Tyren Sealess
A fullmetal heart.
Pues esto ya lo teníamos pendiente desde hacía unos días. Yo participo con un fragmento del capítulo final de mi historia.
- Oren, tenemos que irnos de aquí. Ya.
- ¿Por qué?
- No podemos estar aquí ni un segundo más. Vamos.
Abrieron la puerta. El local estaba desierto.
- Sin hacer ruido- susurró el albino. Al ver la duda en los ojos gris tormenta de su amigo, continuó.- Ese hombre es un mago de la oscuridad, y el único mago de la oscuridad en el mundo, aparte de mí, es…- tragó saliva.- Harold Sullivan.
Oren se detuvo un momento, respiró hondo, y siguió.
- Inteligente, el jovencito.
Casi le dio un infarto. Se giró y vio a Harold Sullivan avanzando hacia ellos.
- Veo que te subestimé.
Por primera vez en mucho tiempo, Dornem sintió verdadero miedo. Estaba ante un oponente temible, y a saber qué pasaría si obtenía el cuerpo de Oren Sylvan, el protegido de un dragón. Sacó la máscara del bolsillo del pantalón, y se la puso. Al instante, su ropa mutó.
Oren no sabía qué hacer. Solo podía ver cómo su sanguinario antepasado, con calma, se acercaba más y más y más, como un tigre acechando a su presa. Pero también un pequeño gatito tiene garras y dientes. Presionó su antebrazo derecho, y el símbolo allí grabado generçó una hoja afilada de luz rojiza. Con un grito, se abalanzó sobre Harold Sullivan, y le atravesó por el estómago.
- Basta ya de juegos- dijo el viejo, y le dio a Oren una bofetada que le hizo volar varios metros.
En cuanto la espada simbólica salió de su cuerpo, la herida se cerró. El terror volvió a cazar a Oren y, en el suelo, quedó paralizado. Esperaba que Dornem pudiera hacer más que él.
- Bonita careta- le estaba diciendo el viejo al enmascarado.- Espero que no te importe si me la quedo tras matarte.
Como única respuesta, Dornem entrelazó las manos frente a su pecho. Abrió los brazos, y el movimiento dejó una estela de sombras que se condensaron en dagas de oscuridad que volaron hacia el inglés. Sullivan ni siquiera se molestó en desviarlas. Se le clavaron, y, al disolverse, las heridas se cerraron. Desapareció y reapareció frente a Dornem. Lanzó su puño hacia la cara enmascarada, pero el albino lo esquivó. Contraatacó con un derechazo, que Sullivan recibió sin inmutarse.
Este se disolvió, y se recompuso unos metros más atrás. Efectuó un amplio movimiento con su brazo, y una gran ola de oscuridad lanzó a Dornem a la pared. Antes de que pudiera caer, Sullivan le sujetó al muro con una mano y empezó a darle puñetazos en la cara con la otra. Era demasiado fuerte incluso para Dornem.
- ¿No lo entiendes?- le decía entre golpe y golpe.- Esta sala está decorada por el mejor simbolista de Aho Shan. ¡Esta sala es un símbolo! ¡Aquí soy invencible, hijo de puta!
¡Símbolo! Oren vio un rayo de esperanza. Un pequeño cambio en un símbolo tan grande podría… Oren no lo sabía, pero sacó su bisturí, que siempre llevaba consigo, del bolsillo, y murmuró:
- Apocaliptei.
La palabra griega hizo que pudiera ver todos los símbolos de la sala. Había acumulaciones, formas complejas, unidas entre ellas por líneas simples. El chico estaba tirado sobre una acumulación. Inmediatamente, Oren usó sus poderes para poner el utensilio al rojo vivo, y empezó a hacer líneas sin ningún cuidado sobre las que tenía debajo.
La respuesta no se hizo esperar: todas las líneas de la habitación empezaron a centellear con una luz blanca cegadora. Los combatientes se sorprendieron, y al mirar alrededor, vieron a Oren Sylvan trazando mal un símbolo a propósito.
- ¡No!- gritó Sullivan.
La intensa luz no le dejaba desplazarse por las sombras, así que corrió hacia Oren y le apartó con un puñetazo. Congregó unas sombras, con las que intentó tapar las modificaciones que había hecho Oren. Error. Si modificas un símbolo sin ser simbolista, no puede pasar nada bueno.
La acumulación sobre la que estaba Sullivan explotó. Las demás empezaron a relucir de forma distinta, y Oren supo que toda la sala iba a reventar. Corrió hacia Dornem, que estaba tirado en el suelo. Supo que tenía que salir. Una acumulación en una pared explotó, y Oren pudo ver la calle. Con un esfuerzo titánico, Oren levantó a Dornem cogiéndolo por las axilas y, por el recién abierto hueco, le sacó a la calle. No paró hasta llegar a la otra acera, donde dejó el cuerpo del albino. Se le pasó el subidón de adrenalina y se desplomó.
1 semana, votos infinitos. ¡Suerte, @DriveTheVader!
- Oren, tenemos que irnos de aquí. Ya.
- ¿Por qué?
- No podemos estar aquí ni un segundo más. Vamos.
Abrieron la puerta. El local estaba desierto.
- Sin hacer ruido- susurró el albino. Al ver la duda en los ojos gris tormenta de su amigo, continuó.- Ese hombre es un mago de la oscuridad, y el único mago de la oscuridad en el mundo, aparte de mí, es…- tragó saliva.- Harold Sullivan.
Oren se detuvo un momento, respiró hondo, y siguió.
- Inteligente, el jovencito.
Casi le dio un infarto. Se giró y vio a Harold Sullivan avanzando hacia ellos.
- Veo que te subestimé.
Por primera vez en mucho tiempo, Dornem sintió verdadero miedo. Estaba ante un oponente temible, y a saber qué pasaría si obtenía el cuerpo de Oren Sylvan, el protegido de un dragón. Sacó la máscara del bolsillo del pantalón, y se la puso. Al instante, su ropa mutó.
Oren no sabía qué hacer. Solo podía ver cómo su sanguinario antepasado, con calma, se acercaba más y más y más, como un tigre acechando a su presa. Pero también un pequeño gatito tiene garras y dientes. Presionó su antebrazo derecho, y el símbolo allí grabado generçó una hoja afilada de luz rojiza. Con un grito, se abalanzó sobre Harold Sullivan, y le atravesó por el estómago.
- Basta ya de juegos- dijo el viejo, y le dio a Oren una bofetada que le hizo volar varios metros.
En cuanto la espada simbólica salió de su cuerpo, la herida se cerró. El terror volvió a cazar a Oren y, en el suelo, quedó paralizado. Esperaba que Dornem pudiera hacer más que él.
- Bonita careta- le estaba diciendo el viejo al enmascarado.- Espero que no te importe si me la quedo tras matarte.
Como única respuesta, Dornem entrelazó las manos frente a su pecho. Abrió los brazos, y el movimiento dejó una estela de sombras que se condensaron en dagas de oscuridad que volaron hacia el inglés. Sullivan ni siquiera se molestó en desviarlas. Se le clavaron, y, al disolverse, las heridas se cerraron. Desapareció y reapareció frente a Dornem. Lanzó su puño hacia la cara enmascarada, pero el albino lo esquivó. Contraatacó con un derechazo, que Sullivan recibió sin inmutarse.
Este se disolvió, y se recompuso unos metros más atrás. Efectuó un amplio movimiento con su brazo, y una gran ola de oscuridad lanzó a Dornem a la pared. Antes de que pudiera caer, Sullivan le sujetó al muro con una mano y empezó a darle puñetazos en la cara con la otra. Era demasiado fuerte incluso para Dornem.
- ¿No lo entiendes?- le decía entre golpe y golpe.- Esta sala está decorada por el mejor simbolista de Aho Shan. ¡Esta sala es un símbolo! ¡Aquí soy invencible, hijo de puta!
¡Símbolo! Oren vio un rayo de esperanza. Un pequeño cambio en un símbolo tan grande podría… Oren no lo sabía, pero sacó su bisturí, que siempre llevaba consigo, del bolsillo, y murmuró:
- Apocaliptei.
La palabra griega hizo que pudiera ver todos los símbolos de la sala. Había acumulaciones, formas complejas, unidas entre ellas por líneas simples. El chico estaba tirado sobre una acumulación. Inmediatamente, Oren usó sus poderes para poner el utensilio al rojo vivo, y empezó a hacer líneas sin ningún cuidado sobre las que tenía debajo.
La respuesta no se hizo esperar: todas las líneas de la habitación empezaron a centellear con una luz blanca cegadora. Los combatientes se sorprendieron, y al mirar alrededor, vieron a Oren Sylvan trazando mal un símbolo a propósito.
- ¡No!- gritó Sullivan.
La intensa luz no le dejaba desplazarse por las sombras, así que corrió hacia Oren y le apartó con un puñetazo. Congregó unas sombras, con las que intentó tapar las modificaciones que había hecho Oren. Error. Si modificas un símbolo sin ser simbolista, no puede pasar nada bueno.
La acumulación sobre la que estaba Sullivan explotó. Las demás empezaron a relucir de forma distinta, y Oren supo que toda la sala iba a reventar. Corrió hacia Dornem, que estaba tirado en el suelo. Supo que tenía que salir. Una acumulación en una pared explotó, y Oren pudo ver la calle. Con un esfuerzo titánico, Oren levantó a Dornem cogiéndolo por las axilas y, por el recién abierto hueco, le sacó a la calle. No paró hasta llegar a la otra acera, donde dejó el cuerpo del albino. Se le pasó el subidón de adrenalina y se desplomó.
1 semana, votos infinitos. ¡Suerte, @DriveTheVader!