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Lo sublime
El fenómeno de la conexión entre humanos y pokémon que hace emerger el despertar esper no es algo nuevo, más bien es algo de un pasado lejano.Muchos textos filosóficos de civilizaciones antiguas, hablaban del vínculo entre humanos y pokémon, que permite obtener más que un intercambio equivalente, algo superior a la suma de ambas partes.
Los pokémon son espectáculos de la naturaleza, los Gyarados titánicos, las tormentas arenosas de Tyranitar, el océano sacudido por Kyogre, un volcán en erupción por Entei, los agujeros negros de Guzzlord , los límites del espacio de Palkia, la percepción más alta del multiverso de Slowking.
Son cosas tan infinitamente y superiores a nosotros, que generan tanto un sentido negativo, porque somos inferiores como fenómeno, pero también un sentido positivo porque somos superiores como observador.
Somos diminutos frente a estas cosas, y al mismo tiempo somos gigantes en comparación a ellas, porque las comprendemos con nuestras mentes, mientras que ellas no piensan.
Ahí está el secreto del sublime: somos infinitamente pequeños y, precisamente por eso, infinitamente grandes.
Lo hermoso no está en las cosas. La montaña más grande no es más que un montón de piedras apiladas, no diferentes de las que se ve en cualquier lado.
Sino que lo sublime está dentro de nosotros, elevando las cosas materiales al nivel de nuestra racionalidad, y con el sentido del juicio podemos captar ese orden en el cosmos que escapa a la inteligencia, que requiere de un creador inteligente, lo sublime, precisamente.
Esa es la relación entre humanos y pokémon, dando origen a un fenómeno superior a la suma de ambas partes.
Eso es posible dado a las formas puras a priori de la nuestra mente, que es como un perfecto equilibrio del espíritu que no hace mucho por si mismo, pero refleja a la luz de los Pokémon volviéndose 100.000.
Eso explica la diferencia entre humanos y Pokémon, y al mismo tiempo la necesidad de nuestra unión para llegar al máximo potencial.