Basado en Hamlet.
Me encontraba yo sentado en una nube, conversando con los pájaros, escuchando los leves susurros del viento, cuando de la nada veo aparecer por el pórtico del patio lunar, un ser, una persona. Se notaba que había sido cables y metal hace poco, el punto es que no estaba vivo, quizá tampoco muerto, quizá no estaba, pero a la vez sí. Me hizo asegurar que haría algo de lo cual no estoy seguro, pero lo hice igual, o haré, da igual, me lo pidió y debo cumplir, o ya cumplí, da igual.
Mi novia, esposa o lo que fuera, entraba por ese pequeño pórtico, o al parecer ya había entrado antes que yo, no lo sé, me llegó una nota diciendo que había entrado anteriormente, no lo sé, a la vez tenía en letras pequeñas que a ella le encantaba el agua, por alguna extraña razón no entendí ese chiste, el pórtico por el cual yo veía entrar animales y comentaba con junto al rinoceronte blanco quien sería el próximo, quizá Victor jara, o las torres gemelas, aunque no sé ni quienes son, qué o quienes serán, no lo sé, da igual.
El ser inexistente que existe misteriosamente, en el mundo en el que avito, me hizo asegurar, que me vengaría, aunque no puedo vengarme, el pórtico no tiene salida, aunque al parecer ya lo había hecho, la persona que me nombró estaba recostada junto a mi, era extraño, hablaba con los árboles y sus manzanas, bebía veneno para oidos, quizá tiene buen sabor, algo peculiar, quizá lo mantenía despierto, no lo sé, da igual.
Entra y entra gente, al parecer unos actores, o bufones, no sé en que época estoy, o estuve, o en la que ellos están, traen botellas, dicen veneno para oido, podría comprar algunas para mantener al hombre del cual pienso vengarme, no sé por qué, pero es que creo que ya me vengué, o el debe vengarse, no lo sé, debo mantenerlo despierto con el veneno, nunca lo suelta, al parecer lo usa con fines sexuales, venenofilia, no sé que es eso, pero se lo mete por los odios a los reyes, o presidentes, o gobernadores, realmente no sé que es un presidente, o qué será. Mi amigo rinoceronte no sabe que son, pero me comentó que llegó acá gracias a uno, o por su culpa, no lo sé, él no entiende
Me llegó una nota volando en los cuernos de un perro, es extraño, dice que el padre de mi novia lleva acá más tiempo que yo y ella, creo que debo invitarlo a cenar.
El tipo de la vengativa actitud, me señala a mi mejor amigo, el cual parece haber sido un árbol hace poco, porque murió por veneno, no el mismo que usa con fines sexuales el tipo del árbol, pero creo que se relacionan, ambos usan veneno, pero no sé donde lo mete mi amigo, es un tanto escalofriante.
Tomé la iniciativa de cambiarme de nube, el rinoceronte me estresaba, sólo quería agarrar algo con su cuerno, pero no tenía, que ironía, podría pedirle a mi padre uno de los suyos.
Me encontré con mi madre, al parecer se juntó con el tipo del árbol, apestaba a veneno, pero no de oido, si no que es parecido al del chico que al parecer solía ser un árbol, o eso creo, entre árboles y veneno se entienden. No recuerdo muy bien lo que pasó, la última vez que desperté me prometí que nunca más dormiría y aquí estoy, ya hace de aquello mucho, puede que unos veinte años, o veintiuno, pero seguro que no diecisiete.
Me encontraba yo sentado en una nube, conversando con los pájaros, escuchando los leves susurros del viento, cuando de la nada veo aparecer por el pórtico del patio lunar, un ser, una persona. Se notaba que había sido cables y metal hace poco, el punto es que no estaba vivo, quizá tampoco muerto, quizá no estaba, pero a la vez sí. Me hizo asegurar que haría algo de lo cual no estoy seguro, pero lo hice igual, o haré, da igual, me lo pidió y debo cumplir, o ya cumplí, da igual.
Mi novia, esposa o lo que fuera, entraba por ese pequeño pórtico, o al parecer ya había entrado antes que yo, no lo sé, me llegó una nota diciendo que había entrado anteriormente, no lo sé, a la vez tenía en letras pequeñas que a ella le encantaba el agua, por alguna extraña razón no entendí ese chiste, el pórtico por el cual yo veía entrar animales y comentaba con junto al rinoceronte blanco quien sería el próximo, quizá Victor jara, o las torres gemelas, aunque no sé ni quienes son, qué o quienes serán, no lo sé, da igual.
El ser inexistente que existe misteriosamente, en el mundo en el que avito, me hizo asegurar, que me vengaría, aunque no puedo vengarme, el pórtico no tiene salida, aunque al parecer ya lo había hecho, la persona que me nombró estaba recostada junto a mi, era extraño, hablaba con los árboles y sus manzanas, bebía veneno para oidos, quizá tiene buen sabor, algo peculiar, quizá lo mantenía despierto, no lo sé, da igual.
Entra y entra gente, al parecer unos actores, o bufones, no sé en que época estoy, o estuve, o en la que ellos están, traen botellas, dicen veneno para oido, podría comprar algunas para mantener al hombre del cual pienso vengarme, no sé por qué, pero es que creo que ya me vengué, o el debe vengarse, no lo sé, debo mantenerlo despierto con el veneno, nunca lo suelta, al parecer lo usa con fines sexuales, venenofilia, no sé que es eso, pero se lo mete por los odios a los reyes, o presidentes, o gobernadores, realmente no sé que es un presidente, o qué será. Mi amigo rinoceronte no sabe que son, pero me comentó que llegó acá gracias a uno, o por su culpa, no lo sé, él no entiende
Me llegó una nota volando en los cuernos de un perro, es extraño, dice que el padre de mi novia lleva acá más tiempo que yo y ella, creo que debo invitarlo a cenar.
El tipo de la vengativa actitud, me señala a mi mejor amigo, el cual parece haber sido un árbol hace poco, porque murió por veneno, no el mismo que usa con fines sexuales el tipo del árbol, pero creo que se relacionan, ambos usan veneno, pero no sé donde lo mete mi amigo, es un tanto escalofriante.
Tomé la iniciativa de cambiarme de nube, el rinoceronte me estresaba, sólo quería agarrar algo con su cuerno, pero no tenía, que ironía, podría pedirle a mi padre uno de los suyos.
Me encontré con mi madre, al parecer se juntó con el tipo del árbol, apestaba a veneno, pero no de oido, si no que es parecido al del chico que al parecer solía ser un árbol, o eso creo, entre árboles y veneno se entienden. No recuerdo muy bien lo que pasó, la última vez que desperté me prometí que nunca más dormiría y aquí estoy, ya hace de aquello mucho, puede que unos veinte años, o veintiuno, pero seguro que no diecisiete.