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[Relato de invierno] "Feliz Navidad, Elena..."

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Xaveriux

Free soul
"Feliz Navidad, Elena..."​
.Título original: "Merry Christmas, Aileen..."
.Narrador: 1ª persona (narrador protagonista)

.P.D: Si has leído la historia y quieres conocer el por qué de la misma o saber algo más sobre ella, te recomiendo leerte el apartado de "Anotaciones sobre la historia".

Espero que les guste, ¡saludos y Feliz Navidad! :)
."Es curioso... cómo nos puede llegar a cambiar la vida... La vida es aquello a lo que yo defino como el conjunto de situaciones y experiencias que vives desde tu nacimiento hasta que llega la muerte. Entre esas experiencias tan variopintas y tan especiales para cada uno, hay una que, sin duda, te marca para el resto de tus días: el amor. ¡Oh, el amor! ¡Tan dulce es el principio y tan amargo puede ser su final!

Afortunadamente me considero de aquellos que he podido saborear los dulces frutos del amor, de sufrir las discusiones de pareja como si me estuviesen arrancando la piel hasta sangrar, de experimentar la belleza de una buena reconciliación, etc. Todo eso, te lo debo a ti, Elena, mi vida.
Todo comenzó aquella fría tarde de invierno, en pleno mes de Diciembre. Paseando por los nevados jardines del Castillo de Edimburgo. Aquella estampa tan fría pero a la vez tan cálida y acogedora. Recuerdo el momento en el que te miré, te miré a los ojos, esos ojos azules cristalinos como el agua del Lago Ness que fluye plácidamente por las Highlands. Pronunciarías entonces, la frase que marcó un antes y un después en nuestras vidas:

-"¡Encantada Andrew! Me llamo Elena."

Esa frase marcó el inicio de una historia que, pese a las circunstancias, nunca tendrá fin. Recuerdo que encajamos a la perfección, aunque tuviésemos nuestras diferencias. Nunca me he considerado un "Chritsmasfan". Tampoco odio todo lo referente a la Navidad, es más, es una festividad bonita, para pasar buenos ratos junto a tus parientes, más cercanos a ti o incluso con los que no te ves desde hace meses. Todo esto cambió cuando te conocí, Elena. Me hiciste sentir feliz por cualquier cosa, me hiciste volver a tener el espíritu navideño e invernal que jamás había tenido, y todo ello, gracias a esa magnífica tarde del 22 de Diciembre de 1995.

Aquellos primeros días en los que nos costaba mirarnos a los ojos, en los que reíamos por cualquier cosa, en los que, muchas veces, sobraban las palabras. Esas navidades en familia que pasaba a tu lado. Esas noches gélidas de invierno paseando por las calles de Dundee, dulce hogar que te vio nacer. Esas visitas por las Highlands; esos viajes por todo Reino Unido. En general, todo el año era genial pasarlo junto a ti, pero las navidades siempre se me hacían más especiales a tu lado. Era una sensación mágica volverte a coger de la mano y volver a pasear por el Castillo de Edimburgo, observando la misma estampa de aquella tarde del frío Diciembre: los frescos copos de nieve recorriendo nuestras mejillas al besarnos, esa suave brisa que azotaba ligeramente tu pelo liso y ruborizaba tu nariz.

Pasado un año desde que nos conocimos aquella tarde invernal, decidimos tomar la decisión más importante de nuestras vidas...Donde todo empezó, frente al Castillo de Edimburgo, exactamente la misma estampa navideña de aquel día mágico para mi... te pedí matrimonio. Creo que no he estado de nada más seguro en mi vida que de aquella decisión.

¡Qué años aquellos! Tanto los del noviazgo como los del matrimonio. Aquel 22 de Diciembre de 1996, cuando te pedí matrimonio arrodillado ante el precioso Castillo de Edimburgo en pleno invierno, marcaría el inicio de lo que ha sido y será siempre, la mejor etapa de mi vida.
Cómo añoro esos días en casa junto a ti, hablando de mil historias, perdiendo el tiempo a tu lado... ¡y lo que me gustaba! Navidades comiendo el pavo que tu madre tan bien sabía cocinar; escuchando las miles de historias que nuestros parientes más pequeños nos contaban sobre la Navidad y todos sus secretos. Ver esa ilusión reflejada en sus inocentes ojos. Esa ilusión... que tristemente no tenía de pequeño... y que... tú, supiste hacer que surgiese en mi.
...
Pero... como toda historia... siempre hay un final. Fueron dos años de casados increíbles. Nos fuimos a vivir juntos a una pequeña casa en Abelferdy, cerca del río Tay. Planeábamos tener un hijo, de nombre Andrew, como su padre. ¡Qué guapo hubiese salido!

Eran muchas cosas las que teníamos en mente... Todavía nos quedaban muchas cosas por hacer y pasar juntos. Tenía un montón de proyectos pensados para hacer los dos. Pero... el destino quiso separarnos de una manera muy cruel...

Durante el verano de 1998 empezaste a tener dolores muy extraños, pero los médicos no te sabían decir qué tenías. Tras semanas de revisión y tratamientos inútiles, durante los últimos días de Julio los dolores eran aún más fuertes. Hasta que... 7 de Agosto de 1998, un día normal en casa de tus padres, empiezas a encontrarte muy mal y a llorar del dolor que emanaba de tu interior. Asustados, te llevamos hasta uno de los mejores hospitales de Escocia, el Aberdeen Royal Infirmary. Una vez dentro, te pusimos en manos de los mejores licenciados en medicina de todo el país. Horas y horas de espera... hasta que a tus padres y a mí nos dijeron la peor noticia que nos podrían haber dicho...
Cáncer de mama... sí, horrible. En ese momento... qué decir... no sabría expresar cómo me llegué a sentir en ese momento...

Tampoco quiero profundizar mucho en el transcurso de la enfermedad, porque creo que es muy desagradable para cualquiera. Solo decir que día tras día iba a verla con tal de hacerla sonreír, de no permitir que por esos ojos azules cristalinos cayese una sola lágrima de tristeza...

Desafortunadamente... lo peor estaba por llegar... y, por desgracia... llegó. Un día que fue muy especial para los dos, también lo fue para recordar un hecho catastrófico... 22 de Diciembre de 1999, al año después de comunicarnos la enfermedad de Elena, al llegar al hospital para volver a ver a mi amada esposa... falleció. El dolor y la rabia me comieron por dentro... nada en el mundo me podía alegrar en ese momento. Elena... cariño... ¿por qué te fuiste de mi lado?
...
22 de Diciembre, ese invierno que pasará a la historia por muchos motivos... Tan feliz me ha hecho la Navidad, como tan triste se ha teñido ese recuerdo... Tan corto fue el amor que te pude demostrar, pero tan intenso durante esos pocos años... Disfruté como nunca antes había disfrutado con nadie, solo tú podías hacer que mis navidades tuviesen sentido, que pasar solo el duro y frío invierno se hubiese quedado en el olvido desde aquel 22 de Diciembre de 1995...
...
Desde la última vez que te pude ver y sentir la suave y tersa piel de tu mano agarrando fuertemente la mía, recuerdo a cada momento y cada instante ese invierno frío de Diciembre de 1995, frente al Castillo de Edimburgo. Lo feliz que me hiciste hasta que la muerte te separó de mi lado un mismo invierno frío de Diciembre, en 1999...

Ahora ya solo puedo recordarte con buenos ojos a pesar de todo, gracias a ti entendí lo que es el espíritu de la Navidad, me hiciste recuperar la ilusión que nunca antes había tenido. Sé que allá donde vaya me sigues cuidando y protegiendo, pero creo que no he podido despedirme de ti como es debido.
Ese día tan especial y tan triste que ha sido para ambos, no podía ser olvidado, y por eso, hoy, 22 de Diciembre del 2000, un año después de que te fueses de mi lado, quería recordarte como te mereces y despedirme de la manera correcta, ya que lamentablemente no pude hacerlo.
Hay algo que me gustaría decirte, sabes lo mucho que te he amado y te sigo amando, pero hay algo que no he dicho a nadie en mi vida y que solo tú, has conseguido hacer que diga. Mi amor, mi vida, mi tesoro más preciado en el mundo... allá donde estés...

... Feliz Navidad, Elena..."
.La historia está basada en un hecho real, nada de lo que hay escrito es inventado o ficticio. La explicación a la misma: tengo orígenes escoceses por parte de padre. Su hermano, y por tanto, tío mío, Andrew Campbell, nacido en Aberdeen (Escocia) es el protagonista de esta historia. Era una persona que le era indiferente la Navidad, no le gustaba ni le disgustaba pero odiaba mucho el espíritu que se creaba en torno a una festividad más. Lo que hizo cambiar de opinión y que naciese ese espíritu navideño fue conocer a Aileen McCarthy (Elena, nombre traducido en español). Fue el amor de su vida, pero su relación duró escasos 3 años y uno de ellos estando ella enferma de cáncer. El relato es la carta que dejó mi tío a su difunta esposa como despedida, ya que ese 22 de Diciembre de 1999, cuando llegó, ya había fallecido. Repito, esta es la carta real, traducida al español obviamente, la original se llama "Merry Christmas, Aileen..." y está escrita en inglés. Todo lo que está presente en el relato es verídico y cierto. Por último, anotar que hoy, 22 de Diciembre de 2015, subo este relato aprovechando el reto que propuso @FEL!X para compartir esta experiencia con todos lo que lo lean. Ese día a las puertas de Navidad que fue muy alegre en un momento, y triste en otro, pero siempre recordado como algo bonito y sobre todo, el agradecimiento por volverse más bondadoso y mirar con buenos ojos una celebración tan bonita como es la Navidad. Un abrazo a todos, y muchas gracias.
 
Última edición:

Lostor

Héroe y prota de su vida
"Feliz Navidad, Elena..."​
.Título original: "Merry Christmas, Aileen..."
.Narrador: 1ª persona (narrador protagonista)

.P.D: Si has leído la historia y quieres conocer el por qué de la misma o saber algo más sobre ella, te recomiendo leerte el apartado de "Anotaciones sobre la historia".

Espero que les guste, ¡saludos y Feliz Navidad! :)
."Es curioso... cómo nos puede llegar a cambiar la vida... La vida es aquello a lo que yo defino como el conjunto de situaciones y experiencias que vives desde tu nacimiento hasta que llega la muerte. Entre esas experiencias tan variopintas y tan especiales para cada uno, hay una que, sin duda, te marca para el resto de tus días: el amor. ¡Oh, el amor! ¡Tan dulce es el principio y tan amargo puede ser su final!

Afortunadamente me considero de aquellos que he podido saborear los dulces frutos del amor, de sufrir las discusiones de pareja como si me estuviesen arrancando la piel hasta sangrar, de experimentar la belleza de una buena reconciliación, etc. Todo eso, te lo debo a ti, Elena, mi vida.
Todo comenzó aquella fría tarde de invierno, en pleno mes de Diciembre. Paseando por los nevados jardines del Castillo de Edimburgo. Aquella estampa tan fría pero a la vez tan cálida y acogedora. Recuerdo el momento en el que te miré, te miré a los ojos, esos ojos azules cristalinos como el agua del Lago Ness que fluye plácidamente por las Highlands. Pronunciarías entonces, la frase que marcó un antes y un después en nuestras vidas:

-"¡Encantada Andrew! Me llamo Elena."

Esa frase marcó el inicio de una historia que, pese a las circunstancias, nunca tendrá fin. Recuerdo que encajamos a la perfección, aunque tuviésemos nuestras diferencias. Nunca me he considerado un "Chritsmasfan". Tampoco odio todo lo referente a la Navidad, es más, es una festividad bonita, para pasar buenos ratos junto a tus parientes, más cercanos a ti o incluso con los que no te ves desde hace meses. Todo esto cambió cuando te conocí, Elena. Me hiciste sentir feliz por cualquier cosa, me hiciste volver a tener el espíritu navideño e invernal que jamás había tenido, y todo ello, gracias a esa magnífica tarde del 22 de Diciembre de 1995.

Aquellos primeros días en los que nos costaba mirarnos a los ojos, en los que reíamos por cualquier cosa, en los que, muchas veces, sobraban las palabras. Esas navidades en familia que pasaba a tu lado. Esas noches gélidas de invierno paseando por las calles de Dundee, dulce hogar que te vio nacer. Esas visitas por las Highlands; esos viajes por todo Reino Unido. En general, todo el año era genial pasarlo junto a ti, pero las navidades siempre se me hacían más especiales a tu lado. Era una sensación mágica volverte a coger de la mano y volver a pasear por el Castillo de Edimburgo, observando la misma estampa de aquella tarde del frío Diciembre: los frescos copos de nieve recorriendo nuestras mejillas al besarnos, esa suave brisa que azotaba ligeramente tu pelo liso y ruborizaba tu nariz.

Pasado un año desde que nos conocimos aquella tarde invernal, decidimos tomar la decisión más importante de nuestras vidas...Donde todo empezó, frente al Castillo de Edimburgo, exactamente la misma estampa navideña de aquel día mágico para mi... te pedí matrimonio. Creo que no he estado de nada más seguro en mi vida que de aquella decisión.

¡Qué años aquellos! Tanto los del noviazgo como los del matrimonio. Aquel 22 de Diciembre de 1996, cuando te pedí matrimonio arrodillado ante el precioso Castillo de Edimburgo en pleno invierno, marcaría el inicio de lo que ha sido y será siempre, la mejor etapa de mi vida.
Cómo añoro esos días en casa junto a ti, hablando de mil historias, perdiendo el tiempo a tu lado... ¡y lo que me gustaba! Navidades comiendo el pavo que tu madre tan bien sabía cocinar; escuchando las miles de historias que nuestros parientes más pequeños nos contaban sobre la Navidad y todos sus secretos. Ver esa ilusión reflejada en sus inocentes ojos. Esa ilusión... que tristemente no tenía de pequeño... y que... tú, supiste hacer que surgiese en mi.
...
Pero... como toda historia... siempre hay un final. Fueron dos años de casados increíbles. Nos fuimos a vivir juntos a una pequeña casa en Abelferdy, cerca del río Tay. Planeábamos tener un hijo, de nombre Andrew, como su padre. ¡Qué guapo hubiese salido!

Eran muchas cosas las que teníamos en mente... Todavía nos quedaban muchas cosas por hacer y pasar juntos. Tenía un montón de proyectos pensados para hacer los dos. Pero... el destino quiso separarnos de una manera muy cruel...

Durante el verano de 1998 empezaste a tener dolores muy extraños, pero los médicos no te sabían decir qué tenías. Tras semanas de revisión y tratamientos inútiles, durante los últimos días de Julio los dolores eran aún más fuertes. Hasta que... 7 de Agosto de 1998, un día normal en casa de tus padres, empiezas a encontrarte muy mal y a llorar del dolor que emanaba de tu interior. Asustados, te llevamos hasta uno de los mejores hospitales de Escocia, el Aberdeen Royal Infirmary. Una vez dentro, te pusimos en manos de los mejores licenciados en medicina de todo el país. Horas y horas de espera... hasta que a tus padres y a mí nos dijeron la peor noticia que nos podrían haber dicho...
Cáncer de mama... sí, horrible. En ese momento... qué decir... no sabría expresar cómo me llegué a sentir en ese momento...

Tampoco quiero profundizar mucho en el transcurso de la enfermedad, porque creo que es muy desagradable para cualquiera. Solo decir que día tras día iba a verla con tal de hacerla sonreír, de no permitir que por esos ojos azules cristalinos cayese una sola lágrima de tristeza...

Desafortunadamente... lo peor estaba por llegar... y, por desgracia... llegó. Un día que fue muy especial para los dos, también lo fue para recordar un hecho catastrófico... 22 de Diciembre de 1999, al año después de comunicarnos la enfermedad de Elena, al llegar al hospital para volver a ver a mi amada esposa... falleció. El dolor y la rabia me comieron por dentro... nada en el mundo me podía alegrar en ese momento. Elena... cariño... ¿por qué te fuiste de mi lado?
...
22 de Diciembre, ese invierno que pasará a la historia por muchos motivos... Tan feliz me ha hecho la Navidad, como tan triste se ha teñido ese recuerdo... Tan corto fue el amor que te pude demostrar, pero tan intenso durante esos pocos años... Disfruté como nunca antes había disfrutado con nadie, solo tú podías hacer que mis navidades tuviesen sentido, que pasar solo el duro y frío invierno se hubiese quedado en el olvido desde aquel 22 de Diciembre de 1995...
...
Desde la última vez que te pude ver y sentir la suave y tersa piel de tu mano agarrando fuertemente la mía, recuerdo a cada momento y cada instante ese invierno frío de Diciembre de 1995, frente al Castillo de Edimburgo. Lo feliz que me hiciste hasta que la muerte te separó de mi lado un mismo invierno frío de Diciembre, en 1999...

Ahora ya solo puedo recordarte con buenos ojos a pesar de todo, gracias a ti entendí lo que es el espíritu de la Navidad, me hiciste recuperar la ilusión que nunca antes había tenido. Sé que allá donde vaya me sigues cuidando y protegiendo, pero creo que no he podido despedirme de ti como es debido.
Ese día tan especial y tan triste que ha sido para ambos, no podía ser olvidado, y por eso, hoy, 22 de Diciembre del 2000, un año después de que te fueses de mi lado, quería recordarte como te mereces y despedirme de la manera correcta, ya que lamentablemente no pude hacerlo.
Hay algo que me gustaría decirte, sabes lo mucho que te he amado y te sigo amando, pero hay algo que no he dicho a nadie en mi vida y que solo tú, has conseguido hacer que diga. Mi amor, mi vida, mi tesoro más preciado en el mundo... allá donde estés...

... Feliz Navidad, Elena..."
.La historia está basada en un hecho real, nada de lo que hay escrito es inventado o ficticio. La explicación a la misma: tengo orígenes escoceses por parte de padre. Su hermano, y por tanto, tío mío, Andrew Campbell, nacido en Aberdeen (Escocia) es el protagonista de esta historia. Era una persona que le era indiferente a la Navidad, no le gustaba ni le disgustaba pero odiaba mucho el espíritu que se creaba en torno a una festividad más. Lo que hizo cambiar de opinión y que naciese ese espíritu navideño fue conocer a Aileen McCarthy (Elena, nombre traducido en español). Fue el amor de su vida, pero su relación duró escasos 3 años y uno de ellos estando ella enferma de cáncer. El relato es la carta que dejó mi tío a su difunta esposa como despedida, ya que ese 22 de Diciembre de 1999, cuando llegó, ya había fallecido. Repito, esta es la carta real, traducida al español obviamente, la original se llama "Merry Christmas, Aileen..." y está escrita en inglés. Todo lo que está presente en el relato es verídico y cierto. Por último, anotar que hoy, 22 de Diciembre de 2015, subo este relato aprovechando el reto que propuso @FEL!X para compartir esta experiencia con todos lo que lo lean. Ese día a las puertas de Navidad que fue muy alegre en un momento, y triste en otro, pero siempre recordado como algo bonito y sobre todo, el agradecimiento por volverse más bondadoso y mirar con buenos ojos una celebración tan bonita como es la Navidad. Un abrazo a todos, y muchas gracias.
Que decir amigo es un gran relato,conmovedor y triste a la vez, me quede paralizado un momento al ver que decia 7 de agosto ya que fue el dia en que naci y creó que este relato está por encima de los demás el cuál deberia ser el ganador aunque quisiera que el mio ganara este está por encima del mio,sin más que decir, es un gran relato...
 
no soy bueno explicando, pero sensillamente lo que dijo lostor arriba (menos por lo del 7 de agosto) esta muy bueno c: me gustó mucho y espero ganes
 
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