era tener que lidiar con dos chicos en armaduras de metal como para ahora tener que lidiar contra aquella cosa.

En tanto Henry no lograba comprender lo que estaba ocurriendo, se sentía petrificado junto a aquella criatura, no sabía qué hacer para combatirle y sentía en su piel el intenso calor que la energía que de ella emanaba lograba impregnarle. Luego el sonido de la explosión de los primeros vehículos.

- ¡No! – dijo entonces colocándose ante ella – Detente – El ser de energía dejó de atacar para mirar la armadura plateada ante él.

- ¿Por qué debería? – preguntó, su rostro se veía totalmente escalofriante pues lograba entre todo aquel mar de luz tener cierto rastro de humanidad, algo que Whittemore no lograba comprender.

- Dañarás a gente inocente – intentó argumentar, pero la criatura simplemente se mofó.

- La inocencia nos ha dañado a todos, es hora de que el mundo deje de ser inocente, y aquello comenzará con la muerte de Smith –

Desde el otro lado de la barricada al presidente de la compañía se le heló la sangre al oír su nombre, aquella criatura lo quería a él, por su parte el coloso de armadura negra acababa de levantarse mientras los oficiales con sus armas no lograban atemorizarle.

- Lo siento muchachos, pero ahora tengo algo personal que atender – dijo entonces y comenzó a avanzar hacia el recién llegado sin que pudieran, ni se atrevieran, a ponerle resistencia.

Smith veía todo aquello sin saber cómo reaccionar, ¿Huir? ¿Morir? El miedo era lo único de lo que estaba seguro.

- Señor, señor – repetía una voz a lo lejos – Señor – el zarandeó que le dio el capitán Mondragón fue lo único que de un momento a otro logró devolverle a la realidad.

- ¿Dígame? – dijo con tono seco y sin alteración alguna en su voz.

- Mis hombres, no podemos estar aquí luchando contra esas cosas – Smith no dejaba de mirar aquellos tres guerreros, era como si estuviera abstraído de la realidad.

- Está bien capitán, que todos se vayan, que no quede nadie – dijo con la misma serenidad pero sin dejar de mirar como el coloso avanzaba hacia aquellos dos, los tres y la poca habilidad policiaca de ciudad Ciro, gestaban en su cabeza un nuevo proyecto, una nueva meta para la compañía.

Los sonidos mecánicos de Red Giga al avanzar hacia la pareja retumbaban con gran intensidad, mientras él oía como ambos rivales se encontraban frente a frente. Sólo pensaba en una cosa, ¿Qué haría ahora? Tenía dos claras opciones, Vórtice o aquél otro sujeto de energía, por mucho que quisiera no podía ni tenía como formar su propio bando, y sólo recordaba que el dicho cantaba algo acerca de que el enemigo del enemigo era un amigo, ¿Pero a cuál consideraría más enemigo que al otro?

- No debes hacerles daño – dijo Henry marcando un tono seguro.

- Pequeño, no quiero dañarte, tu guarida me ha dado las herramientas para ser libre, tú me has permitido abandonar la caja y poder definir mi venganza – las palabras de la criatura sonaban firmes y se notaba que no cambiaría de parecer.

- ¿Qué te ha hecho? – preguntó, pero antes de que su rival pudiera contestar una ráfaga de misiles impactó contra él explotando al instante y dispersando la energía, Vórtice volteó y vio que había sido Red Giga quien había disparado.

- Será mejor que no hables demasiado con él, es fuerte y debemos detenerle –

¿¡QUÉ!?¿Debemos? ¿Me he perdido algo? ¿Querías matarme y ahora mágicamente dices de apoyarme para detener a quien me ha salvado de ti? Este realmente es un día peculiar, ya me decía que tanta paz en ciudad Ciro era síntoma de que algo malo estaba por ocurrir, pero ¿esto? Nadie me dijo que estaría ante puros sicópatas y malos de la cabeza, realmente no estaba preparado para algo como esto.

- Ya luego podremos seguir con lo nuestro, pero no dejaré que aquello se salga con las suyas –

- ¿Querías recién matar a Smith y ahora te unes contra el otro que también busca lo mismo? – preguntó Henry – Realmente no logro entenderlos el día de hoy -

- Te equivocas, sólo quería matarte a ti y darle el tiempo a los míos para que ingresaran a la compañía – seguramente bajo la armadura el portador sonreía victorioso, al menos el segundo de sus deseos se había podido cumplir por completo – Pero no quiero que muera Smith –

Maldita sea, ¿Realmente había sido tan idiota? Ahora mismo la compañía debía estar plagada de aquellos mafiosos robando todo cuanto podían mientras todos nos centrábamos en el sujeto de la armadura indestructible, realmente un plan brillante y todos habíamos caído redondito en su juego. ¿Pero por qué no quiere que Smith muera? ¡Todos queremos que muera!

Al instante la criatura se había regenerado, pero más molesta de lo que podía haber estado hasta ese momento.

- Busca algo en lo que podamos encerrarla, yo la distraeré – dijo entonces Red Giga, y de un momento a otro Vórtice voló directo hacia la vacía barricada, en la que sólo el sujeto de todos los males se encontraba presente, mirando atónito la batalla.

- Necesito que me ayudes – dijo, no sin cierto dolor de estómago, Henry, la idea de pedirle ayuda a una de las personas que más odiaba en la ciudad no le hacía sentirse muy bien – Pero primero necesito saber qué demonios has traído a la ciudad –

- Ionergía – se oyó escapar de los labios de Smith.
Aquella palabra no podía sino sonarle conocida. Alrededor de un año atrás su padre le había presentado al científico que encabezaba las investigaciones y modelos teóricos respecto a la Ionergía, un modelo energético en base al cual la misma podría generarse infinitas veces de modo tal que los reactores de ionergía serían una fuente de energía renovable más avanzada y productiva que cualquiera de las existentes, aquél científico era William Griphin y trabajaba en White International Francia y él mismo se había inspirado en sus trabajos de la ionergía para adherirlos a algunos modelos de armas y maquinarias de destrucción que había dado forma tras la muerte de sus padres… ¿acaso era posible qué…?

- ¿Qué has hecho idiota? – gritó entonces molesto a Smith - ¡Has traído la destrucción a ciudad Ciro sólo por tus ansías de poder! No debes jugar con fuego Smith, porque no podrás controlarlo y te quemarás –

- Soy precavido – dijo entonces con serenidad, a la distancia el ser de energía esquivaba, como si de un juego se tratara, con total facilidad los ataques y armas de Red Giga – Hay una forma de detenerlo, la verdad no creí que tomara conciencia propia, todos sabíamos que William había muerto al activarse pero… - aquello sólo podía significar una cosa – Nunca fuimos capaces de imaginar que la Ionergía en la que trabajaba, aquél trabajo de toda su vida, acabaría literalmente consumiéndolo –

Vórtice fue incapaz de evitar mirar en la dirección en que la criatura se encontraba y sentir lástima, aquél hombre que había conocido en su visita a París había demostrado ser una gran persona, un hombre de buen corazón, un padre ejemplar, un buen esposo y anfitrión. Se había encargado personalmente de recibirlos en casa a él y a su padre, pero ahora ver en lo que aquél hombre había sido convertido por culpa de Smith… aquello era algo imperdonable. Girándose con brusquedad tomó a Francis J. Smith del cuello y lo alzó con fuerza, quiso apretarlo hasta matarlo, quiso utilizar las armas de ondas y descubrir qué podía provocar las mismas al entrar en contacto con la cabeza de un humano a tal distancia.

- Perdón – dijo Smith, sonaba que era de todo corazón – Sólo dimos el apoyo a Will con su proyecto, de lograrse podría dar inicio a una nueva era en la energía, el fin del petróleo, el fin de gran parte de la contaminación… sólo… - un gemido producto del dolor que causaba la mano metálica de Vórtice en su cuello interrumpió su conversa – no sé qué fue lo que salió mal ese día, sabotaje, traición, alguno de sus rivales, lo atraparon dentro de la habitación en que se harían las pruebas y la Ionergía acabó destrozándolo, cuando abrieron aquella habitación horas más tarde lo único que quedaba era una esfera… la esfera de Nión que traía el camión –

Vórtice lo soltó, cayendo de rodillas y viendo a Smith de la forma más patética que hubiera podido verlo hasta ese día.

- Dime cómo detenerlo – ordenó entonces, el odio era algo que hervía en su sangre, pero no era capaz de asesinar al padre de su mejor amiga, además no quería sumar otra muerte a la lista que había empezado hace poco el Gigante Rojo.

- Hay una cápsula en la compañía, pero es demasiado gran como para que pudiéramos traerla… -

- No será importante traerla – dijo entonces Henry – Tendremos que llevar a Nión ante ella – aclaró.

La batalla entre Red Giga y Nión no había cambiado en absoluto, el ser de energía no tenía el menor interés en atacar al guerrero de metal negro, era más bien el deseo de agotarlo, de hacer que sus municiones se acabaran lo que hacía que él siguiera moviéndose sin cesar esquivando todo cuanto proyectil le era disparado. Además no tenía apuro alguno en matar a Smith, había estado esperando desde el día de su muerte y podría seguir esperando algunos días más, luego Vórtice se posó junto a su temporal compañero.

- Será mejor que te detengas – dijo, y el coloso detuvo su balacera y Nión danzó por entre los edificios como un rayo de energía hasta posarse delante de ellos, a unos cuantos metros.

-¿Alguna novedad? – preguntó con cierto carisma la criatura.

- Debes detenerte – ordenó Vórtice.

- Realmente no comprendes lo que ha pasado joven Whittemore – oír su nombre, le heló la sangre, más teniendo a su enemigo al lado – Smith acabó con el trabajo de toda mi vida, destruyó todo lo que yo era, me quitó a mis hijas, ahora es mi turno de devolverle el favor –

- Créeme que sé que Smith no es una buena persona, pero eso no te da el derecho de eliminarle. Puedes lograr grandes cosas con tu nuevo poder Will, has demostrado que la Ionergía es posible, piensa en cuanto puedes dar a la humanidad con tu don – Vórtice estiró su mano deseando hacer las paces, a su lado el coloso de armadura negra se encontraba completamente inmóvil.

- Estás en lo cierto, tengo el poder y lo usaré – dijo entonces Nión con calma – La mejor ayuda que puedo hacerle a la humanidad, en este momento, es destruir a aquél que acabará destruyéndola – sonaba calmado pero agresivo, luego agregó completamente enfurecido - ¡Destruyendo a Smith de una buena vez y para siempre! –

De sus brazos salieron dos enormes y potentes rayos de energía que volaron en dirección a Vórtice quien con una rápida reacción de sus manos respondió con sus potentes ondas de impacto, lo que acabó empujándolo varios metros hasta la barricada mientras Nión emprendía el vuelo transformado en un cuerpo de energía hacia los edificios de White International. En medio de donde había estado hace unos momentos Red Giga se encontraba detenido y sin dar señal de reacción alguna.

¡Genial! Al menos ahora sólo debo ocuparme de encerrar a este tipo en la cápsula para luego recuperar aquella armadura.

Voló a gran velocidad rompiendo el cielo detrás de Nión e ingresando junto a él a través de la cristalina fachada de la compañía que provocó una inmensa lluvia de cristales rotos de todo tamaño y forma que no tardaron en bañar el primer piso de la estructura de la compañía. Estando allí se podía ver la primera parte del plan que habían gestado Vórtice y Francis, que consistía en que éste último fuera la carnada. Smith se encontraba parado junto al ascensor central y apenas fue visto por Nión se cerraron sus puertas y comenzó el descenso, oyendo el retumbar de su apellido emanado desde aquél ser de energía pura que no dejaba de gritarlo de una forma cargada de ira y odio.

Entonces la criatura se sumergió entre los cables de energía de la compañía para descender, mientras Vórtice rompía con dos esferas de ondas la carcasa vacía del ascensor para ir detrás de él hasta el piso inferior. Allí se extendían un enorme recinto plagado a cada lado con pilares colosales que se encargaban de mantener en pie la poderosa estructura de la compañía. Permitiendo ver a Henry como Smith giraba por uno de los pasillos que emergían desde aquel primer sector central de varios cientos de metros.

- SMIIIIIIIIIIIIIITH – gritaba el ser de energía saltando como rayos alternativos detrás de él. Sólo había una cosa que rezaba Henry detrás, y consistía en que Nión fuera lo suficientemente estúpido como para caer en la trampa.

Entonces Vórtice llegó justo a tiempo para ver como la criatura se abalanzaba frenéticamente contra una capsula de dos metros por un metro en que se veía la imagen de Smith, lo que daba la impresión de que él mismo se hubiera encerrado para escapar del ser de energía y apenas la criatura se abalanzó contra él, esta terminó haciendo que el cristal en que se reflejaba el presidente de la compañía se rompiera en mil pedazos y la cápsula se cerrara entorno a él, en vano golpeaba el duro cristal especialmente diseñado para contener la esfera e impedir que su radiación afectara a los investigadores, no dejaba de gritar desesperado, cegado por el odio no podía pensar en algo que no fuera en destruir a aquél que culpaba de todo cuanto le había ocurrido.

Al llegar Vórtice hasta la capsula, Smith que se encontraba mirándola de cerca se volteó para mirar al guerrero de las ondas.

- Gracias Vórtice – dijo entonces estirando su mano, pero Henry no se la dio.

- Me lo llevaré conmigo – dijo entonces con firmeza – No estará en buenas manos dentro de la compañía -

- ¿Qué piensas hacer con él? – preguntó entonces.

- Ayudarlo, y será mejor que tu compañía haga lo mismo con su familia, no puede faltarle nada a ellas. Tal vez así remedies el error que has cometido – Smith se quedó en silencio. Luego Vórtice llegó hasta la capsula – Déjame que lo haga por ti – dijo entonces, haciendo click en un control remoto que tenía en su mano que hizo que la capsula comenzara a condicionarse hasta hacerse pequeña, de modo que quedó lo suficientemente encogida para que la esfera de Nión levitara en su interior y toda la forma de energía contra la que había estado frente a frente se hubo desvanecido, una vez así Henry la tomó desde un agarre especial que había en su parte superior.

- Espera – dijo Smith colocándose delante de él al verlo avanzar hacia el ascensor, Vórtice se frenó en seco. – Necesitarás esto – dijo entregándole el control remoto – y esto - añadió entregándole la tarjeta del ascensor.

Entonces Henry volvió caminando hasta el ascensor, posó la tarjeta que le había entregado Smith y vio como éste comenzaba a subir, por un momento incluso lamentó haber roto el tejado y no haberle pedido una de aquellas al padre de Beatrice. Cruzó luego el vestíbulo de la compañía plagado de cristales rotos y llegó hasta la entrada principal donde vio que la armadura de Red Giga había desaparecido, sólo esperaba que no hubiera sido capaz de oír su nombre.

Una vez de vuelta en su guarida colocó la capsula con la esfera de Nión junto a donde estaba la caja abierta de la que se había liberando. Mientras en el suelo reposaba fría la armadura metálica que había usado para liberarlo, lo que le hizo saber que al día siguiente tendría que ordenar el lugar. El día ya había llegado a su fin y el sol comenzaba a perderse por poniente, tras quitarse la armadura sintió que sólo haría falta una buena ducha para ir a la cama y tomar un merecido descanso. La verdad, pocos días lograban ser tan intensos como este, y agradecía que hubiera podido salir con vida del mismo.

A algunos kilómetros de aquél lugar se encontraba la armadura de Red Giga con su ocupante al interior, ambos habían sido colocados sobre un furgon tras una falla en los patrones energéticos de la armadura del coloso negro.

- Bien, perfecto – decía entonces un sujeto con una máscara roja sonriente en su rostro

– Has sido una gran distracción, al menos hemos podido recoger gran parte de los archivos de la compañía – el hombre hablaba con el ocupante mientras trabajaba con los sellos para poder separar la parte superior y así dejar salir al piloto. – Debes saber que en muy pocas ocasiones logramos tan buenos resultados – el hombre entonces se disponía a activar el mecanismo final – Era necesario que tuviéramos un guerrero a tu nivel joven D… –

La parte superior del gigante se alzó lo suficiente como para permitir al ocupante disparar una bala directo al cráneo del que se encontraba ante él perforándole uno de los ojos y haciendo que su sangre salpicara gran parte de la parte trasera de aquél furgón.

- Pero qué mierd…- intentó reaccionar el chofer.

- Será mejor que continúes conduciendo pero lejos de ciudad Ciro – dijo entonces el sujeto apuntando con su pistola directo al cráneo del chofer que no lucía máscara alguna.

- Señor, señor… - decía entonces el conductor con el corazón latiéndole con fuerza y sintiéndose por completo desesperado – Tengo familia… dos hijos y una hija… Ud. Sabe lo que le hará su padr… - la presión del arma en su sien le hizo cerrar la boca.

- Será mejor que te apresures, si nos tardamos demasiado se darán cuenta –

CAPITULO IV: 2094​




A todas luces él no superaría los seis años, ocupaba unas gafas que le quedaban demasiado grandes, tenía el cabello negro desordenado y corría llevando un extraño aparato similar en su mano izquierda del cual emanaba un pitido cada vez más y más intenso. Detrás de él corría lo que parecía ser una enorme y poderosa criatura, la cual a duras penas recibía la luz de los focos de una de las cerca de diez aeronaves que rondaban los cielos de la ciudad.

- Me duelen mis piecitos – protestó el niño, ya llevaban recorriendo una buena distancia, huyendo, buscando lograr llegar hasta su destino antes de que pusieran sus garras sobre ellos y todo llegara a su fin.
- Sólo un poco más– dijo entonces la criatura con una voz completamente humana y paternal – Ya estamos cerca de la bodega –

Llegaron entonces al final del callejón y se encontraron en una zona circular completamente abierta y llena de luz desde la cual se abrían al menos seis caminos distintos, el pequeño usó su rastreador para encontrar el camino que debía seguir, y pudo descubrir que era aquél que se encontraba directamente frente a ellos, la mayor desventaja era que para llegar a él deberían de cruzar aquella zona con las aeronaves que les daban caza volando sobre ellos.

- Quédate cerca de mí – dijo entonces la criatura que lentamente fue adquiriendo una forma por completo humana.

Como humano medía aproximadamente un metro setenta, tenía la piel blanca, los ojos y el cabello completamente negros, tenía cierto aire que le haría creer que se trataba del padre o del hermano mayor del pequeño. Tras su transformación ambos comenzaron a caminar paso a paso por aquella zona de cerca de diez metros. Esperando intensamente no ser descubiertos por las aeronaves.

- ¡Alto ahí! – resonó una voz mecánica que emanaba desde alguna suerte de megáfono y se proyectaba por todo aquél lugar, al tiempo que los focos de todas las aeronaves se posaban rápidamente sobre ellos, pudiendo vislumbrarse en los costados de las mismas un logo que simulaba a un dragón blanco con las alas abiertas.
- ¡Corre! – gritó entonces el hombre que comenzó a transformarse a la vez que corría tras el pequeño, su cuerpo comenzó a crecer potencialmente mientras una formación que parecía ser diamante puro se conglomeraba sobre sus espalda rebotando todas y cada una de las balas que caían sobre aquella poderosa coraza.

Lograron llegar hasta el camino donde la techumbre del mismo logró que las aeronaves los perdieran de vista. Siendo entonces cuando, a una distancia de diez metros, pudieron divisar la puerta de la bodega a la que se dirigían y que hacía que los pitidos del aparato que tenía el pequeño comenzaran a resonar con una cada vez mayor intensidad.

- ¡Alto! – gritó la voz de un hombre antes de interponerse entre ellos y su destino. Era un pelirrojo de unos veinte años, ojos verdosos y una potente arma en sus manos. Al instante ambos se detuvieron.
- Debes dejarnos pasar Stefan – dijo entonces la criatura volviendo a su forma humana.
- ¡Jamás! – gritó molesto – Han matado a Vlad, no puedo permitirles continuar el camino –
- No lo entiendes – dijo entonces avanzando hacia el pelirrojo – Nosotros somos sus hijos, él nos ha creado – señaló, cambiando su forma a la humana.
- Si los dejo ir pondrán en peligro todo, saben que el dragón blanco los quiere muertos, ellos harán todo para hacerse con ustedes – sonaba severo, pero a la vez había un deje de preocupación en su voz. – Los matarán, aquí o a donde vayan, no hay lugar seguro para la gente como ustedes. –
- Si lo hay – dijo entonces el hombre.
- ¿Lo han descubierto entonces...? ¿acaso en verdad…? –
- ¡Sí! – gritó el pequeño con entusiasmo – ¡El código del tiempo es ahora nuestro! –
- Ven con nosotros Stefan, podemos cambiar las cosas, podemos evitarlo todo – dijo entonces el polimorfo estirando su mano hacia el pelirrojo.
- Lo siento Maximiliam, pero si lo hago romperé mi juramento – entonces apuntó hacia el polimorfo y disparó una carga de energía azulada en cuyo centro se encontraba un extraño aparato, que al impactar contra el pelinegro se clavó en su pecho y le impidió cambiar de forma.
- ¡Nooo! – gritó entonces Adam corriendo hacia Stefan, quien de inmediato se dispuso a dispararle también.
- ¡Abajo! – gritó el polimorfo con dificultad, mientras diversos rayos recorrían su cuerpo desde aquél implante.

Luego el pelinegro lanzó un arma similar a una daga que hizo que el pelirrojo se viera obligado a esquivarlo para no perder un pedazo de cabeza, salvando del impacto del disparo al pequeño quien vio como el disparo impactaba de lleno contra el tejado del camino, mientras el filo de la daga surcaba finamente el rostro del pelirrojo marcando para siempre el costado izquierdo del mismo. Todo lo que permitió a ambos prófugos aprovechar la ocasión para continuar con su huida, mientras Maximiliam sentía como aquel aparato quemaba con fuerza su pecho.

- ¿Estás bien? – preguntó el pequeño.
- No es nada grave, apenas activemos la máquina estaremos lejos de todo esto – señaló con cierto deje de alegría.
Abrieron la compuerta de la bodega y se encontraron en un amplio espacio cerrado, todo gris y polvoriento, en cuyo centro radicaba uno de los mayores trabajos del doctor Vladimir Cho, la máquina para viajar en el tiempo.
- ¿Tienes el código? – preguntó el mayor, el sudor recorría su frente mientras el dolor se hacía cada vez más intenso en su pecho, pero si lograba llevar a Adam hasta el otro lado podría decir que su misión estaba cumplida.

El pequeño sacó entonces un aparato desde un collar, y se acercó a una máquina que asemejaba en gran medida a una de nuestras computadoras del siglo pasado, estando ante ella apretó el botón de encendido y la maquinaria comenzó a crujir e hizo que la inmensa sala comenzara a brillar con intensidad.

- Ionergía en estado puro – dijo entonces Max sorprendido.
- Fue William Griphin el primero en trabajarla, se podría decir que a él debemos todo lo que conocemos – explicó el pequeño con gran entusiasmo, la idea de que pronto podría conocer a uno de sus grandes ídolos le hacía sentir muy feliz – Aunque la misma no es más que… -

Un fuerte golpe en la puerta quitó del ensueño al pequeño, los hombres de los que huían habían logrado llegar hasta ellos.

- Tú has que esa máquina funcione, yo los demoraré – dijo entonces Maximiliam, mientras forzaba al máximo su cuerpo para lograr adaptar los átomos que le rodeaban, sólo debía reconfigurarlos para que estos permitieran que aquella puerta se tornara de concreto y diamante para que les fuera por completo imposible atravesarla.

El pequeño Adam tecleaba a gran velocidad para ingresar el código, aunque el mismo se encontraba en el aparato poseían cientos de claves especiales que debían ser accionadas en el orden preciso, aquella había sido una de las medidas de seguridad colocadas por Vladimir Cho, y ahora él debía de asegurarse de completarla, Maximiliam por su parte combatía por contener aquella puerta, pero lo que más le dificultaba el control era el inhibidor en su pecho, sentía como junto a cada intento de reformular átomos y crear nuevas moléculas a su alrededor, el mismo se iba enterrando más en el fondo. Las balas en el exterior golpeaban sin frenar contra la puerta de materiales variables, y la voz de Stefan resonaba por encima de todas ellas exigiéndoles que se dieran por vencido antes de que tuvieran que asesinarlos a todos.

Entonces Adam tecleó lo último que debía teclear, y la máquina comenzó a emanar grandes rayos de energía que impactaban con fuerza contra las paredes, al notarlo Maximiliam decidió que era ahora o nunca, soltó el control sobre la puerta y se apresuró en correr hacia Adam para luego lanzarse junto al pequeño al interior del portal.

En el momento preciso en que varios proyectiles eran disparados por los hombres que habían logrado atravesar el pórtico, la máquina se apagó y Stefan, a la cabeza del equipo, llegó hasta la computadora.

- Más de cien años y aún sirve – dijo sorprendido – para luego ver el último programa, en él salía plasmado el día, la fecha y la hora en que habían viajado al pasado. – No hay nada – dijo entonces al resto del equipo – Han logrado escapar – un pitido y acercó su brazo a su boca, el intercomunicador trasplantado en él tenía una llamada entrante.
- Un perfecto descubriendo el que has logrado guiar Stefan Truninger – dijo entonces el sujeto al otro lado de la línea.
- Pero señor… han escapado – dijo entonces confundido.
- ¿Escapar? – dijo entonces con cierta gracia el sujeto al otro lado de la línea – Sólo han ido hacia atrás, no será difícil encontrarles, con otro nombre, otra forma y en otra sociedad, es más – hizo una pausa – apostaría de que ellos serán los que me encontrarán a mí –

Luego, el silencio. Los sujetos armados se dedicaron a asegurar la zona, pronto habría un arsenal de científicos e investigadores de diversa clase en aquél lugar, buscando minuciosamente el rastro de los fugitivos, pero aquello no sería del todo posible, ya que ellos estaban en un lugar lejano, pero no una distancia física, si no una temporal.

Siendo las 3:00 de la mañana tras cerca de una semana desde los acontecimientos contra Nión y Red Giga, el teléfono celular de Henry comenzó a sonar con gran revuelo, él estaba en ese momento en su guarida leyendo e investigando acerca de la esfera de ionergía y en cierta medida se preguntaba si sería posible implementarla en su propia armadura.

- ¿Aló? – preguntó al contestar.
- Por favor Henry ven – era la voz de Triz, estaba llorando y se oía desesperada – Ya han pasado seis días desde que no sé de Rick, no puedo dejar de pensar lo peor, me había dicho que saldría con su padrino del país pero él no ha sabido nada tampoco de Rick… ¿Crees qué él me hubiera… -
- No Triz, ten por seguro que Rick debe de saber lo que hace, ambos sabemos que él te ama demasiado… -

La verdad no sabía qué decir, ¿Rick se ha ido? ¿Qué digo? ¿Y si le pasó algo? Ya en dos días iríamos a París y ahora desaparece…

- Pero es que Henry…. – la voz de ella se vio de pronto interrumpida de golpe como si le hubieran tapado la boca, el corazón del joven Witthemore se aceleró con fuerza, luego escuchó claramente como alguien tomaba el teléfono y entonces una voz completamente desconocida habló.
- ¿Tú eres el presidente de la compañía de White… - se interrumpió, era una voz con un acento bastante extraño y particular, mientras a la distancia se oía la voz de un niño que le decía “International” -… International? –
- ¿Quién eres y qué le has hecho a Beatrice? – se apresuró a decir, temía lo peor.
- Tranquilo, sólo está durmiendo, debemos aceptar que se encontraba un poco alterada, se sentirá mejor cuando despierte – las palabras sonaban bastante locuaces.
- Volveré a preguntar y no te daré una tercera oportunidad – dijo Henry por completo molesto - ¿Quién eres? –
- ¿Mi nombre? – preguntó – Soy quien asesinará al presidente de White –
- No tienes que asesinar a Smith – dijo entonces con agresividad, apretando el teléfono en su mano.
- Smith… - dijo entonces pensativo – Eso lo explica todo, por eso es importante esta chica para el presidente – parecía que el hombre tenía una conversación con otro sujeto – Claro… entonces solo debemos… -
- ¡Suéltala ahora o te las verás conmigo! – gritó a través del celular completamente enojado.
- Buena suerte – fue lo único que se escuchó antes de que el sujeto cortara.

Entonces Henry corrió hacia la plataforma circular, repitiendo el proceso de la vez anterior: sacándose la chaqueta la ropa y vistiendo sólo el traje sintético que se encontraba cubriendo por completo su cuerpo, apretó el botón junto a la plataforma pero esta vez los brazos mecánicos actuaron con mayor rapidez, todo programado de tal modo que parecían actuar en completa armonía y sincronía para lograr el resultado esperado, colocando encima de su traje sintético cada una de las piezas de la armadura en un tiempo record de 5 minutos, lo que había logrado al cuestionarse la lentitud del mismo. Pero eso no hizo cambio alguno, aquellos 300 segundos se hicieron por completamente eternos para el joven guerrero, quien sentía que cada segundo era importante a la hora de salvar a su mejor amiga.
Luego salió propulsado a gran velocidad en dirección a la sexta avenida, si lograba encontrar a Beatrice y a los sujetos que la tenían retenida podría salvarla, fue así como no se preocupó mayormente de los civiles que podían haberse encontrado despiertos a aquella hora y le vieron volar por entre los edificios, tampoco la cantidad sin igual de fotos que por primera vez le tomaban al cruzar por una zona tan concurrida de la ciudad.

Llegó entonces al departamento e ingresó por la ventana viendo que Beatrice se encontraba durmiendo en su cama y no había rastro alguno de los que habían estado allí con ella, intentó sentirse Sherlock Holmes, pero era imposible lograr encontrar algún rastro entonces comenzó a concentrarse en lo que sabía: habían dos sujetos, uno de ellos probablemente un niño, no eran cirenses, tenían un acento particular que no podía asegurar del todo su origen. Descendió y se mantuvo a tres metros sobre el nivel de la calle, mirando a diestra y siniestra en busca de los dos posibles sujetos, entonces vio lo que desencajaba con el resto de la ciudad, era un hombre alto de un metro setenta con un niño siendo llevado a caballito, voló rápidamente hacia ellos y se paró por delante.

- ¡Deténganse! – Eran un padre con su hijo, él de unos 28 años y el niño de unos 4 o menos, al momento de aparecer Vórtice salió una mujer de una tienda contigua, era la madre del pequeño – Lo siento, estoy buscando a alguien, sigan con sus cosas –

¿Cómo los voy a encontrar? No tengo ninguna pista de su paradero, ni siquiera de su forma de ser ni de vestir. Espera… quieren a Smith ¿Por qué siento que se ha vuelto una moda aquello en la ciudad? ¿Ningún villano quiere luchar contra Vórtice? ¿Ninguna damisela en peligro? Jajaja, disculpen, es imposible no reír… Francis es la damisela en peligro… Ok, devuelta a lo que importa.

Entonces Vórtice los encontró, fue como una corazonada intensa, dentro del esquema de vida que llevaba el resto de la ciudad aquellos dos pelinegros tenían un claro sello característico, el gigantón portaba la chaqueta favorita de Rick Delaware, aquella chaqueta de mezclilla, que tenía el parche en la espalda de la calavera y los huesos cruzados.

- ¡Alto! – dijo parándose delante de ellos.

Pero al instante echaron a correr por un callejón colindante, y Henry voló detrás de ellos por la intrincada y estrecha forma de L del mismo, entonces los tuvo frente a frente y ambos se voltearon.

- Fin del camino muchachos – dijo entonces Henry con la mano estirada hacia ambos, dispuesto a dar el golpe definitivo.
- ¿Qué quieres? – gruñó el alto, tenía el mismo acento en la voz.
- Max, Max – dijo el pequeño tirando de la manga de su chaqueta con cierta desesperación – Él es… tú sabes… el héroe –
- ¿Estrella Negra? – dijo sorprendido mirando a Adam, lo que escuchaba el pelinegro le era algo que no podía comprender, el héroe del que siempre le habían hablado no parecía ser un muchacho que luciera una armadura plateada.
- No… tú sabes de quien hablo – sentenció el chico. Entonces Maximiliam miró directamente hacia el guerrero de la armadura plateada.
- Así que tú eres ese que llaman Vórtice. Henry Whittemore si no me equivoco –

El oír su nombre, el hecho de que hubieran atacado a Beatrice, el que llevara la chaqueta de Rick, tantas cosas juntas le hizo enfurecer y lanzó las ondas de energía desde su diestra, viendo al instante como aquél que habían llamado Max cambiaba y crecía exponencialmente para formar una barrera entorno al pequeño, lo que terminó en una gran polvareda de entre la que saltó el pelinegro portando una piel completamente cubierta de diamantes.

- Ha sido un error hacer eso Henry – gruñó.
- ¡No Max! – gritaba de fondo el pequeño pero no había forma de que el cambia forma pudiera oírle, estaba furioso y quería que ese chico de armadura muriera.

Entonces un puñetazo que se volvió enorme hizo que la armadura de Vórtice impactara de lleno contra una de las paredes del callejón haciendo que el edificio entero vibrara por el impacto. Pero Henry no se quedó atrás y respondió lanzando un enorme impacto de ondas que hizo retroceder al gigante para permitirle alzarse sobre él y comenzar a disparar frenéticamente esferas de ondas contra Max, otra gran polvareda, pero de inmediato salió un enorme brazo que parecía estirarse hacia el infinito y el joven Whittemore intentó huir de su agarre impulsándose con fuerza pero la enorme mano lo sostuvo con fuerza y lo atrajo estrellándolo contra el suelo de concreto para luego colocar su pesado pie encima.

- ¡Max no! – gritaba el chico tirando del brazo del polimorfo que se encontraba dispuesto a matarlo - ¡Nooo! – Pero no era escuchado y Maximiliam comenzó a formar una enorme espada con su mano dispuesto a atravesar con ella la coraza metálica de Vórtice, pero en el momento preciso se interpuso Adam sintiendo el pinchazo de la punta del arma en su pecho, pero haciendo que Max se detuviera y pudiera tomar conciencia de lo que ocurría, al instante recuperó su forma humana.
- ¿Por qué no? – gruñó furioso.
- Él es el heredero de la compañía, si sigue con vida entonces será quien se vuelva presidente y suceda a Smith… - miró al aplastado Vórtice y luego a su hermano – Si logramos que Henry sea el presidente habrá una oportunidad en un millón de que salvemos el mundo sin que nadie resulte herido –

En tanto, Henry no lograba comprender lo que ocurría. ¿Salvar al mundo? ¿De quién? ¿Quiénes eran? Entonces vio que aquél que llamaban Max estiraba su mano para ayudarle.

- Lo siento – dijo entonces con un gruñido – He prometido proteger a Adam, que nos atacaras me hizo enfurecer – él tomó la mano de quien era sido su rival para poder levantarse.
- Que atacaran a Beatrice, que uses la chaqueta de mi mejor amigo, son las cosas que me molestan a mi – dijo propulsándose contra él y haciéndolo impactar contra la pared de concreto.
- Él me dio su chaqueta – gruñó Max con dificultad.

¿Por qué le habría dado su chaqueta favorita? ¿Acaso me cree un idiota? Realmente no entiendo a estos dos sujetos, pero si algo es seguro es que este Max es realmente fuerte y no hay mucho que mi armadura pueda hacer contra él. Supongo que la mejor opción es que me dé por vencido.

Entonces Henry se separó del pelinegro y se colocó a una distancia de un metro de él, quien se reincorporaba con cierta facilidad, fuera de aquél callejón la gente seguía con la rutina de su vida diaria sin preocuparse por lo que ocurría bajo sus narices.

- ¿Por qué debería creerles? – preguntó entonces enojado.
- Cuando llegamos a ciudad Ciro aparecimos en los muelles, Rick estaba allí y fue él quien nos encontró, fue el primero que vimos, teníamos hambre y frío, él se aseguro de que pudiéramos comer y nos dio su chaqueta. Él fue nuestro compañero y amigo -
- Si es así ¿Cómo no supe de ustedes? –
- Han pasado sólo seis días desde que llegamos, es imposible que algo en tu mundo sepa de Adam y de mí – aclaró Max.
- ¿Llegaron hace seis días? ¿De dónde vienen? –
- El futuro – dijo Adam, sin tacto alguno – Nosotros somos viajeros del tiempo – para Henry fue imposible no mofarse ante aquello, pero al ver la seriedad con que le miraban ambos hermanos retomó la compostura.
- ¿Si son del futuro por qué no regresan a él? – preguntó Henry con firmeza, la verdad es que le costaba aceptar la idea de que fuera posible un viaje de ese estilo, a pesar de que fuera consciente de las múltiples teorías y modelos teóricos al respecto, no había forma alguna en que pudiera su mente de científico, ingeniero y lógico aceptar que algo así pudiera llevarse a cabo.
- No podemos, sólo nos fue posible el viaje al pasado - respondió Adam – Es complicado de explicar con términos de tu época, pero aun habiendo la tecnología para viajar en el tiempo, sólo nos fue posible porque Max tiene control sobre sus átomos, eso permitió que nos reestructuráramos en tu línea del tiempo aunque no nos fuera para nada fácil –
- Aceptando que son viajeros del tiempo, y si es verdad que Rick los ayudo, entonces ¿Qué es de él? – preguntó Henry preocupado por su amigo.
- No lo sabemos… ayer cuando despertamos ya se había ido – dijo Adam.
- ¿Ayer? Ha desaparecido del mapa desde hace algunos días ¿Dónde despertaron? –
- Cuando nos encontró notamos que huía de algo, pero no fue capaz de decirnos de qué, creo que le teme a su pasado – Adam bajó la cabeza con pesar – Y despertamos en los muelles, los tres dormimos, comimos y estuvimos unos días en uno de los contenedores –
- Era más cómodo que nuestro hogar de todos modos – añadió Max de golpe.
- Pero si Rick es su amigo, ¿Por qué atacaron a Beatrice? – Henry no lograba comprender lo que ocurría, ni lo que había ocurrido – la verdad me cuesta comprender lo que está ocurriendo, es demasiado para mi tratar de comprender lo que ustedes dicen -
- Sabíamos que para el Presidente de nuestra época era alguien importante, pero no el por qué, creímos que sería Rick, pero no tiene relación con la compañía, fuimos a verle pero estaba alterada y fue mejor que le dejáramos dormir, creí que hablaría con el Presidente, pero hablaba contigo –
- ¿De dónde fue que llegaron? O debo decir ¿De cuándo? – preguntó retrocediendo.
- Técnicamente es preciso decir de cuando – comenzó a explicar Adam con un aire de sabelotodo que fue cortado por su hermano mayor.
- 2094 – dijo Max – El presidente de White International será él que cause el caos y destrucción por los próximos 82 años, por eso hemos venido a asesinarle –
- No, no, no – dijo el pequeño, quien a todas luces parecía ser el cerebro entre los dos – Hemos venido a cambiar la historia para que el mundo sea un mejor lugar –
- Matar a Smith no cambiará nada – dijo Henry – Si así fuera, ya lo habría hecho -
- Lo sé – dijo el chico – Por eso he venido a ayudarte, Maximiliam es mi hermano, mi guardián, y creo que hay muchas cosas que es necesario que sepas… -
- Yo trabajo solo – dijo Whittemore, caminando hacia la salida del pasaje.
- No tenemos hogar, no tenemos a donde ir, créeme que podemos serte de ayuda – insistió el menor.

Por un momento, sólo un momento, hubiera querido que ese pequeño no me recordara a mí, a pesar de su cabello negro y sus gafas grandes sentí que había algo más entre él y yo que hizo que me fuera imposible decir que no. ¿Cómo podía considerarme un héroe si negaba ayudar a estos hombres? Hay algo que los hace igual a mí, a pesar de ser del futuro, lo han dejado todo atrás buscando la paz para nuestro mundo, ni siquiera podrían calzar en nuestra sociedad pero han venido a ella buscando cambiar la historia, su historia… A pesar del sentimiento de que acabaría arrepintiéndome, a pesar de que me sentiría responsable de ello por el resto de mi vida, a pesar de que ni siquiera fui capaz de aceptar la invitación a vivir junto a Rick y Beatrice…

- Está bien, vengan conmigo - salió de sus labios con resignación – pero antes quiero conocer el lugar en el cual estuvieron, quiero ver si puedo encontrar alguna pista de mi amigo -

Max se adhirió entonces al cuerpo de Adam y tomó la forma de una armadura similar a la de Henry pero con dos enormes alas a los lados.

¿Pero qué demonios?

- Será mejor que me sigas el ritmo – dijo entonces el muchacho antes de alzar el vuelo propulsándose con fuerza seguido por Vórtice.

Tras recorrer media ciudad se pudo divisar la costa, aquel sector conocido colegialmente como Los Muelles en donde se encontraba un enorme número de gigantescas grúas “Grantry” de origen chino que permitían levantar las enormes bodegas transportadas por los cargueros y desde las que se iba armado un enorme entramado de calles construidas en torno a las cientos de miles de bodegas que llevaban impresos en sus costados los más variados y diversos logos de compañías de todo el mundo.

Al aterrizar entre las bodegas los hermanos se separaron de aquella forma que habían dado vida y caminaron hasta una bodega enorme, con un logo de cuervo en su costado, una vez allí la abrieron y se notó que tenía la apariencia de haber sido habitada por un tiempo, pudiendo encontrarse algunas colchonetas, una cocinilla y fuera del mismo los restos de lo que parecía haber sido una fogata.

- Aquí fue donde estuvimos viviendo por un tiempo – dijo entonces el más pequeño de los Cho.

Henry entró a la bodega detrás de los hermanos y comenzó a analizar el lugar, buscando alguna pista que pudiera indicarle la ubicación de su amigo, pero nada… de pronto un bullicio emanado desde una de las calles laterales les hizo sentirse intrigados y comenzaron a ir tras ellos siguiéndoles el rastro. Se trataba de un grupo de hombres que hablaban de negocios, ¿Pero qué clase de negocios podían hablarse en los muelles y entre un número sin igual de bodegas? Claramente no serían buenos negocios, así que el joven heredero de White International aprovechando las sombras de aquella noche pudo ver cómo abrían una de las bodegas y de las mismas sacaban una caja de tablas de madera, eran tres sujetos por lado.

- khoteli oruzhiye, oruzhiye budiezh – dijo entonces un hombre con un enorme y abundante bigote castaño, Henry no necesitó mucho para comprender que era ruso o alguna lengua similar aquella que los sujetos hablaban.
- Gaspad tas, emú davolni – dijo entonces su interlocutor, y desde su ubicación Vórtice pudo ver como sacaban de la caja lo que parecía ser una pistola con un poderoso cañón, el sujeto que había recibido el arma se volteó rápidamente, apuntó a cualquier lugar y probó el tiro saliendo del arma un enorme rayo de energía que impactó de lleno contra una de las bodegas haciéndole un enorme agujero.
- Tengo que detenerles – se apresuró entonces en decir el joven Whittemore, al reconocer en aquél que había disparado la máscara roja característica de aquél grupo mafioso que tanto afectaba a ciudad Ciro, pero al momento de abrirse paso pudo ver una silueta sobre la bodega en que se encontraban los dos sujetos.
- Lo siento muchachos pero hoy no será posible – dando un salto cayó entre ellos y de un disparo mató al traficante ruso para luego apuntar al sujeto de la máscara roja, al mismo tiempo que cuatro armas le apuntaban – disparen y disparo – el sujeto llevaba la cara cubierta por una máscara casera.
- Debemos ayudarle – dijo entonces Adam tirando del brazo de Vórtice, pero éste se encontraba sorprendido estudiando la situación y buscando entender lo que ocurría.
- Muchacho – dijo el de la máscara entonces al que acababa de matar al ruso – nos has hecho un gran favor matando al traficante, ahora no deberemos de pagarle – luego con una señal de su mano añadió – muchachos – ambos que se encontraban junto a él dispararon y mataron a los rusos que no entendían lo que ocurría e intentaron en vano apuntar hacia aquellos sujetos con máscaras antes de caer muertos – Ahora, por tu técnica y ya que llevan un tiempo preguntando por ti no es difícil imaginarme quien eres… - antes de que un nombre pudiera salir de sus labios una bala se clavó de lleno entre sus ojos, los que venían con él comenzaron a disparar al asesino mientras escapaba usando los laberínticos callejones de la bodega a su favor, luego el silencio y ambos parados allí junto a las armas sin saber qué hacer.
- Es hora – dijo Vórtice y se lanzó a la batalla usando dos esferas de ondas para desarmarlos y llegar ante ellos, antes de que pudiera hacerlo ambos corrieron cobardemente, pero no llegaron muy lejos, pues una sola bala cruzó de lado a lado entre las bodegas perforándoles a ambos los sesos.
Parado ante las cajas y acompañado de Max y Adam pudo ver que el cargamento tenía a lo menos diez de aquellas armas, no pudo evitar sentir la tentación de tomar la que estaba en la mano del mafioso muerto y notó lo liviana que era, lo fácil de manejarse con ella.

¿Pero qué son? Si pudiera decirlo de algún modo sencillo la tecnología aquí reflejada es increíblemente avanzada, pero no es tecnología que haya visto en White Interantional, además ¿Por qué está vinculada a sujetos rusos? Lo que quieran los de las máscaras rojas es bastante claro… pero, ¿Quién se las facilitaría y quién tendría el dinero para costearlas?

- Alto – dijo entonces la voz del sujeto que había asesinado a los allí reunidos apuntando con su arma al sujeto de la armadura, pero algo pareció cambiar en su actitud y comenzó a huir, Vórtice corrió tras él, sobrevoló las bodegas, pero no pudo encontrarle.
- ¿Qué haremos con ellas? – preguntó Max al reunirse nuevamente el joven Whittemore con ellos.
- Llevémoslas a mi guarida, al menos es más seguro que tenerlas aquí en mitad de las bodegas entre estos cadáveres.

Horas más tarde, y en aquel mismo lugar, aparecía un enorme, gordo y enmascarado sujeto junto a una escolta no menor de hombres enmascarados y de traje, ante ellos un igual contingente de rusos con su cabecilla, un sujeto calvo y de bigote abultado, a la cabeza.

- Dijimos que no habrría muertos – dijo el cabecilla enojado.
- Muertos tuyos y nuestros querido amigo – dijo entonces el gordo enmascarado.
- Trrajimos lo que querrían, ahorra paguen – dijo enojado estirando la mano en señal de que en ella debían poner el dinero, a ambos lados de los cabecillas los hombres de uno y otro bando se apuntaban con agresividad.
- No tenemos tus armas, murió uno de nuestros mejores hombres, y la seguridad y confidencialidad que prometiste no fue dada – señaló molesto el gordo.
- Entonces esto es guerr… – gritó enojado el ruso al instante que una bala impactaba de lleno en su frente, pero no una común, fue una que se clavó de lleno en ella y le paralizó por completo. Dos pasos dio el de la máscara roja antes de agarrarlo con fuerza del cuello.
- Nadie – dijo entre dientes y con total enfado - le habla así al jefe – luego lo tiró contra el suelo con una fuerza tal que su cabeza crujió, los hombres del ruso se quedaron parados con las armas fijas enfrente- Ya vas klinus chto vi nikagda ne budyete umeret esli vi sa monoy rabotayetye – dijo entonces en ruso el jefe de la mafia de ciudad Ciro, ofreciéndoles la vida a cambio de su fidelidad y que se unieran a él y su mafia, los cerca de cincuenta hombres bajaron sus armas y cada uno de ellos se arrodilló, a excepción de uno.
- Prrefierro morrir de pie que vivirr de rrodillas – dijo el único que se había opuesto, segundos antes que un cargamento de balas le perforaran por completo la carne.
- Perfecto – dijo entonces el gordo con una frivolidad inhumana – espero haber cumplido tu última voluntad.

Luego se giró y se internó entre sus hombres, los rusos se levantaron y comenzaron a caminar tras ellos, finalmente la mafia de las máscaras rojas había tenido una ayuda inusitada de todo esto, no había logrado las armas pero contaban ahora con nuevos agentes entre ellos, sería hora de que la ciudad se cubriera de máscaras rojas. Desde el mar comenzaba a emerger el sol dando inicio a un nuevo día, pero también a una nueva era.


 
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Karlsetin

Leyenda de WaH
Respuesta: [Historia] Vórtice - Actu 6/6/15

A la hora de leer: Cuando hay un texto escrito entero con cursivas consiste en una introspección del personaje principal.




CAPITULO I: UN DESASTRE EN EL PUENTE​

El camión se desplazaba por el carril central de un puente de seis pistas y casi un kilómetro de largo que conectaban el continente con ciudad Ciro, a simple vista lucía como un camión de carga y descarga de petróleo, aunque carecía completamente de señalética alguna que pudiera indicar su origen o destino, y sólo las palabras “PELIGRO” en rojo a cada lado de su cilindro metálico eran capaces de dar alguna pista acerca de su real contenido. Su chofer era un hombre de contextura gruesa, pecho velludo, brazos quemados hasta la mitad del antebrazo, mirada cansada, rondaba los 45 años, llevaba una espesa y descuidada barba; en el haciendo del copiloto llevaba además una caja llena de alitas de pollo que había comprado en una de las paradas del camino, en el espejo retrovisor llevaba colgando un rosario y junto al volante una foto en la que podían distinguirse las dos mujeres de su vida, su hija y su querida esposa, sobre el panel se encontraba también una bailarina hawaiana que danzaba junto a los movimientos del camión, lo que le daba a la cabina un ambiente totalmente personalizado. Él lleva conduciendo desde hace algunas horas, desconociendo también lo que transportaba y sólo teniendo en mente el objetivo de la carga que consistía en la colosal estructura central de ciudad Ciro consistente en la base de operaciones, torres de control, edificios corporativos y demás de la multinacional conocida como White International; conducía relajado escuchando una canción de los Beattles bajo un cielo nocturno cuando se dio cuenta de que unas extrañas furgonetas, de color negro y vidrios polarizados, aparecían de improviso en su camino.

- ¡Rayos! Lo que faltaba – dijo y se dispuso a hacer sonar el claxon para que despejaran el camino y pudiera llegar a su destino.

Pero entonces se dio cuenta de algo que le heló la sangre, una furgoneta que se había colocado estratégicamente delante del camión había abierto sus puertas traseras dejando ver a un sujeto con una máscara roja que simulaba una inmensa sonrisa, del mismo modo que una máscara de teatro, y en sus manos tenía lo que parecía ser un inmenso lanzacohetes.

- Mier…- dijo instintivamente mientras se disponía a hacer girar el camión, olvidándose por completo de lo peligrosa de su carga, conocía demasiado bien la potencia de un lanzacohetes como para estar preocupado de lo que fuera que llevara en la cola de su camión.

Entonces el vehículo sufrió los saltos ocasionados por pasar por sobre aquellas barreras que había entre los carriles centrales y los laterales, para impedir que los autos de los carriles de los costados se cruzaran con los de la vía central y junto a ello el impactando contra una de las furgonetas que terminó sacando del camino, mientras el sujeto del lanzacohetes lo levantaba para apuntar mejor a su objetivo. Luego todo ocurrió demasiado rápido. El cohete voló a gran velocidad mientras el chofer desesperado saltaba sobre la calzada, la explosión retumbaba sobre el puente y el camión se disponía a caer sobre el chofer, entonces él cerró los ojos con fuerza suplicándole a Dios que su hija pudiera estar bien con su esposa, a la vez que esperaba sentir las toneladas de metal arrebatándole la vida, pero al instante abrió los ojos y lo vio, entre las llamas que habían resultado de la explosión y sosteniendo las toneladas del camión, vestía lo que parecía ser una armadura de metal con un enorme vórtice en su pecho.

- ¿Qué esperas? Sal de aquí, en otro momento podrás contarle a tu familia como escapaste de la muerte – sin pensarlo dos veces el hombre se apresuró en levantarse y echar a correr por el puente hacia el continente. – Vaya que corre rápido, para lo gordo que se veía – rió el hombre de metal, para de un momento a otro hacer volar la cabina del camión con unas poderosas ondas que salían de sus manos.

Al verle aparecer los hombres de máscaras rojas sacaron sus metralletas y comenzaron a disparar con gran exaltación, pero él se apresuró en barrer el puente con sus impulsores de ondas haciendo que tanto las furgonetas como sus peculiares miembros se alejaran bastantes metros del camión, incluso que algunas de ellas se precipitaran a las aguas del canal de Ciro.

- Vórtice – dijo entonces otro hombre de metal con una voz completamente ruda y grave, uno que lucía más grande y aterrador que el que acababa de salvar al chofer del camión, tenía pintada una calavera roja y un par de huesos cruzados del mismo color en su pecho, media cerca de dos metros y medio y se encontraba pintada por completo de un negro intenso.
- Aquí voy – dijo entonces y comenzó a correr contra aquél coloso metálico que también corría hacia él.

Bueno, seguramente te estarás preguntando quién soy y qué estoy haciendo aquí, mi nombre es Henry Whittemore, heredero de la gran compañía de White International, fundada por mi abuelo años atrás y que actualmente se encuentra en manos de un sujeto hasta que cumpla la mayoría de edad y bueno, respecto a mis días, mis días son siempre lo mismo desde que mis padres murieron en un accidente de avión.

Todo comenzó hace algunos meses, o quizás sea posible decir que empezó mucho antes el día en que nací o en el que mis padres decidieron casarse, o en el que nació mi padre, o… bueno, ustedes entiendes. Tengo apenas 16 años, pero no soy un chico normal, he recibido la mejor educación del mundo y aprendido de los mejores en las distintas ramas de la compañía que administraba mi padre, desde fuentes de energía, física cuántica, mecánica avanzada, biotecnología y modelos teóricos que sería bastante difícil para un experto en su materia entender. Todo ello mi padre lo hacía con un objetivo claro, que yo fuera el próximo presidente de White International y que como tal supiera entenderme y manejarme en las tres ramas de la compañía, aprendiendo también distintos idiomas y, bueno… haciéndome quien soy ahora. Pero todo cambió el día de la muerte de mis padres, se me ocurrió la estúpida idea de destrozar el mundo con armas que dieran a quien las tuviera el control sobre todos, armamento a niveles tan destructivos que la bomba nuclear sería una carta amistosa en comparación a ellos. Consumido por el odio y deseo de venganza no fui capaz de medir las consecuencias que aquello podría generar, entonces llegó el día en que todo se fue realmente al carajo, entraron a la mansión de mi familia y robaron mis diseños y planos digitalizados, sentí que el mundo caía a mi alrededor, todo cuanto había construido para destruir al mundo podía llegar a caer en manos de alguien que realmente quisiera hacerlo, o peor, y ya estar en manos de alguien así, habían muy pocas opciones ante mí. ¿Decirle a la policía que habían robado mis planos? ¿Recurrir al actual presidente de la compañía y pedirle ayuda siendo que hace unas semanas había declarado abrir una nueva área militarizada en la compañía? No, no podía dejar en manos de otros mis problemas, sabía que aquellos planos acabarían creando el Armagedón, y sabía que el mundo necesitaría un héroe, pero no uno de esos que hay en las historietas o películas, el mundo iba a necesitar uno de verdad, y en ese momento tuve que tomar la decisión más importante de mi vida, volverme desde entonces y para siempre, en Vórtice.


El enemigo acertó un golpe al aíre, pues Henry tenía mayor agilidad con su armadura, ya que aquella contra la que luchaba consistía en un prototipo anterior de la misma que le había sido robado hace un par de meses, y a diferencia de la que actualmente portaba la anterior era mucho más lenta, más pesada, pero con un mejor blindaje a su favor.

- Está bien – dijo apartándose – dime quién mierda eres y que haces con mi tecnología – entonces su enemigo rió.
- ¿Tuya? – volvió a burlarse – No seas ridículo, esta armadura es mía, y yo soy el Gigante Rojo – para Vórtice fue imposible contener la risa.
- Vamos, ¿No sé te ocurrió un mejor nombre? Hasta Red Giga tendría más sentido – bromeó.

Luego en un rápido movimiento Vórtice se lanzó contra aquel rival propulsándose con las ondas de dos disparadores de ondas ubicados a la altura de sus omóplatos para empujar al coloso fuera del puente, una vez en el aire una fuerte explosión de ondas emergió de sus manos abiertas que empujó con fuerza al Gigante Rojo contra las aguas del mar haciendo que un inmenso oleaje chocara contra la costa a la vez que su antigua armadura se precipitaba hasta el fondo.

- Eso ha sido fácil – añadió volviendo al puente, para comenzar a caminar hacia el camión.

Usando ondas de sus manos apagó las llamas que aún ardían, y llegó hasta la cola del camión donde aún lucían las palabras PELIGRO en grande aunque ahora una gran abolladura, dejada por el impacto y la posterior explosión, ocupaba gran parte de la zona de carga del camión, pero en el mismo hecho se podía notar que lo que fuera que hubiera dentro era realmente importante, de otro modo no tenía sentido explicar que aquél cilindro hubiera sido capaz de soportar el impacto de un cohete de aquella envergadura.
Entonces abrió la escotilla, que estaba ahora a ras de piso, e ingresó a la zona de carga, activando la luz del casco para poder tener una mayor percepción del lugar y allí encontró una caja de unos cincuenta por cincuenta centímetros sujetada con firmeza a uno de los costados por unas enormes sogas de carga que se habían encargado de que no sufriera daño alguno después del volcamiento del camión, y al intentar tomarla descubrió su inmenso peso, entonces oyó las sirenas de la policía que seguramente habían recibido la información de lo ocurrido en el puente y se apresuraban en llegar hasta allí, por lo que no tenía tiempo que perder, tomó la caja, ayudado por el sistema mecánico de la armadura que le permitía ampliar su fuerza física, y salió del compartimiento. Para activar el modo de vuelo y llevarse consigo aquella misteriosa carga, sabía por experiencia propia que si era deseado por los hombres de las máscaras rojas entonces debía haber algo de valor en su interior, y considerando que desde que White International anunció una carrera armamentística todo parecía llevar hacia un mismo punto, la guerra y las armas se habían ido apoderando de ciudad Ciro, y lo que fuera que hubiera al interior de la caja debía ir en aquella misma dirección.

Llegó entonces Vórtice hasta una enorme mansión que ocupaba por completo una de las manzanas de la ciudad, tenía cerca de tres pisos y se encontraba en el centro de un inmenso jardín conformado por la totalidad de una colina, y plagado de árboles, hermosos rosales y con una arquitectura rococó que reflejaba un inmenso trabajo, entró sin esperar ser descubierto ya que la misma se encontraba vacía desde la muerte de sus padres. La mansión Whittemore, o el Palacio Blanco, como se conocía por su gran elegancia y su exuberante arquitectura, había sido construida por orden de su bisabuelo Ciro Whittemore en los tiempos de la fundación de ciudad Ciro, y ubicada estratégicamente sobre una de sus tres colinas, desde la que podía apreciarse toda la belleza de la zona, sus aguas claras, los amaneceres desde el océano atlántico y la zona continental del otro lado del canal de Ciro, la diferencia más grande era que por aquél entonces varias hectáreas se extendían a diestra y siniestra hasta el poblado que comenzaba a formarse, y desde la mansión existía un camino directo que llevaba hasta su completo opuesto, consistente en el ente corporativo de White Corp. una inmensa masa de edificios con un diseño completamente avanzado para su época y dueños de algunas de las primeras grandes fábricas la que se destinaba completamente a otorgar empleo a sus actuales ciudadanos. Era difícil por ese entonces prever que toda la gran visual del Palacio Blanco acabaría siendo eclipsada por la existencia de grandes edificios cristalinos que ocuparían gran parte del centro de la isla, también lo habría sido imaginar que el siempre conocido antro de grandes fiestas para la gente de las más altas esferas de la ciudad, ahora se encontrara por completo vacía, puesto que desde la muerte de sus padres Henry había despedido a todo el personal, clausurado las grandes fiestas, y se había decidido a clausurar por completo la mansión para evitar ser molestado, quedado completamente solo en aquella enorme mansión familiar.

Cruzó el enorme vestíbulo cuyo cielo se extendía a más de seis metros sobre su cabeza, haciéndole ver por completo pequeño entre toda la enormidad del lugar, el suelo plagado de cerámicas retrataban un sinfín de diseños sin igual que se entrecruzaban en total armonía, pilares inmensos revestidos de múltiples diseños y formas, y en su final una estatua a tamaño real hecha de mármol blanco que retrataba la viva imagen del fundador de ciudad Ciro, dos enormes escaleras nacían a diestra y siniestra de la estatua, las que subían dibujando un arco hasta el segundo nivel. Henry siguió caminando más allá de las escaleras y de la estatua y llegó hasta el ascensor ubicado estratégicamente tras un falso de pared para no romper la armonía del resto del lugar, llegó entonces e ingresó en el ascensor de servicio para después buscar su collar y sacar de él una llave que acabaría colocando en una abertura casi imperceptible para el ojo poco observador, y al girarla el ascensor comenzó a descender de forma automática, más allá de que el mismo indicara como únicos pisos el 1, 2 y 3 comenzando entonces a bajar más allá de lo que parecía llevar el mismo.

Finalmente, y tras un par de minutos, llegó hasta lo que parecía ser un sótano especialmente ubicado en la base de la colina, y desde el cual podían distinguirse un número casi infinito de computadoras, de máquinas de gran tamaño unos enormes plasmas, y una sección con un montón de máquinas que parecían armadoras industriales; una vez allí Henry dejó la caja sobre un enorme mesón y se dispuso a quitarse la armadura ayudado para ello por una de las maquinas ensambladoras.

Todo esto que estás viendo era la guarida de mi padre, el lugar en que dejaba llevar su imaginación y olvidarse por completo de todas las preocupaciones del día a día, cuando él murió yo no conocía absolutamente nada respecto de aquello, pero sí me fue bastante útil cuando apareció ante mí después del robo de mis cientos de diseños. Aquí se encuentran las primeras máquinas de White Corp. mucho antes de que la misma se volviera una compañía internacional como lo es hoy en día, también existe tecnología bastante avanzada y para mi padre este lugar significó su más grande herencia para mí.

Dos semanas después de su muerte había llegado el abogado y convocado a los pertinentes, Francis J. Smith y a mí. Yo heredaría la compañía aunque estaría bajo la tutela de Francis quien asumiría la presidenta y control total de la misma hasta que yo cumpliera los 18 años, además de las tres propiedades de la familia Whittemore y las distintas infraestructuras, personal y tecnología que tuviera su origen en la compañía. Sin embargo no era parte del testamento éste lugar, en los días que siguieron al robo de mis prototipos, fue Francis quien vino a visitarme y me entregó la llave, dijo que la misma era una copia que le había sido entregada a él en caso de que algo malo le ocurriera a mi padre y que mucho menos sabría cómo usarla, dándome a entender que yo tendría que descubrir su lugar, y tras un largo día recorriendo cada rincón de la mansión fue que acabé encontrando su lugar en el ascensor antes de ir a dormir.

Una vez aquí descubrí todo lo que él tenía escondido, y cuando encendí la computadora central apareció una grabación de mi padre en la que me informaba que aquí tendría todo cuanto necesitara, que aquí él tenía su lugar secreto, y esperaba que yo fuera capaz de hacer grandes cosas, pues ese había sido siempre su objetivo. Al poco tiempo, aquí nacería la primera de dos armaduras, la que acabaría usando ese… ¿cómo era? Ah claro, ese Gigante rojo, y la que llevo yo conmigo. Es aquí donde paso largas horas del día creando, descubriendo y formando una defensiva a los planes bélicos de White International.


De golpe la alarma de su reloj le recordó que a la mañana siguiente tendría que presentarse en White International, para lo que prometía ser la primera de varias visitas para conocer la compañía, siendo dirigido por el sucesor de su padre y con la intención de que pudiera así conocer el completo funcionamiento de la multinacional, ya que como bien sabían él sería el siguiente en ser el director de la compañía y debía, por lo tanto, estar preparado para asumir tan importante cargo. Henry se detuvo un momento para observar aquella caja, su contorno era completamente liso y parecía no tener grieta alguna a pesar del inmenso daño sufrido por el camión, pero se retiró bruscamente ya casi eran las 3 de la mañana y tendría la reunión a eso de las 6, sería mejor tomar una siesta y volver después de la reunión con Smith. Caminó al ascensor giró la llave que se encontraba en su cerradura y éste subió hasta el tercer piso, Henry volvió a girarla y la sacó para guardarla. Caminando entonces por los largos, silenciosos y fríos pasillos alumbrados suavemente por la luz de la luna hasta su cuarto, y teniendo que pasar por fuera del que antes usaban sus padres, lo único que podía tener claro era que a la mañana siguiente comenzaría un largo día.
 

Tyren Sealess

A fullmetal heart.
Respuesta: [Historia] Vórtice [7/6/15]

Creo que debería alegrarme por el capítulo, pero ya lo había leído. Esta historia, de la que tengo el honor de ser el beta reader (?), me recuerda enormemente a una serie de superhéroes de las que veía los sábados por la mañana cuando era pequeño, y también a The Flash, por el ambiente y la forma en que narras. Todo lo que tenía que criticar ya te lo he dicho, así que solo me queda decir que es bonito ver cómo el Submundo que forjamos en chats y drives sale a la luz. Te hamo mucho, y eres un grande. ¡Sigue así!
 

Karlsetin

Leyenda de WaH
Respuesta: [Historia] Vórtice [7/6/15]

Creo que debería alegrarme por el capítulo, pero ya lo había leído. Esta historia, de la que tengo el honor de ser el beta reader (?)!
Amigo mio, supieras cuantas cosas cambian en cada capitulo cuando voy más adelante para que la historia tenga sentido, espero que no te aproveches de las circunstancias y leas todos los caps que tengo subidos en el drive ;--; si no me quedaré sin novedades.

<3 Yo también te Hamo, con H mayúscula. :p
 

Aguiar

Colega de los colegas
Miembro del equipo
Administrador
Respuesta: [Historia] Vórtice [7/6/15]

Coincido con Tyren: tu forma de narrar la historia me recuerda mucho a The Flash, y eso es bueno porque en su día me encantó.
El prólogo se me hizo aburrido y bastante soso, pero es eso, un prólogo. Decidí no juzgar un libro por su portada, o en este caso su prólogo, y me leí el primer capítulo con resultados muy satisfactorios. Lograste introducirme totalmente en tu mundo literario y me supiste transmitir lo necesario.

Estaré pendiente de esto.
 

Karlsetin

Leyenda de WaH
Respuesta: [Historia] Vórtice [7/6/15]

Coincido con Tyren: tu forma de narrar la historia me recuerda mucho a The Flash, y eso es bueno porque en su día me encantó.
El prólogo se me hizo aburrido y bastante soso, pero es eso, un prólogo. Decidí no juzgar un libro por su portada, o en este caso su prólogo, y me leí el primer capítulo con resultados muy satisfactorios. Lograste introducirme totalmente en tu mundo literario y me supiste transmitir lo necesario.

Estaré pendiente de esto.
¡Pues muchas gracias! me sorprende de sobremanera que mi historia la comparen a The Flash, es una serie? el comic? que tipo de serie? cuando fue?

Respecto al prólogo es lo único que sobrevivió del relato original (perdidas de pendrives, echadas a perder de pc etc etc pero bueno... en él se contaba el origen del héroe y para no darme la lata decidí darle el enfoque posterior) Por ese motivo fue que decidí que debía perdurar tal cual (cambiando los nombres que en ese entonces eran otro) y por eso puede que no se condiga mucho con el tono literario actual, ya que el mismo es parte de un relato del 2012 que duró 2 caps.

Trataré de postear el próximo dentro de la semana que sigue o la subsiguiente, que estoy en lo último del semestre y la idea es que me vaya.

Espero que en todo cuanto siga en el relato pueda seguir atrapándote y queriendo saber más!


Estaré pendiente de avisarte cuando salga algo nuevo.
 

Karlsetin

Leyenda de WaH
Respuesta: [Historia] Vórtice - Actu 6/6/15

Como fue dicho les traigo el capítulo 2 de esta historia, espero sea del agrado de todos ustedes. Un fuerte abrazo.






CAPITULO II: UNA VISITA A WHITER INTERNATIONAL.​



Henry Whittemore se encontraba vestido formal, con un traje fino de costura italiana de tonalidad blanca, como era característico en su familia, sus cabellos rubios caían salvajes y despeinados cubriendo parcialmente sus orejas y su piel blanca hacía parecerle una suerte siniestra de vampiro que rehuía constantemente del sol. Estando allí vio llegar un vehículo blanco de vidrios polarizados con el logo de White International, consistentes en una W con tres esferas con los colores primarios simbolizando cada una de las sedes, entonces descendió Smith y avanzó hasta el muchacho, él media un tanto más que el heredero de la compañía, lucía un traje completamente opuesto que el del muchacho siendo de un negro intenso y sin tener una larga cabellera puesto que su cabeza se encontraba completamente rapada y bien afeitada. Al ver al muchacho miró su reloj ubicado en su muñeca derecha y volvió a mirarle.

- Veo que tu padre te ha enseñado bien a ser puntual, me alegra saber que tienes el sentido de la responsabilidad y no eres como otros tantos muchachos de estos días dedicados completamente…

¡Vamos! ¿Es necesario mamarme este discurso tuyo? Estoy aquí, ¿Acaso es muy difícil hacer esto rápido? tengo una inmensa caja cuyos secretos me corroen por dentro. Si, está bien, fui bien educado, mi padre fue un gran hombre, dudas de que pueda ser un buen presidente para la compañía, bla bla bla bla. Oh genial, ya era hora de la información…

- Primero debo decirte que se han presentado algunas complicaciones, esta madrugada un camión que contenía algo importante para nuestra compañía fue atacado por lo que los testigos señalan que era un hombre de metal, su chofer no ha podido ser encontrado para aclarar la información, pero aclarar la situación no lo puedo hacer hasta después de guiarte por la compañía, aunque me temo que deba dejarte si ocurre algo importante – entonces el presidente de la compañía sonrió – Ahora vamos, a ver hasta donde logramos llegar -

Smith comenzó a caminar subiendo la enorme escalera que llegaba hasta la puerta de cristal del edificio corporativo, una enorme torre de 75 pisos, a cada uno de los lados de la escalera había una estatua de un león rugiendo y Henry pudo ver como entraban y salían un montón de personas con traje, corbata y maletines. Así que comenzó a avanzar detrás de su tutor para poder hacer todo lo más rápido posible y volver a su guarida a estudiar el contenido de la caja.

En el interior pudo darse cuenta que había una recepción central, un par de guardias en la entrada y que lo que formaba el primer umbral de la compañía consistía en una enorme fachada de cristal que se elevaba hasta el infinito, ya que todos los pisos poseían balcones desde los que podía verse el mismo, y en su pared más alejada se encontraba un total de cinco ascensores que subían y bajaban y poseían la misma cualidad, la de permitir que sus pasajeros fueran vistos y vieran el exterior.

- En primer lugar, bienvenido a White International central – claramente Henry ya lo conocía, pero Smith debía cumplir con explicar cada detalle por muy obvio que este pudiera ser – los guardias de nuestra compañía son contratados por la agencia de seguridad Seccorp, la cual está certificada como la mejor de ciudad Ciro y se encuentra entre las tres primeras agencias de seguridad de los Estados Unidos y del mundo -
- Bien, veo que la compañía es bastante segura – dijo Henry ante la mirada inquisitiva del empresario, entonces Smith prosiguió con la visita y se detuvo ante el mesón de seguridad donde las secretarias los saludaron a ambos con gran entusiasmo al ver que el pequeño Henry había crecido tanto.
- Ellas son Emma y Claire, son las personas que mantienen el orden dentro del caótico mar de gente que viene y va, conocen por completo nuestros edificios y además conocen los números de contacto para hacer que las personas que aquí vengan puedan contactarse con aquellos que buscan – explicaba al joven el adulto – Sin ellas esto se derrumbaría por completo – Entonces Henry hizo una reverencia para saludarlas a ambas respetuosamente. Siguieron el recorrido entonces hacia los ascensores de cristal.
- ¿Qué opinas de lo que fue robado? – preguntó entonces Henry, y notó como Smith se mostraba preocupado.
- Todo – señaló sin dar gran información acerca del asunto – Dudo que haya sido robado por el chico de metal, pero de haber sido así debería saber que es muy peligroso y que estaría más seguro en nuestra compañía – el aire severo en que lo dijo hizo sentir al pelirrubio por un momento atrapado, querer correr a casa y así evitar que cayera en manos de otro ladrón, pero cambiando bruscamente de tema Smith continuó – Bueno, aquí está la zona de ascensores – dijo parado frente a ellos.
- No te molestes en dar una gran explicación, sé muy bien cómo funciona un ascensor – Smith le dirigió una mirada severa que siguió con una sonrisa.
- Está bien, entonces procedamos – señaló, y se dispuso a tomar el ascensor central. Pero antes de hacer click en el botón se volteó para mirar a su joven alumno – Si tienes razón y sabes cómo es esto, entonces me dirás que hace particular a éste –

Veamos… veamos, ¿Es qué acaso no es obvio que uno debe llevar hasta la oficina central del presidente de White International? Pensó él, pero realmente habían sido pocas las veces que había ido hasta una de las estructuras de la compañía familiar, viajando de lado a lado en el mundo y estudiando de los mejores, Henry Whittemore era un completo extranjero en casa.

- ¿Y bien? – para Henry fue imposible no sonreír pues le había llegado la respuesta al notar que nadie se encontraba en él.
- Claro que lo que hace particular a este ascensor es que no lo puede usar cualquiera, que tiene un acceso restringido y limitado y que a diferencia de los otros dos aquél que lo use puede ir a cualquiera de los pisos que tiene el edificio – Smith sonrió.
- Ya, tienes razón en algo. Pero has olvidado lo más importante – un silencio rotundo – es el único que permite ir a los pisos inferiores, los pisos en que se encuentra la totalidad de laboratorios, zona de investigación, equipos, químicos, reactores y todo cuanto se utiliza para el pleno desarrollo de la compañía –
- O sea que ahí escondes las armas – dijo Henry con una sonrisa victoriosa enrostrándole al empresario el hecho de comenzar la carrera armamentística de la compañía.
- Si, ahí las escondo – dijo tranquilamente – Todos tenemos un secreto señor Whittemore, y sería bueno que no juzgara así como así, no todos desean la caída de la compañía, y mucho menos desean la destrucción de nuestra gran ciudad. Si en algo valoro a ese chico de metal es que logra protegerla, pero no podemos dejar la seguridad del mundo en manos de un muchacho, no podemos ni debemos, no seríamos hombres valientes si nos refugiamos detrás de una armadura ¿Entendido? – en ese momento vibró el teléfono del presidente quien calmadamente lo extrajo de su terno – Discúlpeme – dijo antes de contestar.

Entonces Henry se quedó helado mirando al hombre delante de él, en cierta medida Smith le había entregado la llave del laboratorio secreto de su padre, él había puesto en sus manos lo necesario para hacer de Vórtice una realidad ¿Podía ser acaso qué…?

- Lo siento señor Whittemore – dijo dirigiéndose a Henry – me han llamado porque han encontrado al chofer, quizás ahora podamos saber que ha pasado con la esfera –
- ¿Esfera? – preguntó entonces por inercia
- Si, una esfera. Todo un inmenso camión para transportar una caja con una esfera de energía y radiación que dejaría en ridículo una bomba nuclear. Dios quiera que nadie la abra, porque de hacerlo… - el empresario respiró hondo y volvió a la seriedad – Si alguien abre esa caja le sugiero, señor, que abandone de inmediato la isla. Me temo que tenía que haber puesto un contingente de seguridad en torno al camión, pero no pensé que lo atacarían viéndose como cualquier otro vehículo. Eso, señor, es lo que debe aprender. Aprender de mis errores, de los de sus ancestros y asegurarse de que no se vuelvan a cometer –
- ¡Papá! – sonó de improviso una voz detrás de ambos hombres y al voltearse pudo Henry verla, allí estaba la siempre alegre y hermosa Beatrice Smith, una chica de cabellos negros y lisos que caían a ambos lados de su redondeado rostro, y también vio detrás de ella a Rick Delaware, quien era un joven alto de cabellos castaños y complexión musculosa, el joven Whittemore sintió que su idea de volver a casa tomaría mucho más tiempo del que se temía, pero la idea de tener una bomba nuclear debajo de la colina le atemorizaba. Al reunirse a ellos la chica dio un fuerte abrazo a Henry – Pensé que no te volvería a ver – dijo totalmente alegre, al poco rato llegó Rick con un paso lento.
- Miren quien está aquí – sonrió el pelicastaño, llevaba una chaqueta de mezclilla, la cual tenía un parche en la espalda que retrataba una calavera con dos huesos cruzados debajo, aunque sus mangas se caracterizaban por ser parte de un poleron común y corriente de color negro intenso. Aquella chaqueta era parte de él, casi tanto como sus cabellos castaños– pensé que no te saldrías nunca de ese palacio tuyo amigo mío – añadió con un fuerte estrechón de manos.

¿Era tan necesario que ellos llegaran justo ahora? Beatrice y Rick, mis dos más grandes amigos en todo el mundo, los tres fuimos criados juntos por nuestros padres, y ya llevan un tiempo saliendo juntos, incluso han comprado un departamento en la sexta avenida.

Beatrice es la hija menor de Smith, y como tal es la persona por la que el mismo profesaba un inmenso cariño, es una cantante por excelencia, aunque siempre se ha negado a seguir una vida de cantante profesional y en su lugar se ha dedicado a sacar los títulos en lo relacionado al área de la bioingeniería, para poder buscar alguna cura a muchos de los males que azotan a la humanidad y sintiendo gran admiración por uno de los más grandes bioingenieros rusos, el doctor Ivanov, quien le hizo además clases durante dos años.

En tanto, Rick Delaware es un chico huérfano igual que yo, aunque él había perdido a sus padres mucho antes siendo muy pequeño y había sido criado desde entonces por su tío abuelo, un hombre bastante gruñón y de mal humor llamado Thomas Delaware, quien por alguna razón logró que Rick se volviera una persona bastante ruda y de ser un joven poco atractivo adquiriera un físico digno de cualquier atleta, su espalda ancha, sus brazos bien formados, hacían que quien le viera se sintiera intimidado, pero algo le hacía muy distinto estando ante nosotros dos, pues toda la rudeza se desvanecía y dejaba entrever su buen corazón, a diferencia de lo que muchos puedan pensar de él, no es para nada un deportista y pasa sus horas estudiando mecánica y arreglando vehículos en el taller Thom Delaware pues su tío se ha negado férreamente a permitir que Rick reciba ayuda económica para su educación y le ha obligado a aprender que todo debe ganarlo con el sudor de su frente.

Fue tras la muerte de mis padres que ambos se habían empeñado sin descanso a invitarme a salir, a juntarme con ellos, e incluso a mudarme a su departamento para que fuéramos nuevamente los tres contra el mundo corporativo que nuestros padres tanto defendían. Pero el robo de mis diseños y su eventual utilización en el mundo eran el punto fuerte que me impidió aceptar tenerles a mi lado. No podía ni debía aceptar que ellos corrieran peligro por mis acciones.


- Bueno, yo me retiro – dijo Smith con solemnidad tras abrazar cariñosamente a su hija, Beatrice protestó pero no dio resultado. – Que esté bien señor Whittemore – dijo – Espero informarle si algo nuevo se presenta y que podamos recorrer la estructura en una nueva oportunidad –
- ¿Entonces Whit, que dices? – preguntó Rick, a lo que Henry miró confundido – Tú, Triz y yo, unas buenas cervezas, una película en nuestro departamento, algunas cuantas viejas historias, una que otra película y un día entero para tus viejos amigos – explicó con una sonrisa.
- ¡Sí! – exclamó la chica con alegría – Ya es hora de que nos pongamos al día, nos has tenido demasiado botados últimamente – añadió picando con su dedo la punta de la nariz del heredero de White International de manera juguetona.
- Ya – rió Henry - ¿Pero no creen que debo cambiarme? – entonces la pesada mano de mecánico de Rick se posó con fuerza sobre el terno italiano blanco de Henry, dejando una mancha de aceite de camión sobre la fina tela del terno.
- Amigo, me temo que tendrás que comprar uno nuevo de estos ahora – en el rostro del pelicastaño se retrataba una enorme sonrisa – Así que no creo que vaya a ser un problema ensuciarlo un poco más -
- ¡Está dicho! – exclamó la joven Smith - ¡Los tres unidos una vez más peleando contra la televisión y kilos de comida chatarra! – añadió apuntando hacia la salida de la torre y con un tono que lo hacía sonar bastante épico, sin mencionar la pose heroica que ella retrataba. Por dentro Henry temía lo peor; la caja de plomo en el sótano, la esfera-bomba nuclear, el riesgo para la ciudad, todo era bastante peligroso, pero había algo en él que le hacía negarse a la idea de renunciar a estar con sus amigos.

En un lugar bastante apartado de aquél, un submarino especializado, oteaba incansablemente el fondo rocoso del canal de Ciro con dos focos colocados especialmente a sus costados y llevando un agarre especial delante que le permitiría hacerse con su objetivo una vez encontrado.

- Allí – dijo entonces la voz de una mujer al hombre junto a ella, ambos llevaban aquellas características máscaras rojas de los que habían atacado el camión en el puente la noche anterior.

Al instante los focos fueron dirigidos en la dirección que ella señalaba y pudieron encontrar la armadura del Gigante Rojo enterrada en la arena y mezclada entre las rocas.

- Se ve dañada – dijo entonces el hombre, ya que parecía que la misma había colisionado con fuerza contra uno de los grandes peñascos marinos.
- Eso no será importante – aclaró entonces la chica – Podremos remodelarla, cambiar algunos circuitos, llenarlas de armas, no sé, alguna idea se nos va a ocurrir –
- Pero no olvides que está el cadáver dentro – protestó él.
- Un caído más para una causa mayor – señaló entonces la chica con severidad, entonces el hombre se quedó callado y procedió con lo que tenía que hacer.

De inmediato el agarre del submarino se abrió para tomar el objetivo y luego ser transportado por ellos fuera de la masa acuática del canal de Ciro, sobre ellos el puente de la ciudad aún tenía tres pistas cerradas por la policía y al ver llegar el vehículo de White International abrieron paso a su presidente.

- Señor – dijo solemnemente uno de los oficiales siguiendo al presidente de la compañía – Sígame, por aquí está el chofer del camión –
Entonces llegaron hasta uno de los vehículos policiales en que el chofer prestaba declaración a un hombre de cabellos negro azabache y que lucía realmente importante dentro de la policía de la ciudad.
- Perfecto, capitán Mondragón – dijo Smith al reunirse con él – Ahora permítame hablar con él – añadió.
Allí el hombre que se encontraba prestando declaración se lanzó a los pies de Smith mientras no dejaba de repetir.
- Aquellos hombres con máscaras rojas tenían un lanzacohetes no quería morir tengo una hija tengo una familia esperándome en casa – dijo rápidamente sin dar tregua a pausa alguna.
- No te preocupes – dijo entonces el calvo – Ahora levántate y dime, ¿Cuál es tu nombre? ¿Cómo sobreviviste? – Tras levantarse bastante temeroso el hombre apretaba y doblaba con nerviosismo su gorra de camionero.
- Soy Reyes, señor, Eduardo Reyes y fue Vórtice… él me salvó señor – dijo, mientras los latidos de su corazón aún retumbaban con fuerza en su cabeza – Él impidió que el camión me aplastara –
- ¿Vórtice? – preguntó confundido, la verdad era que por primera vez oía que alguien usara ese nombre para referirse al chico de metal.
- Sí señor – dijo más calmado – Él impidió que aquellos hombres me asesinaran –
- ¿Y sobre la carga? – preguntó Smith - ¿Sabes dónde se encuentra? –
- Creo que él se la llevó – contestó – la verdad no lo recuerdo bien, pues sólo supe correr y lo último que vi era como luchaba contra otro tipo metálico –
- ¿Otro? – era la primera vez que oía sobre un segundo tipo con armadura, y ya era bastante raro oír tanto que gente con armaduras metálicas rondaran la ciudad.
- Si, una armadura con una calavera roja –
- Está bien Eduardo, has sido de gran ayuda y por lo mismo te ofrezco la mía - dijo estirando su mano, y firmando así un trato con el antiguo chofer del camión.

La tarde caía y Henry se encontraba recostado en el suelo junto a sus amigos viendo una película más, riendo y comiendo abundante comida chatarra, olvidándose de todas las preocupaciones que gustaban de atormentarlo.

- Hey Henry ¿Qué dices? – preguntó entonces el gigantón al acabar la película – Con Triz tenemos planeado ir a darnos una vuelta por París, ya sabes, alejarnos de la ciudad por un tiempo, ir a tomar aire lejos de todo esto y creo que sería bueno que fueras con nosotros –

El joven Whittemore se quedó un momento pensativo, luego la mirada de la joven Smith acabó convenciéndole de aceptar, la verdad era que por mucho que tuviera ahora un rol de héroe de la ciudad no podía negarse a aquellos pequeños placeres mundanos.

Hace mucho tiempo atrás él y sus dos amigos solían viajar a Europa, escaparse semanas enteras y sentirse liberados de las presiones paternales. Cuando volvió a la realidad notó que el fortachón le miraba con atención a los ojos.

- Estás perdido amigo – dijo con una sonrisa cuando notó como Henry reaccionaba después de largos segundos – Será mejor que vengas con nosotros, puede que ese nidito tuyo te esté afectando y te haga falta un tiempo de caridad con los viejos tiempos –

- Puede que tengas razón… - dijo entonces con cierta dificultad.
- Tranquilo, ciudad Ciro seguirá aquí cuando volvamos –

En parte eso era lo que más temía él, que sus proyectos, sus diseños, las armas, que todo aquello acabara destruyendo la ciudad si él no estaba para detenerlos. La tensión rápidamente fue gobernando en la habitación, ninguna palabra de ninguno de los presentes, como si lo último dicho por el joven Delaware hubiera sido algo en lo que ninguno de ellos hubiera pensado.

- Henry – dijo entonces mirándolo con seriedad, de un modo que pocas veces solía actuar en presencia de sus amigos - No hay que rendirse nunca, aun cuando has perdido – el joven pelirrubio le miró con un enorme signo de pregunta en su rostro – No porque nuestros padres hayan muerto será el fin para nosotros, somos amigos y no dudes que puedes contar por completo con Triz y conmigo, no por nada nos criamos juntos y estuvimos juntos tantos años. Claro… - hizo una pausa y miró a la joven Smith – Ahora nosotros no somos del todo amigos, pero no quiero que nuestra relación nos haga perder a un buen muchacho como tú. Sé que es difícil – bajó la mirada, cierta tristeza le afectaba al tocar el tema – Sé que es difícil que te quiten todo lo que tenías, pero en ese entonces ustedes dos fueron los que lograron hacerme salir adelante. Espero que puedas encontrar el mismo refuerzo en nosotros – luego cambió radicalmente su actitud - ¡Ya! – gritó con fuerza como para renovar su energía – Ahora que Henry ha aceptado ir con nosotros es turno de que sigamos con nuestras pelís – Todos rieron al unísono y Beatrice apretó el botón de play en el control remoto haciendo que la película comenzara.

Estando allí Henry pudo sentirse por completo seguro, realmente las palabras de Rick habían calado hondo y no había forma de que pudiera dejarse de preguntar si era tan necesario ser Vórtice y si en su lugar no podía dedicarle a ambos amigos aquél tiempo que exigían. Luego agitó con fuerza la cabeza, no era momento para estar preocupándose, era la noche para los tres.

Sin saberlo, en su guarida, una extraña luz azulada comenzaba a escapar por las ranuras de la caja mientras del interior de la misma parecía emerger una voz que gritaba desgarrada y que acababa retumbando entre las cavernas de la colina, una voz que repetía una sola palabra, un nombre, el nombre de la persona que más odiaba, una voz que sólo era capaz de gritar: SMITH.
 
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Karlsetin

Leyenda de WaH
Respuesta: [Historia] Vórtice [16/6/15]

Bueno, aquí viene la 3ra parte, disculpas por el doble post :( fue sin intensión




CAPITULO III: LA PAZ ARMADA​






Han pasado algunas semanas desde mi visita a la compañía, aún trato de entender el funcionamiento de la esfera sin abrir la caja por miedo de la reacción que esta pueda tener al contacto con el O2 del ambiente. Lo que más me preocupa es la cada vez mayor pasividad de la ciudad, es como si de un momento a otro no haya peligro alguno en ella, es como si de un momento a otro, la mafia de las máscaras rojas, los proyectos de White International, los criminales menores, los mercenarios… es cómo si todos ellos hubieran desaparecido o se hubieran ido juntos de vacaciones, lo que no deja de hacerme sentir intranquilo, pues o ya no tengo nada más que hacer en mis noches y deberé volver a tener una vida monótona de futuro presidente de una compañía colosal, o tal vez, sólo esperan el momento indicado para dar un gran golpe. Un golpe directo y profundo contra el corazón de la ciudad.

Henry estaba digitalizando algunos diseños más, esta vez consistentes en modificaciones y actualizaciones al diseño del traje que llevaba, pudiendo verse todo lo trabajado a través de una proyección 3-D realizada dentro de lo que parecía una gran pecera, el proyector actuaba transponiendo las imágenes y modelos digitales de modo que lograra una visualización 3-D, pero para todo ello era necesario un requisito especial, que consistían en unas gafas especiales que permitían ver lo que se construía al interior de la pecera, ayudado por dos varillas podía ir moldeando los detalles a través de una respuesta digital producida por los minuciosos movimientos de la misma, lo que iba consumiendo sus largas horas y que acababa siendo una de sus únicas vías de escape desde muy pequeño cuando su padre desarrolló el primer prototipo de aquella tecnología.

El resto de la caverna sólo conocía el silencio, un enorme número de maquinarias detenidas y sin vida alguna, entre los brazos mecánicos podían encontrarse algunos trabajos a medio hacer, una suerte de esqueleto robótico decapitado, unos cuantos propulsores mal logrados de las primeras pruebas que realizó, huellas todas ellas de los primeros trabajos que había hecho con la intención de detener sus otras creaciones; en cuanto a la caja, ésta se encontraba cerrada en una mesa distinta detrás de Henry sin dar señal alguna de actividad.

De golpe, y rompiendo la tranquilidad del lugar, apareció una luz roja en la guarida apoyada por un fuerte sonido de alerta, y Henry se sacó las gafas para luego encender la pantalla donde se veían unas noticias del canal Tv Ciro, allí podía ver como un nuevo, y mejorado Red Giga, parecía estar dirigiendo un ataque contra White International, pudiendo distinguirse la gran edificación de la compañía en el fondo, tras un bloqueo de vehículos de policía entremezclados con los guardias de Seccorp que servían a la multinacional, todos funcionando como una barrera para aquella pesada y titánica arma.

Al ver la pantalla Henry sonrió, tenía claro que no había razón para colgar el traje de Vórtice aún, corrió hasta una plataforma circular sacándose la chaqueta y dejando entrever un traje sintético que se encontraba pegado al cuerpo, una vez en la plataforma se sacó los zapatos y los pantalones, luciendo por completo aquél extraño traje sintético, para apretar luego un botón junto a la plataforma que hizo reaccionar los brazos mecánicos y colocar encima de su traje las piezas de la armadura de Vórtice, lo que debió haberle tomado cerca de 10 a 15 minutos.

Una vez colocada apretó otro botón ubicado en la plataforma abriéndose un hangar especial por el cual salió propulsado a gran velocidad, cerrándose el mismo una vez Vórtice hubiera abandonado por completo el recinto, sin poder ser testigo de cómo un haz de luz escapaba de la caja y deslizándose como una serpiente en las arenas del desierto lo hizo por las cerámicas de la guarida hasta llegar al esqueleto robótico, el mismo automáticamente comenzó a temblar mientras una luz azulosa lo cruzaba por completo haciendo que empezara a moverse pesarosamente y con dificultad hacia la caja, estando ante ella abrió el cierre metálico para luego abrirla suave y torpemente, entonces la intensa luz que emanaba de la esfera iluminó intensamente todo cuanto había en la guarida, y las manos robóticas del esqueleto decapitado la tomaron para comenzar a llevárselas hasta el lugar donde debía de tener su cabeza, una vez allí la soltó y la energía de la esfera recubrió por completo el esqueleto, dándole forma y comenzando a salir intermitentes rayos de luz como grandes látigos hasta que de un momento a otro todo pareció estar acomodado y en su lugar y la esfera, ahora convertida en un rostro, abrió sus ojos triangulares y una enorme sonrisa, todo lo que recordaba fácilmente a una cara tallada en una calabaza de Halloween. Luego la criatura comenzó a expandir su energía entorno al esqueleto robótico, para terminar dando un paso que terminó separándolo de éste y haciendo caer aquella estructura de metal resonando el eco de su frío metal contra el suelo de la guarida.

Las calles entorno a la ruta principal hacia White International se encontraban cortadas y desviadas, por motivo del caos a las afueras del ente corporativo, la barricada policiaca y de guardias privados, sin mencionar a aquellos cuantos francotiradores profesionales de Seccorp, no podían hacer el peso al arsenal de armas que la entidad mafiosa había colocado en el guerrero, ni siquiera a la potencia de fuego de las mismas, ni mucho menos lograr penetrar en la coraza negra de su coloso metálico; por aquella misma razón tenían la fortuna de no haber entrado en fuego cruzado con el enemigo, sin embargo éste no dejaba de avanzar a paso constante y firme hacia la inmensa compañía.

- Retírense o abriremos fuego – informó el capitán de la policía, Erick Mondragón, de cabellos negro azabache y entrecano, piel morena y voz ronca. La única respuesta del enemigo fue una nueva y fuerte pisada – Repito, retírense y evitemos el fuego cruzado – volvió a hablar, mas lo único que cambió fue la postura del coloso, quien tras una intensa marcha se había al fin detenido.

- Capitán, ¿Qué haremos? – preguntó un oficial por la radio.

- No disparen hasta que dé la orden – señaló – Aún hay civiles en los edificios aledaños, y hasta que todos ellos hayan sido evacuados no será seguro entrar en batalla – La verdad era que la sola idea de entrar en batalla contra aquél enemigo sería claramente una invitación a la muerte, la policía de ciudad Ciro no estaba preparada para aquél tipo de situaciones y por mucho apoyo logístico y armamentístico, tanto de Seccorp como de White International, no podía evitar sentir que su departamento de policías sería el que se llevara la peor parte. Entonces oyó su teléfono y al sacarlo vio que era un número desconocido, extrañado contestó.

- ¿Qué está esperando capitán Mondragón? ¿Acaso quiere que aquellos maníacos se salgan con las suyas? – la voz al otro lado de la línea sonaba cargada de autoridad y enojo.

- Señor, no podemos hacerlo… hay civiles involucrados – intentó excusarse.

- Mondragón, será mejor que haga lo que sea necesario para detenerles – las palabras no eran una sugerencia, era claro para el capitán que debía obedecer a toda costa – Si ellos llegan hasta la compañía… créame que el destino de aquellos civiles será lo de menos, hay al menos 7 mil millones de ellos que se lo agradecerán desde sus tumbas – un sudor frío resbaló por la espalda del capitán de cincuenta años. Sabía, como todos, que la compañía era una pionera en tecnología y desarrollo, también que las decisiones de su actual presidente habían sido inclinar aquello en el área bélica, ¿era tan real el peligro que le profetizaban?

- Entendido, señor – fue lo único que dijo antes de cortar la llamada e informar por radio a todas las unidades la nueva orden – FUEGO –

Casi al unísono todas las armas disponibles de la policía, y Seccorp, reaccionaron y una gran cantidad de humo se alzó debido a la mezcla de disparos de casi cien armas, el eco de cada disparo retumbaba en los edificios, junto al eco que producía el impacto de cada uno de ellos contra la coraza de metal, pero cuando aquella neblina se fue difuminando, pudieron ver que la armadura negra estaba completamente intacta

- Mi turno – dijo con una sonrisa imperceptible, y al instante dos cañones de misiles con cargas cada uno de 6, aparecieron sobre sus hombres y comenzó a dispararlos con fuerza en contra de la barricada y hacia las habitaciones de los edificios aledaños en que habían sido reconocidos los francotiradores.

- ¡Pero qué demonios! – exclamó el capitán Mondragón mientras se tapaba el rostro para no recibir la polvareda y activaba su radio – Busquen un punto en aquella maldita armadura, no puede ser tan indestructible como parece ¡Todo tiene un punto débil, sólo hay que encontrarlo! – gritó por radio desesperado, también esperaba confirmación de los oficiales en los pisos, no quería tener ninguna baja en su registro.

Entonces vieron llegar a un segundo hombre de metal, pero este de armadura plateada, y para los oficiales fue imposible no reaccionar apuntándole, tan solamente los de Seccorp se mantuvieron a raya ya que tenían órdenes estrictas desde su alto mando, al instante sonó el teléfono del capitán.

- No disparen, por nada del mundo – gritó una voz al otro lado de la línea, era la misma que había sonado la llamada anterior.

- Señor, ¿conoce a éste segundo sujeto? – indagó mientras por el intercomunicador avisaba que no atacaran.

- No sé quien sea, pero te puedo asegurar que si está de algún lado, no lo es de aquél contra el cual combaten – las palabras al otro lado de la línea sonaban firmes y seguras.

- Está bien Smith, ¿Qué quiere que hagamos? – preguntó entonces.

- Saquen a los civiles capitán, luego reúnan sus fuerzas, es probable que aquel tipo de armadura negra no sea lo único que nos depare éste día.

El capitán Erick Mondragón deseó protestar, deseó pedir un descanso, quiso poder retirarse de las fuerzas policiales para siempre. Pero en su lugar simplemente acató lo ordenado, había hecho un juramento a la hora de volverse policía y, aunque no especificaba acerca de maníacos en armadura de metal blindado y con armas variadas de gran capacidad de fuego, no iba a romperlo, al menos no hoy.

- ¿Así que nueva armadura? – preguntó entonces Vórtice a su rival – Me sorprende que los de tu organización tengan la inventiva para hacerlo, pero bueno, supongo que no les fue para nada difícil siguiendo mis indicaciones – añadió con enfado – Aunque admitiré que me temía que hubieras muerto, ¿Qué habría hecho sin el Gigante Rojo dando vueltas por aquí para darle una paliza? –

- Te equivocas – dijo entonces – Gigante Rojo murió en el canal, yo soy uno muy diferente, uno renovado – añadió con cierto tono de enfado.

- Espera – dijo entonces Vórtice levitando a cierta distancia del suelo – ¿Así que ahora podré llamarte Red Giga? – preguntó, como un intento de mantener a raya la idea de que se había vuelto sin desearlo un asesino.

- Llámame como quieras – gruñó el hombre bajo la coraza de metal – Total, no vivirás mucho tiempo para pronunciarlo –

De un momento a otro Reg Giga activó una metralla colocada especialmente en su brazo derecho y empezó a disparar frenéticamente contra Vórtice, quien volando escapaba de los disparos volando en círculo entorno a su rival, sin embargo cada uno de los balazos no producía daño alguno a la armadura, puesto que esta se encontraba bien reforzada. Los oficiales habían confirmado todos encontrarse con vida y el capitán Mondragón miraba con recelo al recién llegado, ninguno de ellos le provocaba la menor confianza, y por el radio dio la orden de que se reunieran detrás de la barricada, de ser necesario harían caer a ambos seres de metal.

- ¿Eso es todo Red Giga? – preguntaba Vórtice burlón, pero antes de que pudiera recibir una respuesta su rival activó los mísiles que salieron disparados desde sus hombros en dirección a Henry, quien a pesar de intentar sacárselos de encima no podía desviarles de su ruta.

Los oficiales entonces vieron como doce misiles volaban a toda velocidad detrás del que volaba mientras el mismo daba vueltas con agilidad intentado desviarlos, luego algunos de ellos se sorprendieron al ver a Smith salir desde White International e instalar en el suelo un cañón que se encontraba listo para acabar disparando un misil antiaéreo, apuntó con cuidado mirando hacia el ser volador para acabar apretando el gatillo.

¡Eeeeespera! ¡Noooo! ¡Maldito Smith, intento ayudar y llegas y me disparas!

Entonces una fuerte explosión acabó empujando a Vórtice hacia delante, el misil disparado por Smith había estallado en medio de los misiles lanzados por Red Giga.

¡Genial! Sabía que ninguno de ustedes lograría destruirme tan fácilmente.
Realmente nadie podía asegurar que Smith intentaba o no asesinar a Vórtice, lo único claro es que había logrado detonar los misiles que se encontraban cazando al de la armadura voladora.


- Debemos ayudarle – dijo entonces a Mondragón – Él es el único que puede detener a aquel coloso que tenemos delante –

- Entendido señor – dijo entonces, y los oficiales dispararon por segunda vez contra Red Giga, mientras Vórtice en lo alto no lograba comprender la razón de que Smith acabara salvándole, aunque finalmente la idea de que el actual presidente de la compañía había usado el misil antiaéreo para matarle resultó más lógica para él.

Abajo, en la arteria principal de la ciudad, el coloso de dos metros se disponía a utilizar su metralleta en contra del conglomerado policial y los guardias de Seccorp mientras reía con intensidad.

- ¡No! – gritó entonces Henry, propulsándose con intensidad hacia el nivel de la calle para ser quien recibió finalmente el impacto del fuego cruzado de uno y otro bando. Al instante la lluvia de balas cesó y vieron como Vórtice se precipitaba contra el asfalto.

MIERDA, nunca pensé que sería víctima del fuego cruzado, no sé que se ha visto afectado pero ha dañado el flujo de energía de la armadura, debo encenderla rápido… pero… ¡Maldita sea! ¿Por qué no responde?

El silencio invadió el lugar, las balas dejaron de retumbar. ¿Había sido ese el final? ¿Eran las balas las que acabarían destruyendo su corta carrera de super héroe? Henry tirado boca abajo trataba en vano de levantarse, la armadura no respondía y pesaba mucho más de lo normal. Oía los pasos pesados del coloso que hacían retumbar la tierra en torno a él, luego sintió el peso de la fuerte pisada de su rival sobre su espalda provocándole gran dolor.

- Te dije que morirías – rió – Ya es hora de que te rindas, no hay forma de que puedas huir de tu muerte -

- No hay que rendirse nunca, aun cuando has perdido – dijo Henry parafraseando lo que Rick le había dicho hace algunos días.

La pisada de Red Giga por un instante dejó de aplastar con la misma intensidad, luego Henry esperó sentir su espalda crujir y romperse, pero en su lugar sintió que la armadura que tenía encima era alzada de golpe y volaba hasta estrellarse en contra de la barrera policiaca, lo que no podía ser posible, la armadura que su rival usaba no estaba adaptada para el vuelo y pesaba un… De un momento a otro los sistemas de la armadura de Vórtice comenzaron a reactivarse como si hubiera recibido un nuevo y completo flujo de energía, la armadura dejó de pesar con la misma intensidad lo que permitió que Henry pudiera volver a estar de pie.

Entonces él lo vio, aquella cosa nacida en su guarida desde la esfera de energía de la caja del camión, medía casi dos metros y daba la impresión de brillar con una intensidad tal, que de no ser porque Henry llevaba el casco no habría podido verlo directamente.

- Gra… gracias – dijo entonces el heredero de la compañía sin saber cómo reaccionar ante lo que tenía frente a él.

- Te lo debía, me has salvado de caer en las garras de Smith – dijo la criatura – Ahora te pediré que te apartes, debo terminar de hacer lo que tengo que hacer –
Por su parte Red Giga luchaba por levantarse rodeado por los oficiales que apuntaban directo hacia él.

- Será mejor que no te levantes amigo – dijo un joven de Seccorp, que lucía el traje de la agencia de seguridad y llevaba sus cabellos castaños regidos por un corte militar.

- ¿Qué es eso? – preguntaba el capitán Mondragón sin lograr entender lo que tenía ante sus ojos.

- Creo que… - se oyó decir a uno de los policías antes de ser interrumpido por la sorpresa de los poderosos rayos de energía que salieron de la criatura y que impactaron de golpe contra los vehículos policiales que formaban la primera barrera en la barricada policiaca estallando al instante.

- Maldita sea – gruñó el capitán, ya bastante era tener que lidiar con dos chicos en armaduras de metal como para ahora tener que lidiar contra aquella cosa.

En tanto Henry no lograba comprender lo que estaba ocurriendo, se sentía petrificado junto a aquella criatura, no sabía qué hacer para combatirle y sentía en su piel el intenso calor que la energía que de ella emanaba lograba impregnarle. Luego el sonido de la explosión de los primeros vehículos.

- ¡No! – dijo entonces colocándose ante ella – Detente – El ser de energía dejó de atacar para mirar la armadura plateada ante él.

- ¿Por qué debería? – preguntó, su rostro se veía totalmente escalofriante pues lograba entre todo aquel mar de luz tener cierto rastro de humanidad, algo que Whittemore no lograba comprender.

- Dañarás a gente inocente – intentó argumentar, pero la criatura simplemente se mofó.

- La inocencia nos ha dañado a todos, es hora de que el mundo deje de ser inocente, y aquello comenzará con la muerte de Smith –

Desde el otro lado de la barricada al presidente de la compañía se le heló la sangre al oír su nombre, aquella criatura lo quería a él, por su parte el coloso de armadura negra acababa de levantarse mientras los oficiales con sus armas no lograban atemorizarle.

- Lo siento muchachos, pero ahora tengo algo personal que atender – dijo entonces y comenzó a avanzar hacia el recién llegado sin que pudieran, ni se atrevieran, a ponerle resistencia.

Smith veía todo aquello sin saber cómo reaccionar, ¿Huir? ¿Morir? El miedo era lo único de lo que estaba seguro.

- Señor, señor – repetía una voz a lo lejos – Señor – el zarandeó que le dio el capitán Mondragón fue lo único que de un momento a otro logró devolverle a la realidad.

- ¿Dígame? – dijo con tono seco y sin alteración alguna en su voz.

- Mis hombres, no podemos estar aquí luchando contra esas cosas – Smith no dejaba de mirar aquellos tres guerreros, era como si estuviera abstraído de la realidad.

- Está bien capitán, que todos se vayan, que no quede nadie – dijo con la misma serenidad pero sin dejar de mirar como el coloso avanzaba hacia aquellos dos, los tres y la poca habilidad policiaca de ciudad Ciro, gestaban en su cabeza un nuevo proyecto, una nueva meta para la compañía.

Los sonidos mecánicos de Red Giga al avanzar hacia la pareja retumbaban con gran intensidad, mientras él oía como ambos rivales se encontraban frente a frente. Sólo pensaba en una cosa, ¿Qué haría ahora? Tenía dos claras opciones, Vórtice o aquél otro sujeto de energía, por mucho que quisiera no podía ni tenía como formar su propio bando, y sólo recordaba que el dicho cantaba algo acerca de que el enemigo del enemigo era un amigo, ¿Pero a cuál consideraría más enemigo que al otro?

- No debes hacerles daño – dijo Henry marcando un tono seguro.

- Pequeño, no quiero dañarte, tu guarida me ha dado las herramientas para ser libre, tú me has permitido abandonar la caja y poder definir mi venganza – las palabras de la criatura sonaban firmes y se notaba que no cambiaría de parecer.

- ¿Qué te ha hecho? – preguntó, pero antes de que su rival pudiera contestar una ráfaga de misiles impactó contra él explotando al instante y dispersando la energía, Vórtice volteó y vio que había sido Red Giga quien había disparado.

- Será mejor que no hables demasiado con él, es fuerte y debemos detenerle –

¿¡QUÉ!?¿Debemos? ¿Me he perdido algo? ¿Querías matarme y ahora mágicamente dices de apoyarme para detener a quien me ha salvado de ti? Este realmente es un día peculiar, ya me decía que tanta paz en ciudad Ciro era síntoma de que algo malo estaba por ocurrir, pero ¿esto? Nadie me dijo que estaría ante puros sicópatas y malos de la cabeza, realmente no estaba preparado para algo como esto.

- Ya luego podremos seguir con lo nuestro, pero no dejaré que aquello se salga con las suyas –

- ¿Querías recién matar a Smith y ahora te unes contra el otro que también busca lo mismo? – preguntó Henry – Realmente no logro entenderlos el día de hoy -

- Te equivocas, sólo quería matarte a ti y darle el tiempo a los míos para que ingresaran a la compañía – seguramente bajo la armadura el portador sonreía victorioso, al menos el segundo de sus deseos se había podido cumplir por completo – Pero no quiero que muera Smith –

Maldita sea, ¿Realmente había sido tan idiota? Ahora mismo la compañía debía estar plagada de aquellos mafiosos robando todo cuanto podían mientras todos nos centrábamos en el sujeto de la armadura indestructible, realmente un plan brillante y todos habíamos caído redondito en su juego. ¿Pero por qué no quiere que Smith muera? ¡Todos queremos que muera!

Al instante la criatura se había regenerado, pero más molesta de lo que podía haber estado hasta ese momento.

- Busca algo en lo que podamos encerrarla, yo la distraeré – dijo entonces Red Giga, y de un momento a otro Vórtice voló directo hacia la vacía barricada, en la que sólo el sujeto de todos los males se encontraba presente, mirando atónito la batalla.

- Necesito que me ayudes – dijo, no sin cierto dolor de estómago, Henry, la idea de pedirle ayuda a una de las personas que más odiaba en la ciudad no le hacía sentirse muy bien – Pero primero necesito saber qué demonios has traído a la ciudad –

- Ionergía – se oyó escapar de los labios de Smith.
Aquella palabra no podía sino sonarle conocida. Alrededor de un año atrás su padre le había presentado al científico que encabezaba las investigaciones y modelos teóricos respecto a la Ionergía, un modelo energético en base al cual la misma podría generarse infinitas veces de modo tal que los reactores de ionergía serían una fuente de energía renovable más avanzada y productiva que cualquiera de las existentes, aquél científico era William Griphin y trabajaba en White International Francia y él mismo se había inspirado en sus trabajos de la ionergía para adherirlos a algunos modelos de armas y maquinarias de destrucción que había dado forma tras la muerte de sus padres… ¿acaso era posible qué…?

- ¿Qué has hecho idiota? – gritó entonces molesto a Smith - ¡Has traído la destrucción a ciudad Ciro sólo por tus ansías de poder! No debes jugar con fuego Smith, porque no podrás controlarlo y te quemarás –

- Soy precavido – dijo entonces con serenidad, a la distancia el ser de energía esquivaba, como si de un juego se tratara, con total facilidad los ataques y armas de Red Giga – Hay una forma de detenerlo, la verdad no creí que tomara conciencia propia, todos sabíamos que William había muerto al activarse pero… - aquello sólo podía significar una cosa – Nunca fuimos capaces de imaginar que la Ionergía en la que trabajaba, aquél trabajo de toda su vida, acabaría literalmente consumiéndolo –

Vórtice fue incapaz de evitar mirar en la dirección en que la criatura se encontraba y sentir lástima, aquél hombre que había conocido en su visita a París había demostrado ser una gran persona, un hombre de buen corazón, un padre ejemplar, un buen esposo y anfitrión. Se había encargado personalmente de recibirlos en casa a él y a su padre, pero ahora ver en lo que aquél hombre había sido convertido por culpa de Smith… aquello era algo imperdonable. Girándose con brusquedad tomó a Francis J. Smith del cuello y lo alzó con fuerza, quiso apretarlo hasta matarlo, quiso utilizar las armas de ondas y descubrir qué podía provocar las mismas al entrar en contacto con la cabeza de un humano a tal distancia.

- Perdón – dijo Smith, sonaba que era de todo corazón – Sólo dimos el apoyo a Will con su proyecto, de lograrse podría dar inicio a una nueva era en la energía, el fin del petróleo, el fin de gran parte de la contaminación… sólo… - un gemido producto del dolor que causaba la mano metálica de Vórtice en su cuello interrumpió su conversa – no sé qué fue lo que salió mal ese día, sabotaje, traición, alguno de sus rivales, lo atraparon dentro de la habitación en que se harían las pruebas y la Ionergía acabó destrozándolo, cuando abrieron aquella habitación horas más tarde lo único que quedaba era una esfera… la esfera de Nión que traía el camión –

Vórtice lo soltó, cayendo de rodillas y viendo a Smith de la forma más patética que hubiera podido verlo hasta ese día.

- Dime cómo detenerlo – ordenó entonces, el odio era algo que hervía en su sangre, pero no era capaz de asesinar al padre de su mejor amiga, además no quería sumar otra muerte a la lista que había empezado hace poco el Gigante Rojo.

- Hay una cápsula en la compañía, pero es demasiado gran como para que pudiéramos traerla… -

- No será importante traerla – dijo entonces Henry – Tendremos que llevar a Nión ante ella – aclaró.

La batalla entre Red Giga y Nión no había cambiado en absoluto, el ser de energía no tenía el menor interés en atacar al guerrero de metal negro, era más bien el deseo de agotarlo, de hacer que sus municiones se acabaran lo que hacía que él siguiera moviéndose sin cesar esquivando todo cuanto proyectil le era disparado. Además no tenía apuro alguno en matar a Smith, había estado esperando desde el día de su muerte y podría seguir esperando algunos días más, luego Vórtice se posó junto a su temporal compañero.

- Será mejor que te detengas – dijo, y el coloso detuvo su balacera y Nión danzó por entre los edificios como un rayo de energía hasta posarse delante de ellos, a unos cuantos metros.

-¿Alguna novedad? – preguntó con cierto carisma la criatura.

- Debes detenerte – ordenó Vórtice.

- Realmente no comprendes lo que ha pasado joven Whittemore – oír su nombre, le heló la sangre, más teniendo a su enemigo al lado – Smith acabó con el trabajo de toda mi vida, destruyó todo lo que yo era, me quitó a mis hijas, ahora es mi turno de devolverle el favor –

- Créeme que sé que Smith no es una buena persona, pero eso no te da el derecho de eliminarle. Puedes lograr grandes cosas con tu nuevo poder Will, has demostrado que la Ionergía es posible, piensa en cuanto puedes dar a la humanidad con tu don – Vórtice estiró su mano deseando hacer las paces, a su lado el coloso de armadura negra se encontraba completamente inmóvil.

- Estás en lo cierto, tengo el poder y lo usaré – dijo entonces Nión con calma – La mejor ayuda que puedo hacerle a la humanidad, en este momento, es destruir a aquél que acabará destruyéndola – sonaba calmado pero agresivo, luego agregó completamente enfurecido - ¡Destruyendo a Smith de una buena vez y para siempre! –

De sus brazos salieron dos enormes y potentes rayos de energía que volaron en dirección a Vórtice quien con una rápida reacción de sus manos respondió con sus potentes ondas de impacto, lo que acabó empujándolo varios metros hasta la barricada mientras Nión emprendía el vuelo transformado en un cuerpo de energía hacia los edificios de White International. En medio de donde había estado hace unos momentos Red Giga se encontraba detenido y sin dar señal de reacción alguna.

¡Genial! Al menos ahora sólo debo ocuparme de encerrar a este tipo en la cápsula para luego recuperar aquella armadura.

Voló a gran velocidad rompiendo el cielo detrás de Nión e ingresando junto a él a través de la cristalina fachada de la compañía que provocó una inmensa lluvia de cristales rotos de todo tamaño y forma que no tardaron en bañar el primer piso de la estructura de la compañía. Estando allí se podía ver la primera parte del plan que habían gestado Vórtice y Francis, que consistía en que éste último fuera la carnada. Smith se encontraba parado junto al ascensor central y apenas fue visto por Nión se cerraron sus puertas y comenzó el descenso, oyendo el retumbar de su apellido emanado desde aquél ser de energía pura que no dejaba de gritarlo de una forma cargada de ira y odio.

Entonces la criatura se sumergió entre los cables de energía de la compañía para descender, mientras Vórtice rompía con dos esferas de ondas la carcasa vacía del ascensor para ir detrás de él hasta el piso inferior. Allí se extendían un enorme recinto plagado a cada lado con pilares colosales que se encargaban de mantener en pie la poderosa estructura de la compañía. Permitiendo ver a Henry como Smith giraba por uno de los pasillos que emergían desde aquel primer sector central de varios cientos de metros.

- SMIIIIIIIIIIIIIITH – gritaba el ser de energía saltando como rayos alternativos detrás de él. Sólo había una cosa que rezaba Henry detrás, y consistía en que Nión fuera lo suficientemente estúpido como para caer en la trampa.

Entonces Vórtice llegó justo a tiempo para ver como la criatura se abalanzaba frenéticamente contra una capsula de dos metros por un metro en que se veía la imagen de Smith, lo que daba la impresión de que él mismo se hubiera encerrado para escapar del ser de energía y apenas la criatura se abalanzó contra él, esta terminó haciendo que el cristal en que se reflejaba el presidente de la compañía se rompiera en mil pedazos y la cápsula se cerrara entorno a él, en vano golpeaba el duro cristal especialmente diseñado para contener la esfera e impedir que su radiación afectara a los investigadores, no dejaba de gritar desesperado, cegado por el odio no podía pensar en algo que no fuera en destruir a aquél que culpaba de todo cuanto le había ocurrido.

Al llegar Vórtice hasta la capsula, Smith que se encontraba mirándola de cerca se volteó para mirar al guerrero de las ondas.

- Gracias Vórtice – dijo entonces estirando su mano, pero Henry no se la dio.

- Me lo llevaré conmigo – dijo entonces con firmeza – No estará en buenas manos dentro de la compañía -

- ¿Qué piensas hacer con él? – preguntó entonces.

- Ayudarlo, y será mejor que tu compañía haga lo mismo con su familia, no puede faltarle nada a ellas. Tal vez así remedies el error que has cometido – Smith se quedó en silencio. Luego Vórtice llegó hasta la capsula – Déjame que lo haga por ti – dijo entonces, haciendo click en un control remoto que tenía en su mano que hizo que la capsula comenzara a condicionarse hasta hacerse pequeña, de modo que quedó lo suficientemente encogida para que la esfera de Nión levitara en su interior y toda la forma de energía contra la que había estado frente a frente se hubo desvanecido, una vez así Henry la tomó desde un agarre especial que había en su parte superior.

- Espera – dijo Smith colocándose delante de él al verlo avanzar hacia el ascensor, Vórtice se frenó en seco. – Necesitarás esto – dijo entregándole el control remoto – y esto - añadió entregándole la tarjeta del ascensor.

Entonces Henry volvió caminando hasta el ascensor, posó la tarjeta que le había entregado Smith y vio como éste comenzaba a subir, por un momento incluso lamentó haber roto el tejado y no haberle pedido una de aquellas al padre de Beatrice. Cruzó luego el vestíbulo de la compañía plagado de cristales rotos y llegó hasta la entrada principal donde vio que la armadura de Red Giga había desaparecido, sólo esperaba que no hubiera sido capaz de oír su nombre.

Una vez de vuelta en su guarida colocó la capsula con la esfera de Nión junto a donde estaba la caja abierta de la que se había liberando. Mientras en el suelo reposaba fría la armadura metálica que había usado para liberarlo, lo que le hizo saber que al día siguiente tendría que ordenar el lugar. El día ya había llegado a su fin y el sol comenzaba a perderse por poniente, tras quitarse la armadura sintió que sólo haría falta una buena ducha para ir a la cama y tomar un merecido descanso. La verdad, pocos días lograban ser tan intensos como este, y agradecía que hubiera podido salir con vida del mismo.

A algunos kilómetros de aquél lugar se encontraba la armadura de Red Giga con su ocupante al interior, ambos habían sido colocados sobre un furgon tras una falla en los patrones energéticos de la armadura del coloso negro.

- Bien, perfecto – decía entonces un sujeto con una máscara roja sonriente en su rostro

– Has sido una gran distracción, al menos hemos podido recoger gran parte de los archivos de la compañía – el hombre hablaba con el ocupante mientras trabajaba con los sellos para poder separar la parte superior y así dejar salir al piloto. – Debes saber que en muy pocas ocasiones logramos tan buenos resultados – el hombre entonces se disponía a activar el mecanismo final – Era necesario que tuviéramos un guerrero a tu nivel joven D… –

La parte superior del gigante se alzó lo suficiente como para permitir al ocupante disparar una bala directo al cráneo del que se encontraba ante él perforándole uno de los ojos y haciendo que su sangre salpicara gran parte de la parte trasera de aquél furgón.

- Pero qué mierd…- intentó reaccionar el chofer.

- Será mejor que continúes conduciendo pero lejos de ciudad Ciro – dijo entonces el sujeto apuntando con su pistola directo al cráneo del chofer que no lucía máscara alguna.

- Señor, señor… - decía entonces el conductor con el corazón latiéndole con fuerza y sintiéndose por completo desesperado – Tengo familia… dos hijos y una hija… Ud. Sabe lo que le hará su padr… - la presión del arma en su sien le hizo cerrar la boca.

- Será mejor que te apresures, si nos tardamos demasiado se darán cuenta –
 

Caeles

Midnight Melody
Re: [Historia] Vórtice [27/6/15]

Bueno, acabo de terminar de leer los tres capítulos y qué decir, es un comienzo estupendo. En el primer capítulo pensé que se parecía demasiado a Iron Man, pero has disuelto esa idea a la perfección con los dos siguientes, dándole a Vórtice matices que lo hacen un personaje único.

El ritmo de lo que llevas hasta ahora escrito y cómo están distribuidos los eventos de cada capítulo me parecen fantásticos, pero el primer párrafo en itálica en el primer capítulo me ha sacado demasiado de la situación. Otro fallo que he podido ver es que, en mi opinión, adolece de más profundidad en ciertos detalles, como cuando Henry se da cuenta de que ha matado a Gigante Rojo. Es imposible ignorar un sentimiento así de la forma en la que lo hace; vendría mejor una explicación más extensa o algún pequeño detalle que muestre que no lo ha superado. En definitiva, algo más que "no querer cobrarse otra víctima". El Time Skip del viaje a París me ha quedado algo raro, parece como si nunca haya ocurrido, aunque el tiempo y los saltos de escena en el resto del relato están manejados de forma perfecta.

En cuanto a la trama, el personaje que más me ha gustado ha sido Smith. En tres capítulos lo has presentado como una persona que ni es héroe ni es villano: es, simplemente, un humano más. Vórtice destaca también y su carácter y personalidad están muy bien conseguidos. Espero impaciente ver cómo se desarrolla de ahora en adelante. Por otra parte, no he logrado empatizar con Nión. Parece de relleno cuando su pelea en realidad supone el clímax del arco introductorio. Mencionarlo por encima como el científico que conoció en su viaje, en lo personal, no me ha servido de mucho.

La narración es genial. No he visto ninguna falta de ortografía mientras leía, aunque ha habido ciertas descripciones, como cuando sale de la guarida, que he sentido la tentación de saltármelas. Frases demasiado largas y numerosos adverbios no son una buena combinación. La mejor parte han sido las escenas de acción y los diálogos; podía verlos y sentirlos como si realmente estuviera allí.

En resumen, me han chirriado ciertos detalles, pero el conjunto total es muy ameno y agradable de leer, en especial gracias a sus personajes, todos ellos muy interesantes. Seguiré la historia sin duda alguna ^^
 

Karlsetin

Leyenda de WaH
Respuesta: [Historia] Vórtice [16/6/15]

Te contestaría que pasó con el viaje a Francia... pero... mejor que éste capítulo lo responda. Gracias por tus comentarios, me alegra ver que tantos esfuerzos han dado resultados. Me había dado algo de pereza subir éste capítulo por el enorme trabajo que significa postearlo (por ver qué va con cursiva, los espacios, etc etc, pero bueno. Aquí está! ya no más esperas(?)
Nos leemos!!!



CAPITULO IV: 2094​




A todas luces él no superaría los seis años, ocupaba unas gafas que le quedaban demasiado grandes, tenía el cabello negro desordenado y corría llevando un extraño aparato similar en su mano izquierda del cual emanaba un pitido cada vez más y más intenso. Detrás de él corría lo que parecía ser una enorme y poderosa criatura, la cual a duras penas recibía la luz de los focos de una de las cerca de diez aeronaves que rondaban los cielos de la ciudad.

- Me duelen mis piecitos – protestó el niño, ya llevaban recorriendo una buena distancia, huyendo, buscando lograr llegar hasta su destino antes de que pusieran sus garras sobre ellos y todo llegara a su fin.
- Sólo un poco más– dijo entonces la criatura con una voz completamente humana y paternal – Ya estamos cerca de la bodega –

Llegaron entonces al final del callejón y se encontraron en una zona circular completamente abierta y llena de luz desde la cual se abrían al menos seis caminos distintos, el pequeño usó su rastreador para encontrar el camino que debía seguir, y pudo descubrir que era aquél que se encontraba directamente frente a ellos, la mayor desventaja era que para llegar a él deberían de cruzar aquella zona con las aeronaves que les daban caza volando sobre ellos.

- Quédate cerca de mí – dijo entonces la criatura que lentamente fue adquiriendo una forma por completo humana.

Como humano medía aproximadamente un metro setenta, tenía la piel blanca, los ojos y el cabello completamente negros, tenía cierto aire que le haría creer que se trataba del padre o del hermano mayor del pequeño. Tras su transformación ambos comenzaron a caminar paso a paso por aquella zona de cerca de diez metros. Esperando intensamente no ser descubiertos por las aeronaves.

- ¡Alto ahí! – resonó una voz mecánica que emanaba desde alguna suerte de megáfono y se proyectaba por todo aquél lugar, al tiempo que los focos de todas las aeronaves se posaban rápidamente sobre ellos, pudiendo vislumbrarse en los costados de las mismas un logo que simulaba a un dragón blanco con las alas abiertas.
- ¡Corre! – gritó entonces el hombre que comenzó a transformarse a la vez que corría tras el pequeño, su cuerpo comenzó a crecer potencialmente mientras una formación que parecía ser diamante puro se conglomeraba sobre sus espalda rebotando todas y cada una de las balas que caían sobre aquella poderosa coraza.

Lograron llegar hasta el camino donde la techumbre del mismo logró que las aeronaves los perdieran de vista. Siendo entonces cuando, a una distancia de diez metros, pudieron divisar la puerta de la bodega a la que se dirigían y que hacía que los pitidos del aparato que tenía el pequeño comenzaran a resonar con una cada vez mayor intensidad.

- ¡Alto! – gritó la voz de un hombre antes de interponerse entre ellos y su destino. Era un pelirrojo de unos veinte años, ojos verdosos y una potente arma en sus manos. Al instante ambos se detuvieron.
- Debes dejarnos pasar Stefan – dijo entonces la criatura volviendo a su forma humana.
- ¡Jamás! – gritó molesto – Han matado a Vlad, no puedo permitirles continuar el camino –
- No lo entiendes – dijo entonces avanzando hacia el pelirrojo – Nosotros somos sus hijos, él nos ha creado – señaló, cambiando su forma a la humana.
- Si los dejo ir pondrán en peligro todo, saben que el dragón blanco los quiere muertos, ellos harán todo para hacerse con ustedes – sonaba severo, pero a la vez había un deje de preocupación en su voz. – Los matarán, aquí o a donde vayan, no hay lugar seguro para la gente como ustedes. –
- Si lo hay – dijo entonces el hombre.
- ¿Lo han descubierto entonces...? ¿acaso en verdad…? –
- ¡Sí! – gritó el pequeño con entusiasmo – ¡El código del tiempo es ahora nuestro! –
- Ven con nosotros Stefan, podemos cambiar las cosas, podemos evitarlo todo – dijo entonces el polimorfo estirando su mano hacia el pelirrojo.
- Lo siento Maximiliam, pero si lo hago romperé mi juramento – entonces apuntó hacia el polimorfo y disparó una carga de energía azulada en cuyo centro se encontraba un extraño aparato, que al impactar contra el pelinegro se clavó en su pecho y le impidió cambiar de forma.
- ¡Nooo! – gritó entonces Adam corriendo hacia Stefan, quien de inmediato se dispuso a dispararle también.
- ¡Abajo! – gritó el polimorfo con dificultad, mientras diversos rayos recorrían su cuerpo desde aquél implante.

Luego el pelinegro lanzó un arma similar a una daga que hizo que el pelirrojo se viera obligado a esquivarlo para no perder un pedazo de cabeza, salvando del impacto del disparo al pequeño quien vio como el disparo impactaba de lleno contra el tejado del camino, mientras el filo de la daga surcaba finamente el rostro del pelirrojo marcando para siempre el costado izquierdo del mismo. Todo lo que permitió a ambos prófugos aprovechar la ocasión para continuar con su huida, mientras Maximiliam sentía como aquel aparato quemaba con fuerza su pecho.

- ¿Estás bien? – preguntó el pequeño.
- No es nada grave, apenas activemos la máquina estaremos lejos de todo esto – señaló con cierto deje de alegría.
Abrieron la compuerta de la bodega y se encontraron en un amplio espacio cerrado, todo gris y polvoriento, en cuyo centro radicaba uno de los mayores trabajos del doctor Vladimir Cho, la máquina para viajar en el tiempo.
- ¿Tienes el código? – preguntó el mayor, el sudor recorría su frente mientras el dolor se hacía cada vez más intenso en su pecho, pero si lograba llevar a Adam hasta el otro lado podría decir que su misión estaba cumplida.

El pequeño sacó entonces un aparato desde un collar, y se acercó a una máquina que asemejaba en gran medida a una de nuestras computadoras del siglo pasado, estando ante ella apretó el botón de encendido y la maquinaria comenzó a crujir e hizo que la inmensa sala comenzara a brillar con intensidad.

- Ionergía en estado puro – dijo entonces Max sorprendido.
- Fue William Griphin el primero en trabajarla, se podría decir que a él debemos todo lo que conocemos – explicó el pequeño con gran entusiasmo, la idea de que pronto podría conocer a uno de sus grandes ídolos le hacía sentir muy feliz – Aunque la misma no es más que… -

Un fuerte golpe en la puerta quitó del ensueño al pequeño, los hombres de los que huían habían logrado llegar hasta ellos.

- Tú has que esa máquina funcione, yo los demoraré – dijo entonces Maximiliam, mientras forzaba al máximo su cuerpo para lograr adaptar los átomos que le rodeaban, sólo debía reconfigurarlos para que estos permitieran que aquella puerta se tornara de concreto y diamante para que les fuera por completo imposible atravesarla.

El pequeño Adam tecleaba a gran velocidad para ingresar el código, aunque el mismo se encontraba en el aparato poseían cientos de claves especiales que debían ser accionadas en el orden preciso, aquella había sido una de las medidas de seguridad colocadas por Vladimir Cho, y ahora él debía de asegurarse de completarla, Maximiliam por su parte combatía por contener aquella puerta, pero lo que más le dificultaba el control era el inhibidor en su pecho, sentía como junto a cada intento de reformular átomos y crear nuevas moléculas a su alrededor, el mismo se iba enterrando más en el fondo. Las balas en el exterior golpeaban sin frenar contra la puerta de materiales variables, y la voz de Stefan resonaba por encima de todas ellas exigiéndoles que se dieran por vencido antes de que tuvieran que asesinarlos a todos.

Entonces Adam tecleó lo último que debía teclear, y la máquina comenzó a emanar grandes rayos de energía que impactaban con fuerza contra las paredes, al notarlo Maximiliam decidió que era ahora o nunca, soltó el control sobre la puerta y se apresuró en correr hacia Adam para luego lanzarse junto al pequeño al interior del portal.

En el momento preciso en que varios proyectiles eran disparados por los hombres que habían logrado atravesar el pórtico, la máquina se apagó y Stefan, a la cabeza del equipo, llegó hasta la computadora.

- Más de cien años y aún sirve – dijo sorprendido – para luego ver el último programa, en él salía plasmado el día, la fecha y la hora en que habían viajado al pasado. – No hay nada – dijo entonces al resto del equipo – Han logrado escapar – un pitido y acercó su brazo a su boca, el intercomunicador trasplantado en él tenía una llamada entrante.
- Un perfecto descubriendo el que has logrado guiar Stefan Truninger – dijo entonces el sujeto al otro lado de la línea.
- Pero señor… han escapado – dijo entonces confundido.
- ¿Escapar? – dijo entonces con cierta gracia el sujeto al otro lado de la línea – Sólo han ido hacia atrás, no será difícil encontrarles, con otro nombre, otra forma y en otra sociedad, es más – hizo una pausa – apostaría de que ellos serán los que me encontrarán a mí –

Luego, el silencio. Los sujetos armados se dedicaron a asegurar la zona, pronto habría un arsenal de científicos e investigadores de diversa clase en aquél lugar, buscando minuciosamente el rastro de los fugitivos, pero aquello no sería del todo posible, ya que ellos estaban en un lugar lejano, pero no una distancia física, si no una temporal.

Siendo las 3:00 de la mañana tras cerca de una semana desde los acontecimientos contra Nión y Red Giga, el teléfono celular de Henry comenzó a sonar con gran revuelo, él estaba en ese momento en su guarida leyendo e investigando acerca de la esfera de ionergía y en cierta medida se preguntaba si sería posible implementarla en su propia armadura.

- ¿Aló? – preguntó al contestar.
- Por favor Henry ven – era la voz de Triz, estaba llorando y se oía desesperada – Ya han pasado seis días desde que no sé de Rick, no puedo dejar de pensar lo peor, me había dicho que saldría con su padrino del país pero él no ha sabido nada tampoco de Rick… ¿Crees qué él me hubiera… -
- No Triz, ten por seguro que Rick debe de saber lo que hace, ambos sabemos que él te ama demasiado… -

La verdad no sabía qué decir, ¿Rick se ha ido? ¿Qué digo? ¿Y si le pasó algo? Ya en dos días iríamos a París y ahora desaparece…

- Pero es que Henry…. – la voz de ella se vio de pronto interrumpida de golpe como si le hubieran tapado la boca, el corazón del joven Witthemore se aceleró con fuerza, luego escuchó claramente como alguien tomaba el teléfono y entonces una voz completamente desconocida habló.
- ¿Tú eres el presidente de la compañía de White… - se interrumpió, era una voz con un acento bastante extraño y particular, mientras a la distancia se oía la voz de un niño que le decía “International” -… International? –
- ¿Quién eres y qué le has hecho a Beatrice? – se apresuró a decir, temía lo peor.
- Tranquilo, sólo está durmiendo, debemos aceptar que se encontraba un poco alterada, se sentirá mejor cuando despierte – las palabras sonaban bastante locuaces.
- Volveré a preguntar y no te daré una tercera oportunidad – dijo Henry por completo molesto - ¿Quién eres? –
- ¿Mi nombre? – preguntó – Soy quien asesinará al presidente de White –
- No tienes que asesinar a Smith – dijo entonces con agresividad, apretando el teléfono en su mano.
- Smith… - dijo entonces pensativo – Eso lo explica todo, por eso es importante esta chica para el presidente – parecía que el hombre tenía una conversación con otro sujeto – Claro… entonces solo debemos… -
- ¡Suéltala ahora o te las verás conmigo! – gritó a través del celular completamente enojado.
- Buena suerte – fue lo único que se escuchó antes de que el sujeto cortara.

Entonces Henry corrió hacia la plataforma circular, repitiendo el proceso de la vez anterior: sacándose la chaqueta la ropa y vistiendo sólo el traje sintético que se encontraba cubriendo por completo su cuerpo, apretó el botón junto a la plataforma pero esta vez los brazos mecánicos actuaron con mayor rapidez, todo programado de tal modo que parecían actuar en completa armonía y sincronía para lograr el resultado esperado, colocando encima de su traje sintético cada una de las piezas de la armadura en un tiempo record de 5 minutos, lo que había logrado al cuestionarse la lentitud del mismo. Pero eso no hizo cambio alguno, aquellos 300 segundos se hicieron por completamente eternos para el joven guerrero, quien sentía que cada segundo era importante a la hora de salvar a su mejor amiga.
Luego salió propulsado a gran velocidad en dirección a la sexta avenida, si lograba encontrar a Beatrice y a los sujetos que la tenían retenida podría salvarla, fue así como no se preocupó mayormente de los civiles que podían haberse encontrado despiertos a aquella hora y le vieron volar por entre los edificios, tampoco la cantidad sin igual de fotos que por primera vez le tomaban al cruzar por una zona tan concurrida de la ciudad.

Llegó entonces al departamento e ingresó por la ventana viendo que Beatrice se encontraba durmiendo en su cama y no había rastro alguno de los que habían estado allí con ella, intentó sentirse Sherlock Holmes, pero era imposible lograr encontrar algún rastro entonces comenzó a concentrarse en lo que sabía: habían dos sujetos, uno de ellos probablemente un niño, no eran cirenses, tenían un acento particular que no podía asegurar del todo su origen. Descendió y se mantuvo a tres metros sobre el nivel de la calle, mirando a diestra y siniestra en busca de los dos posibles sujetos, entonces vio lo que desencajaba con el resto de la ciudad, era un hombre alto de un metro setenta con un niño siendo llevado a caballito, voló rápidamente hacia ellos y se paró por delante.

- ¡Deténganse! – Eran un padre con su hijo, él de unos 28 años y el niño de unos 4 o menos, al momento de aparecer Vórtice salió una mujer de una tienda contigua, era la madre del pequeño – Lo siento, estoy buscando a alguien, sigan con sus cosas –

¿Cómo los voy a encontrar? No tengo ninguna pista de su paradero, ni siquiera de su forma de ser ni de vestir. Espera… quieren a Smith ¿Por qué siento que se ha vuelto una moda aquello en la ciudad? ¿Ningún villano quiere luchar contra Vórtice? ¿Ninguna damisela en peligro? Jajaja, disculpen, es imposible no reír… Francis es la damisela en peligro… Ok, devuelta a lo que importa.

Entonces Vórtice los encontró, fue como una corazonada intensa, dentro del esquema de vida que llevaba el resto de la ciudad aquellos dos pelinegros tenían un claro sello característico, el gigantón portaba la chaqueta favorita de Rick Delaware, aquella chaqueta de mezclilla, que tenía el parche en la espalda de la calavera y los huesos cruzados.

- ¡Alto! – dijo parándose delante de ellos.

Pero al instante echaron a correr por un callejón colindante, y Henry voló detrás de ellos por la intrincada y estrecha forma de L del mismo, entonces los tuvo frente a frente y ambos se voltearon.

- Fin del camino muchachos – dijo entonces Henry con la mano estirada hacia ambos, dispuesto a dar el golpe definitivo.
- ¿Qué quieres? – gruñó el alto, tenía el mismo acento en la voz.
- Max, Max – dijo el pequeño tirando de la manga de su chaqueta con cierta desesperación – Él es… tú sabes… el héroe –
- ¿Estrella Negra? – dijo sorprendido mirando a Adam, lo que escuchaba el pelinegro le era algo que no podía comprender, el héroe del que siempre le habían hablado no parecía ser un muchacho que luciera una armadura plateada.
- No… tú sabes de quien hablo – sentenció el chico. Entonces Maximiliam miró directamente hacia el guerrero de la armadura plateada.
- Así que tú eres ese que llaman Vórtice. Henry Whittemore si no me equivoco –

El oír su nombre, el hecho de que hubieran atacado a Beatrice, el que llevara la chaqueta de Rick, tantas cosas juntas le hizo enfurecer y lanzó las ondas de energía desde su diestra, viendo al instante como aquél que habían llamado Max cambiaba y crecía exponencialmente para formar una barrera entorno al pequeño, lo que terminó en una gran polvareda de entre la que saltó el pelinegro portando una piel completamente cubierta de diamantes.

- Ha sido un error hacer eso Henry – gruñó.
- ¡No Max! – gritaba de fondo el pequeño pero no había forma de que el cambia forma pudiera oírle, estaba furioso y quería que ese chico de armadura muriera.

Entonces un puñetazo que se volvió enorme hizo que la armadura de Vórtice impactara de lleno contra una de las paredes del callejón haciendo que el edificio entero vibrara por el impacto. Pero Henry no se quedó atrás y respondió lanzando un enorme impacto de ondas que hizo retroceder al gigante para permitirle alzarse sobre él y comenzar a disparar frenéticamente esferas de ondas contra Max, otra gran polvareda, pero de inmediato salió un enorme brazo que parecía estirarse hacia el infinito y el joven Whittemore intentó huir de su agarre impulsándose con fuerza pero la enorme mano lo sostuvo con fuerza y lo atrajo estrellándolo contra el suelo de concreto para luego colocar su pesado pie encima.

- ¡Max no! – gritaba el chico tirando del brazo del polimorfo que se encontraba dispuesto a matarlo - ¡Nooo! – Pero no era escuchado y Maximiliam comenzó a formar una enorme espada con su mano dispuesto a atravesar con ella la coraza metálica de Vórtice, pero en el momento preciso se interpuso Adam sintiendo el pinchazo de la punta del arma en su pecho, pero haciendo que Max se detuviera y pudiera tomar conciencia de lo que ocurría, al instante recuperó su forma humana.
- ¿Por qué no? – gruñó furioso.
- Él es el heredero de la compañía, si sigue con vida entonces será quien se vuelva presidente y suceda a Smith… - miró al aplastado Vórtice y luego a su hermano – Si logramos que Henry sea el presidente habrá una oportunidad en un millón de que salvemos el mundo sin que nadie resulte herido –

En tanto, Henry no lograba comprender lo que ocurría. ¿Salvar al mundo? ¿De quién? ¿Quiénes eran? Entonces vio que aquél que llamaban Max estiraba su mano para ayudarle.

- Lo siento – dijo entonces con un gruñido – He prometido proteger a Adam, que nos atacaras me hizo enfurecer – él tomó la mano de quien era sido su rival para poder levantarse.
- Que atacaran a Beatrice, que uses la chaqueta de mi mejor amigo, son las cosas que me molestan a mi – dijo propulsándose contra él y haciéndolo impactar contra la pared de concreto.
- Él me dio su chaqueta – gruñó Max con dificultad.

¿Por qué le habría dado su chaqueta favorita? ¿Acaso me cree un idiota? Realmente no entiendo a estos dos sujetos, pero si algo es seguro es que este Max es realmente fuerte y no hay mucho que mi armadura pueda hacer contra él. Supongo que la mejor opción es que me dé por vencido.

Entonces Henry se separó del pelinegro y se colocó a una distancia de un metro de él, quien se reincorporaba con cierta facilidad, fuera de aquél callejón la gente seguía con la rutina de su vida diaria sin preocuparse por lo que ocurría bajo sus narices.

- ¿Por qué debería creerles? – preguntó entonces enojado.
- Cuando llegamos a ciudad Ciro aparecimos en los muelles, Rick estaba allí y fue él quien nos encontró, fue el primero que vimos, teníamos hambre y frío, él se aseguro de que pudiéramos comer y nos dio su chaqueta. Él fue nuestro compañero y amigo -
- Si es así ¿Cómo no supe de ustedes? –
- Han pasado sólo seis días desde que llegamos, es imposible que algo en tu mundo sepa de Adam y de mí – aclaró Max.
- ¿Llegaron hace seis días? ¿De dónde vienen? –
- El futuro – dijo Adam, sin tacto alguno – Nosotros somos viajeros del tiempo – para Henry fue imposible no mofarse ante aquello, pero al ver la seriedad con que le miraban ambos hermanos retomó la compostura.
- ¿Si son del futuro por qué no regresan a él? – preguntó Henry con firmeza, la verdad es que le costaba aceptar la idea de que fuera posible un viaje de ese estilo, a pesar de que fuera consciente de las múltiples teorías y modelos teóricos al respecto, no había forma alguna en que pudiera su mente de científico, ingeniero y lógico aceptar que algo así pudiera llevarse a cabo.
- No podemos, sólo nos fue posible el viaje al pasado - respondió Adam – Es complicado de explicar con términos de tu época, pero aun habiendo la tecnología para viajar en el tiempo, sólo nos fue posible porque Max tiene control sobre sus átomos, eso permitió que nos reestructuráramos en tu línea del tiempo aunque no nos fuera para nada fácil –
- Aceptando que son viajeros del tiempo, y si es verdad que Rick los ayudo, entonces ¿Qué es de él? – preguntó Henry preocupado por su amigo.
- No lo sabemos… ayer cuando despertamos ya se había ido – dijo Adam.
- ¿Ayer? Ha desaparecido del mapa desde hace algunos días ¿Dónde despertaron? –
- Cuando nos encontró notamos que huía de algo, pero no fue capaz de decirnos de qué, creo que le teme a su pasado – Adam bajó la cabeza con pesar – Y despertamos en los muelles, los tres dormimos, comimos y estuvimos unos días en uno de los contenedores –
- Era más cómodo que nuestro hogar de todos modos – añadió Max de golpe.
- Pero si Rick es su amigo, ¿Por qué atacaron a Beatrice? – Henry no lograba comprender lo que ocurría, ni lo que había ocurrido – la verdad me cuesta comprender lo que está ocurriendo, es demasiado para mi tratar de comprender lo que ustedes dicen -
- Sabíamos que para el Presidente de nuestra época era alguien importante, pero no el por qué, creímos que sería Rick, pero no tiene relación con la compañía, fuimos a verle pero estaba alterada y fue mejor que le dejáramos dormir, creí que hablaría con el Presidente, pero hablaba contigo –
- ¿De dónde fue que llegaron? O debo decir ¿De cuándo? – preguntó retrocediendo.
- Técnicamente es preciso decir de cuando – comenzó a explicar Adam con un aire de sabelotodo que fue cortado por su hermano mayor.
- 2094 – dijo Max – El presidente de White International será él que cause el caos y destrucción por los próximos 82 años, por eso hemos venido a asesinarle –
- No, no, no – dijo el pequeño, quien a todas luces parecía ser el cerebro entre los dos – Hemos venido a cambiar la historia para que el mundo sea un mejor lugar –
- Matar a Smith no cambiará nada – dijo Henry – Si así fuera, ya lo habría hecho -
- Lo sé – dijo el chico – Por eso he venido a ayudarte, Maximiliam es mi hermano, mi guardián, y creo que hay muchas cosas que es necesario que sepas… -
- Yo trabajo solo – dijo Whittemore, caminando hacia la salida del pasaje.
- No tenemos hogar, no tenemos a donde ir, créeme que podemos serte de ayuda – insistió el menor.

Por un momento, sólo un momento, hubiera querido que ese pequeño no me recordara a mí, a pesar de su cabello negro y sus gafas grandes sentí que había algo más entre él y yo que hizo que me fuera imposible decir que no. ¿Cómo podía considerarme un héroe si negaba ayudar a estos hombres? Hay algo que los hace igual a mí, a pesar de ser del futuro, lo han dejado todo atrás buscando la paz para nuestro mundo, ni siquiera podrían calzar en nuestra sociedad pero han venido a ella buscando cambiar la historia, su historia… A pesar del sentimiento de que acabaría arrepintiéndome, a pesar de que me sentiría responsable de ello por el resto de mi vida, a pesar de que ni siquiera fui capaz de aceptar la invitación a vivir junto a Rick y Beatrice…

- Está bien, vengan conmigo - salió de sus labios con resignación – pero antes quiero conocer el lugar en el cual estuvieron, quiero ver si puedo encontrar alguna pista de mi amigo -

Max se adhirió entonces al cuerpo de Adam y tomó la forma de una armadura similar a la de Henry pero con dos enormes alas a los lados.

¿Pero qué demonios?

- Será mejor que me sigas el ritmo – dijo entonces el muchacho antes de alzar el vuelo propulsándose con fuerza seguido por Vórtice.

Tras recorrer media ciudad se pudo divisar la costa, aquel sector conocido colegialmente como Los Muelles en donde se encontraba un enorme número de gigantescas grúas “Grantry” de origen chino que permitían levantar las enormes bodegas transportadas por los cargueros y desde las que se iba armado un enorme entramado de calles construidas en torno a las cientos de miles de bodegas que llevaban impresos en sus costados los más variados y diversos logos de compañías de todo el mundo.

Al aterrizar entre las bodegas los hermanos se separaron de aquella forma que habían dado vida y caminaron hasta una bodega enorme, con un logo de cuervo en su costado, una vez allí la abrieron y se notó que tenía la apariencia de haber sido habitada por un tiempo, pudiendo encontrarse algunas colchonetas, una cocinilla y fuera del mismo los restos de lo que parecía haber sido una fogata.

- Aquí fue donde estuvimos viviendo por un tiempo – dijo entonces el más pequeño de los Cho.

Henry entró a la bodega detrás de los hermanos y comenzó a analizar el lugar, buscando alguna pista que pudiera indicarle la ubicación de su amigo, pero nada… de pronto un bullicio emanado desde una de las calles laterales les hizo sentirse intrigados y comenzaron a ir tras ellos siguiéndoles el rastro. Se trataba de un grupo de hombres que hablaban de negocios, ¿Pero qué clase de negocios podían hablarse en los muelles y entre un número sin igual de bodegas? Claramente no serían buenos negocios, así que el joven heredero de White International aprovechando las sombras de aquella noche pudo ver cómo abrían una de las bodegas y de las mismas sacaban una caja de tablas de madera, eran tres sujetos por lado.

- khoteli oruzhiye, oruzhiye budiezh – dijo entonces un hombre con un enorme y abundante bigote castaño, Henry no necesitó mucho para comprender que era ruso o alguna lengua similar aquella que los sujetos hablaban.
- Gaspad tas, emú davolni – dijo entonces su interlocutor, y desde su ubicación Vórtice pudo ver como sacaban de la caja lo que parecía ser una pistola con un poderoso cañón, el sujeto que había recibido el arma se volteó rápidamente, apuntó a cualquier lugar y probó el tiro saliendo del arma un enorme rayo de energía que impactó de lleno contra una de las bodegas haciéndole un enorme agujero.
- Tengo que detenerles – se apresuró entonces en decir el joven Whittemore, al reconocer en aquél que había disparado la máscara roja característica de aquél grupo mafioso que tanto afectaba a ciudad Ciro, pero al momento de abrirse paso pudo ver una silueta sobre la bodega en que se encontraban los dos sujetos.
- Lo siento muchachos pero hoy no será posible – dando un salto cayó entre ellos y de un disparo mató al traficante ruso para luego apuntar al sujeto de la máscara roja, al mismo tiempo que cuatro armas le apuntaban – disparen y disparo – el sujeto llevaba la cara cubierta por una máscara casera.
- Debemos ayudarle – dijo entonces Adam tirando del brazo de Vórtice, pero éste se encontraba sorprendido estudiando la situación y buscando entender lo que ocurría.
- Muchacho – dijo el de la máscara entonces al que acababa de matar al ruso – nos has hecho un gran favor matando al traficante, ahora no deberemos de pagarle – luego con una señal de su mano añadió – muchachos – ambos que se encontraban junto a él dispararon y mataron a los rusos que no entendían lo que ocurría e intentaron en vano apuntar hacia aquellos sujetos con máscaras antes de caer muertos – Ahora, por tu técnica y ya que llevan un tiempo preguntando por ti no es difícil imaginarme quien eres… - antes de que un nombre pudiera salir de sus labios una bala se clavó de lleno entre sus ojos, los que venían con él comenzaron a disparar al asesino mientras escapaba usando los laberínticos callejones de la bodega a su favor, luego el silencio y ambos parados allí junto a las armas sin saber qué hacer.
- Es hora – dijo Vórtice y se lanzó a la batalla usando dos esferas de ondas para desarmarlos y llegar ante ellos, antes de que pudiera hacerlo ambos corrieron cobardemente, pero no llegaron muy lejos, pues una sola bala cruzó de lado a lado entre las bodegas perforándoles a ambos los sesos.
Parado ante las cajas y acompañado de Max y Adam pudo ver que el cargamento tenía a lo menos diez de aquellas armas, no pudo evitar sentir la tentación de tomar la que estaba en la mano del mafioso muerto y notó lo liviana que era, lo fácil de manejarse con ella.

¿Pero qué son? Si pudiera decirlo de algún modo sencillo la tecnología aquí reflejada es increíblemente avanzada, pero no es tecnología que haya visto en White Interantional, además ¿Por qué está vinculada a sujetos rusos? Lo que quieran los de las máscaras rojas es bastante claro… pero, ¿Quién se las facilitaría y quién tendría el dinero para costearlas?

- Alto – dijo entonces la voz del sujeto que había asesinado a los allí reunidos apuntando con su arma al sujeto de la armadura, pero algo pareció cambiar en su actitud y comenzó a huir, Vórtice corrió tras él, sobrevoló las bodegas, pero no pudo encontrarle.
- ¿Qué haremos con ellas? – preguntó Max al reunirse nuevamente el joven Whittemore con ellos.
- Llevémoslas a mi guarida, al menos es más seguro que tenerlas aquí en mitad de las bodegas entre estos cadáveres.

Horas más tarde, y en aquel mismo lugar, aparecía un enorme, gordo y enmascarado sujeto junto a una escolta no menor de hombres enmascarados y de traje, ante ellos un igual contingente de rusos con su cabecilla, un sujeto calvo y de bigote abultado, a la cabeza.

- Dijimos que no habrría muertos – dijo el cabecilla enojado.
- Muertos tuyos y nuestros querido amigo – dijo entonces el gordo enmascarado.
- Trrajimos lo que querrían, ahorra paguen – dijo enojado estirando la mano en señal de que en ella debían poner el dinero, a ambos lados de los cabecillas los hombres de uno y otro bando se apuntaban con agresividad.
- No tenemos tus armas, murió uno de nuestros mejores hombres, y la seguridad y confidencialidad que prometiste no fue dada – señaló molesto el gordo.
- Entonces esto es guerr… – gritó enojado el ruso al instante que una bala impactaba de lleno en su frente, pero no una común, fue una que se clavó de lleno en ella y le paralizó por completo. Dos pasos dio el de la máscara roja antes de agarrarlo con fuerza del cuello.
- Nadie – dijo entre dientes y con total enfado - le habla así al jefe – luego lo tiró contra el suelo con una fuerza tal que su cabeza crujió, los hombres del ruso se quedaron parados con las armas fijas enfrente- Ya vas klinus chto vi nikagda ne budyete umeret esli vi sa monoy rabotayetye – dijo entonces en ruso el jefe de la mafia de ciudad Ciro, ofreciéndoles la vida a cambio de su fidelidad y que se unieran a él y su mafia, los cerca de cincuenta hombres bajaron sus armas y cada uno de ellos se arrodilló, a excepción de uno.
- Prrefierro morrir de pie que vivirr de rrodillas – dijo el único que se había opuesto, segundos antes que un cargamento de balas le perforaran por completo la carne.
- Perfecto – dijo entonces el gordo con una frivolidad inhumana – espero haber cumplido tu última voluntad.

Luego se giró y se internó entre sus hombres, los rusos se levantaron y comenzaron a caminar tras ellos, finalmente la mafia de las máscaras rojas había tenido una ayuda inusitada de todo esto, no había logrado las armas pero contaban ahora con nuevos agentes entre ellos, sería hora de que la ciudad se cubriera de máscaras rojas. Desde el mar comenzaba a emerger el sol dando inicio a un nuevo día, pero también a una nueva era.


 
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