Las Ruinas Domo

El túnel se vuelve cada vez más oscuro, cuando he avanzado lo suficiente da la impresión de que no tuviera fin. Camino lentamente, poco a poco como si no tuviera apuro, como si ese sudor frío que recorre mi cuerpo, no fuera más que producto de mi imaginación. De pronto de un momento a otro una luz intensa nubla mi vista por unos segundos, mis pupilas se empequeñecen y tardo un tiempo en volver a acostumbrarme al ambiente. Es en ese entonces cuando lo veo, ¡las leyendas!, ¡las leyendas eran ciertas! Al frente mío se ubica una cámara con el color dorado más intenso que he visto en mi vida. ¡Cuanto oro hay en esta sala! ¡hasta las paredes mismas estan! ... Por fin lo logro entender, esto era lo que el abuelo se referia. Finalmente he llegado a las Ruinas Domo.