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[Escena triste :'c] Tyren vs ?

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Tyren Sealess

A fullmetal heart.
Quería participar en un reto literario, pero entre que otros se me adelantan y la falta de tiempo para crear algo, sólo puedo participar ahora. Aviso que hay spoilers grandes del final de mi historia.

Un espacio claro.
No había otra manera de definir dónde estaba Oren. Un espacio claro. Era claro, pero no tenía ningún color definido, de hecho, no había en él ningún color. Sin embargo, tenía que ser así, porque Oren podía ver. ¿O no? No había absolutamente nada en ese espacio, ni siquiera un suelo definido. No había suelo, aunque estuviera de pie. ¿Pero estaba de pie? Eso era lo que sentía, pero no había ninguna clase de gravedad. El silencio era absoluto, pero no se notaba.
- Bienvenido a la frontera- dijo tras él una voz desconocida, aunque familiar.
Oren se giró y vio a su gata, sentada, con la cola enrollada pulcramente alrededor de sus patas y con sus ojos azules fijos en él.
- ¡Traumwald! ¿Qué haces aquí?
- Tanto a los gatos como a los agonizantes se nos permite estar aquí, en la frontera entre la vida y la muerte.
- ¡Hablas!
Traumwald ronroneó, divertida.
- Parece que no…
- ¿Entonces? ¿Sois los gatos racionales?
- ¡Por supuesto!
- ¿Y cuándo he aprendido yo a maullar?
- ¡Ya sabías!- vio la mirada de extrañeza del adolescente.- Tienes cuerpo de humano y magia de dragón, Oren. Pero aquí… Aquí tu alma es lo único que importa. Aquí, tu alma está desnuda.
Oren, por instinto, se miró las manos. No eran manos. Se miró las patas traseras, el costado, movió la cola. Todo estaba cubierto por un pelaje del color de la playa al amanecer.
- ¿Soy… soy un gato?
- ¡Pues claro! Y menudo gato… Si no tuvieras alma de gato, ¿cómo podríamos hacer el berserk?
- Espera… Esto es demasiado.
El nerviosismo le llevó a acicalarse el pelaje con su áspera lengua. Cuando miró su espalda, la vio atravesada.
- ¡Estoy herido!
- Sí. Las heridas que te hizo T’ang.
- Pero no me duelen, ni me impiden moverme… No las siento.
- Porque son de tu cuerpo, no de tu alma.
- La… La otra vez, Daäkar me salvó. ¿Por qué me salvó esa vez? ¿Y por qué esta no?
- Una parte de él vive en ti, por eso te salvó la otra vez, y por eso tuviste ese recuerdo cuando luchabas contra Sullivan. Y esta vez también intenta mantenerte con vida. No estás muerto, estás en la frontera.
- ¿Pero de qué sirve?- Oren lo gritó.- ¡Las heridas empeorarán, y moriré! ¡No puedo volver, sólo seguir!
- Tranquilo, Oren- Traumwald se le acercó y le lamió la mejilla. Suspiró y le miró a los ojos.- Hay una manera de salvarte.
- ¿Cuál?
- El berserk… Es un vínculo a dos bandas.
Oren se imaginó lo que iba a hacer.
- No, no, ¡no, Traumwald!
- Sí. Mi muerte te va a doler menos… que a mí la tuya.
- ¿Qué? ¿Tú…?
En los ojos de Traumwald había un destello triste, causado por lágrimas que luchaban por salir.
- Sí. Y es imposible… Ver cómo ella te mira me hace odiarla, pero ver cómo la miras… Me quita las ganas de todo.
- ¡Traumwald!
Entonces ella empezó a recitar el berserk.
- ¡Calla!- gritó Oren.
Se lanzó a ella, pero Traumwald le esquivó y le derribó, sin dejar de maullar. Pronto había acabado.
- Ve ahí abajo- dijo la gata mientras las heridas de Oren aparecían en ella.- Ve ahí abajo y haz que T’ang muerda el polvo. Salva a Daäkar. Sé feliz con ella… como nunca pude serlo yo contigo.
- ¡No, no! ¡No te vayas!
- Sí. Voy al lugar que me dio nombre. Saludaré a Dornem de…
Cerró los ojos.
 
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