~Skakterx-
Dancing with a Stranger
Hace muchísimos años, en la aldea japonesa Minamata al sur de Japón, cerca de Izumi, vivía una niña pequeña llamada Nanamei.
Nanamei pasaba mucho tiempo sola ya que sus padres, de clase social baja, trabajaban continuamente en las tierras de su señor feudal. La niña se acostumbró a ir con desconocidos para pasar las largas horas de la ausencia parental, solía jugar con un par de niños que vivían no muy lejos de su casa. En una tarde que estaban jugando al escondite, un hombre que llevaba varios días observando a los niños se acercó a Nanamei,
-“Ven pequeña, conozco un escondite donde no van a poder encontrarte”.
La niña confiada le siguió, y el hombre la llevó hasta el sótano de una casa que llevaba deshabitada mucho tiempo. Cuando ella quiso volver con sus amigos el hombre la obligó a bajar a un sótano que había en la casa donde abusó de ella repetidas veces y terminó abandonándola en el silencio de la noche. La pobre niña no se dio cuenta hasta pasadas las horas que no era la única que se encontraba atada en ese sótano.
Cuando Nanamei dejó de llorar y sus ojos se secaron se dio cuenta que se encontraba rodeada de cadáveres, lo que la dejó en estado de shock. Cuando a la noche siguiente, el hombre volvió de nuevo para repetir la tortura de la noche anterior vio que la niña estaba muerta: Se había rajado el cuello con un aparejo de metal oxidado, aun así el hombre volvió a violar su cuerpo inmóvil.
Dicen que Nanamei vaga por el mundo escondiéndose en los sótanos y muebles de la casa, también en las esquinas oscuras de las habitaciones. Para quienes la encuentran por casualidad viendo sus brillantes ojos muertos entre las sombras, sonreirá y saldrá a la luz: “¡Ahora me toca a mí encontrarte!” dirá con voz melodiosa. A partir de este momento, el afectado tendrá que tener muchísimo cuidado porque si no se esconde bien y vuelve a verla esta vez Nanamei le cortará la lengua para que nadie más pueda saber cómo encontrarla.
Algunos cuentan que si por casualidad te da por buscarla y consigues verla lo único que encontrarás será una agonía tan terrible como la que ella sufrió. Poco a poco, te irás volviendo menos sociable, introvertido, paranoico, pensaras que te persiguen, que te acechan, notaras como luces, maquinas y computadoras fallan o se averían a tu alrededor, perderás toda capacidad de comunicación con los demás, y por si fuera poco, cada día que pasa comenzarás a ver sus ojos en la oscuridad y sentir su susurro y manos frías por tu cuerpo. Cuando comiences a enloquecer será cuando ella se dejará ver. Nadie sabe a ciencia cierta que sucede entonces, aunque en algunos sitios se dice que posee media parte del cuerpo del afectado y le obliga a suicidarse cortándose la garganta.
¿Te atreverías a buscarla...?
Nanamei pasaba mucho tiempo sola ya que sus padres, de clase social baja, trabajaban continuamente en las tierras de su señor feudal. La niña se acostumbró a ir con desconocidos para pasar las largas horas de la ausencia parental, solía jugar con un par de niños que vivían no muy lejos de su casa. En una tarde que estaban jugando al escondite, un hombre que llevaba varios días observando a los niños se acercó a Nanamei,
-“Ven pequeña, conozco un escondite donde no van a poder encontrarte”.
La niña confiada le siguió, y el hombre la llevó hasta el sótano de una casa que llevaba deshabitada mucho tiempo. Cuando ella quiso volver con sus amigos el hombre la obligó a bajar a un sótano que había en la casa donde abusó de ella repetidas veces y terminó abandonándola en el silencio de la noche. La pobre niña no se dio cuenta hasta pasadas las horas que no era la única que se encontraba atada en ese sótano.
Cuando Nanamei dejó de llorar y sus ojos se secaron se dio cuenta que se encontraba rodeada de cadáveres, lo que la dejó en estado de shock. Cuando a la noche siguiente, el hombre volvió de nuevo para repetir la tortura de la noche anterior vio que la niña estaba muerta: Se había rajado el cuello con un aparejo de metal oxidado, aun así el hombre volvió a violar su cuerpo inmóvil.
Dicen que Nanamei vaga por el mundo escondiéndose en los sótanos y muebles de la casa, también en las esquinas oscuras de las habitaciones. Para quienes la encuentran por casualidad viendo sus brillantes ojos muertos entre las sombras, sonreirá y saldrá a la luz: “¡Ahora me toca a mí encontrarte!” dirá con voz melodiosa. A partir de este momento, el afectado tendrá que tener muchísimo cuidado porque si no se esconde bien y vuelve a verla esta vez Nanamei le cortará la lengua para que nadie más pueda saber cómo encontrarla.
Algunos cuentan que si por casualidad te da por buscarla y consigues verla lo único que encontrarás será una agonía tan terrible como la que ella sufrió. Poco a poco, te irás volviendo menos sociable, introvertido, paranoico, pensaras que te persiguen, que te acechan, notaras como luces, maquinas y computadoras fallan o se averían a tu alrededor, perderás toda capacidad de comunicación con los demás, y por si fuera poco, cada día que pasa comenzarás a ver sus ojos en la oscuridad y sentir su susurro y manos frías por tu cuerpo. Cuando comiences a enloquecer será cuando ella se dejará ver. Nadie sabe a ciencia cierta que sucede entonces, aunque en algunos sitios se dice que posee media parte del cuerpo del afectado y le obliga a suicidarse cortándose la garganta.
¿Te atreverías a buscarla...?
