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[Historia] Rojo y la irrupción del Equipo Dragón. [Cap. 1]

Jesusgba

El Joven Simulador
1-Calma interrumpida

Los caminos del Bosque Claro solían ser escenario juegos, carreras e incluso alguna que otra pelea por parte sus habitantes, aquella tarde fueron pocos los pokémon que pudo avistar Rojo, sobre la copa de los árboles se balanceaban de forma nerviosa un par de Natu, pero dejando aquello de lado, nada más parecía fuera de lo normal y la tarde pintaba apacible, tanto como cualquier otra.

Rojo decidió extender su manta a orillas del sitio conocido por los lugareños como “Ojo Chico”, lo denominaban así porque aquella era la laguna de menor tamaño que se encontraba en el bosque, una vez puesta la manta tomó una fruta de la mochila, se recostó sobre un árbol cercano y se dedicó a contemplar el paisaje sereno que le brindaba el bosque. Rojo iba seguido a aquel sitio, siempre llevaba consigo un cuaderno de hojas blancas como las nubes que se posaban sobre las montañas, lápices y carbonillas, le apasionaba avistar pokémon y dibujarlos, a lo largo de sus 19 veranos había coleccionado escenas tan detallas como fascinantes, las paredes de su habitación se encontraban decoradas con muchos de estos retratos; entre sus favoritos estaba la vez que pudo plasmar la escena tan cómica de un Wopper mordiendo la cola de Slowpoke y este gritó del susto tan fuerte que ahuyentó a los Natu que se encontraban bebiendo en la laguna, también la vez que recorriendo el bosque profundo junto con el profesor Olmos, el renombrado investigador que se había venido a vivir al retirado pueblo hacía ya unos 15 años en busca de zonas más pacíficas y poco exploradas para continuar su trabajo sobre las especias más raras de la región, encontraron 3 huevos de Togepi, muy poco se sabía hacerse de este pokémon tan peculiar y apenas se tenía registro de 12 huevos encontrados en la región durante los últimos 30 años.

Recordando aquellas vivencias estaba el joven muchacho hasta que, inducido por la suave brisa que correteaba por entre los árboles y la reconfortante tranquilidad del lugar, cerró los ojos, serenó sus pensamientos y sucumbió ante el sueño que lo envolvió, tan suave y cálido como las alas de un Swablu. Apenas habrán pasado 20 minutos cuando de pronto una ráfaga helada le recorrió todo el cuerpo y el sonido estridente de lo que parecían ser explosiones lo hizo despertar sobresaltado, el joven estiro su brazo en busca de la mochila, para verificar que siguiera allí, observó a su alrededor, pero todo le resultaba calmo, en paz, como de costumbre.

No tardó en volverse a escuchar tales explosiones, motivado por la curiosidad y valentía que lo caracterizaban, guardó su manta, tomó el pokegear, prendió la función de localización y emprendió caminata en dirección norte, de donde provenían aquellos sonidos extraños.



Max, el hermano menor de Rojo, se encontraba en el pueblo ayudándole al Prof. Olmos en el pequeño jardín que este poseía, allí cultivaba arbustos de frutos dulces que utilizaba para la fabricación de cebos, le eran de gran utilidad cuando salía al bosque por causa de su investigación.

–Profesor. ¿Mi hermano le ha hablado acerca de irse a Ciudad Lara? –preguntó Max.

–Así es –contestó el Prof. Olmos. –Ha decidido que quiere seguir la carrera de Investigador y en esa Ciudad le ofrecen la oportunidad, allí lo he puesto en contacto con un Centro Pokémon donde podrá trabajar, le será de gran ayuda para sus estudios tener experiencia en un sitio así.

–Dijo que pronto tendrá que irse, por un tiempo. –pronuncio el niño en tono decaído.

–Tranquilo, él volverá para los recesos Max –le respondió el profesor para animarlo.

–¿Trabajará con usted luego?

–Así es. –afirmó Olmos acompañando con un leve gesto de cabeza. –Ha pasado los últimos cuatro años aquí en el laboratorio ayudándome en el jardín y saliendo algunas veces a explorar, es un chico muy inteligente, con coraje, y dueño de una curiosidad que pocas veces le he visto a alguien. Estoy seguro que sus cualidades lo llevaran a ser un gran investigador.

El pequeño pareció entristecer durante aquellos segundos.

–No debes de temer, tu hermano siempre volverá aquí. La señora Beherens y yo estaremos a tu lado, estamos pensando en armarte un cuarto en la quinta del molino. ¿Te gustaría vivir con nosotros allí?

–¿En serio? –interrogó el muchacho con sus ojos brillosos.

–Claro. Podrías ayudarnos también en la granja con los pokémon en rehabilitación. Me ha comentado Rojo que te gustan los Vulpix, tenemos un par allí, les gusta corretear alegremente por el patio. ¡Y son bastante juguetones! –exclamó el profesor con alegría.

–Ohh, me encant…

Pero en ese instante una explosión cerca de allí interrumpió la charla.
 
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