Tú me hiciste sentir que no valía, y mis lágrimas cayeron a tus pies... Me miraba en el espejo y no me hallaba, yo era sólo lo que tú querías ver...
Y me solté el cabello, me vestí de reina, me puse tacones, me pinté y era bella. Caminé hasta la puerta, te escuché gritarme, pero tus cadenas ya no pueden pararme. Y miré la noche y ya no era oscura, era de lentejuelas.