Registrarse

[Biblioteca] Tres, dos, uno... Zero. | Actualización 01/01

Estado
Cerrado para nuevas respuestas.

DavZero

Estoy mamadísimo
Miembro de honor
Usuario de Oro
Tres, dos, uno...
Sed bienvenidos a mi caótica existencia. En este excéntrico tumulto atravesaréis pasajes en vuestra mente, que podrán agradaros o no, pero seguirán siendo pasajes.
Descubrí este hobby, adicción, locura o como queráis llamarlo hace mucho tiempo, pero pensaba que no valía para ello, que no tenía creatividad. Qué equivocado estaba y cómo me infravaloré. Gracias al instituto, a una profesora y a otra gran persona, me animé a escribir en mayo de 2015, y desde entonces no he dejado de hacerlo, cada mes escribiendo textos distintos, malos o buenos, pero escribiendo.
Encontraréis muchos de ellos aquí, mas otros los he perdido desgraciadamente y es probable que no los pueda recuperar.
Espero que estos escritos que he liberado sean de vuestro agrado o me deis consejos para seguir mejorando.

Una poesía dedicada a mi tío, que murió hace unos cuantos meses.

Fui leal pero arremetió el mal a mi párpado,
y dio igual la fecha que el calendario marcó,
o la hora que giraba en las saetas del reloj,
un huracán aconteció en este entorno bárbaro.

Te fuiste, y del techo sangraron rabias,
y cada futuro fue previsible.
Te fuiste, y por momentos se perdía la magia,
y en un instante aparecí sollozando triste.

Daba igual si era de noche o de día,
o el lugar del cual yo volvía.
Te fuiste, se cayó un cimiento,
y el templo abatido en un momento.

Te fuiste, y cesaron campanas,
y el Sol yació oscuro.
Te fuiste, y en aquel lago puro,
el agua quedó contaminada.

Te fuiste, y las verdades fueron muros,
y aquella esencia perdió el olor.
Te fuiste, y los vientos atacaron bruscos,
y la serenidad cambió su color.

Si la vida es un segundo,
hoy quiero escapar de ella,
hoy quiero olvidar el mundo,
quiero huir lejos a la estrella.

Y quiero que sepas que aquí sigo,
que lo estoy intentando en mi vacío,
combatiendo día tras día este castigo.

Aunque tú ya no estés conmigo,
por mucho que pase el tiempo yo no te olvido.

Tu recuerdo sigue vivo,
y trataré que estés orgulloso de mí,
como yo lo estoy de ti,
recordando aquellos tiempos tranquilos.

Te fuiste, a destiempo...
Y yo pasé de ser un radiante astro sin fin,
a otra oscura nube más en el firmamento.

Una de las primeras que escribí.
Observando el cielo, callo y veo
aquel arcoíris paleolítico, plegado
de lágrimas que recalan en vano.

Observando el cielo, me despliego
de este huracán fúnebre y arcano,
que yacía junto a mi inquieto lado.

Observando el cielo, yo me quedo,
con el Sol escarpado y sonriente,
dejando en pos el universo reticente.

Observando el cielo, yo me espero
paciente, con las nubes nacientes,
que se van asomando valientes.

Observando el cielo, yo me encuentro.
Las heroicas estrellas vienen radiantes,
relizando hacia mí un impacto calmante.

Observando el cielo... Todo llega,
con calma y gran cautela.

Tú, delicado y sutil fulgor,
que desnudaste al más joven y apuesto,
que sacaste al Sol de paseo,
y provocaste caos en el cielo.

Tú, delicado y sutil fulgor,
que abriste al más cálido y honesto,
que reluciste al más dulce y sincero,
encerrado en tu maestra esencia.

Desplomado a tu pedestal,
perplejo por tu eminencia,
contemplando tu belleza,
soñando sin tu ausencia.

Cantaste en tu eclipsada prisión,
plena de opacidad y represión.
El poeta te escuchó en su corazón,
y escribió estos versos con pasión.

Soplaste en tus noches mil velas.
Chocaste con el alma de ilusión,
desvivida y cándida por delación,
despojando su cálamo a tu vera.

¿Cuán cuerdo iba a decir que tal enfermedad
haría perder toda noción de realidad?
Partiéndome sumido en esta complejidad,
dificultando la total serenidad.

Y ahora, dime: ¿qué hago con mi alma?
Si cuando hay luz, todo permanece en calma.
Si es imposible arrancar el faro de mi pecho.
Si aún veo más allá de espacio y tiempo.

Yo pienso que la Luna estará llena siempre,
Yo sufro porque no sé de qué color es el viento.
Yo busco ese destello entre los ojos de la gente,
tan dulce y exhuberante como el de tu adentro.

Esa incandescencia llenó de imágenes mi mente,
ocupándola con su hermoso e inmensurable brillo.
Encendió mi oscura llama detrás de los ladrillos,
y alcanzó la totalidad de este sensible ente.

Fuiste tú, delicado y sutil fulgor.
Me ensaciaste con tu sabia fuente,
me enseñaste la divinidad con vigor,
me abrazaste desde tu umbral suavemente.

A las tres de la mañana me he levantado,
melancólico, confuso en mi lecho.
Lágrimas se escurrían por un costado,
rabias sangraban desde el techo.

Hay tantas cuestiones que no responden,
tanto el espacio que queda en el alma,
tantas neuronas que mi cuerpo carcomen,
al ver que de infortunios... Nadie se salva.

Es una calma inalcanzable,
la angustia es interminable.
El temor se mantiene vil,
atacando con porte ruin.

Asomé mi cabeza a la ventana,
un rayo crispado caía atroz,
la lluvia en canal cada calle bañaba,
cada minuto más y más veloz.

Son las tres de la mañana y me he levantado,
porque el miedo se clavó en mi piel.
Porque te vi llorar delante de aquel andén,
y yo como un autómata, aquí parado.

Pidiendo a gritos silenciosos hoy,
que te gires, que me mires,
que no me ignores ni me olvides,
y que sepas que aquí estoy.

Son las tres de la mañana y me he levantado,
creyendo que todos los percances eran pesadillas.
Que nada había transcurrido mientras dormía en la silla,
que todo era un sueño, un mal trago helado.

Pero este gran pesar es tan real,
tan basto y tan destroza sosiegos...
Que el suplicio cae desde el cielo,
y va sembrando el mal por mi erial.

Aquí me hallaré yo hasta el final,
pase lo que pase, te apoyaré.
No tengas dudas, aquí estaré,
juntos aplastaremos la calamidad.

Y al fin podremos vencer el veneno tan letal,
que al más bueno se lo lleva de la forma más fatal,
sin permitir que continúe realizando su cruz.

A las tres de la mañana me he levantado,
y he divisado un etéreo centelleo de luz.​

¿Adónde fue la ola de nuestro mar?
¿Adónde nuestra risa desmedida al hablar?
¿Adónde fue la brisa de mi bienestar?
Aquella que regalé por ti sin más.

Se fue,
el tiempo habló.
Nada que hacer,
con nosotros dos.

¿Y por qué vino el hastío,
por qué me ha cubierto este frío?
Hoy, que durante mis madrugadas,
duermo sin nuestra conversación delicada.

¿Y quién me da las buenas noches,
quién se preocupa por mis reproches?
Quién me abrazará cuando los pensamientos me invadan,
y provoquen lentamente en mí colosales arcadas.

Y no finjo si esto es un desastre ahora,
que hasta mi cama llora,
ahora que no puedo ver la aurora,
y el alma dejó de ser aquella soñadora.

Fuiste mi brújula,
dentro de esta cúpula.
Pero ahora no tengo ni un mapa,
en este inmenso desierto de plata.

Aquí me hallo recordando tu tez,
pensando en lo que pudo ser y no fue.

Me agrada tu sutil presencia,
clavando en mí una mirada fugaz.
Gentil imagen de brava elegancia,
sacando el porte más eficaz.

Argénteos iris de luz esmeralda,
resplandecientes cual tenaz bengala.
En mis sueños brotan cada madrugada,
mientras yazco entre mis tersas sábanas.

Tu sonrisa hace que me aleje del pasado,
de la mala experiencia reciente,
de aquellos antecedentes,
y ría yo también junto a tu lado.​

Cruza por mi acera tu mirada,
y el tiempo se detiene,
el dulce recala en el paladar,
pierdo los papeles cuando vienes.

Y es que te he visto sonreír,
y yo… Yo inventaría tu comedia favorita,
enmarcada con un telón de oro sin fin,
sólo por ver repetir tu risa bendita.

Lo siento.
Soy más de una sonrisa acelerada,
que de un lamento.
Soy más del filo de una espada.

Prefiero admirar una sombra tímida,
a un amanecer paradisíaco.
Prefiero pasajes ocultos y opacos,
que paisajes inmensos y vistas rígidas.

Soy más de un suspenso que se acepta,
que de un superfluo sobresaliente.
Soy más de un abrazo y lo que proyecta,
que de una conversación negligente.

Soy más de lo inmaterial, abstracto y sensible,
que de lo puramente tangible.

Y aquí me hallo dentro de un pozo,
deseando tocar un trozo
de tu faz por fortuna,
escondido en la última duna.

Callado por mi mente y su censura,
esperando que arribe a mis ojos,
el último destello riguroso,
de la grácil luz de luna.

Lo siento.
Lo siento…
Por haberme impregnado,
de ti.

Vivo preso en un armario hueco,
seco y repleto de infectos ácaros,
atrapado en el polvo del pasado,
donde aunque grite sólo se oye el eco.

Hoy sólo discierno esta estepa,
caótica, vorágine y desorientada,
donde mueren ilusas metas,
que jamás fueron tocadas.

Marcho y hago las maletas,
aquí no se valora el mérito.
Marcho lejos a escalar mesetas,
ya no le temo al vértigo.

Y no sé si me invade el tiempo gélido,
pero echo en falta magia.
Cada vez menos estrépitos,
y más mustia nostalgia.

Ahora sé que el orgullo es débil,
que el dolor es pérfido,
y mi cuerpo un fénix
que resurge enérgico.

Y no sé si esto es un juego,
todo arde a mi alrededor.
No entiendo si es el desasosiego,
o es que el fuego soy yo.

Aunque queme el suelo,
miraré hacia adelante,
-dije en mi bucle incesante-.
A partir de ahora tomo el ruedo.

La soledad será la mejor compañía,
hasta que alguien por suerte me encuentre,
sentado solitario en el sillón de enfrente,
con mi cálida y tímida sonrisa ya vacía.


Soy aquello a lo que llamas vida,
soy la mano tras la caída,
el pozo en que te anidas,
soy tu alegría y tu ruina.

Soy el aire que respiras,
la persona por la que suspiras.
Soy también la ira,
y la rabia contenida.

Soy el candado del amor,
la violencia y su hedor,
soy la venganza sin temor
y la clemencia con valor.

Soy la música escondida en el armario,
soy las poesías expresadas con certeza.
Soy las cartas que juegas en la mesa,
soy el espectáculo formado en un estadio.

Soy el hambre y la miseria,
la destrucción de las guerras,
soy la tumba que te entierra
y sin pensarlo te apalea.

Soy Pinochet, Mussolini y Hitler,
soy Ghandi, Frida Kahlo y Luther King.
Soy la atrocidad en toda su brillantez,
y también la bondad sin fin.

Soy los genocidios y suicidios,
las huelgas y los golpes de estado.
Soy la revolución iniciada con delirio,
y las represiones llevadas a cabo.

Soy el reloj y su tic-tac,
las leyes que se dictan.
Soy las naciones que conquistan,
y también la sombra invicta.

Soy el descubrimiento del mundo,
soy el universo y las estrellas,
soy los desastres más profundos,
y los desorbitantes planetas.

Soy el arte que se exhala,
soy Bécquer, Neruda y Lorca.
Soy el fusil que sin compasión dispara,
y también la soga que te ahorca.

Soy los prejuicios acumulados,
los presos maniatados.
Soy las palabras pronunciadas con volumen,
que en insultos se traducen.

Soy la ciencia y la religión,
el fanatismo y la razón.
Soy el opulento dinero
que cae en el monedero.

Soy aquello a lo que llamas vida.

Fuiste para mi corazón un júbilo,
como una estación pasajera.
Quedé perplejo como un estúpido,
deseando inmediatamente tu vera.

Fuiste esa luz intermitente
que reverdeció mi mente,
arribando a oscuros rincones,
descubriendo mis secretos interiores.

Fuiste una inocua flecha ardiendo,
como una dócil brisa de verano.
Fuiste una llave con puertas abriendo,
fuiste alguien a quien entregar la mano.

Fuiste y apareciste en aquel año.
Quizá fue un motivo del destino,
pero fuese o no, apareciste en mi camino,
después de haber sufrido tanto daño.

Fuiste la mirada cándida de un mes de mayo.
Una gallarda y alegre sinfonía,
alejada de la monotonía.
Fuiste un alivio para tantos callos.

Pero también fuiste, eres y serás un rayo…
Porque nunca pude, puedo, ni podré alcanzarte.

¿Y qué es el dolor?
¿Qué significa?
Ya quisiera yo,
poder debilitarlo un poco,
cuando aparece y repica.

Hay muchos dolores diferentes,
pero, para mí…
Existen cuatro tipos principales:
el dolor por amor,
el dolor por pérdidas,
el dolor por soledad,
y el dolor por traición.

El dolor por amor,
es que el hígado estalle.
Que el cerebro narre
un sueño aterrador.

Un sueño muy verídico,
y que al despertar de la pesadilla,
sientes que acabas de salir de cuclillas
de un grave coma etílico.

Es estar en el infierno,
mereciendo el cielo.
Ocultar el lado más tierno,
siendo tu mayor anhelo.

Es recibir indiferencia como respuesta,
mientras tú esperas sentado en el andén,
aguardando el mayor regalo dentro del tren.
Es que el tobogán se convierta en cuesta.

El dolor por la pérdida de un ser querido,
es sentir que actúas en un teatro vacío,
falta el actor que sacaba tu potencial,
y el guión va saliendo cada vez más mal.

Ataca a tus extremidades,
las congela ateridas,
las despedaza en mitades,
hurgando intenso en la herida.

El dolor por soledad,
es aquel que cuanto más sientes,
menos te percatas de la realidad,
y se va acomodando a tu mente.

Es el dolor que se transforma,
se convierte en venda para tus ojos,
y sin darte cuenta de su forma,
está a tu costado haciendo despojos.

El dolor por traición,
es como una estaca bien clavada.
Afilada, recta, como una espada,
en lo más hondo del corazón.

Es ofrecer una parte de tu ser,
y que te llenen esa parte con cianuro,
que saques cada día una sonrisa a alguien,
y otro día, de repente, pongan un muro.

Tantos dolores distintos,
mas tienen algo en común:
es difícil huir de ellos hacia la luz,
y atacan sin dejar un suspiro.

Ayer las paredes sonreían,
los baúles cantaban,
los armarios bailaban,
y los techos serenos se mantenían.

Ayer la vida era un placer tan liviano,
un juego sin preocupaciones,
sin pensar en asuntos insanos,
un juego lleno de ilusiones.

Hoy aquellos anhelos,
desvanecen por los cielos.
Hoy el triste sentimiento,
invade el pensamiento.

Hoy las paredes son hielo,
los baúles son piedra,
los armarios son huecos,
y los techos caen a tierra.

Mañana portaré mis dos espadas,
y mataré a este reloj esquivo.
Mañana le daré infinitas estocadas,
demostraré que sigo vivo.

Mañana sentiré que soy un águila,
remontaré el vuelo certero y sin freno,
alejándome de mustias caras pálidas,
y del traicionero y vil veneno.

Mañana pienso ser yo,
y librar toda mi sed.

Algo random que se me ocurrió juntando palabras de libros que tengo por ahí y tratando de dar sentido.

Por mi lado como un soplo,
la vida se nos convirtió en un purgatorio.
Llegué a ver la antorcha sin colirio,
y me quemó las venas con asombro.

Destacan flotando en el cielo,
como una perenne tormenta,
las calamidades que regentan
el futuro del atorado terreno.

A medida que el silencio hablaba,
la hostilidad poco a poco escapaba.

Se marchó.
Y la estela de esperanza,
dejó tras de sí su andanza.
Lejos irse debió.



Todo empezó temprano,
un diligente viento
azotaba mi mano,
frágil como este aliento.

Me susurraba lento,
yo sollozaba en vano.
Pasaba el tiempo,
tic-tac en mis tímpanos.

Mis lamentos hoy proclamo.
No tengo virtudes,
y lo he demostrado,
con mezquinas actitudes.

Solo supe entregar piedras,
a quienes quise ver felices.
Solo supe cometer deslices,
que a día de hoy me enervan.

Probé otros labios,
calmé mi sed.
Fue poco sabio,
me arrepentí después.

Tanto tiempo que paso,
escribiendo estas cosas que lees,
y no soy más que un fracaso,
que escribe versos inservibles.

Nunca en nada fui bueno,
nunca supe ser correcto.
Ahora me acompaña el veneno,
que poco a poco me inyecto.

Así, poco a poco, en silencio,
llegó el fin de mi trayecto.

Nigrománticos, infames,
tullen lento al corazón.
Fuera de realidades,
más allá de la razón.
Danza de los ideales,
despiertan su amanecer.
Marchitadas son mis hadas,
por ser bajo su merced.
Mas no caerán sus alas,
a su vera lucharé.

Tullido que estoy tallado,
de este árbol desgastado.
Vetusto pero adolescente,
cicatrices caen inertes.

Mora un intruso en el vergel,
repta en mis sueños y realidades.
Ágil como relámpago en tempestades,
incrustado se halla en mi ser.

Relámpago de acero azulado
fulgurantemente caído,
agujerea mi flanco herido
y hace en él un hoyo aciago.

Mas al fin lograré extinguirte,
intruso y relámpago añejo.
Un rostro que refleja el espejo
hoy podrá, al fin, redimirse.

Abrí la ventana, cerré mis cicatrices.
Desde entonces, me di cuenta:
aquel intruso acechando puertas
que no me otorgaba días felices,
era yo.

Caminé lejos de esta ciénaga,
por tierras vacías,
senderos escarpados
y bosques frondosos.

Busqué mis utopías.
Fui un iluso nómada,
sin percepción de realidad
ni espacio-tiempo.

Discerní un mundo
completamente distinto.
Parecía tan real,
como fantástico.

En él mujeres y hombres
luchaban juntos por la igualdad,
sin palabras soeces,
sin violencia,
sin obscenidad,
con justicia.

La pobreza se extinguió,
y hasta los balcones
eran de cascabel iridiscente.

El amor era sincero,
y no había miedo
de mostrar tus sentimientos
a otra persona.

¿Cuándo me vas a dejar entrar ahí?
¿Por qué no puedo hacerlo?
¿Será que la magia
es un mero producto
de mi imaginación?

No lo sé.
Me estoy haciendo viejo,
y necesito alguien en quien confiar.

Necesito un lugar del que empezar de cero,
sin más.

No sé cuándo sucedió.
Tampoco supe el cómo.

Puede que fuese aquella mañana,
tan cándida como el destello de tu mirada
que coloreaba hasta las fosas más lúgubres
y los corazones más marchitos,
vistiendo de ilusión cada rincón
por el que pasaste.

Y así, repentinamente,
sentí tanto tu belleza
como tu indiferencia.

Y entonces,
mi ventana dejó de ser ventana,
y se convirtió en un muro
sin bombona de oxígeno.

Mi espejo dejó de ser espejo,
y en lugar de reflejar un rostro
sereno y seguro,
mostró mis nervios a flor de piel.

Mis pies dejaron de ser pies,
mis pupilas dejaron de ser pupilas,
y ya no supe seguir la senda
ni ver cuál era la dirección correcta.

No sé por qué,
pero aquella mañana especial y cándida
es ahora una noche crepuscular,
bella pero repetitiva en mí.

Y de nuevo me encuentro
en ese punto de soledad,
donde hasta mi nombre
ha dejado de pronunciarse.

Entonando versos en un cuaderno,
grabando todo en tinta y a fuego
en mi soliloquio interno,
en lugar de robarte besos.

Cuánto me odié
al ver que nadie me quería lo suficiente.
Y qué miedo tuve
de decirte que pasaste una eternidad
en mi mente.

Cuánta rabia corrió por mis venas,
cuando envite tras envite,
la más bella flor quedó marchita
en el jardín.

Cuánta cólera sangró por mi alma,
al ver que retazos de mis sueños
desaparecieron del cielo,
y tocaron el suelo.

Qué gélido fue
cuando al llegar otro verano,
por dentro todavía era invierno
y seguía lloviendo.

Y qué doloroso fue aquel anochecer mágico
que jamás pude contarte,
percatándome de que solo era
un prisionero del tiempo.

Ahora entiendo todo.
Qué humano he sido,
y cuánto me he culpado por ello.

Preso en las gélidas páginas de mi habitación,
este invierno riguroso observo desde el balcón.

Las oscuras golondrinas vuelven alzando el vuelo,
pero sus rincones soleados son escarcha.
Las liebres se asoman con inquietud al bosque,
pero los arces azulados cobijan sus secretos.

El atardecer deja de ser
y empieza a desaparecer,
mientras la noche abre su boca temprano,
absorbiendo energía para fabricar témpanos.

Y yo escalo este helado peldaño
entre la espada y la pared,
en que la espada me dice con fé:
«empúñame y lucha por ella»,
y la pared me aconseja:
«no lo hagas, o sufrirás más daños».

Un príncipe roto que pinta sus sueños ilusorios
en un mundo quebrado por el continuo frío.
La mente se mantiene reticente,
mientras el corazón susurra:
«seré el héroe del tiempo que quiero pasar contigo».

Sigo sin comprender por qué
ha vuelto otro Diciembre,
dejando detrás un torrente
de páginas en blanco.

No he hallado ni un minuto
para redimirme de los hechos,
ni para rozar tus cándidas manos
y deslizarme como una atracción
por ellas.

Frente a mí un lápiz y un papel
que han marcado un epitafio,
sempiterno.
Mis más fieles compañeros
en este periplo.

Yo que soñaba con estar acurrucado
a tu vera,
donde el miedo se esfuma,
trazando líneas de sentimientos
en cada aliento.

Y es que otra vez más
me vuelvo a dar cuenta
de que me he convertido
en prisionero del tiempo.

Un año más de existencia
en este bucle espectral,
caminando por la orilla
donde esperan los lobos solitarios.​

Cuando recibían mi silencio como ofensa,
y respondían con bofetadas.
Cuando ser callado
fue la causa del desprecio infantil.

Cuando extendieron rumores falsos
y calumnias.
Cuando aquella profesora
me llamó mediocre.

Cuando juzgaron mi interior
sin conocerme.
Cuando quise tender una mano,
pero la rechazaron.

Cuando los amigos del parque
dejaron vacíos los columpios y las porterías.
Cuando no existía,
era una sombra para todos
y hasta mi nombre
dejó de pronunciarse.

Cuando el peyorativo más utilizado
fue “maricón” ,
en pleno siglo XXI.
Cuando ilusionaron
para luego comportarse
como desconocidas.

Cuando mi primera mirada enamorada,
injustamente no pudo
recibir correspondencia.
Cuando el veneno marchitó las únicas
y verdaderas amistades.

Cuando la persona más noble se fue,
y no pude siquiera despedirme.
Cuando las traiciones
invadieron la familia.

Cuando fui rápidamente
a recibir con los brazos abiertos a alguien,
y ya no era quien yo creía.

Cuando dejé de ser yo por satisfacer a los demás,
y esos de-más
no movieron un dedo.
Cuando aparté mis creencias por placer momentáneo,
y me arrepentí.

Cuando otra persona se fue del mundo,
sin que supiese que formó parte
de mí.
Cuando conté secretos a quienes consideraba aliados,
y no fue así.

Cuando fui incapaz de sentir
por quien suspiraba por mí,
y tuve que proyectar un rechazo.
Cuando alguien me humilló siendo peor,
y le creí.

Todo aquello ha formado
el océano que soy hoy.
Inquietante.
Escéptico.
Excéntrico.

Mientras tanto sigo aquí,
con ganas de ver la vida,
con ganas de quererte más que ayer.

Océano.
Quizá debas llamarme así,
porque nunca me conocerás del todo.

Tu rostro representa gallardía,
y ante este se me cierran las palabras.
Acércate a mis puertas, y cuando abras,
me mantendré como un sabio vigía.

Tu rostro representa valentía,
me exalto cuando observo cómo labras.
Acércate y hagamos gestas macabras,
seré para siempre tu compañía.

Tu presencia me mantiene cautivo,
la contemplo dócil en mi sosiego,
un enigma sin juicio explicativo.

Deleitando como llamas y el fuego,
tu flujo ilustra mi porte inventivo.
Acércate, y da sentido a este pliego.​


Reticente atiende una roca al mar,
la ola ya ve que termina el trayecto.
Afligida asume el ciclo imperfecto,
sabiendo que esta la va a golpear.

El árbol yace agitado en su lar,
comprendiendo que ya ha sido ese electo
del deceso en el que caerá recto,
y no le quedará más que esperar.

Preguntó un anciano: “¿Qué es la muerte?”,
sabiendo que pronto iba a visitarla,
sintiendo cada segundo más fuerte.

“El nacimiento de una nueva charla”,
corroboró un joven sin grata suerte,
que aquel día dirígese a buscarla.

No sirvo. Es la realidad.

No, no sirvo, porque no soy capaz de planear un regalo para tu cumpleaños o para unas Navidades. Lo dejo para última hora y acabo olvidándolo, soy un lastre del desastre. Por desgracia, soy más de hacer especiales todos los días, como si fuese un júbilo, como si fuese un cumpleaños. Prefiero la espontaneidad.

No sirvo porque no soy capaz de programar nuestro futuro aunque lo imagine cada día, tampoco para lanzarte miradas a tus pupilas dudosas que aguardan tantas preguntas. Tampoco para firmar un contrato como si fueses de mi propiedad, como si de simples objetos nos tratásemos. Tú eres tú, yo soy yo, y ahí nace nuestra unión.

No valgo para tener la misma opinión respecto a un color favorito, sobre la política o sobre si existe vida más allá de la Tierra. Soy más de ver todas las opiniones y querer debatir hasta el final.

No sirvo porque he cometido muchos errores y a pesar de ello cometeré sin darme cuenta. Lo siento, porque muy a mi pesar, soy imperfecto.

No soy capaz de hacer promesas, prefiero hacer feliz a los demás a base de cumplir deseos.

Tampoco valgo para ser una cama elástica y cómoda cuando la acera y el asfalto de la calle duelan. Soy más de tirar una soga y ayudarte a subir la cuesta, para luego bajar por ella como si fuese un tobogán.

No sirvo, porque no soy el más guapo del mundo ni soy modelo, no salgo en una de esas famosas revistas ni poseo músculos de 50 kilos en cada brazo.

No sirvo, porque soy muy callado, soy una estatua y disfruto estando solo.

Por ello, no te enamores de mí. No, porque definitivamente, no te conviene, no sirvo.
Dentro de una cabaña vivía una mujer que solía vagar solitaria por el entorno natural de su alrededor.

Cuando abría los ojos, negros cual azabache preciado, el crepúsculo ya había caído hacia su ventana. Le gustaba salir cada madrugada al vergel tan radiante como sus dorados mechones de pelo que debido al viento ondulaban cuales olas de mar.

Y sentada en la copa del árbol, bajo la luz de la luna y en la gélida noche donde se escuchaba graznar a los cuervos mientras los segundos pasaban a medida que la brisa acariciaba su cabello, ahí se encontraba ella, quieta con su inercia, sin un rumbo fijo, mirando hacia los puntos suspensivos.

Se volvió hacia la cabaña por la recóndita senda de cerezos, que marcaban una estela rosada en el suelo debido a sus flores. Le gustaba leer y abrigarse entre los versos más ateridos, encontrándose con su utopía, buscando quimeras. Y allí, yació en su lecho, hasta que llegó el día siguiente.

Esta vez, al levantar las pestañas, quedó atónita: no había arribado el anochecer. Era de día, el alba acaecía. La luz fulgurante entraba por su mirador. Sorprendentemente, se encontraba enérgica, por lo que salió a contemplar la belleza de los verdes prados iluminados.

Se agachó para agarrar una de las tantas flores que habían caído y se la colocó en uno de los hilos de su cabellera. Al fijar la vista al frente, no podía creerse lo que estaba sucediendo: era una persona, pero no una cualquiera. Era la personificación del Sol.

No entendía muy bien por qué, pero estaba segura de que era él dentro de su alma, no tenía dudas. Él emitía un destello ardiente y pasional de sus ojos y brillaba cual estrella. Se acercó a ella, y le dio las gracias por haberse fijado en él esta vez. Así, ella tomó su hombro y se fundió en un abrazo que provocó una argéntea y etérea luz que le hizo recordar quién era ella: la Luna, la solitaria Luna, la triste Luna, la bella Luna, el diamante en bruto que tan pocos apreciaron hasta ese instante.

Y así, cada uno encontró su significado e importancia, y entendieron que el uno sin el otro no eran capaces de vivir.

Un suceso real de hace días que me ha inspirado bastante.

Salí corriendo de clase para no perder el tranvía. Entré, y ahí estabas. Te vi sentada, como si nada. Callada dentro de aquel andén, con tus ojos perdidos en la ventana.

Una curiosa y divertida escena que observábamos desde dentro sucedió en la calle, y al girarnos entrelazó nuestras miradas. Una curvatura se dibujó en tu rostro, y estallaste a carcajadas. Hice lo propio, y cualquiera que estuviese allí pensaría que éramos dos descosidos.

Nuestra parada coincidió, y bajamos a la vez, mas continuamos andando indiferentes, descendiendo a través de las escaleras para proseguir nuestro recorrido al hogar pertinente.

Te situaste al lado opuesto de las vías a mí, y yo te observaba silenciosamente, ríendo y suspirando. Tú me mirabas y también seguías ríendo, me hiciste sentir feliz.

Cómo es posible que, sin saber nada de ti, sin habernos dirigido la palabra, tuviésemos tal conexión. Cómo es posible que despertases tanto en mí, que de las cincuenta personas que había en aquel lugar, el resto eran estatuas ante tu presencia, siendo notoria la llama que desprendías.

Lastimosamente, llegó el metro y aquel momento terminó. Entraste y, a través de los cristales, me dirigiste una última mirada, alzaste la mano y me dedicaste tu despedida.

Un trago de un efímero recuerdo dulce y, a la vez, amargo, pues jamás nos volveremos a encontrar y jamás leerás esta carta de un pobre iluso, que espera con ansias volver a verte. No serás consciente de que has permanecido en un rincón de mi mente.

Dos desconocidos que, de haberse conocido, serían el uno para el otro.

Sentado en frente de este cuaderno mi mente no para quieta. Las cosas me dicen cosas, el escritorio me obliga a prestarle atención de vez en cuando, a reflexionar junto a él y escribirlo. La lámpara me guía a hacerlo, y el bolígrafo se materializa en mi instrumento. A partir de aquí, la percepción del mundo se esfuma y todo es posible.

A veces sueño demasiado, siento que soy movido por el tiempo, como si éste fuese una delicada brisa y yo una ligera hoja.

Me pregunto si tengo valor en esta sociedad, o si es que simplemente no encajo. Quizá es porque la palabra que me define es “raro”. O quizá no me defino en nada, pues definirse es limitarse. Cuestiono demasiado y actúo poco, por ello quizá nadie haya podido fijarse en mí detenidamente. Soy invisible, quizá un papel inservible, quizá demasiado sensible.

Quizá, quizá, quizá...Planteo todas estas incógnitas mientras el resto de amigos solo habla de temas banales. Son las modas del mundo imperfecto. Quién se pone piercing, quién juega este sábado, quién trae la hierba, quién practica más sexo.

Ojalá hubiesen suspiros que mantuvieran la llama de los buenos recuerdos. Ojalá el Sol estuviese siempre fuera brillando y dando luz a quienes lo necesitan, que se diesen cuenta de que ellos también son estrellas. Ojalá la propia mente humana se diese cuenta de lo estúpida que es y, en ese momento, dejaría de ser estúpida. Ojalá los mares de dudas que me envuelven fuesen a parar a alguna orilla y mueran.

Estoy hambriento, y no sé cómo saciarme. Pese a mi corta edad porto cicatrices en el alma. Paso horas escribiendo estas nimiedades que lees ahora mismo, espectador. Y total, ¿qué más da? No sé qué es la vida, si una realidad alternativa, un cachondeo o una putada. Nada calma mis ansias de búsqueda.

Y es que no fue el desamor, no fue el sopor que irritó cada uno de mis poros. Lo que de verdad me ha estado matando, es el saber que busco algo, pero no saber qué es exactamente ni cómo lograrlo.

Cada noche, al llegar a aquel jardín, solía sentarme en el columpio de siempre y jugaba a estar ausente, quedándome en la inopia, al igual que estoy haciendo en este mismo instante. No importaba nada más, los días no contaban y daban igual los gorjeos de los mirlos atezados o la brisa constante y álgida que agitaba las flores.

Yo siempre creí en las utopías. En buscar quimeras, perseguir lo inalcanzable. En olvidar la realidad, pecando junto a mi ingenuidad. Quizá ese fue mi mayor error. Fui tan inocente que traté de ser astuto, pero precisamente por eso volví a pecar de inocencia y tropecé dos veces con la misma piedra, una piedra dantesca que forma un bucle del cual viví cautivo, preso en mi soledad.

Mi yo de ayer me llama, me persigue como una extraña fuerza y me dice que deje de centrarme en el futuro, que todo llegará un día, que no me preocupe y que mire el presente. Pero, ¿cómo aceptarme si soy tan complicado? ¿Habrá alguien ahí fuera que entienda a este tipo?

Mirando al cielo busco una respuesta que no hallo, mientras escucho la sonoridad de los automóviles transitando por estas calles marchitas.

No lo sé, todavía conservo estas dagas que desenfundo con angustia cada crepúsculo frente a ti, cuaderno. Me quedo desnudo.

Y es que, solo ante ti, papiro en el que escribo, puedo volar cual estrella fugaz atravesando océanos. Sé que tú en mis desdichadas noches no me darás ningún reproche, que guardarás toda mi tensión a cambio de nada. Has sido mi mejor descubrimiento, porque tú… Tú sí que me aceptas. Tú nunca me mirarás mal si te cuento que estoy tullido por dentro mientras trazo esa cálida sonrisa al exterior tan típica de mí.

Ultras liberando cólera. Despojados de su materia gris, provocando desgracias y convirtiendo deportes en circos. Senderos de sangre inundan las calles. El tumulto llora. El frío se apodera del gentío.
La caja de Pandora aún no fue sellada tras inmemoriales generaciones. El Sol tiene miedo pese a que la Luna le dé cobijo.

Mujeres asesinadas por salir a respirar. Falleciendo mientras el resto recrimina no ser igual que el violador. Olvidando que sin ellas el mundo deja su tic-tac. Dictando sentencia unas leyes retrógradas. Purgatorios fúnebres causados por dantescas injusticias tangibles en los juicios.

Y todos nosotros cómplices de esta catástrofe al permitirlo. Durmiéndonos en un sueño ideal, frágil; mientras neonazis alzan los brazos, entonando cánticos áridos como autómatas. Quisimos dividirnos, odiarnos: ser notas de páginas rotas en lugar de libros abiertos.

Pornografía y apuestas educando a los más jóvenes. Ignorancia en superávit. Corrupción a raudales, construyendo nidos en cada comunidad del país. Niños educados cuales robots en jaulas, sin ápices de cariño, sin libertad. Sufriendo violencia en las aulas.

Qué triste está el inocente árbol viendo su bosque con hectáreas carcomidas por pirómanos.
Bajo cero. Bajo cero esperanzas en un sórdido planeta donde cobra mayor relevancia tu linaje que tu esfuerzo.
Donde un cuerpo colosal con cerebro de mosquito tiene más éxito que una mente brillante.
Donde es más interesante la nueva canción del comercial del momento que nuestra memoria histórica. Donde lidera la desinformación.

Y luego estoy yo. Refugiándome en poesía tras la avaricia humana año tras año. Vagando inerte, tratando de desprender energía con el fin de que alguien desee acompañarme. Nostálgico de aquello que nunca existió. Si no crees en mí, no te culpo: nunca salí guapo en el póster.
Seguiré relatando hechos en estas hojas, plasmando mi ser, aunque escriba lo que escriba sienta que no soy bueno en nada.

El 28 de diciembre, Día de los Inocentes, actualmente se repite 364 veces más al año.

Crónicas de un universo ficticio que se convirtió en realidad, con la ataraxia ya extinta.

Post con redacción del argumento original: https://whackahack.com/foro/t-38537/pokemon-dreamed-wishes

Argumento editado por mí:

En la región vasta y viva de Zinnoa se encuentra una ciudad galante y antigua, llamada Ciudad Alba.
En esta ciudad, diariamente, los jóvenes asisten al instituto con normalidad. Todos los años, como en todos los institutos, tiene lugar la famosa y esperada graduación, donde los jóvenes salen a tomar su camino, ya sea como entrenadores Pokémon o cualquier profesión.

El día de dicha graduación, en vista de la culminación del recorrido de años de estudio, se celebra un campeonato entre aquellos que quieren tomar su camino como futuros entrenadores Pokémon. Tu rival, el cual conoces desde hace unos tantos años atrás, y tú, llegáis a la final, cada uno con sus respectivos Pokémon recibidos de manos del director del instituto.

Al finalizar el combate, por obra del destino, el lugar se estremece y de un vórtice que precipita el tiempo y el espacio emerge una extraña figura con su bandada. Detrás de él se encuentra el temible Pokémon de la distorsión: Giratina. Este personaje de aire altivo y mirada vengadora y colérica, proclama ante todos los presentes sus intenciones con la ancestral Ciudad Alba y la región de Zinnoa. Pero, ¿por qué? ¿Venganza? No dijo su motivo, pero todo apuntaba a que se debía a sus fuertes ideales. Sin embargo, su aparición no era inverosímil.

Sabios de la ciudad, mucho tiempo atrás, previeron su llegada gracias a pergaminos hallados en templos, y para ello planearon ya la búsqueda de cierto objeto muy especial que lograría apaciguar la ira de tal personaje. El protagonista se ve implicado y será enviado junto a otros en busca de aquel objeto que es capaz de detener la devastación.
En este contexto, se plantea la cuestión: ¿Lograrás obtenerlo a tiempo o, por el contrario, todo acabará bajo sus planes?

Zinnoa, tierra misteriosa y turbulenta será el escenario de esta historia. Tú, el protagonista vivirás aventuras y obtendrás experiencias tras los encuentros con personajes raros y curiosos. Junto con amigos y con Pokémon te irás inmiscuyendo poco a poco en la historia que acontece, e intentarás encontrar el rayo de luz entre esta vorágine caótica plena de tormentas.
Un proyecto que tuve en mente hace unos meses y estaba planeando junto a Drive pero que ha quedado en eso, una idea. Está ambientado en un crossover Pokémon-Kingdom Hearts.


La lucha por los 7 corazones de luz pura y 13 de pura oscuridad está llegando a su fin. El universo se expande, y con ello, nuevos mundos los suficientemente poderosos para arrebatar toda la paz que les queda. Además, nuevos portadores de la llave espada nacen y se especulan nuevos corazones… ¿puros?

El mundo de los Pokémon, por extraños motivos, será afectado por esta búsqueda del corazón que lucha entre el bien y el mal, que toca la luz y la oscuridad, llegando a este los sincorazones. La pacífica región de Kyura ha sufrido cambios drásticos, y por ello muchos de los mundos han sido proyectados como ciudades o poblados dentro de este. Sólo se conservaron unos cuantos lugares de Kyura: Ciudad Fulgor, Aldea Tenue y Cúspide Insigne.

Este mundo, extrañamente, posee unas características determinadas, y hace que sea capaz de formar una llave casi tan poderosa como la legendaria Llave Espada X, capaz de abrir la puerta que conecta todos los mundos... Pero ¿por qué querer semejante llave? Una llave que no es capaz de llegar a Kingdom Hearts (el reino de los corazones), una llave que sólo funciona mediante un corazón que no es totalmente puro... Una llave… capaz de destruir la Llave Espada X…

Tú, originario de la región de Kyura, has sido elegido por la llave espada, la cual tiene el poder de controlar a los sincorazones. Junto a los Pokémon, debes contrarrestar este caos que está acechando al mundo.

Un saludo~
 
Última edición:

Lon

Tirana de Wah
Respuesta: [Biblioteca] Tres, dos, uno... Zero.

Hi.

Pues qué decir que no te haya comentado ya, sr. Zero.
Varios de ellos ya los había leído.
Y bueno, la verdad es que sobre poesía considero que no tengo los conocimientos necesarios como para hacer una valoración objetiva más allá de mi propio criterio y gustos, pero en fin...
Comento de todas formas lo que más me agrada, ya que es bastante raro encontrar alguna obra tuya que no me guste.

Lo que más me gusta sobretodo es que se nota mucho que tienes un estilo propio, tanto en la forma de expresar como en la temática. Para llevar tan sólo dos años escribiendo, es algo que tienes muy marcado, y algo que yo personalmente aprecio mucho en todos los tipos de obras, ya sean escritos, obras plásticas, etc.

Ya te lo comenté hace un tiempo, como tienes varias bastante buenas y capacidad para crearlas, deberías tenerlas guardaditas para hacer un portfolio en un futuro.
Incluso podrías sacar un librillo x3
Sigue así yay.

Lon
 

Fran Agustín

Si el sol besa tus ojos, ni cuenta te das.
Miembro insignia
Respuesta: [Biblioteca] Tres, dos, uno... Zero.

@Zero07 lo que tienes aquí es hermoso. Quizás nunca fuiste un gran spriter, pero siempre has sido un artista.

La forma en que te expresas es única y completamente original, que sin duda es lo más importante en cualquier artista. Tienes un estilo muy marcado a la vez que versátil.
Todos tus textos coinciden en una perspectiva expectante, de a ratos melancólica, sufrida y experta que pide a gritos la calma. Sin embargo, el formato literario que das a los sentimientos es distinto en cada una: métricas y figuras retóricas diferentes.

Haces un buen uso de los recursos literarios, tus poesías son ricas en metáforas, analogías e hipérbatos. También abundan en ellas las anáforas y paralelismos que has usado para dar énfasis al tema central.

Lo que más me ha llamado la atención fue la métrica tan variable no solo entre distintas poesías, sino también entre estrofas. No obstante, no es algo malo, simplemente lo destaco como otra característica de tu estilo. Sería interesante ver cómo te acomodas a una métrica un tanto menos cambiante, en que las estrofas se correlacionen.

Mis textos favoritos han sido "Delicado y sutil fulgor" y "Soneto III", mencionando en un segundo lugar de la escala a "Te fuiste".
El primero tiene un tinte dulce y melancólico cuando tu sujeto lírico evoca un pasado en que fue feliz y duda sobre cómo logrará continuar; lleno de metáforas y en que, ni bien empezar a leerlo, nos topamos con dos estrofas de anáforas y paralelismos.
El segundo parece ser una enumeración construida a partir de anáforas con los artículos indefinidos "un" y "una". Vas transmitiéndonos imágenes de cosas que nos parecen cotidianas mas no vemos su belleza e importancia real.
El tercero, lamento mucho lo de tu tío, pero al menos te ha salido una hermosa y emotiva poesía.

Me gustaría ver más cosas por aquí, ¿quizás algo narrativo además de lírico?

Invoco a @Tyren Sealess @Capitán Cohete y @FEL!X para que comenten aquí '^^
 

Tyren Sealess

A fullmetal heart.
Respuesta: [Biblioteca] Tres, dos, uno... Zero.

Vale, hora de comentar. Me has sorprendido gratamente. A muchos poetas en verso les pasa que tienen que adaptarse a él, y sus poemas pierden riqueza. Sin embargo, tú sabes adaptar el verso a ti, rimar y medir sin dejar de sonar natural, y mezclar distintas estrofas sin producir una ruptura del poema, incluso con distinto número de versos. Además has conseguido encajar palabras de muy diversos registros y usos en un todo coherente sin que sean disonantes (me sorprendieron en especial pliego y autómata).
Algo que te quiero señalar es que te dilatas mucho al expresarte, es decir, que alargas una idea cuando podría ser bien expresada con menos palabras. Esto no es un defecto sino parte de tu propio estilo; que sea bueno o malo lo decide cada lector, sin embargo quería señalarlo para que seas consciente de ello (pues puede ser completamente espontáneo e inconsciente) y puedas controlarlo cuando te interese.

Sí que tengo una crítica, y es que tienes que decir a quién te pareces cuando te pareces a alguien. Los sonetos III y IV bien podrían llamarse Anochece II y R.A.P. II respectivamente; sin embargo no veo mención a Nach por ninguna parte. No sé si eso ha pasado en más poemas. Si te inspiras en algo tienes que reconocerlo y no darlo como una idea completamente tuya; que no lo hagas en casos extremos se puede considerar plagio y pagarse muy caro.

Mi favorito ha sido el Soneto II. La muerte me parece un tema literario interesantísimo, supongo que me vendrá de ser un poquito emo; y me gusta cómo has plasmado dos perspectivas completamente distintas hacia ella.

¡Sigue así!
 

DavZero

Estoy mamadísimo
Miembro de honor
Usuario de Oro
Respuesta: [Biblioteca] Tres, dos, uno... Zero. | Actualización 24/02

Actualización 24/09
Actualizo después de 8 meses, sí xD
Unas cuantas cosas que he escrito estos meses, además de mejorar (en mi opinión, claro) Te Fuiste.

¿Adónde fue la ola de nuestro mar?
¿Adónde nuestra risa desmedida al hablar?
¿Adónde fue la brisa de mi bienestar?
Aquella que regalé por ti sin más.

Se fue,
el tiempo habló.
Nada que hacer,
con nosotros dos.

¿Y por qué vino el hastío,
por qué me ha cubierto este frío?
Hoy, que durante mis madrugadas,
duermo sin nuestra conversación delicada.

¿Y quién me da las buenas noches,
quién se preocupa por mis reproches?
Quién me abrazará cuando los pensamientos me invadan,
y provoquen lentamente en mí colosales arcadas.

Y no finjo si esto es un desastre ahora,
que hasta mi cama llora,
ahora que no puedo ver la aurora,
y el alma dejó de ser aquella soñadora.

Fuiste mi brújula,
dentro de esta cúpula.
Pero ahora no tengo ni un mapa,
en este inmenso desierto de plata.

Aquí me hallo recordando tu tez,
pensando en lo que pudo ser y no fue.

Me agrada tu sutil presencia,
clavando en mí una mirada fugaz.
Gentil imagen de brava elegancia,
sacando el porte más eficaz.

Argénteos iris de luz esmeralda,
resplandecientes cual tenaz bengala.
En mis sueños brotan cada madrugada,
mientras yazco entre mis tersas sábanas.

Tu sonrisa hace que me aleje del pasado,
de la mala experiencia reciente,
de aquellos antecedentes,
y ría yo también junto a tu lado.​

Cruza por mi acera tu mirada,
y el tiempo se detiene,
el dulce recala en el paladar,
pierdo los papeles cuando vienes.

Y es que te he visto sonreír,
y yo… Yo inventaría tu comedia favorita,
enmarcada con un telón de oro sin fin,
sólo por ver repetir tu risa bendita.

Lo siento.
Soy más de una sonrisa acelerada,
que de un lamento.
Soy más del filo de una espada.

Prefiero admirar una sombra tímida,
a un amanecer paradisíaco.
Prefiero pasajes ocultos y opacos,
que paisajes inmensos y vistas rígidas.

Soy más de un suspenso que se acepta,
que de un superfluo sobresaliente.
Soy más de un abrazo y lo que proyecta,
que de una conversación negligente.

Soy más de lo inmaterial, abstracto y sensible,
que de lo puramente tangible.

Y aquí me hallo dentro de un pozo,
deseando tocar un trozo
de tu faz por fortuna,
escondido en la última duna.

Callado por mi mente y su censura,
esperando que arribe a mis ojos,
el último destello riguroso,
de la grácil luz de luna.

Lo siento.
Lo siento…
Por haberme impregnado,
de ti.

Vivo preso en un armario hueco,
seco y repleto de infectos ácaros,
atrapado en el polvo del pasado,
donde aunque grite sólo se oye el eco.

Hoy sólo discierno esta estepa,
caótica, vorágine y desorientada,
donde mueren ilusas metas,
que jamás fueron tocadas.

Marcho y hago las maletas,
aquí no se valora el mérito.
Marcho lejos a escalar mesetas,
ya no le temo al vértigo.

Y no sé si me invade el tiempo gélido,
pero echo en falta magia.
Cada vez menos estrépitos,
y más mustia nostalgia.

Ahora sé que el orgullo es débil,
que el dolor es pérfido,
y mi cuerpo un fénix
que resurge enérgico.

Y no sé si esto es un juego,
todo arde a mi alrededor.
No entiendo si es el desasosiego,
o es que el fuego soy yo.

Aunque queme el suelo,
miraré hacia adelante,
-dije en mi bucle incesante-.
A partir de ahora tomo el ruedo.

La soledad será la mejor compañía,
hasta que alguien por suerte me encuentre,
sentado solitario en el sillón de enfrente,
con mi cálida y tímida sonrisa ya vacía.


Soy aquello a lo que llamas vida,
soy la mano tras la caída,
el pozo en que te anidas,
soy tu alegría y tu ruina.

Soy el aire que respiras,
la persona por la que suspiras.
Soy también la ira,
y la rabia contenida.

Soy el candado del amor,
la violencia y su hedor,
soy la venganza sin temor
y la clemencia con valor.

Soy la música escondida en el armario,
soy las poesías expresadas con certeza.
Soy las cartas que juegas en la mesa,
soy el espectáculo formado en un estadio.

Soy el hambre y la miseria,
la destrucción de las guerras,
soy la tumba que te entierra
y sin pensarlo te apalea.

Soy Pinochet, Mussolini y Hitler,
soy Ghandi, Frida Khalo y Luther King.
Soy la atrocidad en toda su brillantez,
y también la bondad sin fin.

Soy los genocidios y suicidios,
las huelgas y los golpes de estado.
Soy la revolución iniciada con delirio,
y las represiones llevadas a cabo.

Soy el reloj y su tic-tac,
las leyes que se dictan.
Soy las naciones que conquistan,
y también la sombra invicta.

Soy el descubrimiento del mundo,
soy el universo y las estrellas,
soy los desastres más profundos,
y los desorbitantes planetas.
Soy el arte que se exhala,
soy Bécquer, Neruda y Lorca.
Soy el fusil que sin compasión dispara,
y también la soga que te ahorca.

Soy los prejuicios acumulados,
los presos maniatados.
Soy las palabras pronunciadas con volumen,
que en insultos se traducen.

Soy la ciencia y la religión,
el fanatismo y la razón.
Soy el opulento dinero
que cae en el monedero.

Soy aquello a lo que llamas vida.

Fuiste para mi corazón un júbilo,
como una estación pasajera.
Quedé perplejo como un estúpido,
deseando inmediatamente tu vera.

Fuiste esa luz intermitente
que reverdeció mi mente,
arribando a oscuros rincones,
descubriendo mis secretos interiores.

Fuiste una inocua flecha ardiendo,
como una dócil brisa de verano.
Fuiste una llave con puertas abriendo,
fuiste alguien a quien entregar la mano.

Fuiste y apareciste en aquel año.
Quizá fue un motivo del destino,
pero fuese o no, apareciste en mi camino,
después de haber sufrido tanto daño.

Fuiste la mirada cándida de un mes de mayo.
Una gallarda y alegre sinfonía,
alejada de la monotonía.
Fuiste un alivio para tantos callos.

Pero también fuiste, eres y serás un rayo…
Porque nunca pude, puedo, ni podré alcanzarte.

¿Y qué es el dolor?
¿Qué significa?
Ya quisiera yo,
poder debilitarlo un poco,
cuando aparece y repica.

Hay muchos dolores diferentes,
pero, para mí…
Existen cuatro tipos principales:
el dolor por amor,
el dolor por pérdidas,
el dolor por soledad,
y el dolor por traición.

El dolor por amor,
es que el hígado estalle.
Que el cerebro narre
un sueño aterrador.

Un sueño muy verídico,
y que al despertar de la pesadilla,
sientes que acabas de salir de cuclillas
de un grave coma etílico.

Es estar en el infierno,
mereciendo el cielo.
Ocultar el lado más tierno,
siendo tu mayor anhelo.

Es recibir indiferencia como respuesta,
mientras tú esperas sentado en el andén,
aguardando el mayor regalo dentro del tren.
Es que el tobogán se convierta en cuesta.

El dolor por la pérdida de un ser querido,
es sentir que actúas en un teatro vacío,
falta el actor que sacaba tu potencial,
y el guión va saliendo cada vez más mal.

Ataca a tus extremidades,
las congela ateridas,
las despedaza en mitades,
hurgando intenso en la herida.

El dolor por soledad,
es aquel que cuanto más sientes,
menos te percatas de la realidad,
y se va acomodando a tu mente.

Es el dolor que se transforma,
se convierte en venda para tus ojos,
y sin darte cuenta de su forma,
está a tu costado haciendo despojos.

El dolor por traición,
es como una estaca bien clavada.
Afilada, recta, como una espada,
en lo más hondo del corazón.

Es ofrecer una parte de tu ser,
y que te llenen esa parte con cianuro,
que saques cada día una sonrisa a alguien,
y otro día, de repente, pongan un muro.

Tantos dolores distintos,
mas tienen algo en común:
es difícil huir de ellos hacia la luz,
y atacan sin dejar un suspiro.

Ayer las paredes sonreían,
los baúles cantaban,
los armarios bailaban,
y los techos serenos se mantenían.

Ayer la vida era un placer tan liviano,
un juego sin preocupaciones,
sin pensar en asuntos insanos,
un juego lleno de ilusiones.

Hoy aquellos anhelos,
desvanecen por los cielos.
Hoy el triste sentimiento,
invade el pensamiento.

Hoy las paredes son hielo,
los baúles son piedra,
los armarios son huecos,
y los techos caen a tierra.

Mañana portaré mis dos espadas,
y mataré a este reloj esquivo.
Mañana le daré infinitas estocadas,
demostraré que sigo vivo.

Mañana sentiré que soy un águila,
remontaré el vuelo certero y sin freno,
alejándome de mustias caras pálidas,
y del traicionero y vil veneno.

Mañana pienso ser yo,
y librar toda mi sed.

Se me ocurrió juntando palabras de libros que tengo por ahí y tratando de dar sentido.

Por mi lado como un soplo,
la vida se nos convirtió en un purgatorio.
Llegué a ver la antorcha sin colirio,
y me quemó las venas con asombro.

Destacan flotando en el cielo,
como una perenne tormenta,
las calamidades que regentan
el futuro del atorado terreno.

A medida que el silencio hablaba,
la hostilidad poco a poco escapaba.

Se marchó.
Y la estela de esperanza,
dejó tras de sí su andanza.
Lejos irse debió.


Un saludo ^^
 

Kalawus

El fantasmaricón
Respuesta: [Biblioteca] Tres, dos, uno... Zero. | Actualización 24/09

Me gusta mucho que en tus poesías uses un lenguaje tan claro, a diferencia de mí, que tengo un lenguaje tan barroco y simbólico. Me gusta tu estilo porque es suave, amplio en sensaciones, juega con la magia de las situaciones y de las palabras. A veces siento que hay un constante diálogo interno, una poesía que expones hacia ti, a tus sentimientos, como si tratases de darles forma y ordenarlos. Una particularidad sublime que observo es la destaca presencia del [Yo]. Y cuando te alejas del [Yo] es para describir cosas abstractas que fácilmente se relacionan con tu mundo interior. Eso me gusta, eres muy radical en el enfoque de los elementos poéticos.
 

Markuzz Kaizuka

Usuario de platino
Re: [Biblioteca] Tres, dos, uno... Zero. | Actualización 24/09

Me impresionas,tu forma de escribir es sublime.
Ademas,no me imagine que algo asi existiera en un foro de hackroms
 

DavZero

Estoy mamadísimo
Miembro de honor
Usuario de Oro
Respuesta: [Biblioteca] Tres, dos, uno... Zero. | Actualización 24/09

¡Alola! Pues actualizo esto con unas cositas que esta vez no van a ser poesías. Me gustaría anunciar que últimamente estuve ayudando como guionista en el Pokémon Dreamed Wishes de @Naren Jr. entre otros y actualmente estoy con el Pokémon Times con el reto Beta en 30 días con Naren y Kurama, aportando mayor calidad respecto a textos, diálogos e historia.

No sirvo. Es la realidad.

No, no sirvo, porque no soy capaz de planear un regalo para tu cumpleaños o para unas Navidades. Lo dejo para última hora y acabo olvidándolo, soy un lastre del desastre. Por desgracia, soy más de hacer especiales todos los días, como si fuese un júbilo a diario. Prefiero la espontaneidad.

No sirvo porque no soy capaz de programar nuestro futuro aunque lo imagine cada día, tampoco para lanzarte miradas a tus pupilas dudosas que aguardan tantas preguntas. Tampoco para firmar un contrato como si fueses de mi propiedad, como si de simples objetos nos tratásemos. Tú eres tú, yo soy yo, y ahí nace nuestra unión.

No valgo para tener la misma opinión respecto a un color favorito, sobre la política o sobre si existe vida más allá de la Tierra. Soy más de ver todas las opiniones y querer debatir hasta el final.

No sirvo porque he cometido muchos errores y a pesar de ello cometeré sin darme cuenta. Lo siento, porque muy a mi pesar, soy imperfecto.

No soy capaz de hacer promesas, prefiero hacer feliz a los demás a base de cumplir deseos.

Tampoco valgo para ser una cama elástica y cómoda cuando la acera y el asfalto de la calle duelan. Soy más de tirar una soga y ayudarte a subir la cuesta, para luego bajar por ella como si fuese un tobogán.

No sirvo, porque no soy el más guapo del mundo ni soy modelo, no salgo en una de esas famosas revistas ni poseo músculos de 50 kilos en cada brazo.

No sirvo, porque soy muy callado, soy una estatua y disfruto estando solo.

Por ello, no te enamores de mí. No, porque definitivamente, no te conviene, no sirvo.
Dentro de una cabaña vivía una mujer que solía vagar solitaria por el entorno natural de su alrededor.

Cuando abría los ojos, negros cual azabache preciado, el crepúsculo ya había caído hacia su ventana. Le gustaba salir cada madrugada al vergel tan radiante como sus dorados mechones de pelo que debido al viento ondulaban cuales olas de mar.

Y sentada en la copa del árbol, bajo la luz de la luna y en la gélida noche donde se escuchaba graznar a los cuervos mientras los segundos pasaban a medida que la brisa acariciaba su cabello, ahí se encontraba ella, quieta con su inercia, sin un rumbo fijo, mirando hacia los puntos suspensivos.

Se volvió hacia la cabaña por la recóndita senda de cerezos, que marcaban una estela rosada en el suelo debido a sus flores. Le gustaba leer y abrigarse entre los versos más ateridos, encontrándose con su utopía, buscando quimeras. Y allí, yació en su lecho, hasta que llegó el día siguiente.

Esta vez, al levantar las pestañas, quedó atónita: no había arribado el anochecer. Era de día, el alba acaecía. La luz fulgurante entraba por su mirador. Sorprendentemente, se encontraba enérgica, por lo que salió a contemplar la belleza de los verdes prados iluminados.

Se agachó para agarrar una de las tantas flores que habían caído y se la colocó en uno de los hilos de su cabellera. Al fijar la vista al frente, no podía creerse lo que estaba sucediendo: era una persona, pero no una cualquiera. Era la personificación del Sol.

No entendía muy bien por qué, pero estaba segura de que era él dentro de su alma, no tenía dudas. Él emitía un destello ardiente y pasional de sus ojos y brillaba cual estrella. Se acercó a ella, y le dio las gracias por haberse fijado en él esta vez. Así, ella tomó su hombro y se fundió en un abrazo que provocó una argéntea y etérea luz que le hizo recordar quién era ella: la Luna, la solitaria Luna, la triste Luna, la bella Luna, el diamante en bruto que tan pocos apreciaron hasta ese instante.

Y así, cada uno encontró su significado e importancia, y entendieron que el uno sin el otro no eran capaces de vivir.

Post con redacción del argumento original: https://whackahack.com/foro/t-38537/pokemon-dreamed-wishes

Argumento editado por mí:

En la región vasta y viva de Zinnoa se encuentra una ciudad galante y antigua, llamada Ciudad Alba.
En esta ciudad, diariamente, los jóvenes asisten al instituto con normalidad. Todos los años, como en todos los institutos, tiene lugar la famosa y esperada graduación, donde los jóvenes salen a tomar su camino, ya sea como entrenadores Pokémon o cualquier profesión.

El día de dicha graduación, en vista de la culminación del recorrido de años de estudio, se celebra un campeonato entre aquellos que quieren tomar su camino como futuros entrenadores Pokémon. Tu rival, el cual conoces desde hace unos tantos años atrás, y tú, llegáis a la final, cada uno con sus respectivos Pokémon recibidos de manos del director del instituto.

Al finalizar el combate, por obra del destino, el lugar se estremece y de un vórtice que precipita el tiempo y el espacio emerge una extraña figura con su bandada. Detrás de él se encuentra el temible Pokémon de la distorsión: Giratina. Este personaje de aire altivo y mirada vengadora y colérica, proclama ante todos los presentes sus intenciones con la ancestral Ciudad Alba y la región de Zinnoa. Pero, ¿por qué? ¿Venganza? No dijo su motivo, pero todo apuntaba a que se debía a sus fuertes ideales. Sin embargo, su aparición no era inverosímil.

Sabios de la ciudad, mucho tiempo atrás, previeron su llegada gracias a pergaminos hallados en templos, y para ello planearon ya la búsqueda de cierto objeto muy especial que lograría apaciguar la ira de tal personaje. El protagonista se ve implicado y será enviado junto a otros en busca de aquel objeto que es capaz de detener la devastación.
En este contexto, se plantea la cuestión: ¿Lograrás obtenerlo a tiempo o, por el contrario, todo acabará bajo sus planes?

Zinnoa, tierra misteriosa y turbulenta será el escenario de esta historia. Tú, el protagonista vivirás aventuras y obtendrás experiencias tras los encuentros con personajes raros y curiosos. Junto con amigos y con Pokémon te irás inmiscuyendo poco a poco en la historia que acontece, e intentarás encontrar el rayo de luz entre esta vorágine caótica plena de tormentas.
Un proyecto que tuve en mente hace unos meses y estaba planeando junto a Drive pero que ha quedado en eso, una idea. Está ambientado en un crossover Pokémon-Kingdom Hearts.


La lucha por los 7 corazones de luz pura y 13 de pura oscuridad está llegando a su fin. El universo se expande, y con ello, nuevos mundos los suficientemente poderosos para arrebatar toda la paz que les queda. Además, nuevos portadores de la llave espada nacen y se especulan nuevos corazones… ¿puros?

El mundo de los Pokémon, por extraños motivos, será afectado por esta búsqueda del corazón que lucha entre el bien y el mal, que toca la luz y la oscuridad, llegando a este los sincorazones. La pacífica región de Kyura ha sufrido cambios drásticos, y por ello muchos de los mundos han sido proyectados como ciudades o poblados dentro de este. Sólo se conservaron unos cuantos lugares de Kyura: Ciudad Fulgor, Aldea Tenue y Cúspide Insigne.

Este mundo, extrañamente, posee unas características determinadas, y hace que sea capaz de formar una llave casi tan poderosa como la legendaria Llave Espada X, capaz de abrir la puerta que conecta todos los mundos... Pero ¿por qué querer semejante llave? Una llave que no es capaz de llegar a Kingdom Hearts (el reino de los corazones), una llave que sólo funciona mediante un corazón que no es totalmente puro... Una llave… capaz de destruir la Llave Espada X…

Tú, originario de la región de Kyura, has sido elegido por la llave espada, la cual tiene el poder de controlar a los sincorazones. Junto a los Pokémon, debes contrarrestar este caos que está acechando al mundo.

Tengo más cosas pero evidentemente son guiones y cosas por el estilo por lo que no procede destripar todo en este tema xD

¡Espero que sea de vuestro agrado! Trataré de estar trayendo cositas este mes.

Saludos, Zero.
 

DavZero

Estoy mamadísimo
Miembro de honor
Usuario de Oro
Respuesta: [Biblioteca] Tres, dos, uno... Zero. | Actualización 08/12

Buenas noches a todos. Actualizo después de un tiempecillo. Últimamente he notado que no tengo tantas ganas de escribir poesías, me he ido un poco hacia la prosa. Eso no quiere decir que vaya a dejar de hacer lo primero, simplemente me quiero extender a más campos.

También comentar que cada semana hay alguien pidiéndome si le puedo ayudar en su historia o si puedo formar parte de su equipo. Ya estoy en varios proyectos y ocupado con la universidad, por lo que me es difícil, pero echaré una mano en lo que pueda.

Por último, acabo de actualizar desde el móvil y no estoy en PC, por lo que no pondré esto en el post principal hasta mañana.

Dicho esto, os dejo mis últimas cosas.

Cada noche, al llegar a aquel jardín, solía sentarme en el columpio de siempre y jugaba a estar ausente, quedándome en la inopia, al igual que estoy haciendo en este mismo instante. No importaba nada más, los días no contaban y daban igual los gorjeos de los mirlos atezados o la brisa constante y álgida que agitaba las flores.

Yo siempre creí en las utopías. En buscar quimeras, perseguir lo inalcanzable. En olvidar la realidad, pecando junto a mi ingenuidad. Quizá ese fue mi mayor error. Fui tan inocente que traté de ser astuto, pero precisamente por eso volví a pecar de inocencia y tropecé dos veces con la misma piedra, una piedra dantesca que forma un bucle del cual viví cautivo, preso en mi soledad.

Mi yo de ayer me llama, me persigue como una extraña fuerza y me dice que deje de centrarme en el futuro, que todo llegará un día, que no me preocupe y que mire el presente. Pero, ¿cómo aceptarme si soy tan complicado? ¿Habrá alguien ahí fuera que entienda a este tipo?

Mirando al cielo busco una respuesta que no hallo, mientras escucho la sonoridad de los automóviles transitando por estas calles marchitas.

No lo sé, todavía conservo estas dagas que desenfundo con angustia cada crepúsculo frente a ti, cuaderno. Me quedo desnudo.

Y es que, solo ante ti, papiro en el que escribo, puedo volar cual estrella fugaz atravesando océanos. Sé que tú en mis desdichadas noches no me darás ningún reproche, que guardarás toda mi tensión a cambio de nada. Has sido mi mejor descubrimiento, porque tú… Tú sí que me aceptas. Tú nunca me mirarás mal si te cuento que estoy tullido por dentro mientras trazo esa cálida sonrisa al exterior tan típica de mí.


Todo empezó temprano,
un diligente viento
azotaba mi mano,
frágil como este aliento.

Me susurraba lento,
yo sollozaba en vano.
Pasaba el tiempo,
tic-tac en mis tímpanos.

Mis lamentos hoy proclamo.
No tengo virtudes,
y lo he demostrado,
con mezquinas actitudes.

Solo supe entregar piedras,
a quienes quise ver felices.
Solo supe cometer deslices,
que a día de hoy me enervan.

Probé otros labios,
calmé mi sed.
Fue poco sabio,
me arrepentí después.

Tanto tiempo que paso,
escribiendo estas cosas que lees,
y no soy más que un fracaso,
que escribe versos inservibles.

Nunca en nada fui bueno,
nunca supe ser correcto.
Ahora me acompaña el veneno,
que poco a poco me inyecto.

Así, poco a poco, en silencio,
llegó el fin de mi trayecto.


Nigrománticos, infames,
tullen lento al corazón.
Fuera de realidades,
más allá de la razón.
Danza de los ideales,
despiertan su amanecer.
Marchitadas son mis hadas,
por ser bajo su merced.
Mas no caerán sus alas,
a su vera lucharé.

Un suceso real de hace días que me ha inspirado bastante.

Salí corriendo de clase para no perder el tranvía. Entré, y ahí estabas. Te vi sentada, como si nada. Callada dentro de aquel andén, con tus ojos perdidos en la ventana.

Una curiosa y divertida escena que observábamos desde dentro sucedió en la calle, y al girarnos entrelazó nuestras miradas. Una curvatura se dibujó en tu rostro, y estallaste a carcajadas. Hice lo propio, y cualquiera que estuviese allí pensaría que éramos dos descosidos.

Nuestra parada coincidió, y bajamos a la vez, mas continuamos andando indiferentes, descendiendo a través de las escaleras para proseguir nuestro recorrido al hogar pertinente.

Te situaste al lado opuesto de las vías a mí, y yo te observaba silenciosamente, ríendo y suspirando. Tú me mirabas y también seguías ríendo, me hiciste sentir feliz.

Cómo es posible que, sin saber nada de ti, sin habernos dirigido la palabra, tuviésemos tal conexión. Cómo es posible que despertases tanto en mí, que de las cincuenta personas que había en aquel lugar, el resto eran estatuas ante tu presencia, siendo notoria la llama que desprendías.

Lastimosamente, llegó el metro y aquel momento terminó. Entraste y, a través de los cristales, me dirigiste una última mirada, alzaste la mano y me dedicaste tu despedida.

Un trago de un efímero recuerdo dulce y, a la vez, amargo, pues jamás nos volveremos a encontrar y jamás leerás esta carta de un pobre iluso, que espera con ansias volver a verte. No serás consciente de que has permanecido en un rincón de mi mente.

Dos desconocidos que, de haberse conocido, serían el uno para el otro.

Sentado en frente de este cuaderno mi mente no para quieta. Las cosas me dicen cosas, el escritorio me obliga a prestarle atención de vez en cuando, a reflexionar junto a él y escribirlo. La lámpara me guía a hacerlo, y el bolígrafo se materializa en mi instrumento. A partir de aquí, la percepción del mundo se esfuma y todo es posible.

A veces sueño demasiado, siento que soy movido por el tiempo, como si éste fuese una delicada brisa y yo una ligera hoja.

Me pregunto si tengo valor en esta sociedad, o si es que simplemente no encajo. Quizá es porque la palabra que me define es “raro”. O quizá no me defino en nada, pues definirse es limitarse. Cuestiono demasiado y actúo poco, por ello quizá nadie haya podido fijarse en mí detenidamente. Soy invisible, quizá un papel inservible, quizá demasiado sensible.

Quizá, quizá, quizá...Planteo todas estas incógnitas mientras el resto de amigos solo habla de temas banales. Son las modas del mundo imperfecto. Quién se pone piercing, quién juega este sábado, quién trae la hierba, quién practica más sexo.

Ojalá hubiesen suspiros que mantuvieran la llama de los buenos recuerdos. Ojalá el Sol estuviese siempre fuera brillando y dando luz a quienes lo necesitan, que se diesen cuenta de que ellos también son estrellas. Ojalá la propia mente humana se diese cuenta de lo estúpida que es y, en ese momento, dejaría de ser estúpida. Ojalá los mares de dudas que me envuelven fuesen a parar a alguna orilla y mueran.

Estoy hambriento, y no sé cómo saciarme. Pese a mi corta edad porto cicatrices en el alma. Paso horas escribiendo estas nimiedades que lees ahora mismo, espectador. Y total, ¿qué más da? No sé qué es la vida, si una realidad alternativa, un cachondeo o una putada. Nada calma mis ansias de búsqueda.

Y es que no fue el desamor, no fue el sopor que irritó cada uno de mis poros. Lo que de verdad me ha estado matando, es el saber que busco algo, pero no saber qué es exactamente ni cómo lograrlo.
¡Un saludo!
 
Última edición:

Rize

Ghoul
Respuesta: [Biblioteca] Tres, dos, uno... Zero. | Actualización 21/02

Buenas, pues como te comenté, aquí estoy xDD vamos a ver que tenemos por aquí
Como tienes tantos escritos (tanto prosa como poesía), me centraré en la última actualización que has hecho... comencemos.

Voy a empezar contándote los aspectos positivos (en mi opinión, claro está). Te expresas muy bien, y expresas mucho con lo que escribes, que para mi, es lo importante.
También tienes un nivel léxico-gramático bastante bueno, creo que me ha faltado ver algo mas de nivel en ese aspecto, pero aún así, es bastante bueno. Creo, que se te da mejor la prosa que el verso (al menos, en esta última actualización), expresas mucho más, y haces que el lector se meta de lleno en tus textos, haciéndole sentir lo que tu has sentido, o lo que tu quieres que sienta. Eso no quiere decir que seas nefasto en la poesía; estos últimos, son buenos. La rima es bastante buena y creas hasta cierta musicalidad, pero creo que expresas muchísimo mas con la prosa.

Bien, ahora toca la parte mala, intentaré hacerlo lo mas constructivo posible. En el primer texto en prosa, no se porque le das ese título (supongo que tu, en su momento, si le encontraste el significado, pero yo no se lo encuentro), esto no tiene que ser un punto malo en cuestión, pero es chocante leer el texto y leer el título y no encontrar la concordancia.
Los 2 poemas (desenlace mejor que danza de los ideales), se me han hecho monótonos, normales, como si fuera el típico poema... esto tampoco es tiene que ser malo; tienes 2 poemas y 3 textos en prosa, como la prosa tiene mas expresividad en este caso, tiendes a compararlos, y por eso, se hacen monótonos.
Un pequeño inciso, en efímero metro, en la penúltima frase, donde escribes "volver a verte", creo que es mejor "volverte a ver", me parece extraño acabar ahí con el pronombre.
En general, sobre todo los textos en prosa, tienen una temática muy negativa. Es decir, no se si estas pasando por un mal momento, o estas con la moral baja por lo que sea; pero se nota mucho porque lo expresas así en tus textos (en efímero metro, expresas un sentimiento muy bonito, pero decides volver a cubrirlo con un aire depresivo y negativo). Es un sentimiento como cualquier otro, y perfectamente lo puedes utilizar para expresarte y caracterizar lo que escribes. ¿Qué ocurre entonces? Como todo lo que has escrito tiene esa temática, hace que el lector se sienta algo mal o triste, y puede ser, que quiera dejar de leer... lo cual no nos interesa.

En resumen, que tienes talento (para mi), que sigas trabajando y no te vengas abajo. Intenta leer mas o aprender mas vocabulario, además de utilizar otra temática para tus textos (esta claro que eres tu el que escribe y tienes total libertad para ello, simplemente me gustaría ver algo mas alegre o cómico). Y por último, si estas pasando por una mala racha, espero te mejores o vuelvas a estar con la moral alta pronto; estaré pendiente de tu próxima actualización.

Pd: Perdona por el textaco xD
 

DavZero

Estoy mamadísimo
Miembro de honor
Usuario de Oro
Actualizo a día de hoy, 1 de enero, mostrándoos todo lo que fui escribiendo a lo largo de este 2018 desde la ultima actualización. Empecé a dejar un poco atrás lo que es poesía con rima y empecé con algo más libre, sin tener que seguir estructuras fijas o similares, como la mayoría de poesía actual, y sinceramente me agradó bastante.

Tullido que estoy tallado,
de este árbol desgastado.
Vetusto pero adolescente,
cicatrices caen inertes.

Mora un intruso en el vergel,
repta en mis sueños y realidades.
Ágil como relámpago en tempestades,
incrustado se halla en mi ser.

Relámpago de acero azulado
fulgurantemente caído,
agujerea mi flanco herido
y hace en él un hoyo aciago.

Mas al fin lograré extinguirte,
intruso y relámpago añejo.
Un rostro que refleja el espejo
hoy podrá, al fin, redimirse.

Abrí la ventana, cerré mis cicatrices.
Desde entonces, me di cuenta:
aquel intruso acechando puertas
que no me otorgaba días felices,
era yo.

Caminé lejos de esta ciénaga,
por tierras vacías,
senderos escarpados
y bosques frondosos.

Busqué mis utopías.
Fui un iluso nómada,
sin percepción de realidad
ni espacio-tiempo.

Discerní un mundo
completamente distinto.
Parecía tan real,
como fantástico.

En él mujeres y hombres
luchaban juntos por la igualdad,
sin palabras soeces,
sin violencia,
sin obscenidad,
con justicia.

La pobreza se extinguió,
y hasta los balcones
eran de cascabel iridiscente.

El amor era sincero,
y no había miedo
de mostrar tus sentimientos
a otra persona.

¿Cuándo me vas a dejar entrar ahí?
¿Por qué no puedo hacerlo?
¿Será que la magia
es un mero producto
de mi imaginación?

No lo sé.
Me estoy haciendo viejo,
y necesito alguien en quien confiar.

Necesito un lugar del que empezar de cero,
sin más.

No sé cuándo sucedió.
Tampoco supe el cómo.

Puede que fuese aquella mañana,
tan cándida como el destello de tu mirada
que coloreaba hasta las fosas más lúgubres
y los corazones más marchitos,
vistiendo de ilusión cada rincón
por el que pasaste.

Y así, repentinamente,
sentí tanto tu belleza
como tu indiferencia.

Y entonces,
mi ventana dejó de ser ventana,
y se convirtió en un muro
sin bombona de oxígeno.

Mi espejo dejó de ser espejo,
y en lugar de reflejar un rostro
sereno y seguro,
mostró mis nervios a flor de piel.

Mis pies dejaron de ser pies,
mis pupilas dejaron de ser pupilas,
y ya no supe seguir la senda
ni ver cuál era la dirección correcta.

No sé por qué,
pero aquella mañana especial y cándida
es ahora una noche crepuscular,
bella pero repetitiva en mí.

Y de nuevo me encuentro
en ese punto de soledad,
donde hasta mi nombre
ha dejado de pronunciarse.

Entonando versos en un cuaderno,
grabando todo en tinta y a fuego
en mi soliloquio interno,
en lugar de robarte besos.

Cuánto me odié
al ver que nadie me quería lo suficiente.
Y qué miedo tuve
de decirte que pasaste una eternidad
en mi mente.

Cuánta rabia corrió por mis venas,
cuando envite tras envite,
la más bella flor quedó marchita
en el jardín.

Cuánta cólera sangró por mi alma,
al ver que retazos de mis sueños
desaparecieron del cielo,
y tocaron el suelo.

Qué gélido fue
cuando al llegar otro verano,
por dentro todavía era invierno
y seguía lloviendo.

Y qué doloroso fue aquel anochecer mágico
que jamás pude contarte,
percatándome de que solo era
un prisionero del tiempo.

Ahora entiendo todo.
Qué humano he sido,
y cuánto me he culpado por ello.

Preso en las gélidas páginas de mi habitación,
este invierno riguroso observo desde el balcón.

Las oscuras golondrinas vuelven alzando el vuelo,
pero sus rincones soleados son escarcha.
Las liebres se asoman con inquietud al bosque,
pero los arces azulados cobijan sus secretos.

El atardecer deja de ser
y empieza a desaparecer,
mientras la noche abre su boca temprano,
absorbiendo energía para fabricar témpanos.

Y yo escalo este helado peldaño
entre la espada y la pared,
en que la espada me dice con fé:
«empúñame y lucha por ella»,
y la pared me aconseja:
«no lo hagas, o sufrirás más daños».

Un príncipe roto que pinta sus sueños ilusorios
en un mundo quebrado por el continuo frío.
La mente se mantiene reticente,
mientras el corazón susurra:
«seré el héroe del tiempo que quiero pasar contigo».

Sigo sin comprender por qué
ha vuelto otro Diciembre,
dejando detrás un torrente
de páginas en blanco.

No he hallado ni un minuto
para redimirme de los hechos,
ni para rozar tus cándidas manos
y deslizarme como una atracción
por ellas.

Frente a mí un lápiz y un papel
que han marcado un epitafio,
sempiterno.
Mis más fieles compañeros
en este periplo.

Yo que soñaba con estar acurrucado
a tu vera,
donde el miedo se esfuma,
trazando líneas de sentimientos
en cada aliento.

Y es que otra vez más
me vuelvo a dar cuenta
de que me he convertido
en prisionero del tiempo.

Un año más de existencia
en este bucle espectral,
caminando por la orilla
donde esperan los lobos solitarios.​

Cuando recibían mi silencio como ofensa,
y respondían con bofetadas.
Cuando ser callado
fue la causa del desprecio infantil.

Cuando extendieron rumores falsos
y calumnias.
Cuando aquella profesora
me llamó mediocre.

Cuando juzgaron mi interior
sin conocerme.
Cuando quise tender una mano,
pero la rechazaron.

Cuando los amigos del parque
dejaron vacíos los columpios y las porterías.
Cuando no existía,
era una sombra para todos
y hasta mi nombre
dejó de pronunciarse.

Cuando el peyorativo más utilizado
fue “maricón” ,
en pleno siglo XXI.
Cuando ilusionaron
para luego comportarse
como desconocidas.

Cuando mi primera mirada enamorada,
injustamente no pudo
recibir correspondencia.
Cuando el veneno marchitó las únicas
y verdaderas amistades.

Cuando la persona más noble se fue,
y no pude siquiera despedirme.
Cuando las traiciones
invadieron la familia.

Cuando fui rápidamente
a recibir con los brazos abiertos a alguien,
y ya no era quien yo creía.

Cuando dejé de ser yo por satisfacer a los demás,
y esos de-más
no movieron un dedo.
Cuando aparté mis creencias por placer momentáneo,
y me arrepentí.

Cuando otra persona se fue del mundo,
sin que supiese que formó parte
de mí.
Cuando conté secretos a quienes consideraba aliados,
y no fue así.

Cuando fui incapaz de sentir
por quien suspiraba por mí,
y tuve que proyectar un rechazo.
Cuando alguien me humilló siendo peor,
y le creí.

Todo aquello ha formado
el océano que soy hoy.
Inquietante.
Escéptico.
Excéntrico.

Mientras tanto sigo aquí,
con ganas de ver la vida,
con ganas de quererte más que ayer.

Océano.
Quizá debas llamarme así,
porque nunca me conocerás del todo.


Ultras liberando cólera. Despojados de su materia gris, provocando desgracias y convirtiendo deportes en circos. Senderos de sangre inundan las calles. El tumulto llora. El frío se apodera del gentío.
La caja de Pandora aún no fue sellada tras inmemoriales generaciones. El Sol tiene miedo pese a que la Luna le dé cobijo.

Mujeres asesinadas por salir a respirar. Falleciendo mientras el resto recrimina no ser igual que el violador. Olvidando que sin ellas el mundo deja su tic-tac. Dictando sentencia unas leyes retrógradas. Purgatorios fúnebres causados por dantescas injusticias tangibles en los juicios.

Y todos nosotros cómplices de esta catástrofe al permitirlo. Durmiéndonos en un sueño ideal, frágil; mientras neonazis alzan los brazos, entonando cánticos áridos como autómatas. Quisimos dividirnos, odiarnos: ser notas de páginas rotas en lugar de libros abiertos.

Pornografía y apuestas educando a los más jóvenes. Ignorancia en superávit. Corrupción a raudales, construyendo nidos en cada comunidad del país. Niños educados cuales robots en jaulas, sin ápices de cariño, sin libertad. Sufriendo violencia en las aulas.

Qué triste está el inocente árbol viendo su bosque con hectáreas carcomidas por pirómanos.
Bajo cero. Bajo cero esperanzas en un sórdido planeta donde cobra mayor relevancia tu linaje que tu esfuerzo.
Donde un cuerpo colosal con cerebro de mosquito tiene más éxito que una mente brillante.
Donde es más interesante la nueva canción del comercial del momento que nuestra memoria histórica. Donde lidera la desinformación.

Y luego estoy yo. Refugiándome en poesía tras la avaricia humana año tras año. Vagando inerte, tratando de desprender energía con el fin de que alguien desee acompañarme. Nostálgico de aquello que nunca existió. Si no crees en mí, no te culpo: nunca salí guapo en el póster.
Seguiré relatando hechos en estas hojas, plasmando mi ser, aunque escriba lo que escriba sienta que no soy bueno en nada.

El 28 de diciembre, Día de los Inocentes, actualmente se repite 364 veces más al año.

Crónicas de un universo ficticio que se convirtió en realidad, con la ataraxia ya extinta.

Un saludo y feliz 2019 a todos.
 

Tyren Sealess

A fullmetal heart.
Acabo de leer estos nuevos textos, y se nota bastante evolución, tanto en los temas que tratas como en los aspectos formales. Se te siguen notando las influencias y a veces parece que fuerzas la oración para que encaje bien en el verso, como en el segundo verso de Aurora Boreal. Ten cuidado con eso, y revisa cada poema varias veces, porque muchas veces requieren ajustes.

Mucho ánimo y a seguir escribiendo este 2019. ¡Nos vemos!
 
Estado
Cerrado para nuevas respuestas.
Arriba