Confieso que mi personalidad presenta dos vertientes casi antagónicas, la nativa y la oscura.
Vertiente nativa
La vertiente nativa es la más pura y es independiente de las circunstancias vividas.
Esta vertiente me incita a tirar más hacia la gente, a amarlos, a participar tranquilamente, a conectar, ayudar y compartir mucho más tanto de mí, como de mi tiempo. También me hace ser más positivo de cara al futuro respecto a la sociedad y a no perder la fé.
En resumen, esta vertiente se identifica más con la empatía hacia los demás, con el sacrificio, los remordimientos y la sensibilidad.
Vertiente oscura
La vertiente oscura se desarrolló en base a la experiencia, nació como un rechazo hacia múltiples situaciones desfavorables, decepcionantes y desalentadoras.
Bajo esta vertiente, pierdo el interés por la mayoría de las personas, me vuelvo más exigente y desarrollo una mezcla entre rechazo, decepción y, con menos frecuencia, odio hacia la humanidad. La cortesía sólo es imprescindible para aquellos que son corteses de vuelta y que no me generen problemas.
Cómo funcionan
Cuando me encuentro en paz con todo mi ser, mi personalidad se muestra como un todo completo, donde nativo y oscuro están perfectamente fusionados.
Pero la gran mayoría de las veces, gradúo las vertientes, pues me ayuda a tener una vida más tranquila, a reflejar tenacidad y a mostrar una mejor imagen para mis seres queridos, más alegre, positiva y menos contaminada.
La vertiente nativa es dominante y pura, mientras que la oscura es complementaria, potencialmente invasiva y su esencia convierte la impureza en decadente hermosura.
Ambas vertientes son atractivas, adictivas y hermosas en sí mismas, pero la segunda sólo gana matiz cuando decae la primera.
Y para terminar
Comentar que esto también es una herramienta y un indicador sobre la salubridad y nivel de correspondencia con mis colegas y amistades. Confieso que a veces estoy insatisfecho con la mayoría de personas que conozco, en parte por cómo son y en otra, por cómo soy.
Sin embargo, me tomo la vida con filosofía, trato tranquilamente con todos a día de hoy y tengo un círculo personal que, aunque reducido, resulta muy satisfactorio, lo que en parte compensa lo demás.