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[Relato corto] Ese capricho llamado Destino...

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Cheve

MoonLover~
Miembro de honor
Sólo cien metros me separaban de la entrada de mi casa, en el barrio lejos del centro, con luces naranja en mi cabeza, calles de piedra y tierra.

Arrastraba los pies como podía, estaba cansado. Algo me molestaba para mirar, ¿era ese el Sol? ¿Cómo? ¿No había salido recién hace unas horas?.

Un grito inundó mis oídos, la cabeza me dolía, ¿resaca? ¿cuándo había tomado?, otra vez el grito, cada vez más fuerte, más real.

El mundo se volvió oscuro, un remolino de luces de colores me llevó directo a una pista de baile, cumbia colombiana sonaba fuertemente y me aturdía. En mi mano un vaso con líquido azul. Me movía como nunca, no controlaba mi cuerpo, estaba sin estar, como en un sueño.

Ella se me acercó, una guapa chica, alta, de piel morena por el sol, cabellos largos y lacios, labios anchos y sensuales. Sabía su nombre, sé su nombre. Sin decir nada la tomé de la cintura con mi mano libre y empezamos a bailar. Le dí el vaso a un tipo que estaba cerca y tomé una de sus manos. El movimiento generaba viento, todo se empezó a arremolinar a una velocidad cada vez más alta, las luces se hicieron lineas, a excepción de sus labios, todo se borró. Y los besé, y desaparecieron.

La luz naranja de las calles y la calidez del amanecer en mi mirada una vez más. Por el costado de la frente sentía un cálido líquido correr. Cuando el suelo dejo de moverse, vi un sujeto con capucha y barba candado delante de mí. Él reía. Reía muy fuerte y extraño, tanto que me contagió y comencé a reír.

Caía de espaldas riéndome, pero nunca llegué al suelo. En el momento que estaba por sentir la piedra, el mundo se acomodó para que no me caiga, las luces se hicieron de colores y el silencio se convirtió en música electrónica. El aire se transformó en labios, y solo respiraba su perfume. Mis manos en su cadera, sus manos en mi cuello. Se acercó a mi oído, dulcemente me dijo "Te quiero" y erizó cada uno de mis poros. Tomé sus manos y la alejé de mi cuerpo, la hice girar sobre si misma, la miré a los ojos y le sonreí.

Volvió con sus amigas y yo volví a tomar el vaso azul. Un sorbo, dos, y de pronto estaba boca arriba, en la calle, el amanecer ya estaba sucediendo, era inevitable. El líquido que corría por mi sien, ahora corría por todo mi rostro, sabía a sangre, olía a sangre. El dolor de cabeza era insoportable. Cerré los ojos, mientras la bala que habían puesto en mi cráneo se llevaba los últimos recuerdos que el alcohol me llevó, aquellos dónde bailaba con esa chica, a quien hacía años que conocía, con quien nunca me había atrevido a estar.

Un amor imposible, que esa noche fue posible. Por descaro de la memoria, el alcohol o la bala, tuve un último atisbo de conciencia, solo para viajar a una noche, con el cielo apenas aclarando, con la chica de mis sueños bajo mi brazo, ver a un encapuchado queriendo robarnos y violarla, entrometiéndome delante de su arma, mientras le ordeno a ella que corra.

Escucho un ruido fuerte, un martilleo, una explosión, él se ríe, yo me río, el sol ya calienta. Gracias. Gracias por dejarme hacer lo que más quería antes de morir. La besé, y le dí mi vida.
 
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Tyren Sealess

A fullmetal heart.
Me he quedado sin palabras. Me encantan este tipo de relatos, cuando solo al final comprendes lo que está pasando. Espero que nos sigas trayendo cosas como estas. ¡Hasta pronto!
 
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