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Liliana Bodoc, eterna [escritora argentina]

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Fran Agustín

Si el sol besa tus ojos, ni cuenta te das.
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Podría decirse que escribo estas líneas con algo de congoja pues en la madrugada de ayer (martes 6 de febrero) falleció, a los 59 años, una de mis escritoras favoritas: Liliana Bodoc. Oriunda de la provincia de Santa Fe (Argentina), mendocina por circunstancia y elección.
Liliana, licenciada en Literatura y docente de gran vocación, publicó su primera novela, Los días del Venado, a los 40 años. Daba inicio así La Saga de los Confines, una historia única en su tipo.

Literatura fantástica... ¡Latinoamericana!
Bodoc destacó en el género de la literatura fantástica a través de la trilogía ya mencionada, siendo quizás la escritora argentina con mayor renombre en el género.
Su obra, sin embargo, no se limitó a copiar fórmulas de otros grandes autores (como Tolkien). Ella hizo propio el género, dando una vuelta de tuerca a la predominante cultura sajona y nórdica predominantes desde sus inicios para reemplazarla con los rasgos propios del mundo americano precolombino.
Para quienes leímos sus dos grandes sagas fantásticas es imposible pasar por alto el contexto de su universo literario basado en los inicios de la colonización europea en América. Se entremezclan en sus obras chamanes y alquimistas, reyes y tribus primitivas, aldeas escondidas en medio del bosque con las grandes ciudades y palacios.

No son pocos quienes la nombran como "La Tolkien argentina", una comparación que a ella le daba pudor y a mí algo de risa. Tras haber leído The Hobbit en su original inglés puedo decir que el estilo soporífero de J.R.R. nada tiene que ver con la belleza lírica presente en la prosa de Liliana.
Recuerdo haber oído alguna vez decir a alguien: "Leer a Bodoc es debatirse constantemente entre apresurar la lectura para avanzar con la historia o detenerse infinitamente en cada palabra para apreciar la belleza de su texto". No podría estar más de acuerdo.

¡Más que fantasía!
Si buscamos entre su bibliografía encontraremos, además, incursiones en el realismo y un amplio espectro de libros infantiles. Absolutamente todos con su hermoso estilo característico.

La épica argentina en Hollywood: el proyecto que no fue
Entre el 2014 y el 2015 la escritora se reunió con el famoso artista plástico Ciruelo para dar origen a un nuevo proyecto: Tiempo de Dragones.
La idea original era escribir el guion para una película de Hollywood pero era tan extenso el universo en la mente de Bodoc y tan complejo escribir en un género al que no estaba acostumbrada que terminó decantándose por publicar una nueva saga de novelas.
En ellas los dragones, clásicos de la mitología europea, viajan a través del tiempo para llegar a "América". Dos razas de humanos se enfrentan: una quiere cazar a estos seres fantásticos y la otra defenderlos. ¡Pero hay más! Aparece además una tercera raza basada en las tribus originarias que fue, en gran medida, esclavizada por los colonizadores.
Dificilmente los tiempos del cine coinciden con los tiempos literarios. Así que el proyecto audiovisual quedó finalmente abandonado.

Bibliografía
Sólo nombraré algunos de sus escritos más importantes. Para una lista completa puedes entrar en Wikipedia.

La Saga de los Confines
Un conflicto entre el bien y el mal llega a un mítico continente basado en América. Las distintas razas esparcidas a lo largo del territorio deberán unirse para hacerle frente a los invasores.
A medida que avanza la historia, los protagonistas irán descubriendo que tras el mar hay más seres que aún resisten al dominio del malévolo Misáianes (hijo de la muerte) y necesitan de su ayuda.

Libro 1: Los días del venado


Libro 2: Los días de la sombra


Libro 3: Los días del fuego


Extra: Relatos de los confines: Oficio de búhos

El Espejo Africano
La novela gira en torno a un espejo que enlazará el destino de personas distintas en momentos y lugares distintos: una esclava africana, el general San Martín, un huérfano español... Cada uno de ellos, luchando para conseguir a su propia manera la libertad.


Presagio de carnaval
Una novela sobre la tragedia de un hombre común. Narra la historia de Sabino Colque, un joven boliviano que un día, en busca de un futuro mejor, decide emigrar hacia Argentina de manera ilegal y dedicarse a vender raíces tras haberse desprendido de las suyas propias.


Tiempo de Dragones
Libro 1: La profecía imperfecta


Libro 2: El elegido en su soledad

Elementales
Una tetralogía que reúne, en cada libro, cuentos y poemas referentes a uno de los cuatro elementos.

Libro 1: Ondinas (agua)


Libro 2: Salamandras (fuego)


Libro 3: Nomos (tierra)


Libro 4: Silfos (viento)

Elisa, la rosa inesperada
El año pasado Liliana se embarcó en un viaje por el norte argentino e inspirarse para escribir una nueva novela.
Una joven santafecina hastiada de su vida rutinaria emprende un viaje al norte con su tía. Una intrigante novela sobre la trata de personas.
No lo he leído aún, así que dejo este comentario de la web CulturaLIJ:
Pero Liliana Bodoc no tiene esa intención. Ella quiere contar el camino por el cual una casi niña puede terminar en un prostíbulo aunque la salve en el final. Pero sobre todo quiere contar como hay quienes ven lo que pasa y eligen hacer la vista gorda, como hay quienes que no ven porque su clase social o cultural le ha interpuesto una venda de protección negadora, y quienes ven y avisan.

Yapa: Fragmentos de sus obras
Bueno, para mostrar que no miento y dejarlos con ganas de ir ya mismo a comprar todos sus libros, dejo unos pequeños retazos.

El Espejo Africano: Capítulo I dijo:
Hay objetos que jamás nos pertenecerán del todo. No importa que se trate de antiguas reliquias familiares, pasadas de mano en mano a través de las generaciones. No importa si los recibimos como regalo de cumpleaños o si pagamos por ellos una buena cantidad de dinero... Estos objetos guardan siempre un revés, una raíz que se extiende hacia otras realidades, un bolsillo secreto. Son objetos con rincones que no podemos limpiar ni entender. Objetos que se marchan cuando dormimos y regresan al amanecer.

Los espejos, por ejemplo. No hay duda alguna de que los espejos pertenecen a esta categoría. Más aún... Si tuviésemos que hacer una lista de objetos fantasmales, rebeldes, incontrolables, los espejos ocuparían el primer lugar.

Mucho se escribió sobre ellos. Poemas y cuentos, leyendas y relatos de horror. Se ha dicho que son puertas hacia países fantásticos. Se ha dicho que son capaces de responder, con sinceridad, las oscuras preguntas de una madrastra. “Espejito, espejito, ¿quién es la más hermosa?”.

Pero aun así, con tanta letra escrita, siempre habrá nuevas cosas que contar, porque en los espejos cabe el mundo entero (...).
Cuando tomé la decisión de viajar para escribir una novela no sospeché ninguna oscuridad. Acostumbrada a transitar argumentos, a esperar largas horas hasta el arribo del próximo verosímil, resignada a perder, de tanto en tanto, el equipaje de las certezas lingüísticas, supuse que la ruta planeada resultaría en una fructífera narración, nutrida por la geografía norteña.

Nada sucedió como lo había previsto. El viaje se agrietó y por las fisuras nacieron cardones. Mi cuaderno se transformó en tierra, y me quedé viendo cómo se alejaba.

Acunada por el movimiento del ómnibus blanco, una mujer se durmió en mi hombro y me dejó sin palabras.

Fue la realidad, que no quiso adecuarse a la lógica de los párrafos.

Es cuestión de básica honestidad confesar que atravesé dudas, conflictos, me contradije y reconsideré la misma cosa incontables veces hasta encontrar el sentido de esta novela, y su auténtica relación con el viaje que le dio origen.

Respiré el viento de los camiones que pasaban cerca. Me acodé en mis rodillas para ver pasar gente desconocida. Descreí de las fotografías. Extrañé la línea argumental... Finalmente comprendí que esta novela solo podría ser la versión escrita de un camino impensado, de un plan fallido.

Un viaje, no. Un naufragio me trajo hasta esta página. Conocí Tilcara. Comí tortillas rellenas, me tropecé con una cruz caída, amanecí llorando (...).
Ondinas: Agua dijo:
La lluvia es agua que saltó al abismo.
El mar es agua bravía.
El llanto es agua picante
si baja por tus mejillas.

Agua con hueso es el hielo.
Agua rota, la cascada.
Agua obediente, el arroyo
que baja por las montañas.

¡Cuando el agua tiene sed
desaparece la playa!
Ondinas: El río estuvo allí (Historia en la confluencia) dijo:
Adela tenía sus manos para abanicarse el calor correntino. No se cubría la abundante cabellera enrulada que, por exigencia de los amos, ataba con fuerza.
Adela no tenía un rosario en el que hilvanar los padrenuestros. ¿Para qué? Ella tropezaba a diario con Dios y le sonreía.

Esa tarde, cuando abril era la mitad de un durazno y el sol la otra mitad, Adela Cabral lavaba ropa en el arroyo. Un piletón construido con piedras redondeadas retenía el agua y le daba espacio para refregar hasta los cortinados de la sala. De pronto, una sombra cubrió su espacio.
Presagio de carnaval: III dijo:
Una rama esperaba. Colque la alzó en defensa del único ser que lo había amado en aquella ciudad.
Entonces sí, los ángeles arabuceros encontraron suficiente motivo para el odio. Un boliviano los amenazaba blandiendo un pedazo de árbol.
Ángeles arabuceros pateando a un yuyero de Bolivia, en el vientre, en la cabeza, en la hombría. Ángeles arabuceros pateando sin piedad a un yuyero, ya roto.

Los arabuceros se habían ido. Pero el destino seguía en el baldío, mirando un estropicio de carne.
Colque encontró fuerzas para levantarse. Alzó a su perro, salió a la calle vacía. Caminó tambaleante en dirección a las luces de la plaza. Pero esa calle, como cualquier otra, desembocaba en la muerte.
Y era la muerte, aquella noche, lo más parecido a Tarabuco que Sabino Colque tenía a mano.
Relatos de los confines: Oficio de búhos dijo:
VUELVO A EMPEZAR.
Y debo decir mi nombre porque tratándose del Tiempo es más cierto que posible mentir, equivocarse. Que sea Nakín de los Búhos quien mienta y se equivoque, por si alguna vez fuera ella la que acierta.
Nakín de los Búhos es mi oficio. Y procuraré dar cuenta de la entronización de Misáianes. ¿Cómo ocurrió aquello? ¿Dónde comenzó? ¿Cuánto demoró Misáianes en lograr el tamaño suficiente para ocultar el sol?

(...)

Otro venerable tomó la palabra para preguntar: - ¿Son la misma cosa la irrealidad y la mentira? Cabeza Horadada sonrió. Era su tema favorito: - No, no lo son. No son la misma cosa. La mentira es procaz y fácil de destruir. Es una obra despreciable que cualquier necio puede llevar a cabo. La irrealidad es una obra poderosa capaz de cambiar las tierras, las ciudades y los mares. La irrealidad solo puede ser construida por un gigante.
Tiempo de Dragones: La profecía imperfecta dijo:
EL COMIENZO
Las profecías comienzan en el aliento de los dioses y toman forma en la palabra de los sabios. Primero es inspiración divina. Después, la gigantesca tarea de maestros versados en el arte de interpretar las señales, proyectas líneas entre la tierra y los astros, sumar las luces, restar las sombras. Y, así, conjeturar lo venidero. Lentos procesos que las generaciones reescriben o reinterpretan.
Pero una profecía nació de la imprudencia y la osadía de diecisiete monjes borrachos. Y condenados a muerte. Aquel aritificio ocurrió en Terentigani, año 870 del Calendario Quinto, con la rapidez del vino azucarado.
Ayer Liliana dejó este mundo. Marchó, pluma en mano, en una travesía incierta hacia otros sitios que la inspirarán por siempre.
Pero será imposible que nos abandone por completo. Vive. En cada párrafo, en cada estrofa, en cada palabra que dejó escrita. Vive. En la mente de cada lector que se zambulle en sus novelas. Vive. En el inconsciente colectivo, cada vez que alguien la menciona, cada vez que alguien lee su nombre, cada vez que llega al repertorio de un lector entusiasta atravesando las fronteras del tiempo y el espacio. Vive.




Liliana Bodoc, eterna.
 
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