Parece mentira que a un perro cagando le entre fatiga, porque le gusta la mecha prendida, la gente anticuada, la gente despierta y la yema bien hecha, ni que estuviéramos en la guerra, hombre ya, y Javier Fernández de Punta Umbrik le gustaba como que un tetrabrick, con sus caras malhechas y aunque estuvieran cuadradas, seguro que le gusta hacerle la limonada, que buena pasada los días sabaneros, comiéndote un ron picado con hielo♪