Jepsen
Usuario mítico
¡Hola! Amo leer, pero también amo escribir y por eso me anoté en este concurso, es divertido ^_^
Pos esta historia la comencé a escribir hace poco y la acabo de terminar. Cada capítulo es corto.Suelo escribir cosas más largas, no sé si está del todo bien el inicio y el fin de cada capítulo, pero quería hacer esto lo menos extenso posible para no agobiarlos Espero les guste, a mi me hizo shorar mientras la escribía TwT además me divertí haciéndolo.
Me inspiré en un videoclip de música que me encanta.
Pos esta historia la comencé a escribir hace poco y la acabo de terminar. Cada capítulo es corto.Suelo escribir cosas más largas, no sé si está del todo bien el inicio y el fin de cada capítulo, pero quería hacer esto lo menos extenso posible para no agobiarlos Espero les guste, a mi me hizo shorar mientras la escribía TwT además me divertí haciéndolo.
Me inspiré en un videoclip de música que me encanta.
Hasta el Final
La noche es fría y azul, no hay ni una sola estrella en el cielo. El suelo está cubierto por una fina capa blanca de nieve.
Presiono los números con rapidez, pareciera como si tuviese ese número telefónico grabado a fuego en mi mente.
-Mamá, soy yo. -Mi aliento se vuelve un denso vapor en el gélido aire.
-Oh, Kate, por el amor de Dios, ¡¿Dónde estás?! ¡Me han llamado diciéndome que no estabas! Pensé que… pensé que… -Nunca la había escuchado tan desesperada y asustada.
-Estoy bien. No podía soportarlo más, tenía que salir de allí.
-¿¡Pero qué estás diciendo!? Escúchame cariño, podemos salir de esto juntas, sólo…
-Por favor, cálmate, estoy bien. Necesito hacer esto. - La línea se queda en silencio unos minutos, y luego mi madre suspira de frustración. Sabe que no puede convencerme, la conozco lo suficiente y ella a mí.
-Te amo. –Es todo cuanto logra decir. Sé que está llorando en silencio.
-Yo también te amo. – Y cuelgo, repitiéndome a mí misma una y otra vez que esto es lo correcto.
Antes de levantar la vista, intento sonreír a pesar de mi dolor. No puedo dejar que él, quien está apoyado en el capó del coche con sus brazos cruzados y sus intensos ojos verdes fijos en mí, cargue con todo el peso. Me dedica una mirada tierna y comprensible.
Abandono la casi obsoleta cabina pública, acercándome al coche de Joshua.
-Y bien, ¿Por dónde empezamos? –Me pregunta él levantándose y abriendo la puerta del conductor.
Presiono los números con rapidez, pareciera como si tuviese ese número telefónico grabado a fuego en mi mente.
-Mamá, soy yo. -Mi aliento se vuelve un denso vapor en el gélido aire.
-Oh, Kate, por el amor de Dios, ¡¿Dónde estás?! ¡Me han llamado diciéndome que no estabas! Pensé que… pensé que… -Nunca la había escuchado tan desesperada y asustada.
-Estoy bien. No podía soportarlo más, tenía que salir de allí.
-¿¡Pero qué estás diciendo!? Escúchame cariño, podemos salir de esto juntas, sólo…
-Por favor, cálmate, estoy bien. Necesito hacer esto. - La línea se queda en silencio unos minutos, y luego mi madre suspira de frustración. Sabe que no puede convencerme, la conozco lo suficiente y ella a mí.
-Te amo. –Es todo cuanto logra decir. Sé que está llorando en silencio.
-Yo también te amo. – Y cuelgo, repitiéndome a mí misma una y otra vez que esto es lo correcto.
Antes de levantar la vista, intento sonreír a pesar de mi dolor. No puedo dejar que él, quien está apoyado en el capó del coche con sus brazos cruzados y sus intensos ojos verdes fijos en mí, cargue con todo el peso. Me dedica una mirada tierna y comprensible.
Abandono la casi obsoleta cabina pública, acercándome al coche de Joshua.
-Y bien, ¿Por dónde empezamos? –Me pregunta él levantándose y abriendo la puerta del conductor.
El vacío, la nada, ahogándome. Tragándome, llevándome a un lugar desconocido y muy lejano, donde no existe ni la vida ni la muerte. Abro mi boca intentando gritar, aunque en vano; nada sale de mis labios, sólo el desesperante silencio.
-Kate – Un agujero se abre en lo alto de la espesa oscuridad, dónde una luz se filtra, iluminándome. Una calidez me invade y siento lo que es vivir nuevamente.
-Kate – Abro los ojos con dificultad. La luz del amanecer me llena de pleno el rostro y me es difícil mantener los ojos abiertos. Lo primero que veo es el débil resplandor rojo de la pulsera de mi muñeca izquierda, una señal de que vuelvo a la realidad.
Me enderezo en mi asiento y miro por la ventana; Josh está mirándome desde afuera, parece agotado y luce muy preocupado.
-¿Estás bien? –Me pregunta con voz grave.
Aún siento el horrible sueño presente detrás de mis ojos. Me los froto y me doy cuenta de que están húmedos; estuve llorando dormida.
-Sí… sólo he tenido un mal sueño. ¿Dónde estamos? –Mis intentos de cambiar de tema funcionan y él responde:
-En una estación de servicio. Aún falta una hora para llegar.
-No. Te ves muy cansado, no seguiremos. Tienes que dormir un poco.
-Estoy bien… -Pero su bostezo lo delata y ambos reímos. –De acuerdo, quizás me vaya bien dormir un rato. Además, necesitas tomar tu medicamento y no tenemos agua. Preguntaré si hay un hotel cerca.
-Kate – Un agujero se abre en lo alto de la espesa oscuridad, dónde una luz se filtra, iluminándome. Una calidez me invade y siento lo que es vivir nuevamente.
-Kate – Abro los ojos con dificultad. La luz del amanecer me llena de pleno el rostro y me es difícil mantener los ojos abiertos. Lo primero que veo es el débil resplandor rojo de la pulsera de mi muñeca izquierda, una señal de que vuelvo a la realidad.
Me enderezo en mi asiento y miro por la ventana; Josh está mirándome desde afuera, parece agotado y luce muy preocupado.
-¿Estás bien? –Me pregunta con voz grave.
Aún siento el horrible sueño presente detrás de mis ojos. Me los froto y me doy cuenta de que están húmedos; estuve llorando dormida.
-Sí… sólo he tenido un mal sueño. ¿Dónde estamos? –Mis intentos de cambiar de tema funcionan y él responde:
-En una estación de servicio. Aún falta una hora para llegar.
-No. Te ves muy cansado, no seguiremos. Tienes que dormir un poco.
-Estoy bien… -Pero su bostezo lo delata y ambos reímos. –De acuerdo, quizás me vaya bien dormir un rato. Además, necesitas tomar tu medicamento y no tenemos agua. Preguntaré si hay un hotel cerca.
Ésta época del año solía ser mi favorita; los suéteres de lana, el aroma a café por las mañanas y las tardes, luces y adornos navideños, siento como si todo eso formara parte de una vida anterior. Es la primera navidad que no estoy junto a mamá y no puedo evitar sentir un poco de culpabilidad.
-Bien, ya puedes mirar– Josh retira sus manos de mi rostro y abro los ojos. Lo primero que veo es un montículo blanco con un par de manchas negras y una zanahoria clavada. El resto del paisaje está cubierto por nieve y los árboles bañados de blanco; sólo había visto esto en fotos.
-Es… precioso – Digo asombrada. Siempre quise ver y tocar la nieve, pero en el lugar donde vivo no nieva nunca, ni siquiera en invierno. Me pongo en cuclillas y me saco los guantes para agarrar un puñado de nieve, la cual resulta ser muy gélida al contacto. –Pero… ¿qué es eso? –Le pregunto a Josh, señalando el montículo frente a mí.
-Es el Sr. Widdles – Me responde él con un fingido aire herido. Al ver mi cara de confusión, me aclara –Es un muñeco de nieve.
-Oh… pues más bien parece el Abominable hombre de las nieves con una severa deformidad – Bromeo.
-¿Ah, sí? Pues al Abominable hombre de las nieves no le gustan las chicas groseras – Sus brazos, los cuales estaban detrás de él, se mueven rápidamente, arrojándome una bola de nieve que me da en la rodilla.
-¿Cómo te atreves, Graf? – Lo imito y le arrojo una bola de nieve, pero él es más ágil y lo esquiva.
– ¿Quieres guerra? Pues la tendrás –Dice él, corriendo hacia mí con sus largas piernas. Sonrío y busco rápidamente un escondite.
-Bien, ya puedes mirar– Josh retira sus manos de mi rostro y abro los ojos. Lo primero que veo es un montículo blanco con un par de manchas negras y una zanahoria clavada. El resto del paisaje está cubierto por nieve y los árboles bañados de blanco; sólo había visto esto en fotos.
-Es… precioso – Digo asombrada. Siempre quise ver y tocar la nieve, pero en el lugar donde vivo no nieva nunca, ni siquiera en invierno. Me pongo en cuclillas y me saco los guantes para agarrar un puñado de nieve, la cual resulta ser muy gélida al contacto. –Pero… ¿qué es eso? –Le pregunto a Josh, señalando el montículo frente a mí.
-Es el Sr. Widdles – Me responde él con un fingido aire herido. Al ver mi cara de confusión, me aclara –Es un muñeco de nieve.
-Oh… pues más bien parece el Abominable hombre de las nieves con una severa deformidad – Bromeo.
-¿Ah, sí? Pues al Abominable hombre de las nieves no le gustan las chicas groseras – Sus brazos, los cuales estaban detrás de él, se mueven rápidamente, arrojándome una bola de nieve que me da en la rodilla.
-¿Cómo te atreves, Graf? – Lo imito y le arrojo una bola de nieve, pero él es más ágil y lo esquiva.
– ¿Quieres guerra? Pues la tendrás –Dice él, corriendo hacia mí con sus largas piernas. Sonrío y busco rápidamente un escondite.
-No puedo creer que estemos por hacer esto –Le digo negando con la cabeza, incrédula.
-Será divertido, además, Elvis estará presente –Me responde Josh, y pego un grito ahogado cuando me hace cosquillas en el vientre.
Cuando dejamos el cartel de “Bienvenido a las Vegas” atrás la verdadera emoción se apodera de mí y por un instante me siento como una adolescente normal, sin más preocupaciones que el estudio, o los chicos, o el que mis padres no me dejen asistir a una fiesta.
Cuando llegamos al lugar, un cartel con tubos fluorescentes de luz formando las palabras “Una pequeña capilla blanca” nos da la bienvenida. Todo el edificio está lleno de luces y llamativos adornos.
Puede que el vestido de novia no sea el más bonito ni el más caro, puede que Josh sólo tenga una chaqueta negra y una improvisada corbata, puede que Elvis no sea realmente Elvis, sino un hombre cuarentón adicto al alcohol, pero éste es el mejor momento lejos.
-Hermanos y hermanas, estamos hoy reunidos para unir a estos dos seres en nombre del Dios todocool- Nos echamos a reír a carcajadas a pesar de nuestros esfuerzos por parecer serios para el fotógrafo. Elvis- o el hombre disfrazado del difunto cantante- entrelaza mis manos con las de Josh y prosigue –Ahora digan sus votos.
Mientras Josh menciona una muy improvisada y nada honesta lista de cosas que diría un novio, algo llama mi atención detrás de él; una chica con las mejillas sonrojadas, sonriendo de oreja a oreja, con los ojos iluminados y el rojizo pelo revuelto me devuelve la mirada a través del reflejo de un vidrio. No se parece en nada a la Kate que conozco, pero aun así…
-… Y juro amarte y protegerte hasta que este registro de casamiento expire.
-Será divertido, además, Elvis estará presente –Me responde Josh, y pego un grito ahogado cuando me hace cosquillas en el vientre.
Cuando dejamos el cartel de “Bienvenido a las Vegas” atrás la verdadera emoción se apodera de mí y por un instante me siento como una adolescente normal, sin más preocupaciones que el estudio, o los chicos, o el que mis padres no me dejen asistir a una fiesta.
Cuando llegamos al lugar, un cartel con tubos fluorescentes de luz formando las palabras “Una pequeña capilla blanca” nos da la bienvenida. Todo el edificio está lleno de luces y llamativos adornos.
Puede que el vestido de novia no sea el más bonito ni el más caro, puede que Josh sólo tenga una chaqueta negra y una improvisada corbata, puede que Elvis no sea realmente Elvis, sino un hombre cuarentón adicto al alcohol, pero éste es el mejor momento lejos.
-Hermanos y hermanas, estamos hoy reunidos para unir a estos dos seres en nombre del Dios todocool- Nos echamos a reír a carcajadas a pesar de nuestros esfuerzos por parecer serios para el fotógrafo. Elvis- o el hombre disfrazado del difunto cantante- entrelaza mis manos con las de Josh y prosigue –Ahora digan sus votos.
Mientras Josh menciona una muy improvisada y nada honesta lista de cosas que diría un novio, algo llama mi atención detrás de él; una chica con las mejillas sonrojadas, sonriendo de oreja a oreja, con los ojos iluminados y el rojizo pelo revuelto me devuelve la mirada a través del reflejo de un vidrio. No se parece en nada a la Kate que conozco, pero aun así…
-… Y juro amarte y protegerte hasta que este registro de casamiento expire.
Al principio, un agudo dolor de cabeza me despierta, palpitante, martirizante. Cada segundo se vuelve insoportable y mi vista se nubla a pesar de la oscuridad en la habitación del hotel. No estoy segura de sí estoy gritando, pero mis sospechas se confirman cuando Josh salta de la cama de al lado y corre hacia mí. Veo su rostro distorsionado, parece estar hablándome pero no puedo escuchar nada más que un horrible pitido en mi oído. Él desaparece y al segundo vuelve, con algo en las manos. Me endereza y me hace tragarlo. Pero aun así el horrible dolor persiste. Luego de lo que parecen horas, escucho a Josh maldecir al teléfono. Todo se vuelve oscuro un instante, y al otro me encuentro en su espalda, cargándome escaleras abajo.
No siento nada, nada más que dolor y pánico. Dolor por los problemas que le estoy causando cuando me prometí a mí misma cargar con mi problema, y pánico por lo que sucederá después.
Al abrir los ojos, me siento tremendamente cansada a pesar de haber estado durmiendo. Mis sentidos parecen haber vuelto a la normalidad mientras estaba inconsciente, no obstante los siento un poco entumecidos.
Me encuentro en un hospital. Lo sé con tan sólo sentir el aroma; últimamente he pasado más tiempo en un hospital que en mi propia casa.
Y cómo no, ahí está él, sentado a un lado de mi cama, mirándome con la preocupación dibujada en su rostro.
-Josh... lo siento mucho –Mi voz suena tan bajo que apenas me escucho a mí misma.
-Debes volver a casa, Kate. –Dice, apartando sus ojos de los míos, derrotado. –Si… si esto llega a ocurrir otra vez… no sé qué sucederá. Es por mi culpa, deberías estar en casa, haciendo el tratamiento, dejar que tu madre cuide de ti. Tratando de vivir.
-E-eso no es vivir, Joshua, prolongar lo inevitable no es vivir- Al hablar mi voz sale ronca y suena forzada.-Creí… creí que estarías conmigo hasta el final. Creí que me acompañarías –Le respondo desesperada. Lo último que quiero es separarme de él ahora, volver a casa. Siento mis lágrimas, amenazando con salir. No lloraré, no frente a él, tengo que ser fuerte, me lo debo a mi misma.
Luego de lo que parece una eternidad, me mira. Sus ojos esmeralda reflejándome, su desgarbado cuerpo inclinado hacia mi cama desde la pequeña silla, sus manos juntas. Parece tan delicado en este momento…
De repente la duda desaparece de sus ojos, reemplazados por la determinación.
-Y nunca te abandonaré, si puedo hacer algo por ti, sólo pídemelo, aunque no sea suficiente como para tenerte más tiempo a mi lado, estaré hasta el final.
No siento nada, nada más que dolor y pánico. Dolor por los problemas que le estoy causando cuando me prometí a mí misma cargar con mi problema, y pánico por lo que sucederá después.
Al abrir los ojos, me siento tremendamente cansada a pesar de haber estado durmiendo. Mis sentidos parecen haber vuelto a la normalidad mientras estaba inconsciente, no obstante los siento un poco entumecidos.
Me encuentro en un hospital. Lo sé con tan sólo sentir el aroma; últimamente he pasado más tiempo en un hospital que en mi propia casa.
Y cómo no, ahí está él, sentado a un lado de mi cama, mirándome con la preocupación dibujada en su rostro.
-Josh... lo siento mucho –Mi voz suena tan bajo que apenas me escucho a mí misma.
-Debes volver a casa, Kate. –Dice, apartando sus ojos de los míos, derrotado. –Si… si esto llega a ocurrir otra vez… no sé qué sucederá. Es por mi culpa, deberías estar en casa, haciendo el tratamiento, dejar que tu madre cuide de ti. Tratando de vivir.
-E-eso no es vivir, Joshua, prolongar lo inevitable no es vivir- Al hablar mi voz sale ronca y suena forzada.-Creí… creí que estarías conmigo hasta el final. Creí que me acompañarías –Le respondo desesperada. Lo último que quiero es separarme de él ahora, volver a casa. Siento mis lágrimas, amenazando con salir. No lloraré, no frente a él, tengo que ser fuerte, me lo debo a mi misma.
Luego de lo que parece una eternidad, me mira. Sus ojos esmeralda reflejándome, su desgarbado cuerpo inclinado hacia mi cama desde la pequeña silla, sus manos juntas. Parece tan delicado en este momento…
De repente la duda desaparece de sus ojos, reemplazados por la determinación.
-Y nunca te abandonaré, si puedo hacer algo por ti, sólo pídemelo, aunque no sea suficiente como para tenerte más tiempo a mi lado, estaré hasta el final.
FIN.
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