A veces queremos reír, o llorar...; a veces queremos comer, o vomitar...; a veces queremos correr, o sentarnos en posición fetal...; pero, ¿Por qué? ¿Por qué existen los sentimientos? ¿Por qué aveces queremos reír, comer, llorar, gritar, y todo lo que termine en ar? ¿Y por qué..., por qué cada vez que sucede una tragedia, nos levantamos con más fuerza?
Esos son los sueños, los sueños nos hacen poder vivir, poder sentir, expresar y esparcir todo lo que llevamos dentro de nuestro ser, lo que somos, lo que nos diferencia de cada persona, los que nos hace ser uno, entre más de miles, de millones, de billones...
Los sueños son lo que hacen que todos nos levantemos cada día con ánimos de vivir, de sentir todas las emociones que yacen dentro de nosotros. Son los que nos hacen ir al colegio o universidad con la esperanza de, que algún día, seamos de utilidad para los que amamos y de los que nos necesitan.
Pero..., si la vida depende de un sueño, ¿Que sucede con los que no sueñan? ¿Los que no tienen una meta en la vida? ¿Los que están indecisos a la hora de escoger que ser en la vida? Pues ellos solo tienen dos opciones.
Uno, perderse en el abismo del olvido, no ser nadie en la sociedad. Vacío interior, eso es lo único que podrán sentir, el sentimiento de no ser útil para nadie, ni para ellos mismos. El sentimiento de desperdiciar comida, bebida, hospedaje..., en vez de dárselos a alguien que si tenga sueños, pero que no pueda cumplirlos.
Esa es una de las opciones, pero, la numero dos, es totalmente diferente; muy simple: Soñar, con un sueño. Soñar con la posibilidad de encontrar tu razón de ser, tu razón de existir, tu razón de ser el espermatozoide más rápido, de pasar nueve meses en el útero de tu madre, del sufrimiento inefable de ella a la hora del parto, y muchas otras cosas. Tu razón de vivir.
Si no tienes ningún sueño, sueña con tenerlo; así tal vez, algún día, te sientas satisfecho de no haber abandonado y seguir persiguiendo el sueño de la vida...
Esos son los sueños, los sueños nos hacen poder vivir, poder sentir, expresar y esparcir todo lo que llevamos dentro de nuestro ser, lo que somos, lo que nos diferencia de cada persona, los que nos hace ser uno, entre más de miles, de millones, de billones...
Los sueños son lo que hacen que todos nos levantemos cada día con ánimos de vivir, de sentir todas las emociones que yacen dentro de nosotros. Son los que nos hacen ir al colegio o universidad con la esperanza de, que algún día, seamos de utilidad para los que amamos y de los que nos necesitan.
Pero..., si la vida depende de un sueño, ¿Que sucede con los que no sueñan? ¿Los que no tienen una meta en la vida? ¿Los que están indecisos a la hora de escoger que ser en la vida? Pues ellos solo tienen dos opciones.
Uno, perderse en el abismo del olvido, no ser nadie en la sociedad. Vacío interior, eso es lo único que podrán sentir, el sentimiento de no ser útil para nadie, ni para ellos mismos. El sentimiento de desperdiciar comida, bebida, hospedaje..., en vez de dárselos a alguien que si tenga sueños, pero que no pueda cumplirlos.
Esa es una de las opciones, pero, la numero dos, es totalmente diferente; muy simple: Soñar, con un sueño. Soñar con la posibilidad de encontrar tu razón de ser, tu razón de existir, tu razón de ser el espermatozoide más rápido, de pasar nueve meses en el útero de tu madre, del sufrimiento inefable de ella a la hora del parto, y muchas otras cosas. Tu razón de vivir.
Si no tienes ningún sueño, sueña con tenerlo; así tal vez, algún día, te sientas satisfecho de no haber abandonado y seguir persiguiendo el sueño de la vida...