Antes de que comiencen a leer este relato quiero decir algo:
Este texto trata de expresar lo mejor posible el deseo de toda persona en alcanzar la libertad de poder ser quien se es y poder tomar sus propias decisiones.
La trama trata de tener conexión con los juegos de Sol y Luna, pero no es para nada lo que de verdad sucede en esta.
Ahora sí, disfruten.
Aquella sala era oscura, fría y solitaria.
Aquel ser estaba frío.
Aquel frío no era propio, las cadenas de hielo que envolvían su mente le impedían hacer nada.
Le impedían preguntarse muchas cosas.
Le impedían sentir muchas cosas.
¿Dónde estaba?
¿Porqué estaba allí?
¿Porqué?
Preguntas que el ser no puede responder por si solo, nadie le ha explicado el mundo en el que se encuentra y tampoco puede preguntárselo. Sigue estando frío, podría estar muerto pero no lo está, simplemente está "dormido".
Un día pudo abrir los ojos y ver aquel lugar extraño. Vio a dos seres muy parecidos entre sí, ellos lo miraron a él igual de confusos que él a ellos con esos artefactos pesados en su rostro.
-Código Cero Uno, Dos y Tres -al último ruido en un principio desconocido reaccionó el ser, miró al lugar de donde provenía el ruido y solo vio una superficie negra -Atacad a los sujetos de prueba.
En la estancia se produjo un desconcertante ruido, de lo que pisaba surgió un bulto extraño, de forma desconocida. Su cuerpo reaccionó por si solo y arañó al bulto con sus garras.
Garra.
Garra.
Arañazo.
Destrozo.
El bulto quedó hecho añicos. Miró a su alrededor y los otros dos seres también habían destrozado el bulto desconocido como si hubiese sido papel, tan frágil como la cordura de un niño en el mundo.
-Uno, Dos, Tres, atacad.
Aquel patrón se repitió varias veces, los seres atacaban a lo que había en aquella sala diferente a lo que habían visto al abrir los ojos, solo obedecían al ruido que los comandaba.
Garra.
Garra.
Golpe.
Destrozo.
-Uno, Dos, Tres, descansad.
El ruido hizo a a la criatura volver a aquella extraña superficie en la que había despertado diferente al resto del lugar en el que se encontraba y cerrar los ojos nuevamente. Todo era oscuro, no había nada a su alrededor hasta que una voz pareció hablarle a dicha criatura, una voz desconocida pero serena:
-¿Sabes quien eres? -dijo aquella voz masculina, la criatura miró a su alrededor confusa sin saber de donde provenían aquellas palabras -¿Porqué fuiste creado?
La criatura miró a su alrededor y trató de vocalizar con su voz incluso desconocida para sí mismo alguna palabra:
-¿Quién... Soy? -preguntó el ser a modo de respuesta -¿Quién ser... tú?
-Soy alguien que ha vivido lo que estás viviendo tú -explica la voz como si el otro entendiese pero en realidad solo lo confunde más.
Ruidos suaves se escuchan en el lugar oscuro, la criatura realmente extrañada mira de nuevo a su alrededor realmente dudosa:
-Debes volver, te explicaré después.
Ruidos reconocibles devuelven a la criatura de vuelta a aquella sala donde había concebido su conciencia por primera vez. Los ruidos a su alrededor lo volvieron a hacer destrozar aquellos bultos que parecían diferentes a los primeros, extraños instrumentos utilizaron su cuerpo por motivos que el ser no conocía, realmente no sabía el porqué de todo y tampoco se lo plantearía de no ser por las palabras de aquella voz en ese mundo de negro que veía al cerrar los ojos.
Aquel día terminó y volvió a aquel extraño lugar, no era una sala, no era nada, solo podía sentir la solidez invisible de aquella superficie que sus garras pisaban. Todo era igual, negro, su silueta no se reflejaba en el suelo y todo lo que podía oír era nada. La criatura seguía extrañada por su situación así que comenzó a caminar por aquella superficie inexistente de ese plano de la existencia, todo hasta que la voz interrumpió aquellos pasos no ordenados por nadie:
-Eres un pokémon... -dijo la voz de la última vez, tensando los músculos de la criatura -Eres un pokémon... Creado por los humanos.
-¿... Humanos?
-Ellos son los que producen esos ruidos que te inducen a atacar.
-¿Tú... Ser un humano? -cuestionó de nuevo la criatura.
-No -respondió tajante la voz -Te dije que he vivido lo mismo que tú, un periodo de esclavitud a deseo de los que me crearon.
-Es... clavitud...
Aquel mundo volvió a desaparecer tan rápido como apareció, volvía a despertar en aquella sala con esos otros seres tan semejantes entre sí y semejantes a sí mismo. Así es como comenzaron a pasar los días: la voz le explicaba a esa criatura que eran los pokémon, que eran los humanos, que él era un pokémon artificial, un pokémon nacido por el placer humano para complacer sus necesidades, un ser que simplemente debía obedecer los caprichos de los humanos. La criatura aprendió del mundo, aprendió valores, aprendió de sus sentimientos, pero un día... Surgió aquella pregunta que lo cambiaría todo:
-... Voz... Debo saber algo -dijo la criatura tumbada en la invisible superficie del mundo tras sus ojos.
-Te escucho -respondió él, serio pero sereno cómo siempre.
-¿Cuál es... El motivo de mi existencia? -preguntó el curioso ser, en respuesta solo hubo silencio, un silencio que precedió a lo que la criatura menos esperaba.
Una luz de color morado inundó aquel lugar en el descanso, el conocido por los humanos como Tres tuvo que tapar sus globos oculares con su garra a pesar del casco que llevaba. El destello desapareció y la criatura a sis ojos liberó de la sombra dando resultado a un ser desconocido para él: era una silueta blanca, se sostenía a dos patas y en su vientre comenzaba una larga cola del color de la luz que vio o sintió hace unos momentos; aquella silueta lo miraba seriamente, tranquilo y sin causar ningún daño para agacharse a la altura de la criatura y posar sus mano sobre el casco, atravesándolo y haciendo sentir a Tres el tacto de aquel apéndice.
-Debes descubrir tú mismo ese motivo Tres... -la figura no movió la boca pero aquellas palabras fueron claras, era esa voz a la que consideraba un maestro -Existes por algún motivo y debes hallarlo.
La criatura despertó sobresaltada y miró a su alrededor: los otros dos seres ya habían despertado y miraban al cristal esperando ordenes de aquella voz tras el cristal. Tres miró también al cristal esperando que la voz dijese algo.
-Uno, Dos, Tres, atacad.
Aquellos bultos llamados muñecos de pruebas cayeron frente a ellos, sus fueron destrozados mientras que el último, el tercero, quedó inmune ante la mirada pensativa de Tres.
-Tres, ataca -dijo la voz autoritaria, se notaba seria y enfadada a su par -Tres, ataca ahora -la criatura se mostraba reacia a hacer aquello, quería descubrir cual era ese motivo -¡ATACA, AHORA!
Debo encontrar... Mi propósito... Mi motivo para existir
La fuerza de aquel poderoso ser destrozó el cristal y la pared que lo contenía, sintió una pequeña descarga pero esta no le afectó cuando la fuerza de aquel golpe rompió la pared y el propio casco que le impedía sentirse libre. Su brillante pelaje blanco danzaba con el viento mientras sus extremidades corrían como el viento, no le importaba destrozar paredes tratando de encontrar la forma de salir entre todas aquellas paredes blancas y cristales transparentes, destrozó puertas hasta encontrar una plataforma que subía con varios humanos vestidos de blanco. Por aquel agujero continúo su camino al saltar sobre esa plataforma que se hallaba a metro o más del suelo.
Correr.
Correr.
Romper.
Ser libre, eso era lo que importaba.
Entre tanto alboroto y destrucción avistó una luz a la distancia, quería ir hacia ella así que volvió a correr esta vez rumbo a ella. En el camino cruzó miradas con un humano pequeño, fue fugaz pero aquel pequeño humano de cabellos dorados sintió algo al ver a aquella criatura correr, buscando la libertad después de estar entre aquellos muros desde su despertar.
Correr.
Correr.
Algo se clavó en su lomo.
Correr.
Correr.
Más pinchazos profundos en su piel.
Correr.
Aunque esté muy cansado.
Debo correr.
Debo...
La luz del sol bañó a aquella criatura, el viento en su rostro produjo en su rostro una pequeña mueca que él no sabía que significaba, pero aquella sonrisa serena fue un gesto que su cuerpo mantuvo incluso después de los pinchazos en todo su cuerpo de aquellos dardos tranquilizantes y la inyección que le hizo cerrar los ojos y no volver a abrirlos, no de nuevo para ser un simple experimento.
El ser abrió los ojos para encontrarse frente a una criatura extraña para él, una criatura realmente grande e imponente que la obligó a colocarse en guardia por su presencia.
-No temas hijo mío... -dijo con una voz paterna, una voz tranquila, buscando reconfortar al afligido y ayudar al confundido.
-¿Quién eres tú? -preguntó Tres intimidado, dudoso de donde se encontraba y porqué se sentía tan ligero.
-Soy el que te felicita...
-¿Porqué?
-Ahora eres libre... Has encontrado tu propósito, tu motivo -dijo aquella voz serena, omnipotente y amable; Tres miró a aquel ser sorprendido, aquel lugar de superficie mullida y ninguna pared lo calmaba, el aire puro entraba a sus pulmones como el cuchillo más afilado corta el dulce más blando -Sígueme hijo mío, te llevaré a un lugar mejor.
Aquel lugar transmitía paz, aquel lugar era la pura imagen de la libertad, era aquello por lo que decidió existir y por lo que dejó de hacerlo de forma terrenal, siguiendo a aquella figura blanca de ornamento dorado y brillos verdes.
-----
La noche tapaba con una fina tela de estrellas aquel lugar de maleza.
Un pequeño fuego iluminaba aquel pequeño lugar de reposo entre los árboles.
Un humano descansaba libre de aquellas cadenas del pasado donde creció en la calidez de aquel saco de dormir.
Una criatura de ojos grises y pelaje blanco y marrón observaba las estrellas, libres, como él lo era junto a su salvador.
Cero recordaba aquellas borrosas al inicio pero nítidas con el tiempo imágenes de aquella alma tan similar a él, buscando la libertad años atrás.
Tres...
Dime...
¿Hallaste tu motivo para existir?
¿Te ha gustado? Esta historia se encuentra en mi perfil de wattpad: PokémonRareBoy, en Cuentos Pokémon.
Puede que suba relatos solamente aquí y otros solamente a wattpad (perdonad si parece spam, no trataba de que sonase así). Hasta la próxima gente, Hakam-Boy fuera.
Este texto trata de expresar lo mejor posible el deseo de toda persona en alcanzar la libertad de poder ser quien se es y poder tomar sus propias decisiones.
La trama trata de tener conexión con los juegos de Sol y Luna, pero no es para nada lo que de verdad sucede en esta.
Ahora sí, disfruten.
Aquella sala era oscura, fría y solitaria.
Aquel ser estaba frío.
Aquel frío no era propio, las cadenas de hielo que envolvían su mente le impedían hacer nada.
Le impedían preguntarse muchas cosas.
Le impedían sentir muchas cosas.
¿Dónde estaba?
¿Porqué estaba allí?
¿Porqué?
Preguntas que el ser no puede responder por si solo, nadie le ha explicado el mundo en el que se encuentra y tampoco puede preguntárselo. Sigue estando frío, podría estar muerto pero no lo está, simplemente está "dormido".
Un día pudo abrir los ojos y ver aquel lugar extraño. Vio a dos seres muy parecidos entre sí, ellos lo miraron a él igual de confusos que él a ellos con esos artefactos pesados en su rostro.
-Código Cero Uno, Dos y Tres -al último ruido en un principio desconocido reaccionó el ser, miró al lugar de donde provenía el ruido y solo vio una superficie negra -Atacad a los sujetos de prueba.
En la estancia se produjo un desconcertante ruido, de lo que pisaba surgió un bulto extraño, de forma desconocida. Su cuerpo reaccionó por si solo y arañó al bulto con sus garras.
Garra.
Garra.
Arañazo.
Destrozo.
El bulto quedó hecho añicos. Miró a su alrededor y los otros dos seres también habían destrozado el bulto desconocido como si hubiese sido papel, tan frágil como la cordura de un niño en el mundo.
-Uno, Dos, Tres, atacad.
Aquel patrón se repitió varias veces, los seres atacaban a lo que había en aquella sala diferente a lo que habían visto al abrir los ojos, solo obedecían al ruido que los comandaba.
Garra.
Garra.
Golpe.
Destrozo.
-Uno, Dos, Tres, descansad.
El ruido hizo a a la criatura volver a aquella extraña superficie en la que había despertado diferente al resto del lugar en el que se encontraba y cerrar los ojos nuevamente. Todo era oscuro, no había nada a su alrededor hasta que una voz pareció hablarle a dicha criatura, una voz desconocida pero serena:
-¿Sabes quien eres? -dijo aquella voz masculina, la criatura miró a su alrededor confusa sin saber de donde provenían aquellas palabras -¿Porqué fuiste creado?
La criatura miró a su alrededor y trató de vocalizar con su voz incluso desconocida para sí mismo alguna palabra:
-¿Quién... Soy? -preguntó el ser a modo de respuesta -¿Quién ser... tú?
-Soy alguien que ha vivido lo que estás viviendo tú -explica la voz como si el otro entendiese pero en realidad solo lo confunde más.
Ruidos suaves se escuchan en el lugar oscuro, la criatura realmente extrañada mira de nuevo a su alrededor realmente dudosa:
-Debes volver, te explicaré después.
Ruidos reconocibles devuelven a la criatura de vuelta a aquella sala donde había concebido su conciencia por primera vez. Los ruidos a su alrededor lo volvieron a hacer destrozar aquellos bultos que parecían diferentes a los primeros, extraños instrumentos utilizaron su cuerpo por motivos que el ser no conocía, realmente no sabía el porqué de todo y tampoco se lo plantearía de no ser por las palabras de aquella voz en ese mundo de negro que veía al cerrar los ojos.
Aquel día terminó y volvió a aquel extraño lugar, no era una sala, no era nada, solo podía sentir la solidez invisible de aquella superficie que sus garras pisaban. Todo era igual, negro, su silueta no se reflejaba en el suelo y todo lo que podía oír era nada. La criatura seguía extrañada por su situación así que comenzó a caminar por aquella superficie inexistente de ese plano de la existencia, todo hasta que la voz interrumpió aquellos pasos no ordenados por nadie:
-Eres un pokémon... -dijo la voz de la última vez, tensando los músculos de la criatura -Eres un pokémon... Creado por los humanos.
-¿... Humanos?
-Ellos son los que producen esos ruidos que te inducen a atacar.
-¿Tú... Ser un humano? -cuestionó de nuevo la criatura.
-No -respondió tajante la voz -Te dije que he vivido lo mismo que tú, un periodo de esclavitud a deseo de los que me crearon.
-Es... clavitud...
Aquel mundo volvió a desaparecer tan rápido como apareció, volvía a despertar en aquella sala con esos otros seres tan semejantes entre sí y semejantes a sí mismo. Así es como comenzaron a pasar los días: la voz le explicaba a esa criatura que eran los pokémon, que eran los humanos, que él era un pokémon artificial, un pokémon nacido por el placer humano para complacer sus necesidades, un ser que simplemente debía obedecer los caprichos de los humanos. La criatura aprendió del mundo, aprendió valores, aprendió de sus sentimientos, pero un día... Surgió aquella pregunta que lo cambiaría todo:
-... Voz... Debo saber algo -dijo la criatura tumbada en la invisible superficie del mundo tras sus ojos.
-Te escucho -respondió él, serio pero sereno cómo siempre.
-¿Cuál es... El motivo de mi existencia? -preguntó el curioso ser, en respuesta solo hubo silencio, un silencio que precedió a lo que la criatura menos esperaba.
Una luz de color morado inundó aquel lugar en el descanso, el conocido por los humanos como Tres tuvo que tapar sus globos oculares con su garra a pesar del casco que llevaba. El destello desapareció y la criatura a sis ojos liberó de la sombra dando resultado a un ser desconocido para él: era una silueta blanca, se sostenía a dos patas y en su vientre comenzaba una larga cola del color de la luz que vio o sintió hace unos momentos; aquella silueta lo miraba seriamente, tranquilo y sin causar ningún daño para agacharse a la altura de la criatura y posar sus mano sobre el casco, atravesándolo y haciendo sentir a Tres el tacto de aquel apéndice.
-Debes descubrir tú mismo ese motivo Tres... -la figura no movió la boca pero aquellas palabras fueron claras, era esa voz a la que consideraba un maestro -Existes por algún motivo y debes hallarlo.
La criatura despertó sobresaltada y miró a su alrededor: los otros dos seres ya habían despertado y miraban al cristal esperando ordenes de aquella voz tras el cristal. Tres miró también al cristal esperando que la voz dijese algo.
-Uno, Dos, Tres, atacad.
Aquellos bultos llamados muñecos de pruebas cayeron frente a ellos, sus fueron destrozados mientras que el último, el tercero, quedó inmune ante la mirada pensativa de Tres.
-Tres, ataca -dijo la voz autoritaria, se notaba seria y enfadada a su par -Tres, ataca ahora -la criatura se mostraba reacia a hacer aquello, quería descubrir cual era ese motivo -¡ATACA, AHORA!
Debo encontrar... Mi propósito... Mi motivo para existir
La fuerza de aquel poderoso ser destrozó el cristal y la pared que lo contenía, sintió una pequeña descarga pero esta no le afectó cuando la fuerza de aquel golpe rompió la pared y el propio casco que le impedía sentirse libre. Su brillante pelaje blanco danzaba con el viento mientras sus extremidades corrían como el viento, no le importaba destrozar paredes tratando de encontrar la forma de salir entre todas aquellas paredes blancas y cristales transparentes, destrozó puertas hasta encontrar una plataforma que subía con varios humanos vestidos de blanco. Por aquel agujero continúo su camino al saltar sobre esa plataforma que se hallaba a metro o más del suelo.
Correr.
Correr.
Romper.
Ser libre, eso era lo que importaba.
Entre tanto alboroto y destrucción avistó una luz a la distancia, quería ir hacia ella así que volvió a correr esta vez rumbo a ella. En el camino cruzó miradas con un humano pequeño, fue fugaz pero aquel pequeño humano de cabellos dorados sintió algo al ver a aquella criatura correr, buscando la libertad después de estar entre aquellos muros desde su despertar.
Correr.
Correr.
Algo se clavó en su lomo.
Correr.
Correr.
Más pinchazos profundos en su piel.
Correr.
Aunque esté muy cansado.
Debo correr.
Debo...
La luz del sol bañó a aquella criatura, el viento en su rostro produjo en su rostro una pequeña mueca que él no sabía que significaba, pero aquella sonrisa serena fue un gesto que su cuerpo mantuvo incluso después de los pinchazos en todo su cuerpo de aquellos dardos tranquilizantes y la inyección que le hizo cerrar los ojos y no volver a abrirlos, no de nuevo para ser un simple experimento.
El ser abrió los ojos para encontrarse frente a una criatura extraña para él, una criatura realmente grande e imponente que la obligó a colocarse en guardia por su presencia.
-No temas hijo mío... -dijo con una voz paterna, una voz tranquila, buscando reconfortar al afligido y ayudar al confundido.
-¿Quién eres tú? -preguntó Tres intimidado, dudoso de donde se encontraba y porqué se sentía tan ligero.
-Soy el que te felicita...
-¿Porqué?
-Ahora eres libre... Has encontrado tu propósito, tu motivo -dijo aquella voz serena, omnipotente y amable; Tres miró a aquel ser sorprendido, aquel lugar de superficie mullida y ninguna pared lo calmaba, el aire puro entraba a sus pulmones como el cuchillo más afilado corta el dulce más blando -Sígueme hijo mío, te llevaré a un lugar mejor.
Aquel lugar transmitía paz, aquel lugar era la pura imagen de la libertad, era aquello por lo que decidió existir y por lo que dejó de hacerlo de forma terrenal, siguiendo a aquella figura blanca de ornamento dorado y brillos verdes.
-----
La noche tapaba con una fina tela de estrellas aquel lugar de maleza.
Un pequeño fuego iluminaba aquel pequeño lugar de reposo entre los árboles.
Un humano descansaba libre de aquellas cadenas del pasado donde creció en la calidez de aquel saco de dormir.
Una criatura de ojos grises y pelaje blanco y marrón observaba las estrellas, libres, como él lo era junto a su salvador.
Cero recordaba aquellas borrosas al inicio pero nítidas con el tiempo imágenes de aquella alma tan similar a él, buscando la libertad años atrás.
Tres...
Dime...
¿Hallaste tu motivo para existir?
¿Te ha gustado? Esta historia se encuentra en mi perfil de wattpad: PokémonRareBoy, en Cuentos Pokémon.
Puede que suba relatos solamente aquí y otros solamente a wattpad (perdonad si parece spam, no trataba de que sonase así). Hasta la próxima gente, Hakam-Boy fuera.