Poemas y Poesías
Él se enamoró para siempre, ella lo dejó para toda la vida.
Moon.
A Shelter,
una protección,
una coraza que te oculta,
porque no quieres que nadie te logre ver.
Behind those green eyes,
disimulada,
una mirada asustada,
tu personalidad abstraes.
It's sad how the world threaten you,
siempre atacando,
siempre molestando,
quizás te venza una vez más.
Tonight I drink in your name,
deseando,
que la noche no sea tan oscura para vos,
que la vida no te subestime.
And if we find each other,
¿Será el sueño real?
Might the dream become true?
¿Algún día?
una protección,
una coraza que te oculta,
porque no quieres que nadie te logre ver.
Behind those green eyes,
disimulada,
una mirada asustada,
tu personalidad abstraes.
It's sad how the world threaten you,
siempre atacando,
siempre molestando,
quizás te venza una vez más.
Tonight I drink in your name,
deseando,
que la noche no sea tan oscura para vos,
que la vida no te subestime.
And if we find each other,
¿Será el sueño real?
Might the dream become true?
¿Algún día?
Te extraño, cómo el árbol
extraña a aquellos frutos caídos
que nunca vuelven a él.
Te extraño, cómo un muerto
extraña a la vida,
pues no ha de renacer.
Te extraño, cómo aquel pájaro
nacido en cautiverio,
extraña su libertad sin saber qué es.
Te extraño, cómo mis palabras
mudas, llenas de dolor,
extrañan tus versos y tus besos llenos de pasión.
extraña a aquellos frutos caídos
que nunca vuelven a él.
Te extraño, cómo un muerto
extraña a la vida,
pues no ha de renacer.
Te extraño, cómo aquel pájaro
nacido en cautiverio,
extraña su libertad sin saber qué es.
Te extraño, cómo mis palabras
mudas, llenas de dolor,
extrañan tus versos y tus besos llenos de pasión.
Y mientras el viento se paseaba por su cabello,
Mi cuerpo paseaba por las calles de la lujuria,
Mientras se redescubría en la soledad,
Mi alma se hacía adicta a la compañía,
Viciosa al amor y al calor de esa dama de noche.
Un suspiro,
Una charla,
Un baile,
Un beso,
Su lengua.
El festejo la empoderó,
Y aunque estaba con sus amigas,
Con su celular a mi acudió,
Esa noche quería cumplir una fantasía,
Para luego desaparecer en su oscuridad.
Un poco de alcohol,
Un mensaje,
Vestido negro,
Piercing,
Reggaetón.
Su nombre era Rock,
Pero se meneaba con música Pop,
Saltaba con Electro Dance,
Pensaba en el Metal,
Pero quería escuchar una Bossa Nova tropical.
Mi cuerpo paseaba por las calles de la lujuria,
Mientras se redescubría en la soledad,
Mi alma se hacía adicta a la compañía,
Viciosa al amor y al calor de esa dama de noche.
Un suspiro,
Una charla,
Un baile,
Un beso,
Su lengua.
El festejo la empoderó,
Y aunque estaba con sus amigas,
Con su celular a mi acudió,
Esa noche quería cumplir una fantasía,
Para luego desaparecer en su oscuridad.
Un poco de alcohol,
Un mensaje,
Vestido negro,
Piercing,
Reggaetón.
Su nombre era Rock,
Pero se meneaba con música Pop,
Saltaba con Electro Dance,
Pensaba en el Metal,
Pero quería escuchar una Bossa Nova tropical.
Las Diez Cuerdas
Lo que me quedaba de tus recuerdos,
los até a una canción
para olvidarlos,
y para recordarlos cantandola.
El único problema,
es cuando la escucho sin quererlo,
cuando la paloma,
indiscriminadamente deja de preocuparse.
Cuando me vuelvo a encontrar,
con el paracaidas que no supimos armar,
cuando el corazón se quedó sin gloria,
pero con mucha pena.
Cuando Andres la canta,
o cuando yo la tararero,
me llevará siempre a aquella plaza,
a tus cuerdas y a las mías.
A las diez
en armonía,
A tu boca
con la mía.
Lo que me quedaba de tus recuerdos,
los até a una canción
para olvidarlos,
y para recordarlos cantandola.
El único problema,
es cuando la escucho sin quererlo,
cuando la paloma,
indiscriminadamente deja de preocuparse.
Cuando me vuelvo a encontrar,
con el paracaidas que no supimos armar,
cuando el corazón se quedó sin gloria,
pero con mucha pena.
Cuando Andres la canta,
o cuando yo la tararero,
me llevará siempre a aquella plaza,
a tus cuerdas y a las mías.
A las diez
en armonía,
A tu boca
con la mía.
El Adiós que no elegí.
Por culpa suya,
ella ya no cree en el amor,
yo aún la deseo,
la extraño,
pero no va a volver.
Pues su corazón está marchito,
y no quiere que lo revivan,
al amor, lo asocia con dolor,
y no es masoquista.
Cuando un hogar trae violencia,
el amor se convierte en odio,
las paredes se transforman negras,
la llama de la inocencia se apaga y
no hay forma de volverla a encender.
Mirenla a los ojos,
aún hoy la siguen dañando,
no intenta ser feliz por siempre,
solo ser feliz por hoy,
y mañana verá...
¡Pero la puta madre!
¿Cómo son tan ciegos?
Egocéntricos mal nacidos,
estan perdidos,
en sus peleas sin sentido.
¿Por qué luchan? ¿Por qué se violentan?
Márchense de allí,
ella es aún una niña,
su tiempo se congeló
en la primer contienda.
Lo siento, por no poder ayudarte,
si mi corazón estuviera lleno,
lo habría hecho distinto,
pero está roto en muchas partes,
y jamás podré unirlas.
Ojalá llegue ese único,
ese con quién dejarías todo de lado,
el que te vuele la cabeza
y sólo quieras estar con él,
que puedas prometerle lo que a mi no pudiste.
Porque yo jamás podría verte con otro,
estando aún conmigo,
y mejor muerto,
a estar con otra,
estando tú a mi lado.
No funicono así,
y jamás lo haré,
y aunque el mensaje aquí es difuso,
quiero que sepas,
que siempre te recordaré.
M.
Por culpa suya,
ella ya no cree en el amor,
yo aún la deseo,
la extraño,
pero no va a volver.
Pues su corazón está marchito,
y no quiere que lo revivan,
al amor, lo asocia con dolor,
y no es masoquista.
Cuando un hogar trae violencia,
el amor se convierte en odio,
las paredes se transforman negras,
la llama de la inocencia se apaga y
no hay forma de volverla a encender.
Mirenla a los ojos,
aún hoy la siguen dañando,
no intenta ser feliz por siempre,
solo ser feliz por hoy,
y mañana verá...
¡Pero la puta madre!
¿Cómo son tan ciegos?
Egocéntricos mal nacidos,
estan perdidos,
en sus peleas sin sentido.
¿Por qué luchan? ¿Por qué se violentan?
Márchense de allí,
ella es aún una niña,
su tiempo se congeló
en la primer contienda.
Lo siento, por no poder ayudarte,
si mi corazón estuviera lleno,
lo habría hecho distinto,
pero está roto en muchas partes,
y jamás podré unirlas.
Ojalá llegue ese único,
ese con quién dejarías todo de lado,
el que te vuele la cabeza
y sólo quieras estar con él,
que puedas prometerle lo que a mi no pudiste.
Porque yo jamás podría verte con otro,
estando aún conmigo,
y mejor muerto,
a estar con otra,
estando tú a mi lado.
No funicono así,
y jamás lo haré,
y aunque el mensaje aquí es difuso,
quiero que sepas,
que siempre te recordaré.
M.
¿No lo ven? ¿Cuán ciegos están?
Esa pequeña ñiña llora en el rincón.
Tras la pelea, luego de semejante discución,
ella no ve más a sus padres, ve una abominación.
Cuando su visión se normaliza,
los monstruos vuelven a gritar,
la casa se escandaliza,
y el rincón la vuelve a abrazar.
La fría pared, es su consuelo,
pues aunque el techo la mire,
ella se acuesta en el suelo,
y mientras las cosas se rompen aumenta su desvelo.
¿Buscar ayuda? Ella no lo sabe hacer,
es una niña, no hay donde correr,
los que deberían cuidarla se matan entre ellos,
los gritos se elevan y el miedo le maltrata.
¡Despierten!¡Sus golpes errados caen en la pequeña!
Yo sólo puedo verla tras el cristal,
y me desespero, al verla llorar,
¡La están matando! Y no puedo quedarme a mirar.
Las casas de cartas, con un soplido se han de volar,
para ustedes seré el lobo feroz,
que el hogar viene a voltear,
cuando soy el bombero, que de los escombros la voy a rescatar.
Discuten una vez más,
ya casi no debo soplar,
aunque la casa resista,
el hogar yace derrumbado.
Después de todo lo que han hecho,
no entienden porqué a su niñita se le ocurren cosas raras,
miren arriba, ¡No les queda ni el techo!
pues han sacudido los cimientos, y todo se ha caido.
Se los escupiré de una vez,
en sus putas caras,
o mejor aún, se los tatuaré,
para que cuando se miren lo sepan.
Su niña se ha matado,
las ilusiones se han borrado,
solo su recuerdo les ha quedado,
y las discuciones los han arruinado.
¿Ahora lo ven?
¿Ahora lo entienden?
Ya es tarde, ella no volverá,
la casa está, pero el hogar nunca más.
Esa pequeña ñiña llora en el rincón.
Tras la pelea, luego de semejante discución,
ella no ve más a sus padres, ve una abominación.
Cuando su visión se normaliza,
los monstruos vuelven a gritar,
la casa se escandaliza,
y el rincón la vuelve a abrazar.
La fría pared, es su consuelo,
pues aunque el techo la mire,
ella se acuesta en el suelo,
y mientras las cosas se rompen aumenta su desvelo.
¿Buscar ayuda? Ella no lo sabe hacer,
es una niña, no hay donde correr,
los que deberían cuidarla se matan entre ellos,
los gritos se elevan y el miedo le maltrata.
¡Despierten!¡Sus golpes errados caen en la pequeña!
Yo sólo puedo verla tras el cristal,
y me desespero, al verla llorar,
¡La están matando! Y no puedo quedarme a mirar.
Las casas de cartas, con un soplido se han de volar,
para ustedes seré el lobo feroz,
que el hogar viene a voltear,
cuando soy el bombero, que de los escombros la voy a rescatar.
Discuten una vez más,
ya casi no debo soplar,
aunque la casa resista,
el hogar yace derrumbado.
Después de todo lo que han hecho,
no entienden porqué a su niñita se le ocurren cosas raras,
miren arriba, ¡No les queda ni el techo!
pues han sacudido los cimientos, y todo se ha caido.
Se los escupiré de una vez,
en sus putas caras,
o mejor aún, se los tatuaré,
para que cuando se miren lo sepan.
Su niña se ha matado,
las ilusiones se han borrado,
solo su recuerdo les ha quedado,
y las discuciones los han arruinado.
¿Ahora lo ven?
¿Ahora lo entienden?
Ya es tarde, ella no volverá,
la casa está, pero el hogar nunca más.
Cristalino:
En éste cristal cristalino,
de reflejo puro,
de rojo rojizo,
donde se ve el ojo del sol.
En éste cristal cristalino,
de opacidad pura,
de azul azulino,
donde la lluvia todo lo baña.
En éste cristal cristalino,
de transparencia innata,
de rosa rosado,
donde la neblina te empapa.
En éste cristal cristalino,
de aparencia inocente,
de blanco blancuzco,
donde tu mirada te juzga.
En éste cristal cristalino,
totalmente empañado,
de gris asesinato,
donde tu furia se refleja.
En ésta vida vivida,
de tiempo perdido,
de negro arrepentimiento,
¿Dónde mirarás hoy?
En éste cristal cristalino,
de reflejo puro,
de rojo rojizo,
donde se ve el ojo del sol.
En éste cristal cristalino,
de opacidad pura,
de azul azulino,
donde la lluvia todo lo baña.
En éste cristal cristalino,
de transparencia innata,
de rosa rosado,
donde la neblina te empapa.
En éste cristal cristalino,
de aparencia inocente,
de blanco blancuzco,
donde tu mirada te juzga.
En éste cristal cristalino,
totalmente empañado,
de gris asesinato,
donde tu furia se refleja.
En ésta vida vivida,
de tiempo perdido,
de negro arrepentimiento,
¿Dónde mirarás hoy?
El primer hombre que maté.
Su nombre, no tiene importancia.
su forma de mirar, no existe.
éste hombre, ahora carece de vista,
y no posee cuerpo.
A veces lo encuentro en mis sueños,
más vivo que nunca,
riendo lágrimas de tristeza,
llorando pecados de alegrías viejas.
Solo su recuerdo queda,
recuerdo cuando lo asesiné,
cuando maté esa sombra,
cuando me desaparecí.
Su nombre, no tiene importancia.
su forma de mirar, no existe.
éste hombre, ahora carece de vista,
y no posee cuerpo.
A veces lo encuentro en mis sueños,
más vivo que nunca,
riendo lágrimas de tristeza,
llorando pecados de alegrías viejas.
Solo su recuerdo queda,
recuerdo cuando lo asesiné,
cuando maté esa sombra,
cuando me desaparecí.
Luz y Oscuridad...
Cuando la luz se va,
no se apaga de a poco
como cuando baja el sol.
Cuando la luz se va,
se apaga de golpe
como un auto entra en un túnel.
Cuando la luz se va,
inevitablemente viene la otra cara,
viene la oscuridad.
Hay quienes dicen,
que cuando la luz se va
primero viene el crepúsculo.
Pero para muchos,
es luz o oscuridad,
Alegría o tristeza.
Cuando la luz se va,
viene la oscuridad,
el pasado y el llanto.
Moon.
Cuando la luz se va,
no se apaga de a poco
como cuando baja el sol.
Cuando la luz se va,
se apaga de golpe
como un auto entra en un túnel.
Cuando la luz se va,
inevitablemente viene la otra cara,
viene la oscuridad.
Hay quienes dicen,
que cuando la luz se va
primero viene el crepúsculo.
Pero para muchos,
es luz o oscuridad,
Alegría o tristeza.
Cuando la luz se va,
viene la oscuridad,
el pasado y el llanto.
Moon.
¿Corazón o máscara?
Ya la dejé ir,
Más no me olvidaré de ella,
Ya se fue,
Pero hay recuerdos que guardaré.
Lo único que me toca,
Como la caricia de un suave jazmín
El único recuerdo que mi cara moja,
Es su sonrisa carmín.
Mi pulso tiembla,
Mi mano vacila,
Mi corazón olvida,
Y busca renacer.
Ya basta de recuerdos,
Y de marcas del pasado,
El tiempo va apresurado,
Y yo he de darme prisa.
Mira cómo estoy,
Mojado y sin parguas,
Con el corazón en una mano,
Y la máscara en la otra.
Corazón de guerrero,
Máscara de bufón,
¿Con cuál saldré a la calle?
¿Cuál será mi arma hoy?
Ya la dejé ir,
Más no me olvidaré de ella,
Ya se fue,
Pero hay recuerdos que guardaré.
Lo único que me toca,
Como la caricia de un suave jazmín
El único recuerdo que mi cara moja,
Es su sonrisa carmín.
Mi pulso tiembla,
Mi mano vacila,
Mi corazón olvida,
Y busca renacer.
Ya basta de recuerdos,
Y de marcas del pasado,
El tiempo va apresurado,
Y yo he de darme prisa.
Mira cómo estoy,
Mojado y sin parguas,
Con el corazón en una mano,
Y la máscara en la otra.
Corazón de guerrero,
Máscara de bufón,
¿Con cuál saldré a la calle?
¿Cuál será mi arma hoy?
El Enterrador...
Oh, cuidador de tumbas,
¿Haz tenido mucho trabajo hoy?
¿Haz escavado muy profundo?
¡Una lápida más!
Oh, enterrador,
¿Dónde lo haz puesto?
¿Está mi negro y magullado corazón
enterrado profundo?
No lo quiero escuchar latir,
porque aún dice su nombre,
y en cada verso que escribo,
puedo leerla entre lineas.
Dime, enterrador,
¿Está tu pecho también vacío?
¿Quién se llevó tu corazón?
¿Lo enterraste con pasión?
Cuidador, aún lo escucho,
terminalo de una vez,
haz que deje de latir con su nombre,
que muera, para volver a vivir.
Oh, cuidador de tumbas,
¿Haz tenido mucho trabajo hoy?
¿Haz escavado muy profundo?
¡Una lápida más!
Oh, enterrador,
¿Dónde lo haz puesto?
¿Está mi negro y magullado corazón
enterrado profundo?
No lo quiero escuchar latir,
porque aún dice su nombre,
y en cada verso que escribo,
puedo leerla entre lineas.
Dime, enterrador,
¿Está tu pecho también vacío?
¿Quién se llevó tu corazón?
¿Lo enterraste con pasión?
Cuidador, aún lo escucho,
terminalo de una vez,
haz que deje de latir con su nombre,
que muera, para volver a vivir.
ILSA...
Su nombre era Ilsa,
es rubia, castaña y morocha,
cabello lacio, curvo y enrulado,
siempre natural, sin productos,
maquillaje perfecto y sin usar.
Ilsa supo conquistarme siempre,
primer amor no correspondido,
primer beso deseado,
primer amor correspondido,
pasión desbordada.
Sacó lo peor,
me rompió en mil pedazos,
sacó lo mejor,
unió las partes,
me quebró de nuevo y rió.
Me puso de pié,
me enseñó,
aprendí a reir, a sonreir,
sacó lo mejor,
me rompió en cuatro mil pedazos.
Ilsa fue puro cariño,
amor adolescente,
amistad amorosa,
amor de propiedad,
amor adulto.
Ella Rockea como ninguna, golpeaba como nadie,
sufrió y quiso por igual,
precisó de mi, y yo de ella,
más bien petiza,
ojos café oscuro.
Ella besaba como ninguna, remaba como nadie,
quiso e intentó por igual,
lastimó sin querer,
de gran altura,
ojos miel, hermosamente claros y marrones.
Ella me hacía reir siempre, amante de los paseos,
quiso demasiado, amó poco,
siempre esfuerzo, aunque desigual,
altura normal,
ojos canela.
Desafío constante, infusión antes de dormir,
cariño más allá de lo normal,
maestra de varias ciencias y materias del cariño,
más bien petiza,
ojos marrones, como las montañas.
Ilsa supo ser cuatro mujeres,
Ilsa está en mi corazón,
Cada uno de sus rasgos,
cada suspiro,
cada lección.
Cada tormenta, cada calma,
cada comida, cada salida,
¿Habré amado a alguien como a Ilsa?
¿A pesar de todas las consecuencias?
¿De tantos quiebres de alma?
Después de todo, solo amé a Ilsa,
¿Cuál será tu nombre completo, querida?
Sólo la amaré a ella...
¿Conoceré la última letra de tu nombre,
para tatuármela a fuego en el corazón?
Ilsa supo ser cuatro mujeres,
Ilsa está en mi corazón,
Cada uno de sus rasgos,
cada suspiro,
cada lección.
Su nombre era Ilsa,
es rubia, castaña y morocha,
cabello lacio, curvo y enrulado,
siempre natural, sin productos,
maquillaje perfecto y sin usar.
Ilsa supo conquistarme siempre,
primer amor no correspondido,
primer beso deseado,
primer amor correspondido,
pasión desbordada.
Sacó lo peor,
me rompió en mil pedazos,
sacó lo mejor,
unió las partes,
me quebró de nuevo y rió.
Me puso de pié,
me enseñó,
aprendí a reir, a sonreir,
sacó lo mejor,
me rompió en cuatro mil pedazos.
Ilsa fue puro cariño,
amor adolescente,
amistad amorosa,
amor de propiedad,
amor adulto.
Ella Rockea como ninguna, golpeaba como nadie,
sufrió y quiso por igual,
precisó de mi, y yo de ella,
más bien petiza,
ojos café oscuro.
Ella besaba como ninguna, remaba como nadie,
quiso e intentó por igual,
lastimó sin querer,
de gran altura,
ojos miel, hermosamente claros y marrones.
Ella me hacía reir siempre, amante de los paseos,
quiso demasiado, amó poco,
siempre esfuerzo, aunque desigual,
altura normal,
ojos canela.
Desafío constante, infusión antes de dormir,
cariño más allá de lo normal,
maestra de varias ciencias y materias del cariño,
más bien petiza,
ojos marrones, como las montañas.
Ilsa supo ser cuatro mujeres,
Ilsa está en mi corazón,
Cada uno de sus rasgos,
cada suspiro,
cada lección.
Cada tormenta, cada calma,
cada comida, cada salida,
¿Habré amado a alguien como a Ilsa?
¿A pesar de todas las consecuencias?
¿De tantos quiebres de alma?
Después de todo, solo amé a Ilsa,
¿Cuál será tu nombre completo, querida?
Sólo la amaré a ella...
¿Conoceré la última letra de tu nombre,
para tatuármela a fuego en el corazón?
Ilsa supo ser cuatro mujeres,
Ilsa está en mi corazón,
Cada uno de sus rasgos,
cada suspiro,
cada lección.
Invierno 2
Voy con la sonrisa cansada,
De tanto simular,
Y una lágrima olvidada,
Hoy decide pasear.
La tristeza me besa,
Y no se quiere ir,
La alegría me deja,
Y la tengo que fingir.
Volando por el cielo del inocente,
Me quieren bajar,
Llendo por el camino del sabio,
Me van a matar.
Ella no va a volver,
Ya no volverá,
El invierno, amante cruel,
Siempre está acá.
La tristeza me besa,
Y no se quiere ir,
La alegría me deja,
Y la tengo que fingir.
Enterré el corazón,
Pues dejó de latir,
Y aunque ya no lloro por ti,
Lloro por mi.
MoonLover
Voy con la sonrisa cansada,
De tanto simular,
Y una lágrima olvidada,
Hoy decide pasear.
La tristeza me besa,
Y no se quiere ir,
La alegría me deja,
Y la tengo que fingir.
Volando por el cielo del inocente,
Me quieren bajar,
Llendo por el camino del sabio,
Me van a matar.
Ella no va a volver,
Ya no volverá,
El invierno, amante cruel,
Siempre está acá.
La tristeza me besa,
Y no se quiere ir,
La alegría me deja,
Y la tengo que fingir.
Enterré el corazón,
Pues dejó de latir,
Y aunque ya no lloro por ti,
Lloro por mi.
MoonLover
Sin Título... Dos...
Si en éste jardín,
no debo cocechar,
¿Qué hago aquí,
extasiado por la prohibición?
Oh, dulce flor primaveral,
que con su aroma me llama,
soy abeja sin polen,
que sólo quiere un poco de eso y volar.
¿Estarás dispuesta,
inocente flor al viento,
a darme lo que anhelo
y ser olvidada?
No pretendo dañarte,
soy como el colibrí,
revoloteando para comer,
volando para no ser cazado.
Jo.K.R
Si en éste jardín,
no debo cocechar,
¿Qué hago aquí,
extasiado por la prohibición?
Oh, dulce flor primaveral,
que con su aroma me llama,
soy abeja sin polen,
que sólo quiere un poco de eso y volar.
¿Estarás dispuesta,
inocente flor al viento,
a darme lo que anhelo
y ser olvidada?
No pretendo dañarte,
soy como el colibrí,
revoloteando para comer,
volando para no ser cazado.
Jo.K.R
El "Mes" que más me enseñó:
La miel,
el perfume de té verde,
el cabello que se niega a desaparecer
de mi cama, de mi piso, de mi ropa.
La parte de atrás,
Chocolate, yogürt de frutilla,
té de té,
éstas letras,
El pajarito sobre la televisión,
Las entradas del cine,
papeles de caramelo y Pico Dulce,
el labial en mi buzo.
El día 4,
los 12 que nunca fueron,
la libreta imaginaria con sus hojas infinitas,
el cariño mutuo sincero.
Decir que te extraño sería egoísta,
sentir que te extraño, tanto no lo es.
Me enseñaste tanto en tan poco,
que tan solo un gracias te pude dar.
Te regalo también éste,
mi último texto para tí, que quizás llegue,
en el suspiro del aliento de todo aquello que pudo ser
pero que al final, jamás fué.
Sonríe, eso te hace aún más linda, y te lo mereces.
The_MoonLover
La miel,
el perfume de té verde,
el cabello que se niega a desaparecer
de mi cama, de mi piso, de mi ropa.
La parte de atrás,
Chocolate, yogürt de frutilla,
té de té,
éstas letras,
El pajarito sobre la televisión,
Las entradas del cine,
papeles de caramelo y Pico Dulce,
el labial en mi buzo.
El día 4,
los 12 que nunca fueron,
la libreta imaginaria con sus hojas infinitas,
el cariño mutuo sincero.
Decir que te extraño sería egoísta,
sentir que te extraño, tanto no lo es.
Me enseñaste tanto en tan poco,
que tan solo un gracias te pude dar.
Te regalo también éste,
mi último texto para tí, que quizás llegue,
en el suspiro del aliento de todo aquello que pudo ser
pero que al final, jamás fué.
Sonríe, eso te hace aún más linda, y te lo mereces.
The_MoonLover
Arranque de Locura Pasional.
Te arrancaré la ropa de un solo mordisco,
te haré el amor,
como nadie nunca siquiera se atrevió a decirlo,
Gritarás a la par de las gotas de la lluvia,
un orgasmo se dibujará en tu rostro.
Tiremos las sábanas,
quebremos ésta cama y soldemos los resortes.
Mudémosno de casa luego de despertar a todos los vecinos.
Rompamos el silencio de la madrugada,
y que por la mañana el sol muera de verguenza y nosotros de risa.
Contaré tus lunares, peinaré tu cabello,
acariciaré tu desnudez, encenderemos el sol de noche,
a la mañana invocaremos a la Luna
para que sea patrona y testigo de nuestra locura,
de nuestra pasión por pecar.
Deja que me exite al ritmo de ésta pesada guitarra,
con su melodía te haré retorcer en tí misma,
a cada golpe de sus graves, moveré mis manos,
a cada sonido de sus agudos, por ti irá mi boca,
en cada compás usaré mi lengua para extasiar tus sentidos.
Tus gemidos serán mi combustible,
el sudor será nuestro compañero,
el suelo no será lo más duro,
y el café a medio beber,
no será lo más húmedo.
Jo.K.R
Te arrancaré la ropa de un solo mordisco,
te haré el amor,
como nadie nunca siquiera se atrevió a decirlo,
Gritarás a la par de las gotas de la lluvia,
un orgasmo se dibujará en tu rostro.
Tiremos las sábanas,
quebremos ésta cama y soldemos los resortes.
Mudémosno de casa luego de despertar a todos los vecinos.
Rompamos el silencio de la madrugada,
y que por la mañana el sol muera de verguenza y nosotros de risa.
Contaré tus lunares, peinaré tu cabello,
acariciaré tu desnudez, encenderemos el sol de noche,
a la mañana invocaremos a la Luna
para que sea patrona y testigo de nuestra locura,
de nuestra pasión por pecar.
Deja que me exite al ritmo de ésta pesada guitarra,
con su melodía te haré retorcer en tí misma,
a cada golpe de sus graves, moveré mis manos,
a cada sonido de sus agudos, por ti irá mi boca,
en cada compás usaré mi lengua para extasiar tus sentidos.
Tus gemidos serán mi combustible,
el sudor será nuestro compañero,
el suelo no será lo más duro,
y el café a medio beber,
no será lo más húmedo.
Jo.K.R
Ella...
Su abrazo me desarma,
me enzarzo con el reloj,
pues no se detiene.
Bum, bum.
Tic, tac.
Bum, bum.
¡Cuidado!
¡Brujería!
Su sonrisa me ha enredado
Golpe, golpe.
Respiración.
Golpe, golpe.
Beso al cuello,
caricia al esternón,
enredo de pasión.
Aquí,allá,
se excita el viento,
se sonroja la flor.
Ganó la Luna,
escondió al Sol.
El Lobo aúlla su melancólica canción.
Bum, Bum.
Bum, Bum.
Bum, Bum.
El tiempo pasa y no lo escucho,
la música suena y no la siento,
tu beso viene y me da el sustento.
Su abrazo me desarma,
me enzarzo con el reloj,
pues no se detiene.
Bum, bum.
Tic, tac.
Bum, bum.
¡Cuidado!
¡Brujería!
Su sonrisa me ha enredado
Golpe, golpe.
Respiración.
Golpe, golpe.
Beso al cuello,
caricia al esternón,
enredo de pasión.
Aquí,allá,
se excita el viento,
se sonroja la flor.
Ganó la Luna,
escondió al Sol.
El Lobo aúlla su melancólica canción.
Bum, Bum.
Bum, Bum.
Bum, Bum.
El tiempo pasa y no lo escucho,
la música suena y no la siento,
tu beso viene y me da el sustento.
Hoy Elijo...
Hoy elijo creer,
tener esperanzas,
prefiero caer creyendo,
que vivir perdiendo.
Hoy elijo hacer una poesía,
escuchando una canción,
mejor danzar al viento,
que cerrar el corazón.
Con voz tremola,
con decisión firme,
hoy camino por el camino,
que me ha de llevar hasta ti.
Hoy elijo,
creer en ti,
escuchar una canción,
y decidir firme con el corazón.
Hoy elijo creer,
tener esperanzas,
prefiero caer creyendo,
que vivir perdiendo.
Hoy elijo hacer una poesía,
escuchando una canción,
mejor danzar al viento,
que cerrar el corazón.
Con voz tremola,
con decisión firme,
hoy camino por el camino,
que me ha de llevar hasta ti.
Hoy elijo,
creer en ti,
escuchar una canción,
y decidir firme con el corazón.
Oda a la Muerte
Corre, corre y no mires atrás,
te alcanzará, te alcanzará,
si vas tan lento, con sus colmillos...
Salta, corre, no esperes más,
tarde o temprano, te alcanzará.
si no te apuras, con sus garras...
Muévete, hacia el otro lado,
ya es tarde, te alcanzará,
si no aceleras, con su oz...
Ya no te resistas, aquí está,
mírala a la cara, te alcanzó,
con sus armas, tu vida reclamó.
Corre, corre y no mires atrás,
te alcanzará, te alcanzará,
si vas tan lento, con sus colmillos...
Salta, corre, no esperes más,
tarde o temprano, te alcanzará.
si no te apuras, con sus garras...
Muévete, hacia el otro lado,
ya es tarde, te alcanzará,
si no aceleras, con su oz...
Ya no te resistas, aquí está,
mírala a la cara, te alcanzó,
con sus armas, tu vida reclamó.
Un día te levantas, y algo no está bien.
Los árboles ya no tienen color, están grises, como cielo nublado.
El sol ya no calienta y no escuchas tu corazón.
Algo ha cambiado, y tu nombre ya no te agrada.
Lo cambias interiormente, te das otro.
Sientes como si un candado se rompió y te liberó, pero también encerró otra parte de ti.
Descubres que tienes otra personalidad, pero no te asustas, sabías que estaba ahí todo éste tiempo, sólo te sorprendes de dejarla salir, dejarla que tome el control.
No ve el mundo como vos, no siente como vos, no piensa como vos, pero te conoce y sabe todo de vos, y vos de él.
Son la misma persona, el mismo alma y el mismo corazón, pero distintos gustos, sentidos, pensamientos, sentimientos, objetivos...
Él está aquí por alguna razón, cuando se la preguntas te la dice, y aunque no te convence sabes que es cierto.
Ahora tienes dos mentes, en un alma, como dice la canción.
Pero lo que nadie sabe, es que aveces, el alma se desgarra un poco, y se muere de a ratos el corazón.
Los árboles ya no tienen color, están grises, como cielo nublado.
El sol ya no calienta y no escuchas tu corazón.
Algo ha cambiado, y tu nombre ya no te agrada.
Lo cambias interiormente, te das otro.
Sientes como si un candado se rompió y te liberó, pero también encerró otra parte de ti.
Descubres que tienes otra personalidad, pero no te asustas, sabías que estaba ahí todo éste tiempo, sólo te sorprendes de dejarla salir, dejarla que tome el control.
No ve el mundo como vos, no siente como vos, no piensa como vos, pero te conoce y sabe todo de vos, y vos de él.
Son la misma persona, el mismo alma y el mismo corazón, pero distintos gustos, sentidos, pensamientos, sentimientos, objetivos...
Él está aquí por alguna razón, cuando se la preguntas te la dice, y aunque no te convence sabes que es cierto.
Ahora tienes dos mentes, en un alma, como dice la canción.
Pero lo que nadie sabe, es que aveces, el alma se desgarra un poco, y se muere de a ratos el corazón.
¿La pregunta genera el problema, o el problema genera la pregunta?
¿Hay algo más en éste mundo?
¿Qué se esconde tras los muros del silencio?
¿Esa sonrisa es el mar donde debo navegar?
¿La duda es la que lleva a la respuesta?
No estoy seguro,
azul y blanco no siempre hacen celeste,
el océano parece calmo en el horizonte,
pero las olas chocan contra la costa.
¿La necesidad genera la solución,
o una solución genera otra necesidad?
¿La vida es un ciclo sin fin,
o es el principio del ciclo?
Lo cálido del verano,
o lo frío del invierno,
lo dulce del helado,
lo amargo del café.
¿Las elecciones que hagas hoy,
afectarán en mañana
o lo que hiciste hoy,
te lo dictó el ayer?
Preguntas sin respuesta,
soluciones sin cuestionarse,
vidas sin rumbos,
y corazones sin pensamientos.
Pensamientos sin sentimientos,
energía sin conciencia.
Vivos sin vida,
y almas en guerra.
¿Hay algo más en éste mundo?
¿Qué se esconde tras los muros del silencio?
¿Esa sonrisa es el mar donde debo navegar?
¿La duda es la que lleva a la respuesta?
No estoy seguro,
azul y blanco no siempre hacen celeste,
el océano parece calmo en el horizonte,
pero las olas chocan contra la costa.
¿La necesidad genera la solución,
o una solución genera otra necesidad?
¿La vida es un ciclo sin fin,
o es el principio del ciclo?
Lo cálido del verano,
o lo frío del invierno,
lo dulce del helado,
lo amargo del café.
¿Las elecciones que hagas hoy,
afectarán en mañana
o lo que hiciste hoy,
te lo dictó el ayer?
Preguntas sin respuesta,
soluciones sin cuestionarse,
vidas sin rumbos,
y corazones sin pensamientos.
Pensamientos sin sentimientos,
energía sin conciencia.
Vivos sin vida,
y almas en guerra.
Escuchas mis palabras,
lee mi labia,
mi corazón malherido,
hoy escupe rabia.
Maldito hijo de puta,
de mis palabras te aprovechaste,
ahora te las tiraré,
para que salgas por donde entraste.
Eres un güebón, un cabrón.
un malnacido arrogante,
te mostraré que soy capaz,
de mucho más que de tocarte.
Mírame a los ojos y ríete como antes,
te tiraré los dientes con solo mi semblante.
Tócame, atrévete, mi piel es como diamante,
si te acercas lo suficiente, podrías cortarte.
lee mi labia,
mi corazón malherido,
hoy escupe rabia.
Maldito hijo de puta,
de mis palabras te aprovechaste,
ahora te las tiraré,
para que salgas por donde entraste.
Eres un güebón, un cabrón.
un malnacido arrogante,
te mostraré que soy capaz,
de mucho más que de tocarte.
Mírame a los ojos y ríete como antes,
te tiraré los dientes con solo mi semblante.
Tócame, atrévete, mi piel es como diamante,
si te acercas lo suficiente, podrías cortarte.
Sonrisa,
sonrisa mentirosa, de sentimientos escondidos,
sonrisa de corazones rotos,
gesto de confianza, de esperanza,
de recuerdos y sollozos, esperando no ser vistos.
Sonrisa,
sonrisa compradora, de búsqueda de sueños,
sonrisa de días cálidos,
mueca de mirar más allá, de ojos sonrientes,
de verdades y susurros, esperando ser escuchados.
Detrás de una sonrisa, miles de pensamientos,
trocitos del alma, gentil abrazo a la distancia,
quien una sonrisa regala, una espera de regreso,
quien una sonrisa recibe...
Sonrisa,
sonrisa alegre, de momentos felices,
sonrisa que supo llorar sin flaquear,
aquella luchadora, que sonríe porque sí,
que aparece para demostrar su fortaleza.
Sonrisas del mundo,
sonríe hasta el mudo,
gesto global,
universo de significados.
Detrás de una sonrisa, miles de pensamientos,
trocitos del alma, gentil abrazo a la distancia,
quien una sonrisa regala, una espera de regreso,
quien una sonrisa recibe...
sonrisa mentirosa, de sentimientos escondidos,
sonrisa de corazones rotos,
gesto de confianza, de esperanza,
de recuerdos y sollozos, esperando no ser vistos.
Sonrisa,
sonrisa compradora, de búsqueda de sueños,
sonrisa de días cálidos,
mueca de mirar más allá, de ojos sonrientes,
de verdades y susurros, esperando ser escuchados.
Detrás de una sonrisa, miles de pensamientos,
trocitos del alma, gentil abrazo a la distancia,
quien una sonrisa regala, una espera de regreso,
quien una sonrisa recibe...
Sonrisa,
sonrisa alegre, de momentos felices,
sonrisa que supo llorar sin flaquear,
aquella luchadora, que sonríe porque sí,
que aparece para demostrar su fortaleza.
Sonrisas del mundo,
sonríe hasta el mudo,
gesto global,
universo de significados.
Detrás de una sonrisa, miles de pensamientos,
trocitos del alma, gentil abrazo a la distancia,
quien una sonrisa regala, una espera de regreso,
quien una sonrisa recibe...
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Relatos cortos
Relatos cortos
La Dama de Hielo
El hombre estaba durmiendo en el suelo, tendido sobre el pasto de una plaza en un barrio alejado del centro. El lugar no era nada seguro, su historial iba de robos a mutilaciones, pero sabía que ahí las fuerzas armadas no entrarían a despertarlo ni a decirle que no era un hotel ni un lugar donde dormir.
El sin hogar logró conciliar el sueño avanzada la noche, ya que empezó a soplar una brisa fresca, anuncio de que el invierno estaba por llegar. Pasó un tiempo dormido, hasta que un ruido lo despertó. Sentía una brisa helada en la cara, pero que se entrecortaba. Cuando abrió los ojos, la vio.
Una mujer lo miraba tan de cerca que sentía su helada respiración, su piel era blanca como la nieve y sus ojos azules como el mismo cielo, vestía una capucha negra y sus grises cabellos como ceniza asomaban por todas partes. Era alta, extremadamente alta y las facciones de su rostro estaban bien definidas.
Luego de unos segundo de mirarse a los ojos, con una aguda y profunda voz la mujer le preguntó:
-¿Que haces aquí, en medio de la madrugada? ¿No ves que el invierno viene?- hizo una pausa - ¡Jejeje! ¡Mejor dicho, ya está aquí!- rió enderezándose y luego se agachó de nuevo a la altura del individuo.
El hombre, perplejo, no sabía que responder.
-¿No me digas que estas asustado? Dime algo, ¿Tienes frío?
Luego de pensarlo un segundo, el sin hogar se dio cuenta que hacia un frío que perforaba los huesos y que estaba empezando a caer aguanieve, así que asintió.
_________________
-Si inspector, entiendo que es un barrio peligroso, pero mire las heridas.
Dos oficiales de policía miraban con cierto pavor el cuerpo de un indigente que habría dormido en la Plaza del Barrio Manuel.
-No son nada comunes.
En el lugar del corazón del hombre había un hueco que pasaba de punta a punta, con bordes totalmente lisos y afilados, tanto la piel, las costillas, las arterias y la espalda parecían cortadas con un bisturí. Estaba todo limpio, no había sangre, pero el cuerpo sí que estaba frío.
-Bueno - dijo el inspector - el invierno empezó anoche, quizás la Dama de Hielo, nos vuelve a visitar.
-¿La Dama de Hielo, dice? ¡Ese es un cuento para niños!.
-Crea lo que usted quiera, cadete, pero si le preguntan si tiene frío, siempre responda que no.
La Dama de Hielo - 2da Parte
¡Ah! ¿Me preguntas de aquella noche? ¡Ja! La recuerdo muy bien, querido amigo:
-Nevaba, extremadamente fuerte. Hacían unos 6 o 7 grados bajo cero, un frío que calaba los huesos.
Tenía en mis manos una taza de café, podía oír el viento pegando contra la ventana de la cabaña, en la montaña. Las ramas se rompían afuera, las hojas de los árboles volaban por todos lados y se escuchaban varios animales que corrían a guarecerse, luego de que el lugar en el que estaban terminara destrozado.
La tormenta parecía que iba a durar toda la noche, y que yo no iba a pegar un ojo.
Pero, por unos segundos, se detuvo. Oí pasos afuera - algún animal, pensé - pero pronto reconocí con mi agudeza de cazador.
- ¡Espera, espera! ¿Cual agudeza de cazador?
- ¿Me dejas terminar?
... reconocí que eran pasos humanos, en la nieve, a la madrugada. Eran cerca de las 1:30, 2:00 am. Los pasos se detuvieron frente a mi puerta. Estaba temblando. Un ruido seco, como de quien mueve algo rápido en el aire, un gemido muy agudo y unos arañazos a mi puerta fueron suficientes para no asomar el hocico.
Luego de lo que me pareció una eternidad, tomé mi escopeta, la cargué tembloroso y salí fuera. Cuando abrí la puerta me encontré con el cuerpo sin vida, y sin pierna, de aquella muchacha.
No había sangre, pero tampoco había pierna. El corte se había hecho con suma precisión por encima de la rodilla.
Luego llamé a la policía que vino a registrar el lugar.
-¿Y qué te dijeron?
-¡Já! ¡Eso es lo más gracioso! ¡Qué había sido la "Dama de Hielo"!
-¿El cuento para niños?
-¡El mismo! Sólo mi abuela creía en él.
_________
Marisa era una chica rubia, tenía ojos verdes como hojas de pinos en primavera. Le gustaba esquiar, tenía piernas fuertes y ágiles que desarrolló con los años.
El invierno estaba cerca pero ya había nevado lo suficiente en partes altas de la montaña como para ir a pasar el rato ese domingo.
El sábado tenía ya todo listo en su camioneta familiar cuatro por cuatro para ir a lucirse en sus esquí antes de que empiece la temporada oficialmente.
Su padre vendría de vacaciones en una semana y quería asegurarse de haber practicado un poco para demostrarle cuánto había entrenado.
El domingo, ni bien amaneció, partió Marisa en su vehículo. Tendría todo el día para ella y la nieve.
Descubrió gratamente que, a pesar de los meses sin ponerse sus esquí, se encontraba en excelente forma.
Con una sonrisa en el rostro y el sol empezando a calentar cada vez menos, guardó todo su equipo en la camioneta y se dispuso a bajar la montaña lentamente por el camino sinuoso de tierra por el que había ascendido.
Más veloz que un rayo, el cielo se oscureció por unas nubes muy amenazadoras, se levantó un viento fuertísimo, que sacudía ramas y levantaba hojas por doquier. Tuvo que aminorar la marcha muchísimo, apenas veía por donde iba el camino.
La rama de un pino cayó en el capó del vehículo, el cual se detuvo y, a pesar de los esfuerzos de la chica, no quiso volver a arrancar.
Los grados disminuían con extrema rapidez y unos copitos de nieve empezaban a caer. No podía quedarse dentro de la camioneta, un pedazo de la rama caída había perforado el parabrisas y el frío se filtraba por allí.
A lo lejos, Marisa vio una luz, que pertenecía a una cabaña o una casita, por lo que podía distinguir entre los pinos del bosque. Realmente se la veía muchísimo más cerca que el pueblo, que estaba a varios kilómetros, mientras que la cabaña estaría a entre medio kilómetro y kilómetro y medio.
Decidida, se puso su traje para la nieve, sus botas, y salió rumbo a la cabaña-casa.
Cuando iba a mitad de camino entre la abandonada camioneta y su destino, los copos de nieve se hicieron más pesados y más abundantes, y la golpeaban a cada segundo que pasaba.
Sintió un extraño ruido detrás de ella. Nunca había sido una mujer cobarde, así que se dio vuelta y gritó -¿Quién está allí?- solo el viento le respondió.
Siguió su camino, cada vez estaba más y más cerca. Pequeños animalitos corrían por aquí y por allá y el viento se arremolinaba y silbaba en las copas de los pinos que la rodeaban.
Estaba a unos metros de la puerta de la cabaña cuando un tumulto de nieve cayó de las ramas del pino por encima de ella y le tapó la visión. Cuando se quitó la nieve, notó que el viento se había detenido. Y también notó que había una figura alta frente a ella, parada en la puerta.
Era una mujer, delgada, con el cabello ceniza y la piel blanca, no pudo ver sus ojos, puesto que una capucha cubría su cara, pero sí vio que su mentón era muy marcado y delgado.
Con voz aguda la mujer preguntó: "¿Oh? ¿Qué haces afuera querida? ¡El Invierno está llegando!" - Rió - "¡Ya está aquí en realidad! Pero dime ¿Tienes frío?"
Marisa, ansiosa por entrar a la cabaña, contestó que sí.
Solo escuchó un ruido seco, proveniente de todos lados y ninguno al mismo tiempo, y luego calló al piso.
No sentía su pierna izquierda por debajo de la rodilla. Recostada en la nieve, boca arriba, notó que no la tenía y emitió un gruñido agudo.
El frío se metió por sus venas y congeló sus miembros, sus pulmones y luego su sistema nervioso. observó el lugar donde estaba la mujer, y ya no había nada. Sólo estaba la puerta, con unos cuantos rasguños.
Su mente se enfrió, y su vida se congeló.
Un viejo cazador la encontró quince minutos más tarde, y llamó a la policía
El hombre estaba durmiendo en el suelo, tendido sobre el pasto de una plaza en un barrio alejado del centro. El lugar no era nada seguro, su historial iba de robos a mutilaciones, pero sabía que ahí las fuerzas armadas no entrarían a despertarlo ni a decirle que no era un hotel ni un lugar donde dormir.
El sin hogar logró conciliar el sueño avanzada la noche, ya que empezó a soplar una brisa fresca, anuncio de que el invierno estaba por llegar. Pasó un tiempo dormido, hasta que un ruido lo despertó. Sentía una brisa helada en la cara, pero que se entrecortaba. Cuando abrió los ojos, la vio.
Una mujer lo miraba tan de cerca que sentía su helada respiración, su piel era blanca como la nieve y sus ojos azules como el mismo cielo, vestía una capucha negra y sus grises cabellos como ceniza asomaban por todas partes. Era alta, extremadamente alta y las facciones de su rostro estaban bien definidas.
Luego de unos segundo de mirarse a los ojos, con una aguda y profunda voz la mujer le preguntó:
-¿Que haces aquí, en medio de la madrugada? ¿No ves que el invierno viene?- hizo una pausa - ¡Jejeje! ¡Mejor dicho, ya está aquí!- rió enderezándose y luego se agachó de nuevo a la altura del individuo.
El hombre, perplejo, no sabía que responder.
-¿No me digas que estas asustado? Dime algo, ¿Tienes frío?
Luego de pensarlo un segundo, el sin hogar se dio cuenta que hacia un frío que perforaba los huesos y que estaba empezando a caer aguanieve, así que asintió.
_________________
-Si inspector, entiendo que es un barrio peligroso, pero mire las heridas.
Dos oficiales de policía miraban con cierto pavor el cuerpo de un indigente que habría dormido en la Plaza del Barrio Manuel.
-No son nada comunes.
En el lugar del corazón del hombre había un hueco que pasaba de punta a punta, con bordes totalmente lisos y afilados, tanto la piel, las costillas, las arterias y la espalda parecían cortadas con un bisturí. Estaba todo limpio, no había sangre, pero el cuerpo sí que estaba frío.
-Bueno - dijo el inspector - el invierno empezó anoche, quizás la Dama de Hielo, nos vuelve a visitar.
-¿La Dama de Hielo, dice? ¡Ese es un cuento para niños!.
-Crea lo que usted quiera, cadete, pero si le preguntan si tiene frío, siempre responda que no.
La Dama de Hielo - 2da Parte
¡Ah! ¿Me preguntas de aquella noche? ¡Ja! La recuerdo muy bien, querido amigo:
-Nevaba, extremadamente fuerte. Hacían unos 6 o 7 grados bajo cero, un frío que calaba los huesos.
Tenía en mis manos una taza de café, podía oír el viento pegando contra la ventana de la cabaña, en la montaña. Las ramas se rompían afuera, las hojas de los árboles volaban por todos lados y se escuchaban varios animales que corrían a guarecerse, luego de que el lugar en el que estaban terminara destrozado.
La tormenta parecía que iba a durar toda la noche, y que yo no iba a pegar un ojo.
Pero, por unos segundos, se detuvo. Oí pasos afuera - algún animal, pensé - pero pronto reconocí con mi agudeza de cazador.
- ¡Espera, espera! ¿Cual agudeza de cazador?
- ¿Me dejas terminar?
... reconocí que eran pasos humanos, en la nieve, a la madrugada. Eran cerca de las 1:30, 2:00 am. Los pasos se detuvieron frente a mi puerta. Estaba temblando. Un ruido seco, como de quien mueve algo rápido en el aire, un gemido muy agudo y unos arañazos a mi puerta fueron suficientes para no asomar el hocico.
Luego de lo que me pareció una eternidad, tomé mi escopeta, la cargué tembloroso y salí fuera. Cuando abrí la puerta me encontré con el cuerpo sin vida, y sin pierna, de aquella muchacha.
No había sangre, pero tampoco había pierna. El corte se había hecho con suma precisión por encima de la rodilla.
Luego llamé a la policía que vino a registrar el lugar.
-¿Y qué te dijeron?
-¡Já! ¡Eso es lo más gracioso! ¡Qué había sido la "Dama de Hielo"!
-¿El cuento para niños?
-¡El mismo! Sólo mi abuela creía en él.
_________
Marisa era una chica rubia, tenía ojos verdes como hojas de pinos en primavera. Le gustaba esquiar, tenía piernas fuertes y ágiles que desarrolló con los años.
El invierno estaba cerca pero ya había nevado lo suficiente en partes altas de la montaña como para ir a pasar el rato ese domingo.
El sábado tenía ya todo listo en su camioneta familiar cuatro por cuatro para ir a lucirse en sus esquí antes de que empiece la temporada oficialmente.
Su padre vendría de vacaciones en una semana y quería asegurarse de haber practicado un poco para demostrarle cuánto había entrenado.
El domingo, ni bien amaneció, partió Marisa en su vehículo. Tendría todo el día para ella y la nieve.
Descubrió gratamente que, a pesar de los meses sin ponerse sus esquí, se encontraba en excelente forma.
Con una sonrisa en el rostro y el sol empezando a calentar cada vez menos, guardó todo su equipo en la camioneta y se dispuso a bajar la montaña lentamente por el camino sinuoso de tierra por el que había ascendido.
Más veloz que un rayo, el cielo se oscureció por unas nubes muy amenazadoras, se levantó un viento fuertísimo, que sacudía ramas y levantaba hojas por doquier. Tuvo que aminorar la marcha muchísimo, apenas veía por donde iba el camino.
La rama de un pino cayó en el capó del vehículo, el cual se detuvo y, a pesar de los esfuerzos de la chica, no quiso volver a arrancar.
Los grados disminuían con extrema rapidez y unos copitos de nieve empezaban a caer. No podía quedarse dentro de la camioneta, un pedazo de la rama caída había perforado el parabrisas y el frío se filtraba por allí.
A lo lejos, Marisa vio una luz, que pertenecía a una cabaña o una casita, por lo que podía distinguir entre los pinos del bosque. Realmente se la veía muchísimo más cerca que el pueblo, que estaba a varios kilómetros, mientras que la cabaña estaría a entre medio kilómetro y kilómetro y medio.
Decidida, se puso su traje para la nieve, sus botas, y salió rumbo a la cabaña-casa.
Cuando iba a mitad de camino entre la abandonada camioneta y su destino, los copos de nieve se hicieron más pesados y más abundantes, y la golpeaban a cada segundo que pasaba.
Sintió un extraño ruido detrás de ella. Nunca había sido una mujer cobarde, así que se dio vuelta y gritó -¿Quién está allí?- solo el viento le respondió.
Siguió su camino, cada vez estaba más y más cerca. Pequeños animalitos corrían por aquí y por allá y el viento se arremolinaba y silbaba en las copas de los pinos que la rodeaban.
Estaba a unos metros de la puerta de la cabaña cuando un tumulto de nieve cayó de las ramas del pino por encima de ella y le tapó la visión. Cuando se quitó la nieve, notó que el viento se había detenido. Y también notó que había una figura alta frente a ella, parada en la puerta.
Era una mujer, delgada, con el cabello ceniza y la piel blanca, no pudo ver sus ojos, puesto que una capucha cubría su cara, pero sí vio que su mentón era muy marcado y delgado.
Con voz aguda la mujer preguntó: "¿Oh? ¿Qué haces afuera querida? ¡El Invierno está llegando!" - Rió - "¡Ya está aquí en realidad! Pero dime ¿Tienes frío?"
Marisa, ansiosa por entrar a la cabaña, contestó que sí.
Solo escuchó un ruido seco, proveniente de todos lados y ninguno al mismo tiempo, y luego calló al piso.
No sentía su pierna izquierda por debajo de la rodilla. Recostada en la nieve, boca arriba, notó que no la tenía y emitió un gruñido agudo.
El frío se metió por sus venas y congeló sus miembros, sus pulmones y luego su sistema nervioso. observó el lugar donde estaba la mujer, y ya no había nada. Sólo estaba la puerta, con unos cuantos rasguños.
Su mente se enfrió, y su vida se congeló.
Un viejo cazador la encontró quince minutos más tarde, y llamó a la policía
Sólo cien metros me separaban de la entrada de mi casa, en el barrio lejos del centro, con luces naranja en mi cabeza, calles de piedra y tierra.
Arrastraba los pies como podía, estaba cansado. Algo me molestaba para mirar, ¿era ese el Sol? ¿Cómo? ¿No había salido recién hace unas horas?.
Un grito inundó mis oídos, la cabeza me dolía, ¿resaca? ¿cuándo había tomado?, otra vez el grito, cada vez más fuerte, más real.
El mundo se volvió oscuro, un remolino de luces de colores me llevó directo a una pista de baile, cumbia colombiana sonaba fuertemente y me aturdía. En mi mano un vaso con líquido azul. Me movía como nunca, no controlaba mi cuerpo, estaba sin estar, como en un sueño.
Ella se me acercó, una guapa chica, alta, de piel morena por el sol, cabellos largos y lacios, labios anchos y sensuales. Sabía su nombre, sé su nombre. Sin decir nada la tomé de la cintura con mi mano libre y empezamos a bailar. Le dí el vaso a un tipo que estaba cerca y tomé una de sus manos. El movimiento generaba viento, todo se empezó a arremolinar a una velocidad cada vez más alta, las luces se hicieron lineas, a excepción de sus labios, todo se borró. Y los besé, y desaparecieron.
La luz naranja de las calles y la calidez del amanecer en mi mirada una vez más. Por el costado de la frente sentía un cálido líquido correr. Cuando el suelo dejo de moverse, vi un sujeto con capucha y barba candado delante de mí. Él reía. Reía muy fuerte y extraño, tanto que me contagió y comencé a reír.
Caía de espaldas riéndome, pero nunca llegué al suelo. En el momento que estaba por sentir la piedra, el mundo se acomodó para que no me caiga, las luces se hicieron de colores y el silencio se convirtió en música electrónica. El aire se transformó en labios, y solo respiraba su perfume. Mis manos en su cadera, sus manos en mi cuello. Se acercó a mi oído, dulcemente me dijo "Te quiero" y erizó cada uno de mis poros. Tomé sus manos y la alejé de mi cuerpo, la hice girar sobre si misma, la miré a los ojos y le sonreí.
Volvió con sus amigas y yo volví a tomar el vaso azul. Un sorbo, dos, y de pronto estaba boca arriba, en la calle, el amanecer ya estaba sucediendo, era inevitable. El líquido que corría por mi sien, ahora corría por todo mi rostro, sabía a sangre, olía a sangre. El dolor de cabeza era insoportable. Cerré los ojos, mientras la bala que habían puesto en mi cráneo se llevaba los últimos recuerdos que el alcohol me llevó, aquellos dónde bailaba con esa chica, a quien hacía años que conocía, con quien nunca me había atrevido a estar.
Un amor imposible, que esa noche fue posible. Por descaro de la memoria, el alcohol o la bala, tuve un último atisbo de conciencia, solo para viajar a una noche, con el cielo apenas aclarando, con la chica de mis sueños bajo mi brazo, ver a un encapuchado queriendo robarnos y violarla, entrometiéndome delante de su arma, mientras le ordeno a ella que corra.
Escucho un ruido fuerte, un martilleo, una explosión, él se ríe, yo me río, el sol ya calienta. Gracias. Gracias por dejarme hacer lo que más quería antes de morir. La besé, y le dí mi vida.
Arrastraba los pies como podía, estaba cansado. Algo me molestaba para mirar, ¿era ese el Sol? ¿Cómo? ¿No había salido recién hace unas horas?.
Un grito inundó mis oídos, la cabeza me dolía, ¿resaca? ¿cuándo había tomado?, otra vez el grito, cada vez más fuerte, más real.
El mundo se volvió oscuro, un remolino de luces de colores me llevó directo a una pista de baile, cumbia colombiana sonaba fuertemente y me aturdía. En mi mano un vaso con líquido azul. Me movía como nunca, no controlaba mi cuerpo, estaba sin estar, como en un sueño.
Ella se me acercó, una guapa chica, alta, de piel morena por el sol, cabellos largos y lacios, labios anchos y sensuales. Sabía su nombre, sé su nombre. Sin decir nada la tomé de la cintura con mi mano libre y empezamos a bailar. Le dí el vaso a un tipo que estaba cerca y tomé una de sus manos. El movimiento generaba viento, todo se empezó a arremolinar a una velocidad cada vez más alta, las luces se hicieron lineas, a excepción de sus labios, todo se borró. Y los besé, y desaparecieron.
La luz naranja de las calles y la calidez del amanecer en mi mirada una vez más. Por el costado de la frente sentía un cálido líquido correr. Cuando el suelo dejo de moverse, vi un sujeto con capucha y barba candado delante de mí. Él reía. Reía muy fuerte y extraño, tanto que me contagió y comencé a reír.
Caía de espaldas riéndome, pero nunca llegué al suelo. En el momento que estaba por sentir la piedra, el mundo se acomodó para que no me caiga, las luces se hicieron de colores y el silencio se convirtió en música electrónica. El aire se transformó en labios, y solo respiraba su perfume. Mis manos en su cadera, sus manos en mi cuello. Se acercó a mi oído, dulcemente me dijo "Te quiero" y erizó cada uno de mis poros. Tomé sus manos y la alejé de mi cuerpo, la hice girar sobre si misma, la miré a los ojos y le sonreí.
Volvió con sus amigas y yo volví a tomar el vaso azul. Un sorbo, dos, y de pronto estaba boca arriba, en la calle, el amanecer ya estaba sucediendo, era inevitable. El líquido que corría por mi sien, ahora corría por todo mi rostro, sabía a sangre, olía a sangre. El dolor de cabeza era insoportable. Cerré los ojos, mientras la bala que habían puesto en mi cráneo se llevaba los últimos recuerdos que el alcohol me llevó, aquellos dónde bailaba con esa chica, a quien hacía años que conocía, con quien nunca me había atrevido a estar.
Un amor imposible, que esa noche fue posible. Por descaro de la memoria, el alcohol o la bala, tuve un último atisbo de conciencia, solo para viajar a una noche, con el cielo apenas aclarando, con la chica de mis sueños bajo mi brazo, ver a un encapuchado queriendo robarnos y violarla, entrometiéndome delante de su arma, mientras le ordeno a ella que corra.
Escucho un ruido fuerte, un martilleo, una explosión, él se ríe, yo me río, el sol ya calienta. Gracias. Gracias por dejarme hacer lo que más quería antes de morir. La besé, y le dí mi vida.
Estoy aquí, perdido, alguien rescateme... pierdo el control y no puedo parar, caigo y caigo en un espiral que parece nunca acabar.
Los círculos que dibujo mientras caigo se hacen grandes y luego pequeños, y un gran vértigo se apodera de mi estómago. De a ratos parece que choco contra algo, aunque no se con certeza que sea. Lo único que veo son colores y luces brillantes, escucho gritos, voces y ruidos que se alejan y se acercan.
Alguien me toma de la mano y gira con migo, su mano es suave, cálida y pequeña, un atisbo de realidad me permite sentirla, entre tanto ruido escucho su risa.
El espiral se detiene, al fin, parece que toco tierra, aunque aún estoy mareado y las cosas giran, yo ya no lo hago.
Los ruidos y las voces paran y empiezo a desnublar mi vista. Me doy cuenta que llevo un rato caminando. Mi cuerpo está entumecido, pero su mano, la siento, cálida, suave.
Las cosas ya no giran a mi alrededor, de pronto, distingo qué es arriba, que es abajo y que es a los lados.
Miro hacia arriba, una luz roja cambia a verde, miro hacia la derecha, dos luces aparecen, un ruido fuerte.
Ya no escucho nada, no veo nada, y su mano, está ahora fría.
Si lo hubiera sabido, si hubiera entendido antes que no reía, sino que me gritaba que no me matase, si hubiera entendido que las voces eran ruidos de la música de fondo del antro donde me encontraba, si hubiera escuchado los gritos de mis amigos, diciendo que me olvide de la locura de quitarme la vida, quizá ella no se hubiera sacrificado inconscientemente como lo hizo.
Ahora estoy en ésta cama de hospital, recuperándome, escribiendo lo que puedo recordar y reconstruir luego de aquel choque de automóvil.
Los círculos que dibujo mientras caigo se hacen grandes y luego pequeños, y un gran vértigo se apodera de mi estómago. De a ratos parece que choco contra algo, aunque no se con certeza que sea. Lo único que veo son colores y luces brillantes, escucho gritos, voces y ruidos que se alejan y se acercan.
Alguien me toma de la mano y gira con migo, su mano es suave, cálida y pequeña, un atisbo de realidad me permite sentirla, entre tanto ruido escucho su risa.
El espiral se detiene, al fin, parece que toco tierra, aunque aún estoy mareado y las cosas giran, yo ya no lo hago.
Los ruidos y las voces paran y empiezo a desnublar mi vista. Me doy cuenta que llevo un rato caminando. Mi cuerpo está entumecido, pero su mano, la siento, cálida, suave.
Las cosas ya no giran a mi alrededor, de pronto, distingo qué es arriba, que es abajo y que es a los lados.
Miro hacia arriba, una luz roja cambia a verde, miro hacia la derecha, dos luces aparecen, un ruido fuerte.
Ya no escucho nada, no veo nada, y su mano, está ahora fría.
Si lo hubiera sabido, si hubiera entendido antes que no reía, sino que me gritaba que no me matase, si hubiera entendido que las voces eran ruidos de la música de fondo del antro donde me encontraba, si hubiera escuchado los gritos de mis amigos, diciendo que me olvide de la locura de quitarme la vida, quizá ella no se hubiera sacrificado inconscientemente como lo hizo.
Ahora estoy en ésta cama de hospital, recuperándome, escribiendo lo que puedo recordar y reconstruir luego de aquel choque de automóvil.
El Despertar del Sueño - ¿Tomamos el té?
¡¿Qué?! ¡¿Qué quieres?! - Le grité a mi amigo mientras me arrastró al lugar más oscuro de aquel patio trasero. El lugar estaba atestado de jóvenes universitarios, la gran casa-mansión era donde los estudiantes del último nivel educativo se reunían todas las semanas, para divertirse y relajarse. Tenía habitaciones que jamás pude contar con exactitud, tenía planta baja y dos pisos y ocupaba, con el patio trasero donde me encontraba, una manzana entera.
La música se escuchaba, pero era apenas un murmullo en aquel lugar, estábamos bajo un árbol y Sam, mi amigo, se sentó en la hierba y me hizo un ademán para que lo imitara... y así lo hice.
Mira lo que conseguí, me dijo al tiempo que sacaba una pequeña bolsa con pastillas azules dentro. Instintivamente, moví la cabeza hacia un lado y el otro, preocupado de que alguien nos viera.
No te preocupes viejo - me dijo - aquí nadie nos vé.
¿¡Qué rayos es eso?! - era lo único en lo que pensaba - ¿Y como lo conseguiste?
Ésto - decía mientras sacudía la pequeña bolsita transparente - es una droga reveladora, la primera y única de su tipo
Sam levanto la mano apenas vio que hice un ademán de preguntar - Dicen que libera tu espíritu para que controle tu cuerpo y haga eso que realmente deseas hacer con todo tu ser, aunque tu no sepas que eso era lo que querías, ¿Genial no? - y agregó - y no preguntes de donde la saqué.
Pero... - alcanzé a mascullar.
Nada - dijo Sam conociéndome - no me moveré, ni tu tampoco, hasta que ambos tomemos una.
Está bien...
Él abrió la pequeña bolsita y tomé una, era azúl marino y traslúcida, parecía un pedazo minúsculo de océano, como una gota ovalada que se había gelatinizado.
A la cuenta de tres... - dijo Sam - uno... dos... tres... ¡Ya!
Apenas la píldora pasó la garganta ya perdí al audición, el "¡Ya!" de mi amigo quedó flotando en el aire... no, flotaba en mi mente, dentro de mi cabeza, rebotando en mi cráneo una y otra vez hasta que se empezó a mutliplicar. Llegó un momento en que simplemente escuchaba un pitido muy agudo. Estaba sordo.
Cuando presté atención, Sam estaba arrodillado, llorando como si se hubiera muerto alguien, con la cara en el pasto.
Levantó la cabeza y me miró. Ahí la cosa se empezó a poner rara.
Bajó la vista y murmuró (¿O gritó?) algo que no pude entender por mi reciente sordera y se puso a escarbar con sus manos en ese suelo de tierra dura y compacta. La sangre no tardó de brotar de sus drogados dedos, pero él seguía cual excavadora, tirando tierra para atrás, y sangre, mucha sangre.
Traté de decirle que se detenga, pero mis labios no se movían, sentía como si el labio de arriba se derretía y se pegaba con el de abajo, formando una sola capa de piel y borrando mi boca por completo, con mi mano quise palparla, sentir con el tacto que aún estaba ahí. Pero lo único que sentí fue piel y... pánico, mi boca realmente había desaparecido.
Con uno de los pocos sentidos que me quedaban divisé unas luces a mi izquierda, varios estudiantes salían con linternas en la mano corriendo de la casa-mansión, haciendo señas que no entendí.
No tardé mucho en divisar qué había ocasionado tanto temor, había un estudiante, que lucía bastante atlético, con un pantalón Jean y una camisa blanca manchada de sangre. En su boca traía un pedazo de carne humana, fácilmente identificable por la maldita oreja que colgaba de su costado. En su mano derecha tenía un cuchillo, y en la izquierda otra linterna. Su cara era una sola colección de moretones, sangre y locura. Salió corriendo y alcanzó al estudiante más cercano, le saltó encima y clavó su cuchillo en la arteria del cuello.
La boca del atacado y del atacante se abrieron grandes, supuse que ambos estarían gritando y agradecí estar sordo. La sangre salía a borbollones de la herida, pero por algún motivo el delirante se levantó y tendió su mano al que estaba en el piso, increíblemente éste se la tomó y juntos encararon a la multitud.
Zombies, vino a mi mente como un golpe instantáneo.
Sam, otro golpe.
Lo miré, y el horror me invadió aún más, seguía escarbando, pero ahora con sus muñecas, todo lo demás ya no existía, solo había un cumulo de barro y sangre.
De nuevo quise gritarle, pero mi boca se había ido de paseo a algún lado.
De pronto, y como recobrando la idea de que adelante mío había estudiantes matándose y comiéndose unos a otros giré la cabeza.
Todos me estaban mirando.
Algunos sin piernas, sin cuero cabelludo, otros parecían vivos, excepto que les faltaba un ojo. Uno me llamó la atención, él tampoco tenía boca.
Varios se empezaron a mover hacia mí, retrocedí hasta que mis piernas chocaron con Sam y caí hacia atrás.
Mi amigo se incorporó y dejó de excavar, presentí que saltaría hacia mí para morderme el cuello así que mientras me impulsaba hacia atrás con las piernas fui tanteando el suelo para encontrar algo con qué defenderme. Y lo encontré. Un machete oxidado se hallaba en el piso, en un parche de pasto realmente largo, parecía llevar años ahí.
Junté valor y descargué el machete en la cabeza de mi amigo, quien me miró con unos ojos extraños y melancólicos. Sin retirar el arma de su cráneo, se tapó la cara y echó a llorar de nuevo en el piso.
Salí corriendo a toda prisa de allí. Poco a poco empecé a escuchar de nuevo y mi boca reapareció de la nada, como si se hubiera ido de vacaciones, luego en la calle los encontré a ustedes y me recogieron en su auto.
Muy bien, muy bien, ¿has terminado tu historia de zombies?
Si oficial, así es, lo he terminado.
¿Quieres saber porque nosotros, la Policía, te recogió en su auto sin hacer preguntas y te trajimos aquí, a la comisaría?
De acuerdo.
Soy el Oficial de Crímenes y Homicidios Martin Carter, tu amigo te dijo la verdad sobre la droga, toma tu cuerpo y te hace hacer lo que deseas hacer. ¿No te gusta mucho la Universidad verdad?
Chico, no hubo zombies. No hubo caníbales. Tu amigo no se volvió loco. Te drogaste y perdiste el rumbo. Luego de tragar la pastilla fuiste hasta el armario del jardinero, tomaste un oxidado machete y volviste donde tu amigo quien te engañó y no se drogó para filmarte, lo obligaste a cavar su propia tumba o le partirías el cráneo. Cuando los demás se dieron cuenta de lo que hacías te lanzaron una piedra que te dio en la cara, y te rompió la boca y la nariz. Saliste corriendo con tu arma y empezaste a querer matar a los integrantes de la fiesta que corrían hacia todos los lados de ti, tu amigo te derribo y te imploraba que te detengas, claro, hasta que descargaste el arma en medio de su cabeza y saliste corriendo cantando "Lo maté, lo maté, ahora me tomaré todo el té"
¿Qué? ¿Yo? ¡Miente!
¡Tenemos muchas filmaciones chico! ¡Tenemos el machete! ¡Todo!
No...
¿No? ¿¡NO!? ¿Eso es todo lo que se te ocurre? ¡Despierta! ¡Casi matas a todos! ¡Despierta!
... ¿Despertar? ...
¡Amigo despierta!
¿Sam?
¡Abre los ojos por favor!
¿Uh? ¿Donde... estoy?
Estamos en la fiesta, el efecto de la pastilla ya se pasó. ¿Y? ¿Que te pareció?
No me vuelvas a dar nada más de eso en toda la vida, o te mataré... quizá literalmente. Ahora, me iré a tomar un té.
¡¿Qué?! ¡¿Qué quieres?! - Le grité a mi amigo mientras me arrastró al lugar más oscuro de aquel patio trasero. El lugar estaba atestado de jóvenes universitarios, la gran casa-mansión era donde los estudiantes del último nivel educativo se reunían todas las semanas, para divertirse y relajarse. Tenía habitaciones que jamás pude contar con exactitud, tenía planta baja y dos pisos y ocupaba, con el patio trasero donde me encontraba, una manzana entera.
La música se escuchaba, pero era apenas un murmullo en aquel lugar, estábamos bajo un árbol y Sam, mi amigo, se sentó en la hierba y me hizo un ademán para que lo imitara... y así lo hice.
Mira lo que conseguí, me dijo al tiempo que sacaba una pequeña bolsa con pastillas azules dentro. Instintivamente, moví la cabeza hacia un lado y el otro, preocupado de que alguien nos viera.
No te preocupes viejo - me dijo - aquí nadie nos vé.
¿¡Qué rayos es eso?! - era lo único en lo que pensaba - ¿Y como lo conseguiste?
Ésto - decía mientras sacudía la pequeña bolsita transparente - es una droga reveladora, la primera y única de su tipo
Sam levanto la mano apenas vio que hice un ademán de preguntar - Dicen que libera tu espíritu para que controle tu cuerpo y haga eso que realmente deseas hacer con todo tu ser, aunque tu no sepas que eso era lo que querías, ¿Genial no? - y agregó - y no preguntes de donde la saqué.
Pero... - alcanzé a mascullar.
Nada - dijo Sam conociéndome - no me moveré, ni tu tampoco, hasta que ambos tomemos una.
Está bien...
Él abrió la pequeña bolsita y tomé una, era azúl marino y traslúcida, parecía un pedazo minúsculo de océano, como una gota ovalada que se había gelatinizado.
A la cuenta de tres... - dijo Sam - uno... dos... tres... ¡Ya!
Apenas la píldora pasó la garganta ya perdí al audición, el "¡Ya!" de mi amigo quedó flotando en el aire... no, flotaba en mi mente, dentro de mi cabeza, rebotando en mi cráneo una y otra vez hasta que se empezó a mutliplicar. Llegó un momento en que simplemente escuchaba un pitido muy agudo. Estaba sordo.
Cuando presté atención, Sam estaba arrodillado, llorando como si se hubiera muerto alguien, con la cara en el pasto.
Levantó la cabeza y me miró. Ahí la cosa se empezó a poner rara.
Bajó la vista y murmuró (¿O gritó?) algo que no pude entender por mi reciente sordera y se puso a escarbar con sus manos en ese suelo de tierra dura y compacta. La sangre no tardó de brotar de sus drogados dedos, pero él seguía cual excavadora, tirando tierra para atrás, y sangre, mucha sangre.
Traté de decirle que se detenga, pero mis labios no se movían, sentía como si el labio de arriba se derretía y se pegaba con el de abajo, formando una sola capa de piel y borrando mi boca por completo, con mi mano quise palparla, sentir con el tacto que aún estaba ahí. Pero lo único que sentí fue piel y... pánico, mi boca realmente había desaparecido.
Con uno de los pocos sentidos que me quedaban divisé unas luces a mi izquierda, varios estudiantes salían con linternas en la mano corriendo de la casa-mansión, haciendo señas que no entendí.
No tardé mucho en divisar qué había ocasionado tanto temor, había un estudiante, que lucía bastante atlético, con un pantalón Jean y una camisa blanca manchada de sangre. En su boca traía un pedazo de carne humana, fácilmente identificable por la maldita oreja que colgaba de su costado. En su mano derecha tenía un cuchillo, y en la izquierda otra linterna. Su cara era una sola colección de moretones, sangre y locura. Salió corriendo y alcanzó al estudiante más cercano, le saltó encima y clavó su cuchillo en la arteria del cuello.
La boca del atacado y del atacante se abrieron grandes, supuse que ambos estarían gritando y agradecí estar sordo. La sangre salía a borbollones de la herida, pero por algún motivo el delirante se levantó y tendió su mano al que estaba en el piso, increíblemente éste se la tomó y juntos encararon a la multitud.
Zombies, vino a mi mente como un golpe instantáneo.
Sam, otro golpe.
Lo miré, y el horror me invadió aún más, seguía escarbando, pero ahora con sus muñecas, todo lo demás ya no existía, solo había un cumulo de barro y sangre.
De nuevo quise gritarle, pero mi boca se había ido de paseo a algún lado.
De pronto, y como recobrando la idea de que adelante mío había estudiantes matándose y comiéndose unos a otros giré la cabeza.
Todos me estaban mirando.
Algunos sin piernas, sin cuero cabelludo, otros parecían vivos, excepto que les faltaba un ojo. Uno me llamó la atención, él tampoco tenía boca.
Varios se empezaron a mover hacia mí, retrocedí hasta que mis piernas chocaron con Sam y caí hacia atrás.
Mi amigo se incorporó y dejó de excavar, presentí que saltaría hacia mí para morderme el cuello así que mientras me impulsaba hacia atrás con las piernas fui tanteando el suelo para encontrar algo con qué defenderme. Y lo encontré. Un machete oxidado se hallaba en el piso, en un parche de pasto realmente largo, parecía llevar años ahí.
Junté valor y descargué el machete en la cabeza de mi amigo, quien me miró con unos ojos extraños y melancólicos. Sin retirar el arma de su cráneo, se tapó la cara y echó a llorar de nuevo en el piso.
Salí corriendo a toda prisa de allí. Poco a poco empecé a escuchar de nuevo y mi boca reapareció de la nada, como si se hubiera ido de vacaciones, luego en la calle los encontré a ustedes y me recogieron en su auto.
Muy bien, muy bien, ¿has terminado tu historia de zombies?
Si oficial, así es, lo he terminado.
¿Quieres saber porque nosotros, la Policía, te recogió en su auto sin hacer preguntas y te trajimos aquí, a la comisaría?
De acuerdo.
Soy el Oficial de Crímenes y Homicidios Martin Carter, tu amigo te dijo la verdad sobre la droga, toma tu cuerpo y te hace hacer lo que deseas hacer. ¿No te gusta mucho la Universidad verdad?
Chico, no hubo zombies. No hubo caníbales. Tu amigo no se volvió loco. Te drogaste y perdiste el rumbo. Luego de tragar la pastilla fuiste hasta el armario del jardinero, tomaste un oxidado machete y volviste donde tu amigo quien te engañó y no se drogó para filmarte, lo obligaste a cavar su propia tumba o le partirías el cráneo. Cuando los demás se dieron cuenta de lo que hacías te lanzaron una piedra que te dio en la cara, y te rompió la boca y la nariz. Saliste corriendo con tu arma y empezaste a querer matar a los integrantes de la fiesta que corrían hacia todos los lados de ti, tu amigo te derribo y te imploraba que te detengas, claro, hasta que descargaste el arma en medio de su cabeza y saliste corriendo cantando "Lo maté, lo maté, ahora me tomaré todo el té"
¿Qué? ¿Yo? ¡Miente!
¡Tenemos muchas filmaciones chico! ¡Tenemos el machete! ¡Todo!
No...
¿No? ¿¡NO!? ¿Eso es todo lo que se te ocurre? ¡Despierta! ¡Casi matas a todos! ¡Despierta!
... ¿Despertar? ...
¡Amigo despierta!
¿Sam?
¡Abre los ojos por favor!
¿Uh? ¿Donde... estoy?
Estamos en la fiesta, el efecto de la pastilla ya se pasó. ¿Y? ¿Que te pareció?
No me vuelvas a dar nada más de eso en toda la vida, o te mataré... quizá literalmente. Ahora, me iré a tomar un té.
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¿Cuentos Poéticos?
¿Cuentos Poéticos?
Calma. Sombra. Tormenta.
Me siento en la sombra nocturna de los árboles que bloquean las luces del parque.
Allí, casi se puede acariciar la oscuridad, suave y tersa como el lomo de un gato.
En ese lugar recuerdo, con sentimiento de hogar, dónde supo mi alma vivir hace mucho tiempo.
Jugaba con el abismo, fatal para quien lo abrace, y me burlaba de aquella vida que la sociedad construía para mí. ¿Qué importaba mientras pudiera estar danzando con la muerte? ¿A caso existiría algo más excitante que eso? Mirar esos bastos ojos negros, sin fondo, preguntarle si ni siquiera ella me quería. La calaverica siempre me respondía la misma respuesta. Algún día, más no hoy. Y me enseñaba alguna lección.
Ay, cómo bailé con las sombras, yo era una más en ésta ciudad. De día se me notaba, pero de noche desaparecía. Aprendí pasos cada día, dónde ir, dónde no. Vivía tan desnudo de vida que sólo me cubría la soledad y el mundo se volteaba al verme, en vez de ayudarme. Hubo ángeles que quisieron ayudarme y velar por mí, pero con pequeñas alas se fueron y me dejaron atrás. Vinieron entonces los demonios y me enseñaron a reir. Y sí que aprendí a reir...
El viento de la tormenta, el ruido de las ramas sacudiéndose, me trae de nuevo a éste lugar bajo el árbol del parque, me marcho, recordando, sabiendo, que una danza con la muerte en el momento justo me hizo olvidar muchas cosas, pero me enseñó el doble y me dio una oportunidad de vivir como ninguna otra, la vida de la muerte.
Me siento en la sombra nocturna de los árboles que bloquean las luces del parque.
Allí, casi se puede acariciar la oscuridad, suave y tersa como el lomo de un gato.
En ese lugar recuerdo, con sentimiento de hogar, dónde supo mi alma vivir hace mucho tiempo.
Jugaba con el abismo, fatal para quien lo abrace, y me burlaba de aquella vida que la sociedad construía para mí. ¿Qué importaba mientras pudiera estar danzando con la muerte? ¿A caso existiría algo más excitante que eso? Mirar esos bastos ojos negros, sin fondo, preguntarle si ni siquiera ella me quería. La calaverica siempre me respondía la misma respuesta. Algún día, más no hoy. Y me enseñaba alguna lección.
Ay, cómo bailé con las sombras, yo era una más en ésta ciudad. De día se me notaba, pero de noche desaparecía. Aprendí pasos cada día, dónde ir, dónde no. Vivía tan desnudo de vida que sólo me cubría la soledad y el mundo se volteaba al verme, en vez de ayudarme. Hubo ángeles que quisieron ayudarme y velar por mí, pero con pequeñas alas se fueron y me dejaron atrás. Vinieron entonces los demonios y me enseñaron a reir. Y sí que aprendí a reir...
El viento de la tormenta, el ruido de las ramas sacudiéndose, me trae de nuevo a éste lugar bajo el árbol del parque, me marcho, recordando, sabiendo, que una danza con la muerte en el momento justo me hizo olvidar muchas cosas, pero me enseñó el doble y me dio una oportunidad de vivir como ninguna otra, la vida de la muerte.
* Lo más nuevo está más arriba.
* Si ven firmas distintas (The_MoonLover, Moon, Jo.K.R) son de mis épocas de disociación de personalidad, quiere decir que las escribí "siendo alguien más" xDDD pero todas las obras son mías.
* Favor de no publicar lo aquí escrito en ningún lado sin avisarme antes :lovelon: si me queréis contactar podéis escribirme a mi E-Mail lucas9424@gmail (Cómo no le añado el .com el 99% de los bots se lo pasan por los cjones xd)
* Pueden encontrarme en Facebook: https://www.facebook.com/TheMoonL0ver/
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